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domingo, 18 de febrero de 2024

Viaje por Argelia (Enero/24)




Introducción

Antes de empezar con este trepidante recorrido por tierras del Magreb, una breve mirada a través de varias imágenes para que, poco a poco nos vayamos adentrándonos en este maravilloso mundo de cultura bereber y tuareg, rodeado de hermosos paisajes de desiertos y montañas de color rojizo.











Aquí empieza una nueva aventura por dos países muy cercanos a nuestro territorio español pero muy lejos en el terreno cultural y religioso y por supuesto también paisajístico: Argelia (el gran desconocido y poco visitado y sobre todo el sur, limítrofe con Níger y Libia, zona de desiertos infinitos y paisajes idílicos) y Túnez ya más turístico y quizás el más occidentalizado de todo el Magreb.

Para situarnos en el mapa




El Magreb “lugar por donde se pone el sol”, también conocido como noroeste de África, Magreb árabe o Berbería, siendo esta una subregión del norte de África que es la parte occidental del mundo árabe.

La región incluye a Argelia, Libia, Mauritania, Marruecos y Túnez, siendo todos estos Estados miembros de la Unión del Magreb Árabe (UMA) con más de 100 millones de habitantes.

El Magreb generalmente se define como gran parte del norte de África, incluida una gran parte del desierto del Sahara de África, pero excluye Egipto y Sudán, que se consideran en el Máshrek, la parte oriental del mundo árabe.


En este libro solo se hablará de Argelia y Túnez, ambos visitados de forma muy diferente. El otro que ya conocía, Marruecos, lo pude visitar en cinco ocasiones, recorriéndolo de norte a sur y de este a oeste, subiendo las montañas del Atlas y las dunas del Erg Chebi, recorriendo parte de sus costas y ciudades imperiales, pero todo esto ya fueron escritos en libros anteriores, con lo que me centraré en Argelia y Túnez, y pendiente de visitar los otros dos países: Libia (complicado visitar por sus conflictos internos) y Mauritania (algún día caerá).

Argelia lo hice en el mes de enero con la agencia mochilera “Paso Noroeste” que ya lo conocía de cuando fui a Kirguistán. El recorrido sería de 13 días, centrándonos sobre todo en el sur del país, en el Parque Nacional Tassili N’Ajer cerca de Djanet, recorriendo el desierto en nueve jornadas y un grupo de seis participantes.
Por otra parte Túnez le dedique una escapada de ocho días por libre y con Rosa en el mes de abril, centrándonos sobre todo en la zona centro y sur del país, visitando algunas de sus ciudades, sin pasar al sur, zona del desierto.

Argelia

Introducción


Argelia fue una gran sorpresa, no lo tenía en mi agenda como destino más cercano, pero al verlo en la programación de “el Paso Noroeste”, rápidamente me enganchó, ya que sería un viaje totalmente diferente a otros tantos que ya había realizado. Pasar nueve noches en tienda de campaña por el desierto, me atrajo, así que contacté con ellos y reservé. Partiríamos en enero, con una duración de 13 días, de los cuales, los otros 3 restantes estarían dedicados a la capital, Argel y algunas zonas de la costa como Tipaza y al Mausoleo Real de Mauritania, ambos declarados como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Pudimos conocer de cerca la cultura tuareg desde la ciudad d D’Janet en el sur del país, ya haciendo frontera con Níger y Libia.


Nuestro grupo estaba formado por seis miembros, además de nuestro coordinador, en total siete, todos con mucha experiencia viajera. A Saber: Jesús de Ciudad Real, Violeta de Bilbao, Matías de Almería, Carlos de Castellón, Carlos Javier de Bilbao y yo Antonio de Sevilla. José sería nuestro coordinador, también de Bilbao.  


Nuestra expedición estaría formada por tres vehículos, dos 4x4 en donde estaríamos distribuidos con tres y cuatro participantes, los dos conductores y nuestro guía local de la agencia “Agence Zelouaz Voyages Djanet”, además una pickup con dos cocineros que se encargarían de todo lo relacionado con la logística de alimentación, y que sería mucho a tener en cuenta, ya que serían 10 días los que estaríamos por el desierto, exceptuando alguna escapada a la ciudad de Djanet.



Serán 1200 kilómetros los que recorremos durante estas diez jornadas, atravesaremos el desierto formado por el Parque Nacional Tassili N’Ajer y la cadena montañosa del Tadrart, en el sureste del país, lindando ya con las fronteras de Libia y Níger.
Exceptuando una noche que dormiremos en cabañas en el oasis de Ihrir, el resto de días lo haremos montando y desmontando nuestras tiendas, aceptando con naturalidad las  inclemencias   del   tiempo,  tales 
como el fuerte viento y el frío nocturno; además una higiene muy limitada, al no podernos duchar en estos días, salvo uno de ellos que pudimos hacerlo en Djanet.





Al estar todos los días montando y desmontando las tiendas, rutas a pie por el desierto, kilómetros y kilómetros de caminos (algunos con grandes socavones que nos obligaba casi a parar los vehículos), dunas, carreteras, higiene limitada, arena y más arena…
Todo esto podría ser un inconveniente para poder disfrutar de la ruta, y aunque es verdad que podría ser un poco duro para algunos, para nosotros ha estado compensado y de sobra con la enorme belleza del paisaje, con dunas gigantes, formaciones mágicas de rocas, montañas rojizas y un buen ambiente creado, comiendo relativamente bien teniendo en cuenta el contexto en el que nos hemos movido.


Información general del país

Vacunas y enfermedades

Para Argelia no hace falta ninguna vacuna obligatoria, pero si algunas que son  recomendables. Yo como siempre, cada vez que viajo a estos países me dirijo a Sanidad Exterior para que me indiquen. En este caso, yo ya tenía todas las dosis puestas: fiebre amarilla, hepatitis A y B, tétanos, cólera, fiebre tifoidea.

Visados, moneda, horarios e idioma

-Con respecto al visado, es necesario tramitarlo desde España a través de la embajada y será obligatorio presentar pasaporte con validez de al menos seis meses, fotografías, confirmación de reserva del viaje, Seguro de asistencia, carta de invitación,  y rellenar un formulario. Además el pago de 90 €.
Si el viaje incluye el desierto del sur de Argelia (como fue nuestro caso) estamos exento del pago de esta visa, ya que obligatoriamente hay que visitarlo con una agencia local y, para fomentar el turismo en esta zona, ellos se encargan de todo. 
Nosotros, aunque llevábamos una visa individual cada uno, en la frontera nos hicieron un documento con una visa colectiva para los siete participantes.  
-El horario con respecto a España es el mismo.
 -La moneda oficial es el Dinar argelino a fecha de enero/24 el cambio a 1 € =144 DA. En general el país es bastante barato con respecto a los españoles.
-El idioma oficial es el árabe, y usado con mucha frecuencia el francés.

Transporte

En nuestro caso el recorrido, tal como ya indiqué lo hicimos 4x4 por el desierto y para Argel y Tipaza en la costa contratamos a una minivan para esa ruta y avión desde y hasta Argel y Djanet.

Dormir

Como ya comenté, en tienda de campaña en el desierto, exceptuando un día que lo hicimos en cabañas en el oasis de Ihrir.

Muy modesto y precario las cabañas circulares en el oasis de Ihrir, con simplemente unas pequeñas camas y sin nada de lujos. Para esa noche nos daría el avío, tampoco se podía pedir más.

 Y en Argel, son muchos los alojamientos que podemos encontrar, desde grandes hoteles de lujo hasta modestos hostales. Nosotros optamos por algo intermedio el hotel Space telemy hotel (***) con una buena calidad-precio y muy bien situado (24 €/persona/noche). Aunque nosotros tuvimos algunos desacuerdos con las habitaciones, sobre todo con la triple, demasiado pequeña para los tres.

Campamento bajo la gran duna del Tin Merzouga.

Seguridad ¿Es Argelia un destino peligroso?

Si atendemos a las indicaciones del Ministerio de Asuntos Exteriores, nos dice que es recomendable viajar a Argelia con precaución, sobre todo a la zona del sur (justo en donde hemos estado nosotros). Pues bien, desde nuestra experiencia podemos decir que es totalmente seguro, ya no solamente por la zona del desierto, sino también por su capital y la costa, moviéndonos libremente en todo momento.

