Ruta diario por
Finlandia, Estonia, Letonia y
Lituania
Interesante viaje el realizado por
estos cuatro países en julio/14, en los que hemos recorrido un total de 1600
kilómetros, utilizando como medio de transporte el avión, barco, tren, autobús,
microbuses, tranvías, trolebuses, e incluso en dos ocasiones el auto stop en
pequeñas distancias, y todo esto con una duración de 17 días que es lo que duró
nuestro viaje, y por supuesto todo por libre.
A la hora de dormir, hemos intentado
albergarnos en establecimientos baratos, y de hecho lo hemos conseguido. Hemos
alternado albergues, sobre todo en las capitales mayores, con pequeñas casas
particulares convertidas en hostales, alguna cabaña en la orilla de un lago
y algún que otro hostal clásico.
Aunque nos hubiera gustado hacer un
circuito mayor por Finlandia, solo visitamos el Sur ya que la prioridad de este
viaje era recorrer los países bálticos. Sin embargo por esos otros tres países
si lo recorrimos con mayor profundidad, estando en cada uno de ellos cuatro
días. Son países pequeños en extensión con lo que es fácil y rápido moverse
entre ellos, existiendo además una buena red de transporte público que comunica
las ciudades. Como todos sabemos eran antiguas repúblicas exsoviéticas, y desde
que consiguieron su independencia en el año 1991 se han ido modernizando
rápidamente sobre todo Estonia, ejemplo mundial del avance tecnológico. Son
países seguros, y bien preparados para acoger a los viajeros. Sus mayores
atractivos son las ciudades, de hecho las tres capitales bálticas están
declarada como patrimonio de la Humanidad por la Unesco. A continuación detallaré de forma resumida
los lugares visitados. Finlandia (Sur): Helsinki,
Turku y Porvoo. Estonia: Tallin,
Tartu, Lago Peipsi: Mustvee y Raja. Letonia:
Riga, Parque nacional de Gauja: Sigulda y Cécis. Lituania: Vilnius, Kaunas, Siauliai, cerro de las cruces, isla de
Trakai.
El nivel de vida es muy variado,
dependiendo del país. Por ejemplo en Finlandia
(no era ninguna sorpresa) es muy caro, carísimo, como dos veces y media más que
en España. Comer de restaurantes es prohibitivo, salvo que se lleve los bolsillos bien repletos, y que no es nuestro
caso. Así que toca dar muchos paseos a los supermercados que son bastante
asequibles. Moverse con transporte público es caro, sirva como ejemplo, el
autobús de Helsinki a Turku cuesta ida y vuelta 65 € y solo hay 120 km, pero
para pasar de una capital a otra no hay más remedio que gastarlo, así que hay
que ahorrarlo por otro lado. Tomar un buen desayuno hay que pensárselo bien, ya
que solo el café no baja de los 3 €, y tomar una cerveza raramente baja de los
4 €. Aunque por ejemplo en Porvoo comimos bastante decente por solo 10 € cada
uno pero sin bebida incluida. El idioma oficial además del finés es el sueco,
entenderlo es prácticamente imposible con lo que la mejor opción para comunicarse
con la gente es el inglés, todo el mundo lo habla. La moneda es lógicamente el
euro. En cuanto a la religión, básicamente siguen los pasos de la iglesia
Luterana, y alguna pequeña influencia ortodoxa.
La vida en Estonia ya cambia bastante. Atravesar el charco es entrar en otro mundo económico. El poder adquisitivo es similar al de España, pero he de decir que difiere mucho comer en un restaurante de la zona turística, a comer o desayunar donde ellos lo hacen. La diferencia es de casi el doble. Es cuestión de buscar, mirar y preguntar. El transporte es barato, muy barato. Moverse de una ciudad a otra sale tirado de precio. Por ejemplo entre Tallin y Mustvee que están separado por 180 km cuesta solo 12 €. En cuanto al idioma, el estonio para nosotros es como estar en otro planeta, no se entiende nada, pero eso no es problema ya que por las zonas turísticas el inglés se habla bastante. Sin embargo cuando nos alejamos a zonas rurales el inglés ni existe. Por ejemplo en Mustvee, a orillas del lago Peipsi y haciendo frontera con la federación rusa, la chica que nos atendió en información y turismo no hablaba inglés, solo estonio, ruso y algo de alemán, con lo que el idioma de los gestos lo tuvimos que utilizar bastante para podernos entender. Desde hace poco la moneda oficial también es el euro. En cuanto a la religión, históricamente han estado muy influenciados por los países escandinavos, de ahí que existan muchas iglesias luteranas. Por otra parte, y al estar muy vinculados con la Unión Soviética, la religión ortodoxa es la mayoritaria. Caso puntual y excepcional es en el Este de Estonia en torno al lago Peipsi donde existen pequeñas comunidades de veterocreyentes y que más adelante lo explicaré con más detalle.
En Letonia hay de todo, aunque los precios son similares o quizás algo
más bajos que en Estonia. Comer se puede hacer bien y por poco dinero, hay que
buscar los sitios y huir de la zona turística, por 6 € se puede comer
estupendamente. Moverse en transporte público sale muy rentable. Por ejemplo
entre Sigulda y Cecis o Riga que hay unos 50 km, el billete lo podemos
conseguir por un par de euros. Este es
quizás el país con mayor influencia rusa, solo en Riga, casi la mitad de sus
habitantes son de origen ruso. Entender el letón es ardua tarea, con lo que en
las zonas más turísticas es fácil entenderse en ingles sobre todo con los
jóvenes, si ya nos mezclamos con la población autóctona poco o nada entienden
el inglés. Desde enero de este año 2014 la moneda oficial también es el euro,
aunque todos los precios también la ponen en su antigua moneda “el Lats”. La
religión mayoritaria es la ortodoxa, aunque podemos encontrar todavía alguna
iglesia luterana.
Lituania a voz
de pronto es la que nos pareció más económica. Salvo en la capital de Vilnius
que los precios subieron algo más, en el resto del país se puede comer por poco
dinero. He incluso en general los supermercados nos resultaban bastante
baratos. Al igual que en los otros países bálticos, el transporte es muy económico.
Sirva como ejemplo que un microbús que recorre 100 km desde Kaunas a Vilnius
cuesta unos 5 €. Si las otras lenguas eran difíciles de entender, el lituano no
es menos. Salvo la población que está relacionado con el turismo y que se
defiende en inglés, la gente de la calle solo habla el lituano, con lo que a
veces las manos las hemos tenido que utilizar en más de una ocasión. La moneda
oficial es el “lits”, y a fecha de julio/14
1 €=3,42 lits, aunque previsiblemente en enero del 2015 entrará como
moneda oficial también el euro. En cuanto a la religión, es el país sin lugar a
dudas más homogéneo ya que casi el 100%
son católicos, y además con un alto porcentajes de practicantes. País con una
larga trayectoria católica y que más adelante me extenderé en la explicación
sobre el fenómeno producido en el “cerro de las cruces”. Vilnius, su capital
está repleta de bellas iglesias católicas.
