viernes, 6 de mayo de 2022

Escapada por el sur de Francia (región de Occitania) y norte de España (Cabo de Creus, Girona) Abril/mayo 22

Un buen momento primaveral para hacer algunas escapadas por el sur de Francia, aprovechando la ocasión que estaremos por Barcelona. 

Durante estos cuatro días, nos quedaremos con dos de ellos por la región de Occitania en Francia, y los otros dos por la zona costera de Cataluña, el Cabo de Creus, en Girona y por último Barcelona.

Partiendo siempre de Barcelona, recorreremos unos mil kilómetros de hermosos paisajes por los castillos cátaros de Occitania y zonas costeras entre Francia y España, siendo Collioure en Francia y Cadaqués en España, dos joyas costeras imprescindibles de ver si se está por esta zona. 

Antes de empezar con este reportaje, ahí va una pequeña muestra de los lugares que pudimos visitar:  

Francia (región de Occitania)

Carcasona




Narbona




Castillo de Peyrepertuse




Collioure




España (Cabo de Creus, Girona) 

Monasterio de Sant Pere de Rodes




Cadaqués




Port de la Selva




Empecemos...

Aunque al principio, la previsión meteorológica no era lo bastante buena que nosotros hubiéramos querido, según se acercaron esas fechas de finales de abril, las nubes negras amenazantes de agua se fueron yendo para otras zonas de Europa, y por suerte, al final nos hizo un tiempo estupendo: mucho sol y temperaturas muy agradables.

En esta escapada nos daremos cita cuatro compañeros del club: Rosa e Irene, Julio y el que escribe (Antonio). Ahí estamos inmortalizados en la balconada del monasterio de Sant Pere de Rodes.


Tal como dije anteriormente, fueron cuatro los días que dedicamos a esta escapada, repartidos de la forma siguiente:

Día 1: Vuelo Sevilla-Barcelona. En Francia: Collioure y  Narbona. Dormir en Narbona. 
Día 2: Carcasonna y castillo de Peyrepertuse. Dormir en Barcelona
Día 3: En España: Monasterio de Sant Pere de Rodes, Port de la Selva y Cadaqués. 
Día 4: Relax en Barcelona
Día 5: Vuelo Barcelona-Sevilla

Y ahí los mapas de nuestro recorrido...

Por Francia


Por España



Día 1: Collioure y Narbona

Nuestro avión de Rynair fue muy madrugador, a las 6:40 ya estábamos volando con dirección a Barcelona, y poco después de las 8:30 ya estábamos en la autopista con dirección a la frontera francesa, para poco después de pasarla llegar a nuestro primer destino del día Collioure, a solo 30 kilómetros.


Collioure


Esta hermosa comuna francesa perteneciente al departamento de los Pirineos Orientales, antaño entonces a la histórica comarca del Rosellón. Aquí falleció el poeta Antonio Machado en su exilio y aquí fue enterrado en su antiguo cementerio.

El Rosellón fue siempre un territorio en disputa entre Francia y los reinos de Aragón y Mallorca, por lo que toda esta zona tiene un fuerte sentimiento catalán. Al igual, en esta zona fronteriza vio como decenas de miles de republicanos  huían de la guerra Civil y del Franquismo.


Una pintoresca ensenada hace de abrigo a Collioure. 
Las fachadas de las casas de muchos colores en la misma orilla del mar, y estrechas callejuelas que suben hacia el monte y bajan con dirección al mar.


Lugar en donde muchos pintores y otros tantos artistas fueron cautivados por su belleza, por su luz junto al mar y por su tranquilidad bohemia, aunque hoy en día es visitadas por miles de viajeros procedentes de muchos puntos de Europa.


Detrás de la iglesia se encuentra el camino que lleva primero hasta la capilla de San Vicente y después hasta el faro. 


Recomendable llegar hasta él para disfrutar de unas espectaculares vistas, en donde se puede ver todo su esplendor: la iglesia, el fuerte de San Telmo, el castillo Real, las playas,  y detrás de todo ello las montañas le dan el toque perfecto.
¡Guau, que vistas!




Desde este rinconcito de la villa, y viendo revolotear sobre nuestras cabezas las muchas gaviotas que por aquí rondan, el lugar es perfecto para echar algunos minutos de relax, sentados sobre la misma roca en la que está emplazada esta pequeña capilla. 