Temperaturas

Hemos estado en el mes de enero, y eso hace que nuestra opinión esté suscrita a ese mes de invierno, en cuanto a recorrer el desierto, ya que desde el mes de abril-mayo hasta septiembre tendría que ser evitable debido a las altas temperaturas.

En enero y en el desierto, durante el día las temperaturas no era demasiado alta, a diferencia de cuando llegaba la noche, la temperatura a veces rozaba los cero grados.
En Argel y la costa la temperatura era muy primaveral, en torno a los 25º C.

Distribución geográfica del país

Argelia es el país africano con mayor superficie (2,38 millones de kilómetros cuadrados). Cinco veces mayor que España, y ocupa el número 10 de los mayores países del mundo. Gran parte del país es ocupado por el desierto, en la zona del sur.
Está compuesto por  58 provincias, nosotros solo estuvimos en la de Djanet, en el sur y  Argel y Tipaza en el norte.



Bueno, ya está bien, empecemos con nuestro viaje...

Itinerario a seguir

Día 1. Sevilla-Madrid-Argel-Djanet Dormir en campamento, cerca del aeropuerto

Pernoctando en el desierto:

Día 2. Djanet-Tikoubaoune, formaciones rocosas y pinturas rupestres

Día 3. Oasis Ihrir y Didier Dormir en cabañas

Día 4. Essenditene, Oued d’erg adme (grandes dunas) puesta de sol

Día 5. Djanet y Tegharhart (pintura vaca que llora)- Tin Anali

Día 6. Tadrart y Tisseka. Cañón D’In Dajen

Día 7.  Macizo de Tadrart-Moul Naga

Día 8. Erg de Tin Merzouga. Tin Trifelrar y pinturas rupestres. Puesta de sol

Día 9. Tin Merzouga. Oued in Djaren-Psaremosbpir tenere-Oued Tainer

Fin del desierto

Día 10. Djanet-Argel Dormir en avión

Día 11. Argel-Mausoleo Real Mauritanio-Tipaza-Argel Dormir en Argel

Día 12. Argel Dormir en Argel

Día 13. Argel-Madrid-Sevilla Dormir en casa







Día 1. Llegada a Árgel

Nuestro vuelo hacia Argel salía a las 11:40, con lo que quedamos todos los compañeros sobre las 9:15 en la T4 de Barajas, allí nos conocimos, nos presentamos y a hacer tiempo hasta nuestra hora de embarque.

Tras pasar los correspondientes controles y efectuar el check in, aterrízanos a la hora prevista 13:15 (hora local que coincidía con la hora española).

En el avión, quizás nosotros éramos los únicos europeos con algún que otro extranjero. La gran mayoría eran argelinos, algunas familias al completo con algunos críos, otros jóvenes y la gran mayoría de mujeres cubriendo su cabello con el conocido como el hijab, velo cuadrado que cubre la cabeza y el cuello.  Además varios tuareg con su indumentaria de varios colores al completo podemos contemplar en algunos de los asientos. Volamos hacia otro país, otra cultura, otra forma de ver el mundo. Rostros con tez morena, algunos rozando el color negro, sobre todo cuanto más al sur del país. Descubriremos otro mundo.


Diferentes tipos de velos islámicos


Ya en el aeropuerto, control de pasaporte y presentación de nuestro visado, además de tener que rellenar un formulario de entrada al país (en francés).
Cuando presentamos nuestros pasaportes, dos policías nos hacen acompañarlos hacia otra estancia y, con nuestros pasaportes entregados esperamos casi una hora hasta devolvernos un visado colectivo de los siete viajeros. Ya sobre las 14:30 recogemos nuestras mochilas que habían quedado solas allá en la cinta.

Ya fuera de la terminal teníamos que resolver el tema de transporte hacia la capital de Argel (20 km) y el cambio de moneda.
Dos argelinos se acercaron a nosotros y nos ofrecieron cambiar dinero. Tras ver el cambio que ofrecían (200 DA por euro) aceptamos. Francamente me sorprendió este cambio, ya que justo ese día el cambio oficial estaba a 144 DA por Euro. Nos llevaron a un lugar apartado de la vista de los policías y cambiamos algo de dinero.
Preguntamos para ir al centro de la ciudad y nos indicaron que a 10 minutos andando se encontraba la estación de trenes, hacia allí nos dirigimos para ver los horarios de salida.
 
Tras cargar con las mochilas el tramo que separa la terminal internacional de la estación de trenes, llegamos sobre las 15 horas. A las 16:10 salía un tren hacia Argel, así que aprovechamos ya ese tiempo muerto para comer en un modesto restaurante que había en la estación, en la planta primera.
Sacamos primero los billetes (80 DA, 0,40 €) para ya tener listo los pasajes y no tener que correr después de comer.

Algo es algo, lo importante era salir del paso y picar algo. Por cierto muy barato, cada uno pagó 1,5 €.

Ya en el arcén correspondiente cogimos nuestro tren algo destartalado y con bastante falta de limpieza en los vagones, es lo que había para llegar a la capital.

Sin embargo la estación estaba muy bien decorada con  murales.

En unos cuarenta minutos que duró el trayecto, sobre algo menos de las  17:00 llegamos. 

Hasta la noche que cogíamos el avión hacia Djanet, tendríamos toda la tarde para pasear por la capital, pero antes teníamos que dejar nuestras mochilas en la consigna de la estación (100 DA/mochila, 0,50 €).
A las 20:00 cierran la consigna, con lo que tenemos algo más de tres horas para pasear por Argel. Nuestro tren de vuelta al aeropuerto sale a las 20:40 y el avión con dirección a Djanet a las 23:30.

Foto cedida por Wikipedia
Echamos mano del maps.me y nos situamos en la ubicación de la estación. Lo pusimos en marcha y nos dirigimos hacia La Grande Poste, en pleno centro de Argel.
Es la gran oficina de correos, construida en 1910 y de estilo neomorisco, y es uno de los edificios turísticos más reclamados.
El edificio obtiene su prestigio del esplendor de su fachada con tres arcos y una galería superior formada por arcadas.




Junto a este nos trasladamos hacia su paseo marítimo y la zona del puerto, siendo este el principal puerto del noroeste del Magreb.

Según avanzamos por sus calles, vemos una mezcla de mujeres vestidas a lo europeo y otras tantas con la indumentaria cultural del Islam.
Incluso al llegar a una de sus plazuelas, me detengo en una esquina e inmortalizo a una pareja ataviados con la vestimenta tuareg del sur de Argelia.

Otras tantas mujeres se reúnen para charlar, unas vestidas con chador, otras con chayla y otras simplemente con el hijab.

Conocida como “Argel la blanca” por el blanco luminoso d sus edificios vistos desde el mar. De hecho  cuando paseamos por esta zona, grandes y bellos edificios vemos a nuestro paso. 
Actualmente es una ciudad moderna, cuyos edificios y avenidas de estilo colonial francés empezaron a ser construidos en el siglo XIX. 

Junto al puerto, vemos la mezquita de Djamaa J’did “mezquita nueva”, construida en 1660 y de estilo otomano, norteafricano y europeo. Siendo el imán más notable de esta  mezquita Mohamed Charef (1908-2011)
Durante el dominio colonial francés, la mezquita se llamó Mosqueé de la Pecherie, mezquita del Muelle de los Pescadores.

Cuando llegamos a la altura del faro, retrocedemos y vemos iluminados los altos minaretes de una mezquita que se adentraba en la Qasbah (Casco histórico), hacia allí nos dirigimos.
Es la gran mezquita de Ketchaoua construida bajo el dominio otomano construida en 1612.




Esta mezquita tiene dos minaretes octogonales que flanquean la entrada con diseño y decoración morisca.

Su ubicación exacta era en el centro de la ciudad, en la intersección de las carreteras de la Casbah inferior que conducía a las cinco puertas de la ciudad de Argel.
  
La entrada principal a la mezquita es a través de un tramo de 23 escalones. En la entrada hay un pórtico 
ornamentado, que se sostiene sobre cuatro columnas de mármol veteado de negro. En el interior de la mezquita hay arcadas construidas con mármol blanco. 
La belleza de las cámaras, los minaretes y los techos d la mezquita se ve acentuada por el trabajo de yesería claramente árabe.
La mezquita da a la plaza pública de la Casbah, con el mar de frente y, junto a las callejuelas en donde los tenderetes de frutas, ropas y otros enseres la rodean. Por cierto unas ricas mandarinas compramos allí.