A continuación detallo el recorrido realizado durante estos
17 días, indicando en cada día el trayecto recorrido, los kilómetros, el lugar
donde dormimos y su precio:
Día 1. (ESPAÑA). Sevilla-Barcelona Dormir en Aeropuerto de Barcelona.
Día 2. (FINLANDIA) Barcelona-Helsinki Dormir Helsinki. Albergue
Cheapsleep (20 €/persona).
Día 3. (FINLANDIA)
Helsinki-Porvoo-Helsinki, (110 km i/v autobus) Dormir Helsinki. Albergue Cheapsleep (20 €/persona).
Día 4. (FINLANDIA) Helsinki-Turku-Helsinki, (240 km i/v autobus) Dormir Helsinki. Albergue Cheapsleep (20
€/persona).
Día 5. (FINLANDIA-ESTONIA) Helsinki-Tallín. (80 km Barco) Dormir Tallín Albergue Fat Margarets
(30 €/H. Doble).
Día 6. (ESTONIA) Tallín. Dormir
Tallín Albergue Fat Margarets (30 €/H. Doble).
Día 7 (ESTONIA) Tallín-Mustvee (180 km
autobús) Dormir en Mustvee.
Cabañas kalameeste Maja (30 €/cabaña)
Día 8 (ESTONIA) Mustvee-Tartu (60 km autobús) Dormir en Tartu. Casa particular Herne Home accomodation (30
€/H.doble)
Día 9 (ESTONIA-LETONIA) Tartu-Sigulda (180 km autobús-tren) Dormir en Sigulda. Casa particular Livonja
(30 €/H.doble)
Día 10 (LETONIA) Sigulda-Cécis-Sigulda (70 km i/v autobús) Dormir en Sigulda. Casa particular
Livonja (30 €/H.doble)
Día 11 (LETONIA) Sigulda-Riga (45 km autobús) Dormir en Riga. Hostel Liene (33 €/H.doble)
Día 12 (LETONIA) Riga Dormir
en Riga. Hostel Liene (33 €/H.doble)
Día 13 (LETONIA-LITUANIA) Riga-Siailuiai. (140 km Microbús) Dormir en Siauliai. Hostel Turné
guest (29 €/H.doble)
Día 14 (LITUANIA) Siailuiai-Kaunas. (180 km autobús) Dormir en Kaunas. Albergue City hostel (29 €/H. doble)
Día 15 (LITUANIA) Kaunas-Vilnius (100 km Microbús) Dormir en Vilnius.
Albergue Fabrika (35 €/H. doble)
Día 16 (LITUANIA) Vilnius-Trakai-Vilnius
(45 km i/v autobús) Dormir en aeropuerto Vilnius.
Día 17 Vilnius-kiev-Madrid-Sevilla
Día 1. Sevilla-Barcelona
Este viaje comenzó sobre las ocho y
media de la tarde cuando cogimos el autobús que nos llevó directamente al
aeropuerto de Sevilla, donde allí teníamos reservado vuelo hacia Barcelona con
la compañía Vueling. Nuestro avión salió a las 23 horas, sin nada que facturar
ya que llevábamos solo una pequeña
maleta de mano con las medidas y peso escrupulosamente marcada por las
compañías, de este modo empezamos a ahorrar en dinero y en tiempo. Aterrizó en
el aeropuerto del Prat sobre las 00,45 horas del día siguiente. Nuestro próximo
vuelo para Helsinki saldría a las ocho de la mañana. De este modo, cuando
llegamos al aeropuerto y leímos los paneles de las salidas de vuelos, nos extrañó que no aparecía el nuestro.
Sorprendidos le preguntamos al chico de información por aquel desconcierto, a
lo que él nos contestó que ese vuelo salía de otra terminal, de la T2B (esa
información no aparecía en nuestra reserva). Así que tras preguntar varias
veces como podríamos trasladarnos a ese otro terminal, nos indicaron el autobús
interno que comunica las terminales y que teníamos que coger para
dirigirnos a él. Siete kilómetros separa ambas terminales, menos mal que
íbamos con tiempo más que de sobra.
Eran casi la una y media de la
madrugada cuando buscamos un lugar para instalarnos en la terminal, y
medianamente dormir hasta que abriesen los mostradores de facturación
(previsiblemente sobre las 6,30). Así que teníamos cinco horas para matar el
tiempo e intentar dar una cabezada. Complicado estaba, decenas de personas ocupaban los asientos, algunos sentados, otro
ya tumbados, y el resto en las sillas de las cafeterías ya cerrada. Otros
tantos viajeros repartidos por el suelo,
algunos con saco de dormir y otros recostados como podían. Nosotros sin asiento
nos teníamos que buscar la vida, tras dar vueltas por la terminal, al final
optamos por pedir a alguno tumbado en varios asientos que dejaran espacio
libre. Así que entre silla, suelo y cabezada nos dieron las 6,45 horas que fue
cuando abrieron para facturar.
Día 2. (FINLANDIA) Barcelona-Helsinki
A las ocho de la mañana nos salió nuestro vuelo hacia
Helsinki con la compañía Norwain Airlines llegando a Helsinki a las 12,30 horas
locales (una hora más que en España). En el avión, una señora que llevábamos de
acompañante, española y afincada en Finlandia ya hacía años y casada con un
finlandés fue nuestro primer acercamiento a este país nórdico. Charlando y
preguntando sobre algunas cuestiones de Helsinki y que ella conocía
perfectamente nos fue orientando sobre esa cosmopolita ciudad.
Tan intensa fue la conversación, que cuando llegamos al
aeropuerto de Helsinki, y al decirle donde nos íbamos a hospedar, compartimos
un taxi con la pareja, dejándonos en la misma puerta del albergue y cogiéndonos
solo 5 € cada uno de nosotros para pagar parte del taxi. Lo suyo sería bastante
más dinero. Buen inicio del viaje.
Subimos a nuestro albergue, típico alojamiento de mochileros,
nos inscribimos y nos dieron nuestra habitación compartida con 18 camas.
Helsinki es muy caro alojarse y los hoteles son prohibitivos, con lo que
optamos por pasar tres noches en éste y empezar a ahorrar.
