viernes, 5 de enero de 2018

Cuevas del Hundidero-Gato: Benaoján-Montejaque (Cádiz-Málaga) Enero/18



Muchas eran las veces que había pasado por esta zona (Benaoján-Montejaque-cuevas del Hundidero-Gato), siempre iba de montañas, de vías ferratas, de barrancos, o simplemente de sendero, pero nunca me había detenido para disfrutar de estos lugares de forma minuciosas. Pues este era el día, era nuestro objetivo. Un paseo por estos lugares. Quedamos mi amigo Carlos y yo en un excelente día soleado (aunque ya por la tarde el frío se empezó a acentuar) para disfrutar de este bello entorno de la Serranía de Ronda.


Con dirección Ronda viniendo de la carretera de Algodonales, nos desviamos en la "venta Vega" hacia Montejaque. A unos tres kilómetros hicimos nuestra primera parada, vamos a bajar y visitar la cueva del Hundidero.


En una gran explanada situada a nuestra derecha dejaremos el coche. Tras recorrer algo más de un kilómetro, en una fuerte y pronunciada bajada llegaremos a la cueva. El sendero perfectamente señalizado, e incluso protegido con unas barandillas de acero en las empinadas escaleras de bajada. A nuestro paso vamos dejando la "frustrada construcción del pantano de Montejaque".


Una vez abajo, en la umbría, la humedad (musgos y líquenes) nos indicaban el inicio de la inmensa e impresionante cueva del Hundidero.




Tal como nos indica el cartel informativo, antes de la bajada a la cueva del Hundidero:

"Nos encontramos ante una de las cavidades más singulares de Andalucía. Cuenta con dos bocas, ésta en la que nos encontramos, Cueva del Hundidero, y otra al sur , la Cueva del Gato. El cavernamiento, se produce  porque la Sierra del Algarrobo obstaculiza el paso al río Gaduares, que se ve obligado a excavar en la roca para buscar salida a sus aguas.
Descendiendo por la senda marcada llegaremos a la imponente Cueva del Hundidero, que tiene unas dimensiones de 64 metros de alto por 10 metros de ancho, por donde el río Gaduares desaparece bajo tierra. La otra entrada denominada Cueva del Gato es el vaciado natural del complejo, donde reaparece a la superficie el río Gaduares y se une al río Guadiaro.
El sistema consta de una galería principal de más de 4 kilómetros de longitud. En épocas de estiaje, la cavidad tiene 25 lagos que hay que cruzar a nado, siendo el más largo de ellos el Cabo de las Tormentas con 114 metros de longitud. la suma de todas las galerías arroja un desarrollo de 8 kilómetros con un desnivel desde la boca del Hundidero hasta la boca del Gato de 112 metros." 


Nos adentramos unos 100 metros hacia el interior de la cueva, con nuestras linternas pudimos iluminar parte de esta inmensidad. El terreno se ponía algo peligroso en la bajada, con lo que decidimos volver cuando ya las grandes rocas impedían nuestro descenso.


Sorprendidos e impactados por esta grandiosidad de cueva, al poco empezamos a subir de nuevo hacia el coche. Nos detuvimos en un pequeño mirador con vistas al ¿pantano? junto a un pequeño pinar. En un cartel empezamos a leer el frustrado proyecto de la construcción de la presa de Montejaque.


La presa de los Caballeros: su construcción se inició en 1923 con el fin de utilizar las aguas del río Gaduares para generar energía eléctrica. Con este embalse la compañía sevillana de electricidad pretendía completar la producción de energía eléctrica en la  Cuenca del río Guadiaro. El proyecto de la presa fue encargado a la empresa suiza Electrowat. Lo más notable de esta colosal obra de ingeniería es su presa o muro de cerramiento. Es de tipo denominado "cúpula-bóveda", con paramentos de doble curvatura, que desviaban la presión del agua hacia los laterales. Con una altura superior a los 83 metros, fue la primera presa construida en este tipo en toda Europa. Sin embargo esta magna obra fracasó. Los estudios técnicos previos habían suscitado fundadas dudas sobre la viabilidad de un pantano en un terreno kárstico, en el que las aguas se sumían con facilidad. A escasos metros del pie de la presa, las aguas de río desaparecían por el Hundidero para salir a la superficie por la Cueva del gato. Tras arduos esfuerzos para taponar las vías de escapes de agua, se decidió definitivamente abandonar el proyecto en 1947.      