Junto a la mezquita y en una esquina un bar-restaurante local de la zona, y muy local, en donde muchos residentes de la ciudad estaban comiendo. Allí entramos, todo completo, todas las mesas ocupadas, aunque el camarero rápidamente se acerca a nosotros y nos va facilitando espacio en donde sentarnos. Incluso algunos clientes, se van apartando y apresurando en su comida para dejarnos espacio. Los gatitos, y son varios, corretean bajo las mesas en busca de la comida restante de los comensales.
Allá vamos, ¿Qué hay de comer? Pollo, pinchitos, sopas, potaje de garbanzos, ensalada. Pues a probar un poco de todo, y que sea rápido porque la consignan nos cierran.

Hora de pedir la cuenta y rápido hacia la estación. Cada uno 350 DA, no esta nada mal, una cena por 1,8 €.
Miramos en el maps que distancia tenemos hasta la estación de trenes, 2 kilómetros, en media hora y a paso rápido llegamos antes de que nos cierren la consigna, porque de no llegar, ya no solamente perdemos el tren sino el avión que sería lo peor.
Justo, quince minutos antes del cierre, llegamos y ahora a esperar.


A las 20:40 salía nuestro tren hacia el aeropuerto. Los vagones van vacíos, solo nosotros y el silencio de la noche partían hacia el aeropuerto. En algo más de media llegamos.

Una vez allí nos trasladamos hacia la terminal T1, para vuelos nacionales, en donde tendremos que coger nuestro avión a Djanet. Llegamos a la T2 cuando vinimos de España, es la terminal internacional. Ambas terminales están juntas.
Al entrar en la terminal ya tendremos que pasar nuestras mochilas por el control de equipaje y posteriormente irnos a facturación.

Nuestro vuelo sale a las 23:30 y en algo menos de dos horas llegamos a Djanet.

Gran parte de los pasajeros de este vuelo ya son de origen tuareg. Eso lo podemos comprobar por sus coloridos turbantes y las mujeres con sus túnicas brillantosas, algunas amarillentas, otras rosáceas pero todas muy llamativas.


Día 2. Llegada a Djanet







Sobre la 1 de la madrugada llegamos al pequeño aeropuerto de Djanet. Curiosamente y nunca lo había visto, solo algunos pasajeros nos apeamos aquí, el vuelo seguiría para otro destino con el resto de pasajeros.
Allí nos estaban esperando nuestros guías locales. El de la izquierda es el jefe de la agencia y el de la derecha sería nuestro inseparable guía local y que nos acompañaría en todo nuestro recorrido hasta el final.

Ya montados en los dos 4x4 nos trasladamos hasta nuestro primer campamento en donde ya teníamos las tiendas montadas. En media hora llegaríamos, estaba cerca del aeropuerto.

Con un cielo obscuro solo iluminado por las muchas estrellas, repartimos las tiendas y cada uno a la suya. Y a dormir, mañana con claridad ya veremos en donde estamos y aquí empezará nuestra aventura por el desierto.

A las 7:30 en planta, y a ver dónde estamos. Efectivamente estamos en el desierto.


Un buen desayuno bien completo y a mimetizarnos con la cultura tuareg, empezando por el turbante que complicado es agarrarlo a la cabeza.







Nos ponemos en marcha con dirección a la localidad de Djanet, a unos 30 kilómetros, la visitaremos y compraremos algunos víveres para llevar. 

Además, entraremos en el pequeño y modesto museo etnográfico que se
 encuentra junto a una mezquita.

Djanet o Yanet es una ciudad-oasis habitada por el pueblo tuareg y ubicada a una altitud de 1035 msnm, y con unos 14000 habitantes. Es la principal ciudad al sureste del Sahara argelino, situada a 2300 kilómetros de Argel no lejos de la frontera de Libia y cerca del oasis de Ghat.

La ciudad está compuesta por tres barrios o Ksur ya formados en el siglo XVI. El Mihan, Adjahil y Zelluaz, este último es el nombre que recibe nuestra agencia local.

Nos acercaremos a los tenderetes en donde podremos comprar algo de frutas y dátiles que tan abundantes y ricos son por aquí. La zona gana en belleza por los coloridos de sus vestimentas y un ambiente muy local y remoto en este extremo del país.









Ponemos rumbo hacia nuestra primera parte del recorrido Tikoubaoune, una zona de grandes paredones rocosos con hermosas formaciones. Ya desde la misma carretera se ven las montañas recordadas y moldeadas por la erosión y el viento durante miles de años, dándole una bella imagen.




Tras avanzar por la carretera durante varios kilómetros, nos adentraremos hacia el interior de las arenas, dunas y laberinto de rocas para ya perdernos por sus encrucijadas laberínticas y, que solamente estos señores tuareg conocen sus caminos. Para nosotros en un abrir y cerrar los ojos estaríamos perdidos.

Nuestro plan de ruta durante las próximas 9 jornadas estarán compuesta por una rutina combinada que prácticamente llevaremos a cabo todo el tiempo.
Nos levantaremos a las 7:30, desayunaremos, levantaremos nuestras tiendas y sobre las 8:45 y durante una hora andaremos por el desierto para disfrutar del paisaje, recogiéndonos los vehículos en algún punto ya concretado del itinerario.





En nuestro recorrido ya con los 4x4 y hasta las 12:30-13:00 en la que comeríamos, haremos varias paradas para ir contemplando y disfrutando de pinturas rupestres, grabaciones y petroglifos; formaciones rocosas, paisajes de dunas o recorrer algún cañón. 





Una vez que comamos, una hora aproximadamente de descanso y de nuevo en marcha hasta las 17:30-18:00 que parábamos para montar el campamento y las tiendas. En este tramo horario igualmente haríamos paradas para disfrutar de todos aquellos alicientes que nos deparen el paisaje. 

Una vez montado el campamento haríamos una ruta a pie por la zona: bien de dunas, de cañón, de montaña, de puesta de sol…durante una o dos horas y entre 3 y 8 kilómetros.




A la hora de montar el campamento y siempre guiados por nuestros guías locales expertos, buscábamos un lugar protegido del viento que, en alguna ocasión pegó fuertemente. Además colocando los vehículos de forma estratégica para protegernos aún más.



Ya con la caída del sol, y tras regresar de la ruta, una pequeña merienda y a prepararse bien abrigados para el frío de la noche. Fogata bien calentita, un poco de charla mientras que los cocineros preparan la cena.
Sobre las 20:00 comíamos y entre las 21:00 y 22:00 a dormir.

Cultura Tuareg





Un poco de historia: Los  tuareg son un pueblo nómada que ha poblado el Sahara y el Sahel y ha carecido de unidad política a lo largo de sus historia y que ha mantenido luchas contra las naciones vecinas entre sí, siendo su principal actividad económica el pastoreo  de camellos y cabras y la escolta o el saqueo de las carvanas que atravesaban el desierto. 

Su población se extiende por cinco países del norte de África, con una población estimada de unos cuatro  millones de individuos, repartidos de la forma siguiente:



La curiosa vestimenta de los tuareg está compuesta por dos partes, una interna y otra externa.
Una de las imágenes míticas y curiosas que tenemos de este pueblo es verlos enfundados en trajes azules peregrinando por el desierto con la compañía de sus camellos.
Muchas veces seguro que nos hemos preguntado ¿cómo soportan Las altas temperaturas si van tapados, literalmente, de los pies a la cabeza?
Esta vestimenta consta de dos piezas. Una interna, de gasa o de lino y muy ceñida al cuerpo. 






Se consigue así que absorba el sudor y que refrigere un poco la piel con la evaporación. La otra, la externa, es mucho más holgada y de colores oscuros como el negro o el azul índigo, tonalidades que absorben más el calor, además de estar vinculadas a un mayor status social.

La diferencia de temperaturas entre las dos facilita la formación de unas corrientes entre ellas, haciendo más aguantable el ambiente asfixiante del desierto.   





La protección de los ojos y de la cara es doble: por un lado, de las ventoleras de arena; y por otro, de los espíritus malignos. 

Tal es la creencia en estos tuareg, que suelen ir acompañados de amuletos con objetos sagrados y versos del Corán.
Además el uso de este velo es exclusivo de los hombres y es un símbolo del paso de la adolescencia a la hombría. 

En cuanto a los pies, los deben tener bien curtidos ya que solo usan unas sandalias cuando van a pie y se las quitan si van en camello.