Nos adentramos ahora por el barrio de pescadores, callejuelas estrechas repletas de tiendecitas y galerías de arte. Una explosión de colores frente a nosotros según la vamos recorriendo. 


A cada paso que damos nos tenemos que detener, son muchas las galerías de arte en este pintoresco barrio. Cuadros muy originales algunos, otros con precios bastantes altos, pero hay de todo...


Y seguimos paseando. En algunas callejuelas son varias las escaleras que nos suben a la parte más alta del pueblo, estas decoradas con plantas y macetones que de algún modo embellecen aún más el lugar.


Entre fachada y fachada han colocado un pequeño arco, por ahí subimos...


Este barrio de Meuré, es sin duda el más encantador de todo Collioure, que aunque inicialmente se construyó para albergar la guarnición del fuerte mirador, fueron los pescadores los que se instalaron en estas callejuelas.
 

Resulta curioso, que a pesar de ser un pueblo costero, típico del mediterráneo, las fachadas de sus casas no son de color blanco, sino todo lo contrario, colores amarillentos, verdes, anaranjados, y de otros tantos colores.


Nos trasladamos ahora al otro extremos del pueblo, y para ello lo hacemos caminando junto a la orilla del mar, por detrás del Castillo Real. 
De nuevo, frente a nosotros hermosas vistas de toda la zona, pudiendo contemplar allá en el monte el molino de viento que según he podido leer todavía se sigue utilizando para moler las aceitunas de los alrededores.



Son las dos de la tarde, no nos queremos entretener mucho en comer, así que improvisamos una comida rápida en un kebaps y unos bocatas, que por cierto yo me lucí, enseguida.




Y ya de regreso a nuestro coche hicimos una parada en el antiguo cementerio para ver la tumba de Antonio Machado, en el que pudimos leer:

<<Y cuando llegue el día del último viaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo como los hijos de la mar>>


Para nuestro siguiente destino Narbona, situado a unos 100 kilómetros al norte, habíamos reservado un apartamento (Gare Capitole) para pasar esa noche, así que el dueño nos envió información de como acceder a el a través de un código en la puerta de la calle, e incluso otro para recoger las llaves, pues allá vamos a Narbona, que hemos quedado sobre las cinco de la tarde.

Narbona

Hora sueca, llegamos, son las 16:50, y tal como nos dijo Whily, el dueño del apartamento, junto a este estaba nuestro aparcamiento. 
Típico edificio de tres plantas con cierta antigüedad, y que los propietarios aprovechan para reformar y alquilarlo como apartamento turístico. No estaba mal, en cuanto a su calidad-precio, y además muy cerca del centro, aunque eso si, una tercera planta sin ascensor y con escalera estrecha, para  nosotros no era problema, lo aviso por si alguien lee esto y lo quisiera alquilar.




El tiempo justo de dejar nuestros bártulos y a patear Narbona...


Cuando ya decidimos de que uno de los lugares que visitaríamos sería Narbona, empecé a recabar información sobre esta ciudad, y uno de los enlaces que puede leer decía: "Un paseo por la Roma francesa", un poco exagerado me pareció...
Desde mi punto de vista, no es para tirar cohetes, aunque si se está por la zona, merece la pena visitarla, tiene algunos rincones interesantes: la catedral gótica de Narbona, el puente de los Mercaderes, el palacio de los arzobispos, el Horreum romano (no llegamos a entrar), un curioso banco gigante, el mayor del mundo, el canal de la Robine y un paseo agradable por las orillas de este canal y por su casco histórico.

Empezaremos el recorrido por la catedral de San Justo y San Pastor, a solo diez minutos de nuestro apartamento, fácil de llegar.


Para llegar a ella, echamos mano del mapa para ver nuestra ubicación, simplemente tendremos que llegar a una plaza y toda la calle hacia arriba, ya se adentra en el casco histórico.


De frente un arco, con la loba Luperca que según la mitología romana amamantó a Romulo y Remo, fundadores de Roma, cuando el rey Amulio mandó que los matara.


Consagrada a los santos Justo y Pastor, esta catedral gótica se empezó a construir en 1272, sin llegar a concluirse, por el maestro Jean Deschamps. El exterior del templo es imponente y macizo; sus muros y torres de aspecto defensivo, u así fue efectivamente, ya que se utilizó como protectores de la ciudad de varios ataques. 