El “Cheapsleep” está ubicado a cuatro kilómetros del centro
pero muy bien comunicado con tranvías, trolebuses y autobuses que paran en la
misma puerta.
Son varias habitaciones de las que dispone y una amplia zona
común con cocina, reuniones, juegos… Es lugar de encuentro de viajeros de
muchas nacionalidades y no solo de mochileros.
Una vez ubicados y situados en el mapa nos fuimos a recorrer
Helsinki. Sobre las dos de la tarde y con plano de la ciudad en la mano nos
adentramos en este mundo finlandés tan
diferente al nuestro con aires latinos. Lo primero que se nos va a la vista es lo
caro que resulta todo.
Fresas entre cinco y seis euros el kilo, cervezas a cuatro
euros, comer en restaurantes cuarenta euros, desayunar ocho euros… todo
carísimo. Curiosamente entramos en un supermercado de marca internacional (lidl)
para comprar algo y hacer bocatas, nos sorprendió que no tuviese precios
desorbitados. Cargamos nuestras mochilas de todo lo necesario para comer y a
sentarnos al parque del al lado. Nos asombró la afición tan grande que existe
por el alcohol, sobre todo por la cerveza, están todo el día bebiendo, desde
bien entrado el día.
Ya en el centro nos disponemos a movernos por la zona más
turística. Helsinki es una ciudad cosmopolita, podemos ver gente de muchas
partes del mundo, sobre todo orientales.
La ciudad tiene bastante mezcla de país nórdico y a la vez
con ciertos aires de influencia rusa, y con algunos toques de ciudad
centroeuropea. Sin ser una ciudad con demasiados reclamos turísticos, si es
interesante su visita, de hecho cada año la recorren miles de viajeros.
Sencillamente estamos en un país nórdico y Finlandia tiene mucho peso. Helsinki
es su capital.
La plaza del Senado es sin lugar el lugar donde todos los
viajeros obligatoriamente se dan cita.
Es el corazón de Helsinki. En ella se encuentra la grandiosa catedral Luterana,
el edificio religioso más imponente de la ciudad. Otros edificios notables de
la plaza son la Universidad Nacional y el Consejo de Estado.
Finalizada y consagrada en 1852 la catedral luterana de
Helsinki domina desde lo alto toda la plaza del Senado.
Curiosamente, el cuidado artístico que se persiguió en su
exterior no se corresponde con el interior del templo, que resulta un tanto
frío y poco decorado. Este templo, además de utilizarlo como lugar de culto, se
utiliza también como sala de exposiciones y conciertos ocasionalmente.
Curiosamente su cripta ha sido reconvertida en un café de forma permanente.
Junto a la plaza del Senado, la del mercado, ubicada en el
mismo puerto. Aquí podemos degustar sabrosos manjares que en pequeñas terrazas
podemos degustar. Muchos tenderetes nos ofrecen variadas y carísimas frutas.
Varios embarcaderos junto al mercado, son reclamo permanente para realizar un
viaje por la costa de Helsinki.
El ambiente está garantizado desde primeras horas de la
mañana hasta bien entrada la tarde. La entrada y salida de grandes ferris
transitan de forma continuada por los muchos islotes que forman la ciudad de
Helsinki.
Junto al puerto, nos dirigimos hacia la otra catedral, en
este caso al templo ortodoxo de Uspensky. Erigida sobre un pequeño montículo en
el islote de Kattajanoka. Es el
templo religioso de mayor tamaño consagrado de toda Finlandia. Construida en
estilo elavo-bizantino con fachadas de ladrillo rojo y esbelta cúpula
poligonal.
Esta catedral junto con la otra luterana son los dos grandes
símbolos de la ciudad de Helsinki. Al estar ambas ubicadas junto a los
embarcaderos, sus vistas se hacen espectaculares cuando se entra y sale del
puerto de Helsinki.
Junto a ésta, una zona verde y de descanso es lugar
ideal para disfrutar de excelentes vistas de la ciudad.
Aprovechando que estamos junto al puerto, echamos un vistazo
para localizar el lugar exacto de donde salen los barcos de la compañía Viking line y que pasados tres días nos
atravesará a la ciudad estonia de Tallin. De vuelta a la zona comercial de
Helsinki, de nuevo pasamos por la plaza del Senado y nos dirigimos hacia una
ambientada alameda en donde los habitantes de esta ciudad se sientan en el
césped a tomar el sol.
Si queremos comer en buenos restaurantes y con suculentas
comidas el mejor lugar para hacerlo son en las calles peatonales entre la plaza
del Senado y la del Mercado.
A
nuestro paso hacia la zona comercial nos encontramos con un grupo de cantantes
entonando bonitas canciones con un cierto toque
finlandés. Mucha juventud de la zona se entremezcla con los viajeros que
pasamos por aquí, muchos se detienen y completan el aforo del césped tomando el
sol, a la vez que disfrutamos de música de la zona.
Aprovechamos para tomar unos cafés por la zona. Aunque esto
del café con leche es complicado cuando lo pides. Un café expreso y la leche te
la darán aparte en los envases más curiosos.
Cerca de la zona de la estación de trenes y autobuses, los
comercios,centros comerciales nos lo encontramos a cada paso que
damos por estas amplias avenidas.
Como al día siguiente tendríamos que coger un autobús hacia
Turku, localizamos la estación de autobuses y que curiosamente está en el
interior del centro comercial de kamppi, y en la planta sótano. Después de un
rato de intentar entender de donde salían los autobuses por fin nos enteramos
¡y que precios!
En la avenida Mannerhimintie
nos encontramos con hermosos edificios, muchos de ellos pertenecen a centros
oficiales de Helsinki. Decenas de terrazas repletas de esbeltos rubios y rubias
tomando esas refrescantes cervezas, y que en muchas ocasiones parecen desayunar
ya con ellas.
El edificio de la estación de ferrocarril construida en 1914
tiene una espectacular fachada ornamentada con cuatro estatuas monumentales.
Después de las catedrales de Helsinki, esta es una de las imágenes más
representativas de la capital.
Recomendado
por la señora que conocimos en el avión, fuimos a visitar la iglesia de Temppliaku situada en la calle Lutherinkatu nº 3, conocida también como el
templo de la roca. Esta obra que fue edificada en el año 1969 está construida
dentro de un gran peñasco. Cuando llegamos se estaba celebrando un concierto de
música clásica compuesta mayormente por violines. Sosegada media hora la que
pasamos dentro de la roca escuchando una fantástica música.
Para dar por finalizada tan intensa jornada, que mejor que
despedirnos con las magníficas vistas del edificio del teatro de la ópera. De
nuevo con mapa en mano a recorrer los cuatro kilómetros que nos separa hasta
nuestro albergue.