Y ya en el coche ponemos rumbo hacia la Cueva del Gato, en la cercana Benaoján situada a unos 7 kilómetros tras pasar por el pueblo de Montejaque (ambos los visitaremos por la tarde)


Nuestro paso por Montejaque...


Y llegando a Benaoján...


Una vez en Benaoján, lo pasamos y seguimos por la carretera que nos llevará en un kilómetros a la estación de Benaojan. Aquí en la misma estación de trenes dejamos el coche.


A unos 100 metros, junto al río Guadiaro, encontramos varias indicaciones, y una de ellas, el sendero de la Cueva del Gato.


Según nos muestra el cartel informativo, por delante tenemos 2170 metros y una hora (obviamente mucho tiempo, nosotros en menos de media hora ya estábamos allí) pensado para todo tipo de personas no acostumbrada a andar.


Paseando por un cómodo sendero paralelo al río Guadiaro, pasamos por una pequeña casa rural y un poco más adelante destaca sobre una colina un torreón, posiblemente será algún alojamiento con restaurante incluido.


Y en 25 minutos llegamos al complejo de la Cueva del Gato.
Declarada como Monumento Natural en el año 1985.


Se accede por un puente recientemente inaugurado (diciembre/2017) y tras pasar a través de unas pasarelas por debajo del puente de las vías del tren, llegamos a este hermoso paraje,


Frente a nosotros ya vemos la cueva, y delante de ella, una cascada por la que no deja de manar agua de forma permanente. 


Estas aguas caen en un pequeño lago, en donde los calurosos días de verano son el destino ideal para muchos visitantes que se sumergen en sus limpias y cristalinas aguas.


Bordeando el lago subimos con dirección a la cascada y la cueva...


Ascendemos por unos escalones labrados en la misma roca (¡cuidado puede resbalar!) y nos acercamos lo máximo que podemos a la boca de la cueva. 




Increíble también las dimensiones de la cueva...de donde no deja de caer agua a través de esa cascada.




El manantial presenta aguas permanentes y cristalinas después de superar un tramo subterráneo de más de cuatro kilómetros, desde la cueva del Hundidero, de donde venimos.


Esta cavidad alberga también una de las mayores colonias sedentarias de murciélagos cavernícolas, importantes pinturas rupestres, tanto en la boca como en el interior de la cavidad y cultura material del Neolítico, de ahí que este lugar este declarado como Bien de Interés Nacional.


Y de nuevo volvemos por el mismo sendero hasta la estación de Benaoján.
He de decir que para los menos andarines, el coche se puede dejar en la misma carretera junto a la venta de la Cueva del Gato pudiendo acceder fácilmente en diez minutos. 



Sobre las 14:15 llegamos a la estación de Benaojan, hora ideal para picar algo en el bar "Stop", situada en frente de la misma estación. Un buen lugar para picar y tomar unas cervezas.

Y ahora toca visitar los pueblos de Benaoján y Montejaque. Empecemos por el primero, Benaoján.


¡Cuantas rutas realizadas por el entorno y sin conocer por dentro Benaoján!.
Incluso ahí en frente, en esa mole de peñón ya habíamos realizado la vía ferrata tras superar un buen desplome y el puente tibetano.


...Pero hoy si tocaba por fin visitarlo...


Situado a unos 550 metros de altitud, Benaoján, su nombre, de evidente origen árabe, unos lo hacen significar los hijos de Ojan, tribu bereber, y otros casa de panadero.