 

El interior muestra un estilo eclesiástico de diferentes épocas entre los que destacan las espectaculares y bellas  vidrieras de los siglos XIV y XV y el gran órgano del siglo XVIII. Además destaca por su belleza el baldaquino del altar mayor, me mármol de caunes y bronce dorado construidos entre 1673 y 1703 


Y como no suele faltar en ninguna catedral, las gárgolas y sus pequeños acompañantes que sobresalen en las paredes de dicho templo que, como pequeños diablillos muestran sus caras más sorprendentes.  


Y justo a la espalda del templo nos encontramos con un curioso banco, según pude leer, el mayor del mundo. Curiosa la sensación cuando en él estamos sentados.
¡Que pequeñajos nos veíamos!


De una postura, y de otra, y de otra más...
¡Ya vale!



Nos acercamos ahora al curioso puente de los mercaderes. Por un instante, nos recuerda al Ponte Vecchio de Florencia, aunque solo un ligeramente parecido, en cuanto a la peculiaridad de, sobre él, que hayan construido algunos edificios.

Puente de los mercaderes


Muy cerca de la catedral, llegamos al canal de la Robine, y aquí ya podemos disfrutar de este curioso puente, visto desde los dos frentes.


Atravesaremos sobre el por una  calle repleta de tiendas de ropa, joyería y de souvenirs...




Y de nuevo nos trasladamos, muy cerca igualmente, junto a la catedral, para ver el Palacio de los Arzobispos. Es un conjunto monumental formado por el Palacio Viejo, las torres de la Magdalena y San Marcial, formando un complejo excepcional, con muestras de arquitectura carolingia, románica, gótica y renacentista.



Unida por un arco se encuentran las torres de la Magdalena y San Marcial, ambas del siglo XIV.
Y por otra parte la torre de Gil Aicelin, edificada entre 1290 y 1311 que tiene una altura de 40 metros.


El conjunto pasó a ser propiedad nacional durante la Revolución Francesa, y fue comprado por la villa a los arzobispos en 1840.



En el mismo centro de la plaza podemos observar en el suelo, ya que esta plaza es peatonal, en la que otros tiempo se celebraba el mercado, se encuentran los restos de la antigua Vía Domitia, calzada que unía Italia con España en el el siglo II antes de nuestra era.  


Hora del café, callejeamos y nos dirigimos hacia una coqueta cafetería-pastelería Delice Cake, que ya puede ojear cuando preparamos el viaje.


Son las seis de la tarde, y por un momento nos olvidamos que estábamos en Francia, a esta hora ya se hace tarde para tomar café, están cerrando, y los franceses, en poco más de una hora ya están pensando en cenar, así que solo pudimos entrar un momento dentro y ojear un poco.



Pues sí, muy coqueta, parecía un museo de dulces muy bien decorado, y con los precios bastante altos.



Nos dirigimos de nuevo al canal de la Robine, para pasear junto a sus orillas...


Este canal tiene una longitud de 32 kilómetros y comienza en su punto más alto del río Aude. Siendo este un ramal lateral del canal de Midi, ambos declarados Patrimonios de la Humanidad por la Unesco.


Desde uno de sus puentes podemos disfrutar de hermosas vistas del conjunto monumental de Narbona... 


Y junto a este también podemos encontrar el mercado de abastos, que aunque en algunas guías nos decían que era interesante visitarlo, cuando nosotros llegamos por la tarde, ya estaba cerrado.


Un relajado paseo junto al canal, desde donde pudimos comprobar los muchos barquitos allí existentes, habilitados como residencia permanentes en donde vivir.
Hay varios con banderas canadiense, inglesa, americana...


Al igual, muchas casas señoriales, junto al canal...


Son las siete y media de la tarde, ¿Que hacemos? buscamos algo para cenar, ¡uf, demasiado pronto!, así que decidimos ir callejeando dirección a nuestro apartamento... 



Y cerca de él, una pizzería.
Pues ya tenemos la cena servida, a por ella, con unas cervezas muy fresquitas.


Hasta mañana, que madrugaremos para aprovechar el día, a pesar de que solo 60 kilómetros son los que separan de nuestro siguiente destino, Carcasonna.