Día 3. (FINLANDIA) Helsinki-Porvoo-Helsinki
A las 10,15 teníamos prevista la salida hacia Porvoo. Nos
levantamos temprano y cogimos el autobús 70t (3 € billete) que nos llevaría
directamente hasta el centro comercial
Kamppi, que como ya dije anteriormente es donde se ubica la estación de
autobuses.
Porvoo se encuentra a solo 53 km de Helsinki pero el billete
ida y vuelta nos costó 27 € por persona. Así que tras pagar 6 € por dos cafés
con leche que nos tomamos en el centro comercial partimos hacia Porvoo a la que
llegaríamos una hora después.
Porvoo es la segunda ciudad más antigua de Finlandia. Está inundada
de viajeros procedentes de muchas partes del mundo, y no es de extrañar, ya que es
una
hermosa ciudad. Pasear por su casco histórico es toda una delicia, y
a la vez nos traslada a tiempos pasados. “Caminar por Porvoo”, eso es lo que
aparece en el plano que nos dan en turismo para recorrer esta bonita ciudad. La
ruta que aparece marcada en el mapa tiene algo más de dos kilómetros y puedo
asegurar que es una ruta con bellos rincones. Para todo viajero, y que seguro
que al igual que yo, ya vimos fotos de Porvoo y por eso nos trajo aquí, lo
primero que queremos contemplar son las casitas de madera de color ocre que se
encuentran a orillas del río, y que su estampa es la más vista de Porvoo.
Pasear por la orilla
y contemplar en el otro margen el reflejo de las casitas sobre el río son
imágenes difíciles de olvidar. Antiguamente los mercaderes las utilizaban como depósitos.
Entonces los barcos solían subir por el río procedente del mar para descargar y
cargar sus mercancías aquí.
Sin lugar a dudas la vista más pintoresca de la zona es la
que podemos disfrutar desde el mismo puente.
Arquitectura, arte, artesanía, antigüedades... Empecemos a
disfrutar Porvoo.
La catedral de Porvoo (Kirkkotori)
se encuentra situada en la parte alta del casco viejo y fue levantada sobre
los cimientos de una antigua iglesia construida en época medieval, siendo
consagrada como catedral luterana en 1723.
Siguiendo por la zona alta de la ciudad y cerca de la
catedral podemos callejear por estrechas callejuelas empedradas, donde muchas
casas de madera están decoradas con bellos ventanales y coloridos jardines.
El famoso poeta nacional Johan Ludving Rumeberg y su familia
vivieron en cuatro casas de esta coqueta zona de Porvoo.
En esta zona podemos encontrar también la conocida como escalera del diablo en donde según la
leyenda fue el mismísimo diablo quien creó esta formación rocosa que se asemeja
a una escalera y desde la cual se tiene una vista de la capital.
Los intensos colores de los muchos macetones instalados por
los alrededores de la catedral hacen que el paseo sea de lo más agradable a
pesar del sofocante calor que estamos pasando.
Bajamos
de nuevo a las calles peatonales más comerciales de Porvoo en donde los
restaurantes y tiendas de suvenir hacen su presencia por cada rincón. Junto a
la orilla del río, las antiguas casitas de madera la han habilitado como
coquetos restaurantes y alguna que otra
célebre cervecería.
En esta zona podemos comprar bonitos recuerdos de esta bella
ciudad. ¡Hora de comer!, pero con estos precios donde lo podemos
hacer. Pues mira por donde en una bonita terraza podemos tomar un menú completo
y sin ser nada del otro mundo por solo diez euros, pero eso sí, con una bebida
algo rara incluido en el mismo precio y pasando primero por la barra del
autoservicio.
A las
16,15 cogimos el autobús de vuelta a Helsinki, por la que paseamos con
dirección al albergue.
Día 4. (FINLANDIA) Helsinki-Turku-Helsinki
El día de hoy lo dedicaremos a la visita de Turku, para ello
nos dirigimos a la parada del autobús que hay en frente del albergue con
intención de coger el autobús 70t, pero al ver el panel informativo de los
horarios escrito en fines y sueco intuimos que algo raro pasaba, así que
aprovechamos y preguntamos a una señora que nos tradujera al inglés. Era
domingo con lo que ese día no había servicio. Así que nos fuimos andando hasta
el centro comercial kamppi que es donde se encuentra la estación de autobuses.
A las 10 de la mañana partimos hacia Turku, pagando la
friolera cantidad de 63 € cada uno por
el trayecto de ida y vuelta, en tan solo 120 kilómetros. Tardamos dos horas y
media en hacer el recorrido ya que entraba a recoger pasajeros en cada pueblo del itinerario.
Turku es la ciudad más antigua de Finlandia y rivaliza de forma
constante con la capital de Helsinki. La vistosa catedral y el castillo
medieval son los monumentos históricos más notables de Finlandia.
La vida en Turku está en torno al río Aurajoki, y junto a él
la catedral luterana enclavada en una zona de arboledas.
La catedral fue consagrada en 1300 bajo la fe católica por
los colonos suecos fundadores de la vieja Abo, pero a raíz de la posterior conversión del reino de Suecia al
protestantismo luterano, hoy este lugar se ha convertido en la sede arzobispal
de la iglesia Evangélica Luterana.
Siguiendo el margen del río nos dirigimos hacia el castillo,
pero antes haremos alguna parada por tan animado paseo. Con una zona verde salpicado de terrazas y restaurantes, la
orilla del río está frecuentada por muchos viajeros y gente de la ciudad.
Algunas estatuas de personajes famosos nos vamos encontrando
a nuestro paso.
De pronto el cielo se empezó a poner negro y un fuerte viento
se empezó a levantar. A los pocos minutos empezó a caer una fuerte tormenta de
lluvia. Así que aprovechamos para sentarnos en la terraza de un bar
contemplando la lluvia y los barcos atracados en la orilla del río.
Tras un buen rato de lluvia y viendo como los finlandeses no
dejaban de tomar una cerveza detrás de otra; mientras que nosotros tomábamos un simple café.
Proseguimos nuestra marcha con dirección al castillo.
A unos tres kilómetros de distancia y junto a los
embarcaderos por fin llegamos al castillo de Turku.
Reconocido como el monumento arquitectónico más turístico y
popular de Finlandia, el imponente castillo medieval alberga en sus cimientos
los orígenes de la fundación de la ciudad.
Situado junto a la misma desembocadura del río Aurajoki en el mar y muy cerca de donde
atracan los transbordadores locales, el castillo ha sido ampliado y remodelado
continuamente desde el mismo momento de su construcción en 1290.