Las lenguas tuareg (en bereber: tamashek) son un conjunto de variedades de bereber altamente inteligibles entre sí habladas por diferentes grupos de tuareg.

Estas lenguas se hablan en los cinco países con mayor población tuareg: Argelia, Mali, Burkina Faso, Mali y Libia y unos pocos de habitantes, los kinnin en Chad. Además el Tarqui, una variante del tuareg también hablado en Nigeria, Mauritania.

Los tuareg, al igual que el resto de los argelinos y países limítrofes, el islam es la religión oficial y hay una clase noble que se considera descendientes del profeta Mahoma, siendo estos suníes. El sacerdote islámico, el morabito, es un personaje central en la vida de los tuareg. 
Como todos los musulmanes, el rezo para ellos es de vital importancia y, lo pudimos comprobar in situ, ya que a las horas previstas los veíamos arrodillados en la arena del desierto haciendo sus plegarias.

Como todo buen musulmán, deben de acometer los cinco pilares del Islam que son: la profesión de fe, la oración, la limosna, el ayuno y la peregrinación. 

Pinturas rupestres, grabados y petroglifos



El Parque Nacional de Tassili N’Ajer “Meseta del Toro” en idioma Tamahac posee una de las agrupaciones de arte rupestre prehistórico más importante del mundo. Y que cubre un área de 72000 kilómetros cuadrados, poco menos que el territorio que ocupa castilla La Mancha (79.000).

La formación rocosa es un yacimiento arqueológico conocido por sus obras prehistóricas de arte rupestre reportadas por primera vez en 1910, que datan de la era neolítica temprana al final del último periodo glacial durante el cual el Sahara habitable, en lugar del desierto actual.






identificados hasta ahora se encuentran representados grandes animales salvajes, incluidos rinocerontes, cocodrilos, elefantes, hipopótamos, antílopes, rebaños de ganados y humanos que se dedicaban a actividades como la caza y la danza. 




Aunque algunas fuentes varían considerablemente, se supone que las primeras obras de arte tienen 12000 años. 
Aunque Argelia está relativamente cerca de la Península Ibérica, el arte rupestre de Tassili N’Ajer evolucionó al margen de la tradición europea.




Mapa de la ubicación de este P.N

Según la UNESCO, la densidad excepcional de pinturas y grabados han hecho que tassili N’Ajer sea mundialmente famoso y por tal motivo fue inscrito en la UNESCO y clasificado como Reserva de la Biosfera desde 1986.
La Vaca que llora, en realidad son tres que vierten una gruesa lágrima por su ojo derecho al tiempo que echan una mirada de auténtica conmiseración.



Con más de 15000 muestras de pintura y grabados rupestre, ésta es sin duda alguna, de las más importantes y ricas manifestaciones artísticas procedentes del Paleolítico superior y del Neolítico.

En nuestro recorrido de 1200 kilómetros, fueron muchas las veces en las que paramos para contemplar las pinturas y grabados, algunas de las ocasiones lo teníamos justo al lado en cuevas, paredes o grandes rocas; otras veces tuvimos que andar un poco hasta llegar a las pinturas o a las grabaciones.





Cuando se trataban de pinturas, estas se encontraban en el interior de cuevas, por las paredes y en el techo, y al contrario, cuando no eran cuevas, sino simplemente una gran roca, paredones o acumulación de rocas se trataba de grabados y petrolifos.



No se si fueron 20, 30, o 40 las veces que nos detuvimos para ver estas maravillas de ya hace miles de años. 
 
Al igual que otros yacimientos saharianos de arte rupestre, Tassili puede dividirse en cinco etapas diferentes: Arcaica (de 10000 a 7500 a.c). Cabeza redonda (de 7550 a 5050). Bovidiana o pastoral (de 4500 a 4000 a.c). Caballo (de 2000 a 50 a.c) y camello (de 1000 a.c. en adelante)
El arte fue datado por arqueólogos que recogieron fragmentos caídos y resto de la pared rocosa.








Estas pinturas y grabados nos dan una fiel idea de la evolución de la fauna y de las costumbres humanas en esta región desde hace más de 8000 años hasta las primeras centurias de nuestra era.

 Y ya para finalizar dejaremos este remoto y extraño y, a la vez bello rincón de Argelia con un paisaje lunar en algunas zonas y de gran interés geológico de Tassili N’Ajer. En donde mas de 15000 dibujos y grabados permiten seguir las huellas de los cambios climáticos, las migraciones de la fauna y la evolución de la vida humana en los confines del sahara, desde el 6000 a.c hasta los primeros siglos de nuestra era.




P. N. Tassili N’Ajer y Montañas rojas del Tadrart

Situado en pleno desierto del Sahara, Tassili N’Ajer es una meseta de 72 kilómetros cuadrados, declarada Parque Nacional, patrimonio de la Humanidas y Reserva de la Biosfera.  





Son muchos los atractivos turísticos de esta región, aunque uno de los mayores reclamos es la colección de arte rupestre, sin olvidar su cultura tuareg, sus mágicas dunas de color rojizo y sus espectaculares formaciones de rocas: arcos, torreones, figuras…






Aunque parezca increible, la región estuvo atravesada por caudalosos ríos durante millones de años. Ellos fueron los encargados de regar lagos que hoy conforman las famosas dunas del Sahara.
Hace aproximadamente 10000 años, comenzó la transformación poco a poco en un paisaje cada vez más desértico.







Su mayor altitud sobre el nivel del Sahara ha permitido que los ríos siguieran discurriendo entre las formaciones montañosas. Lentamente   fueron   horadando   el 
paisaje, con la ayuda de la acción del viento durante los periodos más secos, dando lugar a lo que se conoce como “Bosque de Piedra”.

La roca arenisca fácil de moldear de la que está compuesta la Meseta de Tassili, ha dado lugar a las más variadas y curiosas formas, pudiéndose ver entre el paisaje más de 300 arcos rocosos.



El conjunto montañoso que da forma a la meseta es casi un paisaje lunar en medio del desierto, afiladas formaciones rocosas se alzan miles de metros sobre el nivel del mar.
El punto más alto es Adrar Afao, con 2158 metros de altitud.
A los largo de toda esta zona podemos encontrar verdaderas maravillas como desfiladeros, arcos, formaciones, de ahí que a toda esta zona se le conozca como “el Bosque de Piedras” 




Entre tuareg, dunas y pinturas rupestres nos seguimos moviendo por este laberinto  de formaciones rocosas. Nuestros conductores, grandes conocedores de toda esta zona, no dudan ni un solo instante la dirección a tomar.
Mulay, nuestro conductor, se agarra fuertemente al volante del toyota, para soportar los  profundos baches por los que pasamos en este momento…




Seguimos avanzando, ya muy cerca de la frontera con Libia y Níger. Horizontes lejanos, llanuras de rocas, bosques monótilticos, cañones que albergan cuencas de agua natural, grandes dunas…un cocktel perfecto de bellas imágenes para perpetuar en la retina y, que el tiempo nunca me pueda borrar.





Vida en el desierto 

Como un día más, estiremos las piernas, andaremos un poco por estas rojizas arenas del desierto…un poco más adelante ya nos recogerán.



Esta noche ha sido fría, muy fría. Se han rozado los cero grados, según nuestro guía local, ayer tocó mucho viento, tanto viento que por momentos nuestras tiendas parecían volar hasta más allá de la cima de las dunas. Hemos tenido que calzar las tiendas con rocas… y, ¿mañana que tocará?
Hemos venido a disfrutar de esta aventura y todo esto formará parte de nuestra propia aventura.




Amanece un nuevo día. Son las 7:30. Cada uno va saliendo de su tienda y lo primero, alejarse un poco y detrás de aquella roca evacuar lo que se pueda. Después, algo de agua para abrir los ojos, a veces todavía con arena del día  anterior, cada uno se asea como puede. Y a desayunar. Hoy tenemos café con leche líquida, la leche en polvo ya se acabó, pan tostado en la misma fogata, quesitos, mantequilla y mermelada. Hace frío, así que el café muy calentito.




Ellos, al igual que nosotros también desayunan, pero a su propio estilo tuareg, mayormente con te para desayunar y algunos se acercan para pillar algo de mantequilla y mermeladas. Adelante, ahí está…



Hora de recoger las tiendas…cada vez somos más rápido, en 10 minutos la tenemos ya plegadas. Saco de dormir a la mochila, separar la ropa ya usada de la nueva, intentar ordenar en el desorden los compartimentos de la mochila, y todo a los 4x4, nos vamos a realizar la caminata matutina entre un paisaje de ensueño. Ellos, seguirán aquí, recogiendo toda la logística y, que es mucha. Después nos recogerán.