Día 2: Carcasonna y castillo de Peyrepertuse


Ya hacía tiempo que soñaba con visitar esta ciudad, estas imágenes y unos de los lugares más visitados de Francia. Ya hace años tuve la oportunidad de viajar a esta zona, pero por motivos personales de última hora, se tuvo que anular.



Aparcamos muy cerca del río, con muchos hueco donde poderlo hacer. De entrada, no ahorraremos todo lo que se paga en los parking mas cerca de la Ciudadela.
Y a los 10 minutos llegamos a una de las vistas más impresionantes de Carcasonna. Frente a nosotros, la gran muralla junto con la ciudadela y el puente romano que nos accede a ella y, por debajo fluye el río Aude, para que de este modo darnos un cuadro perfecto. 


Y poco a poco nos acercamos a esta encantadora y hermosa ciudad...

Situada sobre la cima de una colina, Carcasonna fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1997, famosa por su formidable ciudadela muy bien conservada, la Cité, con varias torres de observación y fortificaciones de murallas dobles. Y dentro de la Cité, el castillo, Chateau Comtal, del siglo XII.
Las primeras murallas se construyeron en la época galo-romana y se hicieron importantes adicciones en los siglos XIII y XIV.


Accedemos por una de las calles adyacentes, en donde todo el tiempo, de frente, no dejamos de maravillarnos del enclave de esta ciudadela.


Y tras otros quince minutos más, cuesta arriba, por fin llegamos.
¡Impresionantes los torreones que adornan las murallas!


Un poco de historia antes de empezar la visita:
El acontecimiento histórico que marcó la historia de esta ciudad fue la cruzada albigense contra el catarismo, doctrina religiosa que habría abrazado el vizconde Raimundo Roger Tranvaquel. Los cruzados, liderados por Simón de Montfort, tomaron la ciudad en 1209, tras quince días de asedio. Más tarde hubo varios intentos cátaros para recuperarla, pero en 1247 los trencavel se rindieron definitivamente y la realeza francesa se anexionó Carcasonna.



La entrada a la ciudadela la haremos por la más habitual, concurrida y la más bonita, la puerta de Narbona, también conocida como la puerta de la muerte, ya que en este lugar es en donde los enemigos morían al quedar encerrados entre las dos puertas que separan la doble muralla, y los soldados desde lo alto de las murallas los atacaban sin cesar.


Por suerte hemos llegado temprano, no son todavía las diez de la mañana, y no hay demasiado turista todavía por las callejuelas...mas tarde será intransitable.



Tiendas, tiendas y más tiendas de recuerdos. Bares con bebidas y comidas para llevar, y más tiendas. En fin, lo típico en estos lugares tan tremendamente turísticos.


Al poco de empezar a subir por las callejuelas llegamos a la entrada del castillo, por un momento sopesamos si merecería la pena acceder a él, al final lo descartamos, son muchas las cosas para ver en la ciudadela, con ello, creemos que será más que suficiente.


Y llegamos a un encantador rinconcito desde donde podíamos ver la entrada al castillo después de atravesar un pequeño puente. Y como era natural, ahí nos inmortalizamos... 


Ya cerca de la basílica de Saint Nazarie y junto al hotel de la villa, nos sorprende la fachada de una de las casas que a su vez hace de esquina entre otras dos callejuelas. Con entramados de madera y aleros voladizos se mantiene aún en pie, creando un bonito rincón. 


La basílica de Saint Nazarie es una iglesia románica cuya parte más antigua se remonta al siglo XI. En ese emplazamiento se levantaba originalmente una catedral de estilo carolingia de la cual no queda ningún vestigio. La basílica fue ampliada entre los años 1269 y 1330, ya en el gótico importado por los nuevos dueños de la región provenientes del norte de Francia.



En el interior de la basílica de estilo gótico y románico, destacan sobre todo las vidrieras del siglo XIII y XIV, y que representan escenas de la vida de Cristo y de sus apóstoles. 


Seguimos callejeando y llegamos a una pequeña plazuela en donde se encuentran el pozo grande y el pozo chico "Le grand puits et le petit puits" los dos pozos que alimentaban de agua a la ciudad. El grande era el más antiguo y data del siglo XIV, y en el, según contaba la leyenda se encontraba escondido un tesoro, pero en 1910 una excavación arqueológica desmintió tal tesoro 


Seguimos callejeando y remontándonos por un momento a la Edad Media, y no es de extrañar, ya que esta ciudadela está considerada como la mayor de toda Europa.