Además de la cueva del Gato y el Hundidero, Benaoján es famosa también por albergar en su entorno la cueva de La Pileta, ya descubierta en 1905.


Paseamos durante un buen rato por sus empinadas callejuelas, muchas de ellas enmarcadas con una blanca arcada. 



En la parte alta del pueblo se empieza a notar un airecillo más frío, el tiempo empieza a cambiar.
El pueblo tiene bellos rincones...y seguimos subiendo y bajando por sus callejuelas.


En una de sus estrechas callejuelas, la fachada de una de las casas premiada (primer premio) en el año 2009.


Y de nuevo para el coche, partiendo ahora hacia nuestro siguiente objetivo, Motejaque, último destino en el día de hoy.

Montejaque


Situado a unos 700 metros de altitud, Montejaque destaca por estar situado en un bello enclave paisajístico, presidiendo por una parte el Hacho de Montejaque, el cerro Tavizna...de ahí su nombre "Monte-Xaquez" que significa "Montaña Perdida".


Según entramos en el pueblo y tras dejar el coche en la plaza del ayuntamiento, nos dirigimos para subir al Mirador del Karst. Un hermoso lugar desde donde tenemos unas bellas imágenes de Montejaque y sus alrededores.



El casco antiguo de Montejaque, lleno de casas blancas y rincones pintorescos, sube hasta el barrio alto, que se caracteriza por un laberinto de callejuelas empinadas, típicas de la época musulmana.


El lavadero de la Fuente Vieja de Montejaque


El Lavadero de la Fuente Vieja de Montejaque se inauguró en marzo del año 2009, convirtiéndose en el centro de interpretación para mostrar la historia de una construcción que tuvo un papel fundamental en el municipio, restaurado como homenaje a la mujer, en donde tantas amas de casa se arrodillaban en los tiempos en los que el agua escaseaba en las viviendas.


Hemos pasado un buen día, sin que haya habido ni subida a las montañas, ni trepar por las paredes, ni bajar por los barrancos...hemos conocido otro trocito más de nuestra bella Andalucía.

domingo, 31 de diciembre de 2017

Barranco de Tavizna (Cádiz-Diciembre/2017) (Febrero/19 con video)



En este penúltimo día del año nos vamos de ruta, concretamente una de barranco, combinada con un buen sendero de ida y otro de vuelta, al barranco de tavizna, situada en el entorno del Parque Natural de Grazalema.
El día es espectacular, un sol reluciente...un día ideal para despedir el año haciendo una bonita ruta...y como siempre con unos inmejorables compañeros.

La ruta comienza en el Km 37 de la carretera A-372 que une Benamahoma con Grazalema, frente al Área Recreativa Los Llanos del Campo. 


Aquí dejamos el coche, un lugar ideal para aparcar. Son las diez de la mañana. Empezamos a dejar algunas prendas de ropa, que seguro que nos van a sobrar. A estas horas de la mañana ya se prevé un buen día; solo cogemos lo justo para empezar a subir: cascos, arneses...todo lo necesario para rapelar, y algo para picar.


En esta ocasión nos damos cita cinco compañeros del club: Ana Mari, Jesús, Miguel Angel, Víctor (de él fue la idea de la ruta exploratoria de hoy) y el que escribe. Pues allá vamos, con todo lo necesario a nuestras espaldas. 
La ruta constará de unos 9 kilómetros, compuesta por 3,5 km de ida (una hora), 2,5 km de barranco ( tres horas y media) y 3 km de vuelta (una hora con picoteo incluido). Estaremos algo más de seis horas, y al final superaron los 500 metros de desnivel.


Atravesamos la carretera, y justo en frente nos encontramos el sendero de los llanos del Berral y que nos llevaría hasta el mirador del castillo de Aznalmara (por ahí regresaremos) pero ahora, al poco de adentrarnos en este sendero lo abandonaremos hacia la derecha justo después de pasar una casetilla blanca.