Tras varias horas de ruta en 4x4 y hacer varias paradas para perdernos por formaciones rocosas, contemplar dunas de color rojizo, anaranjado o amarillento y asombrarnos con esas pinturas y grabados, sobre las 13:00 paramos a comer.
Los cocineros siempre llegaban antes que nosotros, con todo ya preparado, sería la hora de comer. Depende del día, al solecito o al resguardo de un paredón o bajo la sombra de un árbol.


¿Qué tendremos de comer hoy? Ensaladas varias, carne, cuscús, pastas variadas de la zona, huevos, sopas, pollo y fruta…zumo, coca cola o agua. Todo muy bueno.



Hoy hace un día espectacular, ni frío, ni calor. Corre una pequeña brisa…
Ya desde que estaba comiendo veía una roca en forma de cama, plana y bien tumbada en lo alto de una acumulación de rocas. Pensé, allí me voy a tumbar y contemplar este maravilloso paisaje. ¡hasta me quedé dormido un buen rato!


Desde lo alto de mi atalaya contemplo a un tuareg tirando de sus camellos, en medio d la nada. Y me preguntaba ¿Dónde irá?


Tras un descanso de una hora aproximadamente, retomamos nuestra marcha, disfrutando de nuevo de paisajes muy variados.



Y en torno a las 17:30 de nuevo a montar el campamento, buscar un buen sitio, una rutilla por la zona y cuando la noche cae, el cielo salpica estrellas y, entre charla y charla llega la comida en el calor de la fogata que nunca dejamos que las llamas se apaguen. 




Sopa calentita, muy calentita por la noche. A veces patatas fritas, muchas y muy ricas, siempre sobran. Ensaladas, arroz y otras verduras…como siempre todo muy rico. ¡A dormir que mañana tocará más!



Entre ruta y ruta y, ya en el cuarto día, teníamos que pasar por Djanet, así que esa tarde fuimos a las duchas públicas que allí habían (1 € cada uno) y por fin nos pudimos duchar (¡Qué bien!) y quitarnos la arena y refrescarnos.

Rutas por el desierto


Tal como ya  dije en capítulos anteriores, cuando instalamos  nuestro campamento,  casi siempre pudimos realizar alguna ruta por un cañón, una duna, una montaña, un oasis o una duna para ver la puesta de sol, todas ellas con una duración entre una y dos horas y entre 3 y 5 kilómetros. Estas son:
Oasis de  Ihrir,  5 km, un desnivel de 60 metros y una duración de 1 h, 30’ 
Duna  de Erg Admer, 3 km, desnivel 115 m, 2 horas, puesta de sol
Cañón Essenditene y el lago Guelta, 5 km, 2 horas y sin desnivel
Cañón de Tissetka 200 metros
Ruta por Tin Anali (laberinto de rocas), 5 km, 1,30 h y sin desnivel
Duna Moul Naga (espectacular) 3 km, 170 metros de desnivel, 1 h, 30’
Duna junto al Erg Tin Merzouga 1,7 km, 105 metros de desnivel, 1 h 30’, puesta de sol (junto a la frontera libia, solo a 15 km.
Subida a un monte en el macizo del Tadrart, 4 km, 150 metros de desnivel y 1,30 h
Además, como ya dije, todas las mañanas una rutilla a pie para ir despertándonos, de una hora aproximadamente, siempre sin desnivel, y unos 4 kilómetros aproximadamente, por medio del desierto.

Ruta 1, oasis de Ihrir
(5 km, un desnivel de 60 metros y una duración de 1 h, 30’)

Esta noche hemos dormido en unas cabañas, instaladas en un camping, o eso dicen ellos. Tras un apetitoso desayuno, recorreremos el oasis por uno de sus ramales, ya ayer cuando llegamos lo hicimos por el otro ramal.


Al salir de las cabañas, mi primera visión era la de un pequeño autobús dejando a tres pasajeras en medio de la nada, estas, ataviadas con una vestimenta muy colorida, como todas las que aquí puedo ver.



Como una isla verde de palmerales entre tanta arena y piedra del desierto, allí donde parece imposible que haya vida. Los oasis son parajes en medio del desierto  en donde se encuentra agua y vegetación. Lugar idóneo en donde instalarse con pequeños asentamientos habitados. Y este, alargado siguiendo el cauce  del río entre palmerales y grandes paredones.



Este primer tramo lo hicimos ayer al llegar, por el ramal izquierdo del oasis, espectaculares vistas del conjunto entre los paredones en forma de desfiladeros, el palmeral y el agua correr.


Allá vamos, empezamos la rutilla, nuestros guías nos acompañarán, aunque uno de ellos se volverá pronto. Pongo en marcha el track para que me lo grabe. No tiene perdida simplemente seguir el cauce del río, primero dejando atrás unas cabañas.



El primer tramo de la ruta discurre por una zona muy desolada hasta que llegamos al agua, y a partir de ahí, siguiendo por la orilla derecha, hasta que ya no pudimos seguir, la subida muy vertical con caídas al agua, así que buscamos un lugar por donde se pudiera pasar a la otra orilla, y lo encontramos y atravesamos.



Seguimos avanzando, aunque el terreno un poco dificultoso para algunos, así que, varios se quedaron atrás y, tres compañeros seguimos avanzando hasta llegar a una coqueta cascadita, en donde el agua caía a una pequeña poza. 


Parece mentira que aquí pueda verse tanta agua y, además fluir y correr, rodeado de tanta sequedad. Así son los oasis, todo un resurgir de vida.
Una vez que llegamos a esta cascadita dimos la vuelta ya que no queríamos que nuestros compañeros nos esperasen mucho tiempo. Además creo que nuestro guía no pensaría que quisiéramos andar tanto. De hecho el, se quedó ya detrás.
Y ya de vuelta por el mismo camino que vinimos.


Ruta 2, Duna  de Erg Admer
(3 km, desnivel 115 m, 2 horas, puesta de sol)

El objetivo de la ruta de hoy era ver la puesta de sol (concretamente se ponía a las 17:50 h), cuando llegamos y montamos el campamento serían las 16.30 y José nuestro coordinador  dijo, después de montar las tiendas merendamos algo y a las 17:00 pasadas salimos hacia la duna para ver la puesta de sol.



Cuando yo vi las dunas, su altura y la distancia hasta llegar a ella, le dije, tenemos que salir ya, si no, no llegaremos a ver la puesta de sol.
Subir las dunas son muy dificultosa, se avanza muy lentamente, sobre todo si nos vamos hundiendo en la arena, parece que damos un paso hacia delante y dos para atrás, y esto siempre subiendo. A mí personalmente me destrozan las piernas, mucho más que cuando subo una montaña.




Siguiendo por la misma cresta de la duna empezamos a subir, siempre es más cómodo, en un principio debes de hundirte menos, pero incluso así cansa.



Cuando llegamos a la cima de una duna, que no era la que se encontraba al final de nuestro trayecto, y vimos que tenía buena posición para disfrutar de la puesta de sol, ahí nos quedamos, imposible haberlo visto si hubiéramos continuado, el sol ya se habría puesto. ¡Impresionante paisaje, espectacular puesta de sol!


Y para abajo, llegando al campamento ya, con las últimas luces del día.

Ruta 3, Cañón Essenditene y el lago Guelta
(5 km, 2 horas y sin desnivel)

Otro día más, otro día de ruta. En esta ocasión será por un cañón estrecho en donde terminaremos con un pequeño lago, aunque es tan pequeño que yo no lo llamaría lago, quizás algo más que un gran charco, en un rincón, bajo altos paredones.


Tras avanzar con los vehículos por este laberinto de rocas, llegamos a la cabecera del cañón. Aquí aparcaremos. Habrá que llevar algo de ropa, porque en las zonas umbrías del cañón, puede hacer algo de fresco. 



Nuestros conductores nos esperarán aquí, como siempre, colocados en cuclillas y tomando te.


Nos dirigimos al cañón, a pocos metros de donde hemos aparcado. Este, en tramos se encajona, con grandes paredones a ambos lados del pasillo.