Y ahora tocaba salir hacia el exterior de las murallas por una de las puertas para poder disfrutar igualmente de unas excelentes vistas de la misma y del resto de Carcasona, allá abajo.



Las torres puntiagudas resaltan tras las dobles murallas de este impresionante testigo de la época medieval...


Son cuatro las puertas de esta ciudadela, nosotros entraremos y saldremos por toda ellas, según vayamos recorriendo toda la muralla: 1-Puerta de Narbona, 2-Puerta del Aude, 3- Puerta de Rodez, 
4-Puerta de Saint Nazarie



Rodeada por una doble muralla de tres kilómetros de longitud y 52 torres, destacan sobre todo la torre de Saint Nazaire, la torre del tesoro, la torre de la Justicia y la torre del Obispo.


Pues allá vamos a no parar y a recorrer todo este precioso enclave y esta formidable ciudadela...




Ahora ya es cuestión de disfrutar y dejar que la cámara vaya cogiendo todos esos encuadres fotogénicos, y que puedo asegurar que son muchísimos...




Y a veces incluso tengo que trepar por las paredes para poder pillar el mejor encuadre...



Y de este este modo damos por finalizada nuestra visita a Carcasona, tras unas cinco horas callejeando y disfrutando de esta bella ciudadela. 


Y ponemos rumbo hacia los castillos cátaros, concretamente al castillo de Peyrepertuse y de paso también, y sin llegar a el, el castillo de Queribus

Castillo de Peyrepertuse


Por delante tendremos unos 90 kilómetros hasta llegar, y tardaremos unas dos horas, con esto ya nos podremos imaginar que la ruta hasta llegar a el, estará cargado de curvas y más curvas en un enclave montañoso y con un paisaje de ensueño.

Los cinco hijos de Carcasona

Así se le conocían a las cinco fortificaciones que se erigían macizas frente al enemigo para aplacar el ardor del Reino de Aragón ante esta línea de frente  infranqueable. Las fortificaciones de Peyrepertuse, Queribus, Aguilar, Termes y Puilaurens protegían a Carrcasona, de ahí los cinco hijos de Carcasona.

Allá vamos...


Entre montañas y prados asoman pequeñas poblaciones, algunas casi escondidas en los mapas. Algunas de ellas, como parte de la población, su castillo.

Y poco a poco nos acercamos al gran peñón en el que se encuentra el castillo de Peyrepertuse...


Desde lejos no se aprecia muy bien que la fortaleza de Peryepertuse forma parte de una cresta rocosa que se eleva a 300 metros de altitud, con la forma de un gigantesco navío, ocupando la misma superficie que la ciudadela de Carcasona.



Una vez que llegamos arriba, aparcamos en el parking y pagamos la entrada (7 €), y ahora tocaba subir por un pequeño sendero, y que en 15 minutos llegamos en plan tranquilo y disfrutón.



El sendero bordea el acantilado y pasa por debajo del primer recinto que proporciona a Peyrepertuse su forma tan particular. Terminando esta muralla en un espolón, una estructura muy afilada y visible desde este lugar.


Y llegamos...
 


Una vez dentro de la fortificación nos iremos moviendo por cada una de las estancias...


Un castellano, un sargento, un vigilante, un portero, un capellán y perros: esta era la guarnición en 1302. En el siglo XIV era la gente del lugar la que vigilaba la fortaleza: paisanos, artesanos...Además de ser remunerados por el Rey, estaban exentos de pagar tasas e impuestos. Por eso se le conocía como los "morte-payes" un cargo lucrativo que pronto se convirtió en hereditario. 



La larga muralla está defendida por un camino de ronda que corta la entrada en el espolón con 120 metros de largo. Este era el lugar de los vigilantes, donde podían detectar cualquier movimiento de lejos o en el camino. 


Las dos torres abiertas a la garganta escondían una peligrosa acogida a los asaltantes, si la envestían los soldados de enfrente, o del castillo bajo los alcanzarían fácilmente.




En el último tramo, y para llegar al espolón más rocoso han construido unas escaleras algo empinadas para poder llegar.



Y tras disfrutar de las vistas durante un buen rato y viendo allá a lo lejos el castillo de Queribus empezamos de nuevo a bajar...