Ha sido residencia de históricos gobernantes suecos que
desempeñaron un papel fundamental en el desarrollo de Finlandia.
Entre ellos, merece una mención especial el afamado conde Per
Brave, promotor de la fundación de numerosas ciudades finesas.
Abandonamos ya el recinto del castillo y nos dirigimos de
nuevo al centro de Turku.
Cerca de la Catedral se encuentra la Kauppatori o plaza del mercado, en torno a la cual gira la vida de
la ciudad.
Algunos bellos edificios se encuentran en torno a la plaza,
al igual que el centro comercial Hansa, donde
nos podemos encontrar tiendas de ropa de las más reconocidas marcas mundiales.
Aquí aprovechamos para refrescarnos con unos helados tomados
en la original terraza de un tranvía, donde junto a este se encuentra una
iglesia ortodoxa del siglo XIX diseñada por el mismo arquitecto que el de la
conocida plaza del Senado de Helsinki.
Ya de vuelta hacia Helsinki cogimos el autobús que salía a
las 18,30 horas llegando a Helsinki sobre las 20,30 horas.
Día 5. (FINLANDIA-ESTONIA) Helsinki-Tallin
Una
vez que nos instalamos fuimos a recorrer
esta hermosa ciudad que es Tallin, declara patrimonio de la Humanidad por la
Unesco.
A las 11 de la mañana teníamos prevista la salida de Helsinki
hacia Tallin, ya en Estonia. Según nuestra reserva había que estar un par de horas
antes con lo que a las nueve ya estábamos en el puerto y concretamente en el
embarcadero de la compañía viking line.
Para ello desde el albergue cogimos el tranvía 7A (3 €
billete) que nos llevaría directamente a la plaza del Senado, y desde ahí
andando al puerto. Nuestro barco sería un ferri tipo trasatlántico enorme.
Reservamos incluso un camarote ya que así nos lo hacía constar en la reserva.
No entendíamos el por qué.
Una hora antes de la salida abrieron la ventanilla para que
dieran el billete, con lo que una vez sacado todavía nos quedó un buen rato
hasta que el barco partiese. Nos costó 39 € cada uno con camarote interior.
El barco tenía absolutamente de todo: bares, restaurantes,
sala de juegos, peluquería…Tenía siete plantas. Así que una vez dentro nos
dirigimos a nuestro camarote para dejar las maletas y dar una vuelta por el
barco.
Estuvimos
un buen rato en la proa del barco disfrutando de la entrecortada costa
finlandesa. Hacía una buena temperatura con un sol radiante y algo de viento
por el navegar del barco.
Llegamos a Tallin a las 12,40 horas.
Una vez que desembarcamos sin ningún tipo de control aduanero
nos dirigimos a albergue que teníamos reservado y que estaba a un kilómetro
escaso del puerto y muy cerca del casco histórico, el Fat Margarets. La primera
impresión que nos dio fue lamentable ya que el edificio por fuera estaba que se
caía, con las paredes totalmente desconchadas, pero una vez dentro tampoco
estaba tan mal.
Nos dieron una habitación pero al entrar en ella vimos que
todavía estaba ocupada con un par de mochilas con lo que nos dieron otra con
una terraza que daba miedo salir a ella, pues yo creo que en cuestión de
segundos se habrá tenido que desprender.
El albergue disfrutaba de zonas comunes como sala de juegos y
de cocina. Aquí estuvimos compartiendo una larga charla viajera con tres chicos
que hablaban español
pero que curiosamente no tenían pinta de españoles. Uno era ruso, otro sueco y
otro con doble nacionalidad alemana-polaca. Por razones de estudios y de viajes
habían estado por España, uno en Valencia y otro en Madrid, incluso en otra
ocasión habían viajado por Sudamérica. El chico ruso llevaba meses viajando por
el mundo y se conocía todos los truquillos para viajar mucho y por poco dinero.
Consiguió un billete de autobús desde San Petersburgo en Rusia hasta Berlín en
Alemania por solo 10 €. Así da gusto.
Quizás la más agraciada de todas las capitales bálticas, por
su callejeo medieval, sus bellos rincones, sus monumentos…su majestuosa plaza
del ayuntamiento.
Tallin en poco más de una década se ha convertido en una
ciudad dinámica elegante y atractiva. Recorrer su casco histórico a pie es
retroceder a épocas pasadas.
Los lugares de mayor interés se encuentran en torno a la
plaza del ayuntamiento. Ésta se encuentra en el corazón de del casco antiguo.
El ayuntamiento del siglo XIV es la única construcción de este tipo en estilo
de gótico tardío que se conserva en el norte de Europa.
Esta plaza es el lugar de encuentro de todos los viajeros y
residentes de la ciudad. Repleta de terrazas con exquisitos restaurantes, las camareras con traje de época son el reclamo permanentes de
los turistas.
En torno a la plaza nos podemos encontrar muchos tenderetes
en los que podemos degustar algunos postres, hechos al igual que se hacían siglos atrás. Los vendedores atraen a los
viajeros con una atrayente musiquilla de flauta.
Parece que estemos reviviendo épocas pasadas con todo este
encantador ambiente.
Seguimos paseando por los alrededores de la plaza para quedarnos maravillados con tan espectaculares edificios.
En esta hermosa plaza del ayuntamiento nos podemos encontrar
con el Monasterio Dominico, el museo municipal, la farmacia del Ayuntamiento,
la iglesia del Espíritu Santo y la de Niguliste, además de coloridas y coquetas
fachadas de casas particulares.
La calle Viru es una de las más famosas del casco antiguo y
aparece repleta de terrazas de bares y restaurantes. Aquí aprovechamos una parada para degustar las tan riquísimas cervezas de la
zona.
Nos dirigimos ahora a visitar la iglesia de San Olav, donde
su chapitel de 124 metros de altura es el que más destaca en todo Tallin.
Aprovechamos para subir los 258 escalones y desde la que
disfrutaremos de hermosas vistas sobre la ciudad de Tallin y del puerto.
Según cuenta la leyenda, los habitantes de Tallin
deseaban construir el chapitel más alto del mundo para atraer a los barcos
mercantes y un desconocido prometió ayudarles a cambio de que los lugareños
adivinasen su nombre. En el momento en el que estaba fijando la cruz le
llamaron Olav y él perdió el equilibrio y cayó.
Día 6. (ESTONIA) Tallin
Hoy dedicaremos el día completo a visitar Tallin y
para ello empezaremos por el Barrio de
Toompea.
Toompea se halla sobre la colina del
mismo nombre, a unos 50 metros de altura sobre el nivel del mar y al lado del
casco antiguo.