El senderillo perfectamente marcado nos asciende (en tramos bastante fuerte) hasta el collado en donde en frente tendremos el pico Albarracín. El sendero se hace ameno a pesar de su desnivel ya que el paisaje cargado de grandes encinas y quejigos nos alegra la vista.

A partir de  este collado solo tendremos que bajar hasta el mismo cauce del río tavizna, y una vez en él, recorrerlo hasta donde se empieza a abarrancar.



Durante algunos metros lo fuimos recorriendo, simplemente destrepando por los muchos toboganes que nos íbamos encontrando por el cauce.
 ¡Eso si con mucho cuidado, la roca está muy resbaladiza!

El recorrido consta de unos 13 o 14 rápeles, algunos de ellos fáciles de destrepar, otros algo más complicado. Los más altos de unos 15 metros de altura. Nosotros al final creo que hicimos unos 10 rápeles de bajada.








Pues allá vamos, empezamos a bajar, aunque en los dos primeros y con "reunión" incluida lo saltamos ya que lo pudimos destrepar.


Y según avanzamos, a los pocos metros nos encontramos con otro enganche para instalar la cuerda. Pues allá vamos de nuevo.


 ¡El día es espléndido, y las vista son espectaculares!
Allá al fondo podemos contemplar la sierra de la Silla.


En el siguiente rapel tenemos una caída vertical bastante larga, algo más de diez metros, poco a poco lo vamos bajando todos.





De nuevo el barranco se encajona, y las adelfas y las grandes ramas nos impiden realizar fácilmente los rápeles.



La instalación de las grapas y reuniones están perfectamente consolidadas, aunque una de ellas nos costó la propia vida verla.


Y allá vamos de nuevo, estas si que están encajonadas y con una buena altura.
¡Esperemos que esa gran roca que hay arriba no nos caiga cuando bajemos! 





Llevamos casi dos horas de bajada, una paradita para tomar algo de frutas sería lo suyo. ¡Que vistas tenemos detrás!


 Y de nuevo al ataque...ya estamos casi terminando.
Ahora llegamos quizás al más alto, unos 15 metros.




El último y mas largo y alto, necesitamos prácticamente de los 40 metros de cuerda. Es doble, una bajada de unos 9 metros, un llano y otra bajada en vertical de unos cuatro metros.
El agarre hay que hacerlo obligatoriamente en la parte superior, abajo no hay reunión. Además está en una zona muy umbría. ¡Cuidado porque la cuerda nos tira hacia la derecha!




Y como casi siempre, el pobre Víctor recogiendo todo el tema de las cuerdas, ¡pero que quede claro que nosotros siempre acarreamos con los mochilones de material, que no se queje!


 Y por fin llegamos al final de los rapeles, pero no al final del barranco. Ahora toca destrozarnos la piel con los pinchos durante unos quince minutos...resbalones, caídas en las pozas, y las adelfas en los ojos. 



Ahora si. 
Cuando llegamos al final del barranco y tras saltar una alambrada, a nuestra izquierda sale un pequeño senderillo pegado a las paredes de la última zona del barranco. Esta será nuestra salida.



Aquí descansamos un rato y aprovechamos para compartir unos bocatas. Son las 14:30 horas.Y de nuevo en marcha...
El senderillo ahora nos ascenderá, dejando allá a lo lejos, a nuestra derecha el castillo de Aznalmara.



Y tras un rato de calor, y unos tres kilómetros de recorrido, por fin llegamos al mirador del castillo de Aznalmara.
Ya solo nos queda llegar hasta el área recreativa de los Llanos del Campo, al que llegaríamos tras avanzar tranquilamente en unos quince minutos y algo más de un kilómetro, pudiendo disfrutar frente a nuestros ojos de la majestuosa sierra del Pinar, con su "torreón" como cumbre más alta. 



Y a las 16:30 en el coche.
Buen pateo y tramo de barranco para despedir el año.
Ya solo queda un buen café en El Bosque...y hasta la próxima que ya será en el año 2018.

Febrero/19