Una vez abajo preparamos los bocatas que habíamos comprado en el super y a comer en este restaurante de lujo, al fresquito y a la sombra, y con un banco incluido.
¡Y allá arriba de donde venimos, el castillo de Perypertuse!


Ponemos rumbo hacia Barcelona, por delante tendremos 240 kilómetros y tres horas para llegar...


Pero antes haremos una pequeña parada para, al menos ver desde lejos el castillo de Queribu que, aunque no era mucha la distancia que nos separaba de el por la carretera, había que desviarse, y no queríamos que nos cayera la noche por la carretera.


Fin de la jornada llegando a Barcelona a las 20:45.

Día 3: Monasterio de Sant Pere de Rodes, Port de la Selva y Cadaqués


Hoy tocaba poner rumbo hacia el cabo de Creus, ya cerca de la frontera francesa, y perteneciendo este a la comarca de el Alt Empordá, en la provincia de Girona. Serán 160 kilómetros los que tendremos por delante hasta llegar a nuestro primer destino, el Monasterio de San Pere de Rodes.


El paisaje costero de la Costa Brava por esta zona: Llança, Port de la Selva, Cadaqués...me hizo retroceder exactamente 43 años, cuando ya estuve mochileando por aquí.


El Monasterio d Sant Pere de Rodes se levanta en una de las cimas de la Sierra de Rodes, una cadena en primera línea del mar al norte del Alt Empordá. Es uno de los numerosos testigos de la arquitectura románica catalana, pero quizás es uno de los más sofisticados arquitectónicamente.  


Desde el siglo XI hasta el XIV fie el principal centro espiritual del condado de Empuries y su esplendor se muestra en las grandes dimensiones del conjunto monacal.


Este está formado por la iglesia, el campanario, el claustro, las sacristías, las dependencias para vivir y el palacio del Abad.


El monasterio está construido en terrazas para adaptarse al terreno y los diversos edificios se organizan en torno al claustro y la iglesia., levantada entre los siglos X y XI.





Bodega utilizada en el siglo XVII en pleno auge del cultivo de la viña


El claustro se divide en dos niveles, inferior y superior. El inferior del siglo XI es un espacio porticado que se soterró para construir uno más grande  y que no fue descubierto hasta el año 1989.


El claustro superior, edificado en el siglo XII, era el corazón del monasterio y allí se encontraban algunas de las mejores muestras de columnas y capiteles.


El claustro superior está rodeado por algunas de las antiguas dependencias de los monjes. 



Desde el monasterio se puede disfrutar de una de las mejores  vistas del Cabo de Creus.
Justo al lado de monasterio se encuentra los restos del pueblo medieval de Santa Creu de Rodes, a donde nos dirigiremos ahora. 


Este poblado se desarrolló economicamente gracias al monasterio y que alcanzó su mayor esplendor en los siglo XIX y XV.


Empezamos a subir por unas escaleras y, que en cinco minutos nos accederá hacia este poblado, en el que sobre todo, podremos disfrutar de unas excelentes vistas de la costas y de las montañas.




El poblado prácticamente está en ruinas, solo quedan algunos restos de sus estancias, pero sin embargo la iglesia si sigue manteniéndose en pie.





Justo encima de esta iglesia hay un mirador, y que mirador, no pudo escogerse un lugar más privilegiado que ese para bombardear la cámara con imágenes.



Damos por finalizada nuestra vista y para ello salimos por uno de los arcos de la entrada al poblado. Bajando por un senderillo, llegamos a nuestro aparcamiento.

Ponemos rumbo ahora a Port de la Selva, allá abajo en la costa a solo 8 kilómetros, pero kilómetros de bajada con muchas curvas, ya que el desnivel que tendremos que bajar es considerable.


La idea principal de llegar aquí, era el pasear en plan tranquilo por su costa, relajados y sin prisas.


Para ello, una vez que entramos en el pueblo y aparcamos nos dirigimos por su paseo marítimo buscando como primer objetivo un buen restaurante donde comer, hoy sería el día del homenaje de este bonito, corto pero intenso viaje.


Una vez que llegamos a la zona del puerto empezamos a buscar y buscar, casi todos estaban con reserva, pero la suerte estaba con nosotros...