Data del siglo XIII cuando los daneses levantaron un castillo
de piedra en este lugar.
Aparte de disfrutar de excelentes vistas desde esta colina,
en su interior podemos ver la catedral ortodoxa de Alexander Nevsky.
Es la catedral rusa más grandiosa de Tallin y tomó su nombre
del héroe de guerra que dirigió a los soldados rusos hacia la victoria en la
batalla del lago Peipsi en 1242.
Otro monumento a destacar es su castillo, éste en lo alto de
la colina luce carios estilos desde torres de piedra hasta una fachada barroca
en tonos rosáceos.
La catedral de Santa María Virgen fue construida por los
daneses en madera en el año 1240, por lo que la convierte en la iglesia más
antigua de la zona continental de Estonia.
Y sin lugar a dudas lo que no nos podemos perder en este
barrio de la colina son los miradores de Parkuli
y Kohtuotsa.
Desde estas pintorescas
terrazas disfrutamos de unas excelentes vistas de todo el casco antiguo,
destacando los tejados rojos de las casas, las torres de las iglesias y de los
torreones de la muralla.
En estas terrazas se dan cita ciento de viajeros para
inmortalizar bellas imágenes de Tallin. Si se tiene suerte como tuvimos nosotros, y queda algún banco libre
bajo la sombra de los árboles, la media hora queda garantizada contemplando
Tallin desde la colina de Toompea.
Siguiendo callejeando por la zona podemos encontrar bellos
rincones con estrechos callejones en el que nos sorprenderá algún vendedor con
traje de época. Bajamos de nuevo hacia Tallin por la puerta torre de Pikk Jaig.
De nuevo en el centro de Tallin entramos a comer en un
restaurante italiano en el que con algo más de ocho euros pudimos comer bien.
Éste está ubicado en una de las calles laterales que desembocan en la plaza del
Ayuntamiento.
Hace un calor infernal y las calles están repletas de
turistas. Hacía tiempo que no veía tal concentración de viajeros en una ciudad.
Francamente, merece la pena, es una hermosa ciudad.
Bajando por la calle Viru llegamos a la puerta del mismo
nombre. Aquí nos encontramos una de las imágenes más típicas de la ciudad de
Tallin.
Moviéndonos ahora por la zona de la muralla, por cierto, muy
bien conservada en algunas zonas de la ciudad, la vamos recorriendo hasta
llegar a los jardines de Tornide valjak muy cerca de donde está
nuestro albergue.
Aquí las torres medievales son símbolos destacados de la
historia de la ciudad. Las torres Margarita de Gorda y Abora Kiek in de Kük
albergan algunos museos y entre las torres hay unos pasillos en los que se puede recorrer parte
de la muralla.
Aprovechamos que estamos en esta zona de la ciudad para
acercarnos a la estación de autobuses (junto a la estación de ferrocarril) e
informarnos de la salida de los autobuses para nuestro siguiente destino del
lago Peipsi en la frontera con Rusia. La estación la habían trasladado al otro
extremo de la ciudad, con lo que nos informaron de cómo podríamos llegar hasta
allí.
Cogimos el tranvía número 2 que nos dejaría justamente en frente de la nueva
estación de autobuses. Una vez informados sacamos el billete para el día
siguiente.
Totalmente fuera del casco histórico de Tallin, pudimos
contemplar alguna zona comercial con altos
edificios y sobre todo algunos hoteles de varias estrellas.
Intentamos tomar una merienda en algunas de las cafeterías de
los hoteles pero resultaba carísimo, así que tras andar un poco y no ver casi
ninguna cafetería por fin vimos una en la que tomamos una buena merienda por dos
euros cada uno.
Parque kadriorg
Para despedirnos ya de Tallin decidimos pasar la tarde en este grandioso parque y zona de expansión de los estonios. El mismo tranvía numero dos es el que nos deja en las mismas puertas del parque.
Este es uno de los destinos más interesantes fuera del casco
viejo de Tallin, además se encuentra junto al mar Báltico, y aquí se ubican
algunas playas de la zona donde los habitantes de Tallin vienen a disfrutar de
un día de baño.
El parque se extiende 1,5 km desde un extremo al otro. En él
podemos visitar varios palacios y museos.
Cuando llegamos a él, un grupo de músicos estaban tocando
junto al lago, mientras muchas familias disfrutaban del sol descansando en el
césped de los jardines.
Con el mapa en mano fuimos recorriendo muchos de sus caminos,
que en muchos tramos parecía estar en medio de un bosque. Andando, andando
buscábamos un monumento que habíamos visto en nuestra guía y que resultaba ser
atractivo, el Monumento al Russalka. Un
recuerdo al hundimiento del Russalka en 1893, muriendo ahogados 177 soldados.
Nos despedimos de Tallin desde una de sus playas del mar Báltico.
Día 7. (ESTONIA) Tallin-lago Peipsi: Mustvee y Raja
La fuente de los estudiantes besándose se erigió en 1998 frente al ayuntamiento, y de algún modo representa la importancia estudiantil de esta ciudad.
Intentamos sacar un billete de autobús que nos llevara directamente hasta Riga y desde ahí hasta Sigulda; imposible, no había plaza disponible.
En su interior, una
pareja de músicos, (el tocaba el órgano y ella la guitarra) ensallaban para un
concierto que se celebraría esa misma noche y en el interior de la iglesia. Así que teniendo en cuenta el calor sofocante
que hacía fuera nos quedamos un buen ratito escuchándolos.
La catedral ortodoxa rusa de estilo neobizantino recibe el nombre oficial de la Natividad de Cristo. Tiene cinco cúpulas y se construyó entre 1876 y 1884 para la creciente comunidad rusa de la ciudad. He de recordar que Riga es la ciudad de todos los paises báltico donde hay mayor población de origen ruso.
Otro bonito lugar es
el Konventa Seta, el amplio patio del convento ha sido remodelada y alberga
tiendas, galerias de arte y un museo de porcelana.
Seguimos callejeando
hasta dirigirnos a la Catedral Done, quizás el templo más espectacular y más
importante de Riga.
Una vez en Siaulliai cambiamos algo de dinero ya que en el 2014 (y como último año antes de entrar el euro) todavía se utilizaba la moneda local. 1 €=3,42 lits. Preguntamos por el hostal que teníamos reservado, y tras algunas confusiones por fin llegamos, a tan solo quince minutos de la estación de autobuses.
Finalmente la colina fue dejada en paz y cuando el Papa Juan pablo II visitó en 1993 albergaba cruces y esculturas de todo el país y de todo el mundo.