El camino, no tiene perdida, simplemente es seguir entre los paredones…



A nuestro paso, mucha es la vegetación que vamos viendo. Nuestro guía nos da la explicación de varias de ellas, unas son medicinales, pero otras pueden ser tóxicas.
Así que, hay que controlar que cogemos.



Y llegamos al final del cañón. Una pequeña poza con agua cristalina, en donde podemos ver reflejada en sus aguas los altos torreones de piedra.




Esta pequeña poza tiene unas dimensiones muy reducidas, si acaso pocos metros cuadrados, pero el rincón posee de gran belleza. Sobre todo por sus aguas cristalinas, en donde podemos vernos reflejados nosotros mismos.

El término “Guelta” es una palabra árabe utilizado en el norte de África para referirse a cualquier cuenca de agua natural, desde una poza de agua a un verdadero lago.
El término designa espejos de agua que pueden ser temporales, estacionales o permanentes. Pueden ser un emisario o estar constreñidos en una cuenca sin salida superficial y se forman cuando el agua subterránea en zonas de depresión aflora a la superficie y crea piscinas permanentes y embalses.
Puede estar en el lecho de un “uadi” (valle o río seco) o en cisternas naturales de roca.

 



Al salir del cañón, veo tras unas rocas el techo de unas cabañas, me dirijo a ellas con mucha precaución (nunca se sabe) y, observo que es un pequeño campamento nómada con algunos animales domésticos, e incluso con una placa solar y un grifo de donde seguro que, cogerán agua de algún manantial subterráneo.

Me uno al grupo de mis compañeros, sin dejarme de asombrar como florecen algunas plantas entre tanta sequedad.
Está claro, por estos subsuelos corre el agua. De ahí que haya vida allá en donde no lo podríamos imaginar.

Ruta 4, Cañón de Tissetka
(15 minutos)

En el macizo de Tadrart, hacemos una parada para adentrarnos en el corto y estrecho cañón de Tissetka. Por momentos parecíamos estar en los pasillos que lleva a la ciudad de Petra, en Jordania. Por su piedra y por su color rojizo, guarda bastante similitud.


Fueron solo unos quince minutos los que estuvimos recorriendo este corto cañón, llegando hasta donde unas grandes rocas entaponaban la salida del mismo.


El Tadrart es toda una demostración de cómo el paisaje está en eterna construcción. Con el paso del tiempo y la acción del viento, la arena se acumula en la base de las formaciones rocosas y, poco a poco, va moldeando rincones de una belleza extraordinaria, imposible de explicar, con dunas de arena roja y un cañón impresionante donde se esconden formas imposibles, de piedra moldeada y fuentes de aguas cristalinas.



Seguimos nuestra marcha…


Ruta 5, Ruta por Tin Anali (laberinto de rocas)
(5 km, 1,30 h y sin desnivel)

Esta  fue la primera ruta que hicimos, tras la comida, nuestro guía no indicó que iríamos   hasta lo alto de una pequeña duna, en la que antes de llegar tendríamos que atravesar por un laberinto de grandes rocas



Enormes formaciones rocosas a nuestro paso, en donde nuestra imaginación la pudimos echar a volar y, cada uno opinaba de, a lo que se parecía cada una de esas grandes moles de roca, unos decían que a un animal, otro al perfil de un rostro, otros…había gusto para todos. Y llegamos al final de nuestro trayecto en donde tuvimos que subir a una pequeña duna.
 



Este laberinto de rocas es muy fácil desorientarse, de hecho a mí me pasó, cuando me retiré algunos cientos de metros para hacer mis necesidades. Yo mismo me dije, Antonio quédate con la referencia para después volver.




Cuando tuve que volver y eché la mirada al frente todo me parecía igual. Empecé a andar en el camino que pensaba que era el correcto y, todo lo contrario, iba por el camino equivocado, menos mal que me encontré a uno de los tuareg que venía con nosotros y ya me pudo acompañar

Ruta 6, Duna Moul Naga (espectacular)
(3 km, 170 metros de desnivel 1,30 h)


Sin lugar a dudas la ruta más espectacular, ya no solamente por la belleza del lugar, sino también por la dosis de aventura, de pequeño reto y de un atardecer de película, con unos colores para enmarcar.



Tras dejar montado nuestro campamento bajo una duna empezamos todos los compañeros del grupo a subir por la cresta de una empinada duna…
 


Cada uno a su ritmo lo íbamos subiendo. El objetivo era alcanzar la cima de la duna más alta.
Pero poco a poco las fuerzas de algunos de iban debilitando, y con mucho esfuerzo se seguía avanzando, subiendo.

Al llegar a la primera cresta ya algunos compañeros decidieron no seguir.




Nuestras pisadas por la misma línea curva de la cresta parecían no avanzar. A veces nos hundíamos en la arena, con la precaución de no caer ni a derecha ni a izquierda por la gran inclinación de arena.


 
Mirábamos atrás para ver por dónde iban el resto de los compañeros. Cada uno a su ritmo, eso es lo importante, no forzar el paso, de lo contrario uno se quema y cae muerto.



Yo de vez en cuando paraba para resoplar y, echando la mirada atrás, no dejaba de sorprenderme de tantísima belleza que tiene este paisaje…

Una vez en la cumbre, Carlos Javier que iba lanzado, nos incitó a seguir hasta donde pudiéramos llegar.
Aquí ya solo, él, Carlos, Matías y yo seguimos avanzando, a ver a donde podíamos llegar.



La duna empezaba a girar a nuestra izquierda y, la fuimos siguiendo en una pequeña ruta circular.



Al llegar a la que pensábamos que era la más alta, detrás vimos otra que subía y subía. Carlos Javier ya la subió con mucho esfuerzo, nosotros tres dudamos, pero él nos animó. Así que le echamos valor y la empezamos a subir.


 
El esfuerzo era agónico, nos hundíamos en la subida. Al final tuvimos que echar mano a la arena para poder progresar. La pendiente era muy empinada y la tierra muy blanda. Dos ingredientes perfectos para destrozarse las piernas en la subida.


El sol poco a poco iba cayendo y, los últimos rayos de sol impactaban sobre la arena, dándole un color mágico.

En nuestro paso por esta arena rojiza, ya no solamente el color le daba su encanto, también las moles de roca que sobresalen de la arena, algunas con formas curiosas. Por momentos parecíamos estar en otro planeta.



La cresta de la última duna, ya nos hace ir bajando hacia donde se encuentra nuestro campamento que, intuimos por la posición que debe estar cerca, de momento todavía nos queda un tramo.



Hago una pequeña parada, solo de cinco minutos para observar y recrearme con este espectáculo de belleza.
Sentado sobre la duna, dejando que la fina arena rojiza se colara entre mis dedos. Por un momento me sentí hechizado por este entorno de silencio.

Una sensación de soledad rodeado de vida escondida y sobre todo, de este color rojizo en los últimos rayos de sol. Allí donde solo se escucha la brisa soplando llegamos a nuestro campamento dos horas después.

Ruta 7, Duna junto al Erg Tin Merzouga, puesta de sol (junto a la frontera libia, solo a 15 km)
(1,7 km, 105 metros de desnivel y 1 h 30’)


Al igual que otras veces y, una vez montado el campamento, iniciaremos una pequeña rutilla, en esta ocasión para contemplar la puesta de sol.



Nos encontramos junto a la duna de mayores dimensiones de toda la zona del Tadrart, el Tin Merzouga. Estamos algo retirado de esa duna y, nuestro conductor nos dice que si queríamos nos acercaría hasta la misma base de la duna para subirla.



Demasiado palizón, nos quedaremos con la duna que tenemos justo encima de nuestro campamento, a esa si subiremos y contemplaremos la puesta de sol.
Estamos a muy poca distancia de la frontera con Libia, a 15 kilómetros.



Según vamos subiendo vemos un océano de arena rojiza decorado con peñascos de rocas que, salpicados sobresalen entre las curvas de las dunas.

¡Todo un espectáculo ante nuestros ojos que se congelan en olas majestuosas! Esta es quizás la zona más bella de todo el Sahara Argelino y, ya es mucho decir. Estamos en el corazón de la meseta del Tadrat. 

Una vez arriba disfrutamos de la puesta de sol y, para abajo


Ruta 8, Subida a un monte en el macizo del Tadrart,
(4 km, 150 metros de desnivel y 1,30 h)


Rodeado de grandes paredones y en un pequeño llano de arena bien resguardado del fuerte viento, montaremos nuestro campamento en el día de hoy.