Entramos en el restaurante Racó del mar con unas vistas alucinantes hacia el mar, nos quedamos en esa terraza, en donde además de ver los exquisitos platos que nos pudimos comer, también miramos hacia el puerto, hacia la playa, hacia el mar, con unas fantásticas vistas.


Son las casi las cuatro de la tarde y hace calor mucho calor, pocas ganas teníamos de visitar el pueblo, así que decidimos mejor pasear por Cadaqués, que seguro que nos aportaría mucho más. 



Y de nuevo hacia la costa pero poniendo rumbo hacia nuestro coche, y posteriormente a la cercana población de Cadaqués





Cadaqués



Cuando nombramos la palabra, Cadaqués, de forma casi instantánea aparece el nombre de un pintor. Sí, un pintor extravagante, estrambótico, pero un verdadero artista, un genio.
Dalí fijó aquí su residencia y dejó su huella para siempre ... 


Estamos hablando de uno de los pueblos más bonitos de España, y por supuesto también de Cataluña. Venir a la Costa Brava significa ver y disfrutar de esta luz, de esta blancura y de este rincón casi ya perdido en las últimas estribaciones del cabo de Creus.


Son muchas las curvas que tendremos que bajar hasta llegar a el, y una vez que llegamos, nos damos cuenta que sobradamente ha merecido la pena este calvario de coches que suben y bajan sin cesar. Estamos en uno de los lugares de Girona con más turismo: nacional y extranjero, turistas y Hippies, familias enteras, parejas de enamorados...Aquí todo vale.


Solo hay una carretera que accede a Cadaqués, solo un camino y, cuando ahora estuve allí, mi mente se trasladó 43 años atrás, siendo un chaval de 19 años, y ese mismo camino, esa misma carretera con un asfalto casi inexistente, ya la pude coger, pero en aquella ocasión bajaba andando y con un mochilón en la espalda con todo lo necesario para viajar durante un mes por la costa mediterránea.


Una vez abajo, lo mejor es aparcar en el parking, adentrarse en coche por el laberinto de callejuelas no sería buena idea.


Y ahora tocaba pasear y pasear tranquilamente bajo este intenso sol primaveral, de extremo a extremo nos iremos moviendo. Hay gente, mucha gente proveniente de aquí, de allá, del interior, de la costa, de más allá de nuestras fronteras... Repito, nadie viene a esta zona de la Costa Brava, y se queda sin ver Cadaqués. 


Según escribo este relato, 9 de mayo, caigo en la cuenta de que este genio nació un 11 de mayo de aquel remoto año 1904, con lo que pasado mañana cumpliría 118 años. ¡Que genio!
Me viene a la mente algunas famosas frases de este gran personaje ,y que sin lugar a dudas, son para enmarcar, como por ejemplo:
-Solo hay dos cosas malas que te pueden pasar en la vida: ser Pablo Picasso o no ser Salvador Dalí
-Picasso es un genio. Yo también. Picasso es comunista. Yo tampoco.
-Si yo fuera menos inteligente, indiscutiblemente pintaría mucho mejor
Y más...



Mires hacia donde mires, mi cámara tiene que disparar...


Y alguna de esas instantáneas también caen para nosotros...



Y paseando y paseando llegamos al final de la costa que abarca a Cadaqués...



Estamos totalmente inspirados, así que Rosa e Irene bajan hacia la costa y se ponen a bailar al son de una canción muy marchosa. Claro que si, hay que divertirse.





Y tras un buen café en una de las muchas terrazas existentes por esta costa, nos movemos ahora por el interior, y para ello nos dirigiremos con dirección a la iglesia, adentrándonos por una de las callejuelas con un arco.


Y de nuevo me viene a la mente, aquella sentada hippie con mi amigo Carlos en este mismo lugar...

No me he podido resistir, ahí va Julio 1979



Callejuelas que suben y bajan en este laberinto de fachadas encaladas... 


Y tras otro buen rato callejeando, dimos por finalizada nuestra visita a Cadaqués, y pusimos rumbo hacia Barcelona.





Día 4: Relax en Barcelona

Día 5: Vuelta a Sevilla
Nuestro avión salía a las 8:30 con lo que madrugón, aeropuerto, controles y llegada a Sevilla a las 10:20. Y aquí damos por finalizada esta escapada de 4-5 días y esperando que venga el próximo que seguro será muy pronto.

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