Angelu, nombre del restaurante ubicado en medio de la nada
La plaza del reloj de sol. En el año 1986 se colocó un reloj de sol para conmemorar el 750 aniversario de la batalla del sol. El esbelto reloj, rematado por la escultura de un arquero dorado se eleva sobre el lago Talsos.
Una vez dentro del castillo (5 € la entrada) son varios los espacios que podemos ver. El museo de historia alberga una gran colección de armas y objetos encontrados durante las excavaciones; como jarras, azulejos y monedas del siglo XVI.
A las diez de la mañana salió el autobús hacia Mustvee,
llegando sobre las 13 horas, y en una
distancia recorrida de 180 km. Nos costó 12 € cada uno. Mustvee se encuentra al Este de
Estonia haciendo frontera con la Federación Rusa. Durante todo el trayecto se
respiraba un ambiente local, con muchas zonas rurales, bosques y muchas
iglesias ortodoxas.
Cuando llegamos a la pequeña estación de Mustvee, lo primero
que hicimos fue intentar encontrar un lugar de información para sacar el
billete e ir al día siguiente hacia
Tartu, y recoger planos y mapas de la
zona. Tras un rato dando vuelta vimos en frente de la estación una biblioteca
que a la vez hacía de centro de información y turismo. Subimos a la primera planta y hablamos con la chica,
sorpresa, solo habla ruso y estonio y nada de inglés. Tras un rato pegándonos
“cabezazos” para enterarnos de algo, por fin salimos satisfechos.
Teníamos reservado junto al lago una cabaña de madera con lo
que a ella nos dirigimos. Estaba a solo un kilómetro de distancia.
Una vez allí, lo primero que hace la chica es darnos un
aparato con pastilla para los mosquitos. Estaba claro, nos lo estaba diciendo
todo. Aunque dicho sea de paso debemos decir que por la noche notamos que no
hubiera sido necesario, quizás esa noche tuvimos suerte.
Es un sitio agradable, a escasos metros del lago
Peipsi. Donde algunas personas aprovechan para refrescarse un poco y otros
pescan.
El lago Peipsi es el quinto mayor de Europa, ocupa un gran
tramo de la frontera oriental entre Estonia y la Federación de Rusia.
Es un lugar tranquilo y está impregnado de historia y
tradición, y este justamente ha sido el motivo de traernos hasta aquí.
Esta región es conocida por albergar comunidades de
veterocreyentes y setus.
Los veterocreyentes rusos se opusieron a las amplias reformas
introducidas por el patriarca Nikon (1605-1681) y se separaron de la iglesia
ortodoxa rusa en el siglo XVII.
La posterior persecución obligó a muchos a trasladarse al
sureste de Estonia, sobre todo a la zona del lago Peipsi donde se han mantenido
fieles a su modo de vida tradicional desde entonces.
Hoy existen en Estonia once congregaciones de veterocreyentes
con unos 15000 miembros.
Tras dejar las cosas en el albergue nos vamos a comer
al único lugar que hay en Mustvee, especie de una cantina, en donde comimos muy
bien y por muy poco dinero.
Recorremos varias de las iglesias que hay en la zona, y todas
de cultos distintos, una ortodoxa, otra luterana y otra veterocreyente.
Todas
están cerca unas de las otras, pero es la hora del mediodía, están cerradas y
con muy poco personal por la calle. He de decir que en Mustvee no existe el
turismo, y el tiempo parece haberse detenido.
Nuestra intención es recorrer parte de la costa del lago y al
ser posible llegar a las localidades de Raja
y kasepää. Una vez recorrido algunos
rincones de Mustvee nos colocamos en
la carretera para seguir dirección a Raja, que se encuentra a unos cinco
kilómetros.
Toda esta zona está repleta de casitas de colores, todas con
sus huertos correspondientes y todas con plantaciones de cebollas. Son muy
aficionados a cultivarlas ya que creen que comer gran cantidad de ellas evita
ciertas enfermedades.
Son muchos los caminos que nos llevan a todas estas casas.
Aprovechamos para curiosear y perdernos por algunas de ellas, intentamos
mantener conversación con alguna familia que estaban realizando labores del
campo, pero no estaban muy por mantener conversación alguna. Eran bastante
reservados, incluso no me dejaron que los fotografiase.
De nuevo en la carretera, vemos junto a ella una zona de
arboleda, a escasos metros del lago. Decidimos hacer una pequeña parada al lado
de una escultura. Es un día caluroso y son las cuatro de la tarde.
Empezamos a andar por la carretera e intentamos que alguien
nos parase haciendo auto stop. No tuvimos suerte, así que tras una hora de
pateo llegamos a Raja
Esta población de 4,5 kilómetros de longitud está considerada
la más larga de Estonia y es famosa por su iglesia veterocreyente.
Entramos por una de las calles paralela al lago, al que de
vez en cuando accedíamos a él.
Sin nada de turismo, algunas playitas del lago son utilizadas
por los habitantes de la zona, sobre todo por los niños.
Entre huerta y huerta encontramos un pequeño senderillo que
nos acerca al lago. La gente se queda extrañada al vernos, los críos sonrientes
intentan preguntarnos algo.
El lago en algunas zonas de la costa queda inundado por
pequeñas charcas de juncos y no podemos seguir, volviendo de nuevo a las calles
interiores.
La
tranquilidad de este lugar es infinito, se respira paz allá por donde caminamos.
El
colorido de las casas quedan en perfecta armonía y en un equilibrio exquisito
entre lo visual y lo que oímos. Sobre las ocho de la tarde volvimos a la cabaña y los dos
sentados en el porche comimos contemplando los suaves colores del lago Peipsi.
Día 8. (ESTONIA) lago Peipsi-Tartu
A las 9,25 horas
cogimos el autobús que nos llevaria a Tartu (4,10 €) haciendo el recorrido en
unos cincuenta minutos en los 65 km que los separa. Una vez allí nos dirigimos a la calle Hernes
que es donde estaba nuestro alojamiento
y que está muy cerca del centro, solo que esta calle es larga y nosotros
estábamos en la última casa.
Cuando llegamos y
tocamos el timbre nos salio una muchacha con un crio en brazo, cosa que nos
extrañó, al preguntarle nos dijo que teníamos que entrar por otra puerta.
Ya lo entendimos,
era su casa y había habilitado tres habitaciones para los huespedes.
Ambiente muy familiar y tranquilo.
Tartu, ciudad universitaria y que debe su fama a su
Universidad. A menudo se considera la ciudad intelectual de Estonia.
Fundada en 1632 por Gustavo II Adolfo de Suecia siempre ha
jugado un papel importante en la historia del país. Es la segunda ciudad más
poblada de Estonia.