Miramos hacia el frente y vemos un monte rocoso con cierta altura al que nos dirigiremos para subirlo. 

Hoy será una ruta muy diferente, no será cuestión de andar únicamente. 
Habrá que tener una cierta destreza para utilizar las manos en una barranquera por la que subiremos. No sé cómo lo llevarán algunos compañeros, en otros si confío. Allá vamos…



Carlos Javier tira hacia adelante, le sigo yo y, muy por detrás viene José, Carlos y cerrando el grupo Jesús. Violeta se ha quedado en el campamento tranquilamente leyendo (ha hecho bien).

En algún paso de la barranquera la pared a trepar era demasiado alta con lo que había que buscar un paso alternativo para sortear esa altura.


Llegado al collado, quedaba la pared rocosa del torreón para alcanzar su cumbre (Carlos Javier está en ella, marcado con un círculo rojo). Veo a Carlos Javier que ha empezado a subir, yo no lo veo claro, por varios motivos. Intentarlo por una de esas grietas, cabe la posibilidad de que quede cerrada y haya que regresar hacia atrás, hay poco tiempo y la noche puede caer. Visto lo visto, cuando yo llego al collado le grito desde abajo y le digo que yo no subo.
Por detrás, los otros compañeros, no han llegado al collado en donde estoy yo, así que les digo que no suban, voy hacia abajo, por otra bajada diferente (haremos la rutilla circular).


Carlos Javier no ha seguido progresando, la grieta del torreón estaba complicada, tal como yo me imaginaba, así que se une a nosotros en la bajada, buscando la mejor alternativa entre las grietas.



Desde arriba, las vistas eran espectaculares, ya escondido el sol tras estas rojizas montañas del Tadrart. Por encima de estas, la luna que tímidamente va apareciendo, casi en su plenitud máxima. Mañana será luna llena.

 Vuelta a Djanet-Argel, visita de Tipaza 

Abandonamos el desierto y, regresamos a Djanet. Esta noche tendremos que coger el vuelo hacia Argel, a las 3:40 H. De este modo nos pusimos en marcha hacia la carretera llegando a Djanet sobre el mediodía, después de hacer una parada en medio del desierto para comer.



Djanet

El plan de la tarde era visitar el mercado, curiosear, regatear y comprar algunas cosillas de recuerdo y, ya más tarde iríamos a la casa del dueño de la agencia, en donde nos podríamos duchar, cenar, dar una cabezada de un par de horas y partir hacia el aeropuerto.






Tras una buena ducha, y hacer un poco de tiempo hasta que los cocineros terminen con la cena, nos sentamos al calor de las fogatas con todo el grupo de tuareg. No solo estaba los que han venido con nosotros a la ruta, sino alguno más que estaba aquí en la casa.
Tras una buena cena, habían preparado una GIGANTESCA tarta por el cumpleaños de Violeta. Era tan grande que yo creo que hubiera habido un trozo para todos los habitantes de Djanet. Una cabezada, y a las 24:00 partimos hacia el aeropuerto.



Llegamos, control de equipaje con riguroso registro incluido, tras abrir las mochilas, check in y, a esperar un par de horas hasta que salga nuestro vuelo. Por cierto, la sala de espera hasta arriba de pasajeros, sobre todo mucha gente joven que volaba hacia Argel y, aunque en teoría esté prohibido fumar, una avalancha de fumadores se dirigen hacia el baño y allí poder fumar. Cuando yo entré, aquello estaba plagado de colillas en el suelo y con una humareda que seguro que llegaría hasta el personal de seguridad, ignorando este hecho. Teniendo en cuenta que ya en el aeropuerto de Argel, vimos fumando al propio personal de control, poco o nada podemos pedir en forma de ejemplo.

 
Una vez en el aeropuerto, ya habíamos contratado a una furgoneta para que nos recogiera y llevara a nuestro hotel, a las 6:30. Una vez en el hotel, un exquisito y abundante desayuno, reparto de habitaciones y con la misma furgoneta nos llevaría para echar el día visitando El Mausoleo Real Mauritano y Tipaza.  



El Mausoleo Real Mauritano y Tipaza

Situado al este de Tipaza y, a unos 70 kilómetros de Argel, en la misma costa, la tumba Real de Mauritania se eleva 260 metros sobre el nivel del mar en una de las verdes colinas de la zona. Es un edificio circular de 63 metros de diámetro con un tambor cilíndrico. Su muro exterior está decorado con sesenta columnas en relieve coronadas por capiteles de estilo jónico, que sostiene una cornisa sobre la que se eleva un cono escalonado de piedra de 30 metros.



Algunos estudiosos han sugerido que pudo ser la tumba de Juba II y su esposa Cleopatra Selene, hija de Cleopatra   y   Marco   Antonio,   pero 
otros creen que el edificio es más antiguo y data de los siglos III a I a.C. Este Mausoleo junto con las ruinas de Tipaza fueron declaradas como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1982.



Desde la colina en la que está ubicado el Mausoleo, tenemos una espectaculares vistas de la costa y, allá a lo lejos Tipaza a donde nos dirigimos ahora.

Tipaza



Lo primero que hacemos cuando llegamos a Tipaza es dirigirnos a su ambientado puerto pesquero, dar un paseo por el y, reservar en un restaurante para después venir a comer pescado.


¡Vaya ambientazo pesquero!







Fundada por los fenicios, luego se convirtió en un municipio llamado Colonia Aelia Augusta Tipasensium que alcanzó una población de hasta 20000 habitantes allá por el siglo IV. Fue una de las ciudades más importantes  del Imperio romano en la actual Argelia.



La ciudad fue construida en tres pequeñas colinas que dominaban el mar. De las viviendas, la mayoría de las cuales estaban en la colina central, no quedan restos; pero hay ruinas de tres iglesias: la Gran Basílica, la basílica de Alejandro en la colina occidental y la basílica de Santa Salsa en la colina oriental. 



Igualmente dos cementerios, los baños del teatro, el anfiteatro y el ninfeo. La línea de las murallas la vamos recorriendo ubicada al pie de la colina oriental, en donde también se encuentran los restos del antiguo puerto.



Bajo el dominio romano, la ciudad adquirió una mayor importancia comercial y militar debido a su puerto y su posición central en el sistema de caminos de la costa romana en el norte de África.
Tipasa se convirtió en un centro importante del cristianismo en el siglo III. 



A pesar de poseer un peso importante a nivel militar, las fortificaciones de Tipasa no impidieron que la ciudad fuera conquistada por los vándalos cerca del año 429, poniendo fin a la prosperidad que la ciudad había disfrutado durante el periodo romano. En el año 484 durante la persecución de la iglesia católica por parte del rey vándalo Huneric, el obispo católico de Tipasa fue expulsado y reemplazado por un obispo arriano, lo que llevó a muchos habitantes de la ciudad a huir a España.



Tipasa revivió por un breve espacio de tiempo durante la ocupación bizantina en el siglo VI, pero recibió el nombre árabe de Tefassed cuando llegaron los árabes. Este término traducido significa “gravemente dañado”.

En 1961, dentro de las ruinas romanas, frente al mar y al monte Chenoua, se erigió una estela de honor a Albert Camus con esta frase en francés extraída de su obra Bodas en Tipasa: “Entiendo aquí lo que se llama gloria: el derecho a amar sin medida”. 

Argel


Regresando de Tipaza hacia Argel, aprovechamos, ya que teníamos la furgoneta contratada, para visitar el Monumento de los Mártires, que quedaba muy retirado del centro, así ya lo tendríamos visitado para el día siguiente.



Este monumento icónico conmemora la guerra de Argelia por la independencia de Francia. El monumento fue inaugurado en 1982 en el 20 aniversario de la independencia d Argelia.


Se construyó con la forma de las  tres hojas de palmera de pie que albergan la “llama eterna” debajo. En el borde de cada hoja se colocó un soldado, cada una representando una etapa de la lucha de Argelia.

Este monumento está formado por tres enormes frondas de palmera de hormigón que se juntan y se eleva 92 metros hacia el cielo, representando la unión de la agricultura, la cultura y la industria para hacer que Argelia sea grandiosa. 
En la base del Monumento se encuentra el Museo Nacional Moudjahid y una plaza abierta donde se organiza regularmente conciertos, eventos y exposiciones.


Foto cedida por Schreder

Aunque nosotros no la pudimos ver iluminada, en 2017 las autoridades locales decidieron instalar un nuevo sistema de iluminación que les permitiera crear fácilmente un hito nocturno extraordinario para marcar eventos especiales.




El museo relata la lucha contra la presencia francesa y la guerra de Argelia, con exposición de armas y objetos de guerra.


Muchas familias se concentran en este monumento para pasar el día. Varios tenderetes y vendedores ambulantes podemos ver aquí.

La Casbah de Argel


El día de hoy lo dedicaremos íntegramente a visitar la zona más antigua e histórica de Argel, la Casbah, declarada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1992.




Para ello cogeremos el metro que nos llevará directamente a la plaza de los Mártires y ya desde ahí recorremos toda la parte antigua.




Casba, en árabe  significa ciudadela o fortaleza, siendo este el barrio histórico que la rodea. Es un tipo único de medina, una ciudad islámica, ubicada en la costa del mar.

Construida sobre una colina, se adentra al mar dividida en dos: la ciudad alta y la baja.





En esta, bastante deteriorada, encontramos mezquitas, y edificaciones del siglo XVII,  además de las típicas calles-laberinto.


La Casba jugó un papel central durante las luchas de Independencia de Argelia (1954-1962). Fue el foco de insurgencia planeada por el Frente de Liberación Nacional que les dio un lugar seguro para planear y ejecutar ataques contra autoridades opresoras francesas  y agentes del orden público en la Argelia del momento.



Con el fin de contrarrestar los ataques, los franceses tuvieron que centrarse específicamente en la Casba.



La Casbah es un ejemplo de medina único en su género. Está emplazada en uno de los más bellos paisajes costeros del Mediterráneo, desde el que se dominan los islotes donde los cartagineses instalaron una factoría en el siglo IV a.C.  Sitio de memoria e historia. La Casbah posee vestigios de una ciudadela, mezquitas antiguas y palacios otomanos, así como una estructura urbana tradicional asociada a un profundo sentido comunitario.




La Fundación Casbah. Una asociación creada en 1991 para preservar el casco antiguo de Argel, ha emitido un informe en el que se censan 300 edificios  que amenazan ruina. Es lamentable cuando paseamos por sus callejas lo descuidado que está todo. En algunas zonas, es incluso peligroso por la posible caída de parte del edificio. Y es Patrimonio de la Humanidad, UNESCO.




Los habitantes de la Casbah llevan años denunciando su precaria situación ante las autoridades. Sin 

conseguir otra cosa. En el año 2018, la UNESCO llegó a celebrar una conferencia internacional como salvar la ciudadela, aunque se ha negado a incluirla en la lista de patrimonio en peligro. Cosa inexplicable por parte de la UNESCO.




Mientras muchos edificios se caen, los niños siguen jugando por sus cuestas y las mujeres tienden la ropa en los tejados y balcones, algunos invadidos por antenas parabólicas. 





Llegar a la alcazaba y a sus calles es como atravesar una puerta del tiempo que nos traslada al corazón histórico de la ciudad. Con sus calles laberínticas, calles empedradas y rincones místicos, muchos con la basura acumulada.



Sus callejuelas, inspiración de escritores, también conocieron el olor de la sangre, del miedo, la persecución y traición durante los años que duró la colonización francesa y su guerra de independencia. 
Me detengo en una tienda de rosquillas, el hombre habla algo de español y, con mucho esfuerzo y cierta tristeza, me cuenta que la Casbah se derrumba. 


Escombros, basura y distintos proyectos de restauración solo son parches que no evitan su deterioro. Todos aman la Casbah pero esta agoniza mientras se espera, aunque no se sabe muy bien ni qué ni cuándo.  
Lo dejo con sus quehaceres y sigue amasando, para seguir con las rosquillas.



Seguimos subiendo, bajando, por aquí, por allá. De vez en cuando me pierdo de mis compañeros, pero siempre controlando por donde van.

Me gusta inmortalizar con imágenes y escenas de la vida cotidiana de esta urbe. Su gente, sus vestimentas, sus rezos, sus costumbres, sus tradiciones…

Edificios apuntalados que no disimulan la historia pasada y, que ahora están a punto de caer. Otros ya han caído y solo queda el solar habitado por los muchos gatos que por aquí corretean y las yerbas que florecen entre los muros ya caídos.

Fue construida hace ya diez siglos, a sus 1000 años continúa luchando por mantenerse en pie, ajena al crecimiento natural del país y a su rápido deterioro.

La Madrasa Thaalibia fue fundada en 1904 y convertido en uno de los principales centros educativos y espirituales de la capital.
Construida en estilo del renacimiento morisco, cuatro cúpulas flanquean la cúpula central, un vestíbulo y un porche abierto entre las dos cúpulas de la fachada principal. Todas las paredes están revestidas, hasta la mitad, con loza y azulejos.






La Madrasa Thaalibia fue fundad en el 1904 convirtiéndose en uno de los principales centros espirituales y educativos la capital. Con cuatro cúpulas que flanquean a la cúpula central, un vestíbulo y un porche abierto entre las dos cúpulas de la fachada principal. Todas las paredes están revestidas, hasta la mitad con loza y azulejos.


Quizás la apreciación más grandiosa de la Casbah es la que proviene del inglés Samuel Purchas, que publicó relatos de viajes por todo el mundo a principios del siglo XVII. La llamó “el remolino de estas yeguas, el trono d la piratería, la cloaca del comercio y el hedor de la esclavitud…el receptáculo de los renegados de Dios y de los traidores de la patria”


Al bajar por unas escalinatas, en donde algunos de sus escalones estaban desprendidos, un fuerte y agradable olor a comida notamos a nuestro paso por esta calleja. En un diminuto local donde se sirven comidas caseras, la gente se agolpa haciendo cola y pedir algún manjar para llevar. El local es tan pequeño que la gente saca su comida y sentados en la calle saborean dicho manjar. Se va acercando la hora del mediodía, y el estómago ya nos va avisando de que tenemos que comer.



Poco a poco vamos abandonando la Casbah y, tiramos hacia la parte baja de la misma, en donde se concentran cientos de tenderetes que venden desde frutas, ropas, dátiles (muchos dátiles) o cualquier otra objeto que nosotros podamos imaginar: tornillos oxidados, varillas metálicas, candados rotos…y un sin fin de aparatos que no sirven ya para nada, al estar estropeados… 


Son las 14:30, hora de comer y, que mejor sitio que en los restaurantes que hay en el mismos puerto, allá vamos.
 



Aunque es verdad que llevábamos la referencia de comer en un restaurante, al llegar allí no nos convencía, ya que según uno de nuestros compañeros que entendía bastante de pescado, no lo veía bien. Así que seguimos buscando y entramos en uno muy bueno, y de calidad excelente.

Todo tenía muy buena pinta, podíamos pedir el pescado deseado al peso o simplemente las raciones ya sentados en la mesa.

Gambones a la brasa, corvinas, mero…y mariscos varios..

En el restaurante, los pocos argelinos que comían, se veían que tenían que ser de clase media-alta, ya que para el nivel de vida en general  de Argelia, este restaurante sería prohibitivo para la gran mayoría de ellos.

Comimos bien, muy bien pagando una media de unos 15 € cada uno. No estaba mal para degustar los pescados y mariscos de aquí.


Y de postre, exquisitos dulces que podemos encontrar en las muchas pastelerías que hay salpicadas por la ciudad y, atención superbaratos, 0,25 céntimos de euro.



Con varios pastelitos comprados cada uno,  nos sentamos a tomar café en una de las cafeterías más populares de Argel, Grand le Tantonville, cafeteria famosa por estar situada junto al Teatro Nacional y, ser el destino de muchos artistas, actores y actrices.



Junto a nuestra mesa, había una pareja de argelinos, ella era comediante y actuaba en ese Teatro.


 Le pregunto a José, en francés, de donde éramos, a lo que el ampliando la conversación le dijo que éramos españoles. 

Tras una pequeña charla, ella nos invitó a acudir al teatro a las seis de la tarde, ya que se iba interpretar una pequeña obra reivindicativa del pueblo saharahui.



Pues allí fuimos, no solamente nosotros, también la televisión argelina, la radio. Con presencia de la Minista de Cultura y altos mandos del ejército de Argelia. 




Todo un despliegue informativo para este evento en pro de la independencia del pueblo saharahui. Fue toda una sorpresa final en nuestro viaje a Argelia.