El edificio de la Universidad se finalizó en 1809 y es una de
las construcciones neoclásicas más atractivas de Estonia. En su interior
alberga un interesante museo de arte.
Junto a la Universidad hay un curioso edificio en donde los
ventanales aparecen fotografías en gran tamaño sobre escenas universitarias.
Muy cerca de la Universidad está la plaza del ayuntamiento
(Raekoja plats). Éste es el corazón del casco antiguo y en torno a él se
encuentran todos los lugares más interesantes de visitar.
La fuente de los estudiantes besándose se erigió en 1998 frente al ayuntamiento, y de algún modo representa la importancia estudiantil de esta ciudad.
Esta
plaza adoquinada luce un estilo neoclásico, y en ella se encuentran instaladas
varias terrazas de cafeterías y restaurantes.
En el otro extremo de la plaza está el museo de arte, ubicado
en un curioso edificio inclinado hacia un lado. En la misma puerta del museo
hay un par esculturas, lugar ideal para fotografiarse.
Con
dirección al río Emajögi en un parque vemos unas curiosas esculturas. Estatua del padre y el hijo. El artista
Ulo Öum (1940-1988) concibió en 1977 esta pequeña y deliciosa estatua en honor
a su hijo. Lo espectacular de la misma son las dimensiones de ambas estatuas,
ya que el hijo solo tenía un año y medio.
Nos dirigimos ahora a la colina de Toomegägi (colina de la
catedral) repleta de tesoros. En el medioevo se alzaban sobre la colina una
fortaleza y una catedral pero ambas quedaron abandonadas en la guerra de
Livonia (1558-1582).
Hoy Toomemägi alberga edificios públicos, muchos
pertenecientes a la Universidad de Tartu.
Quizás el más destacado es el observatorio
universitario que se construyó en 1820, disponiendo entonces del mayor
telescopio acromático más potente del mundo.
Toda
esta colina está enclavada en un extenso parque de donde tenemos unas bonitas
vistas sobre Tartu. Otro lugar curioso es la piedra de los sacrificios, era el
lugar de culto de los estonios paganos.
El puente del Ángel, según cuenta la
leyenda todo aquel que cruce este puente amarillo y negro del siglo XIX
conteniendo la respiración verá cumplido sus deseos. Nosotros como buenos
seguidores de las leyendas se nos cumplirá.
Estas enormes ruinas nos permiten imaginar lo grandiosa que fue la catedral.
La
estatua de Karl Ernst Von Baer, el licenciado más eminente de la Universidad y
fundador de la embriología moderna.
Bajando de la colina lo primero que nos encontramos es la
estatua de dos “Wildes” en el exterior de un pub irlandés. Eduard Vilde Lokaal.
Retornando
de nuevo al centro histórico, aprovechamos para hacer un almuerzo-merienda en
unos de los restaurantes que hay por la zona de la plaza del ayuntamiento. Buen
precio y buena comida.
Tras
un día intenso de visita, poco a poco nos vamos retirando hacia la calle Hernes
con dirección a nuestro hostal.
En nuestro caminar pudimos disfrutar de bellos rincones con
diversos coloridos.
Ya por
último la iglesia de San Juan. Este templo se mantiene como uno de los mejores
ejemplos de la arquitectura gótica del ladrillo del norte de Europa.
Día 9. (ESTONIA-LETONIA) Tartu-Sigulda
Intentamos sacar un billete de autobús que nos llevara directamente hasta Riga y desde ahí hasta Sigulda; imposible, no había plaza disponible.
Así que la alternativa que nos dieron fue coger un autobús que nos dejaría en la misma
frontera con Letonia (en Valga) y allí otro transporte hasta nuestro destino final.
De este modo, cogimos el autobús que salía de Tartu a
las ocho de la mañana (5 €) llegando a la frontera a las 9,35 horas.
Una
vez allí preguntamos de nuevo en la estación de trenes de Valga, pero no
entendimos nada de la explicación, ya
que por una
parte, los paneles informativos indicaban la salida del
tren hasta Valmiira, pero sin embargo la señora de información nos indicaba que
tendríamos que coger un autobús hasta Valmiira y que saldría a las 11,45 horas.
Al
final lo entendimos, las vías del tren las estaban arreglando, con lo que habían
colocado un autobús puente hasta la estación de trenes de Valmiira, a la que
llegamos sobre las 13,25 horas. Una vez allí cogimos el tren que nos dejaría en
Sigulda a las 14,35 horas.
Una vez en la estación nos dirigimos al hostal que teníamos
reservado (10 minutos a pie).
Fantástico y hermoso lugar. Una casa con un amplio
jardín repleto de coloreadas flores.
Nos atendió una chica, la cual había estado años atrás en San
Sebastián. El lugar nos cautivó. Macetones lleno de flores, y en el jardín,
algunos aperos dispersos decorados todos con excelente gusto.
Subimos a nuestra habitación, una agradable buhardilla en la que pasaríamos dos noches.
Dimos una vuelta por el extenso jardín, y a eso que nos
encontramos con los dueños del hostal, con los que intercambiamos algunas
palabras. Ellos con mucho mimo cuidaban de cada rincón del jardín.
Preguntamos por algún restaurante típico de la zona y con
buena comida, la chica de recepción no lo dudó, nos envió al “Kaku Maja”, en el mismo centro de
Sigulda. Excelente manjar y con una estupenda calidad-precio.
Estamos en el Parque
Nacional de Gauja, el más antiguo y popular del país que se creó en 1973.
En Sigulda nos dirigimos a la reserva museo de Turaida (5
km). Al principio empezamos a andar por la carretera, puesto que no dimos con
ningún transporte que nos llevara hacia el complejo. Tras dos kilómetros de
caminata y a la altura del puente sobre el río Gauja hicimos auto stop. Un
chico letón nos acercó hasta el mismo recinto. La entrada cuesta 3 €.
El
castillo medieval de Turaida es una importante fortificación del arzobispado de
Riga. Su construcción empezó en 1214, en el lugar del arruinado castillo de los
Livos.
Su torre principal es una de las más antiguas construcciones
del castillo. La torre tiene cinco plantas y tiene una altura de 38 metros.
Junto a esta, y rodeada de una zona verde y boscosa nos vamos
encontrando un total del 39 edificios y construcciones históricas, repartidos
en 42 hectáreas de superficie.
La iglesia, casa del jardinero, secadero, granero de
manzanas, establo, cochera, casa del mayordomo, perrera…
La gran torre semicircular fue construida en el siglo XV, a
la vez que el muro de defensa occidental.
En muchos de sus
edificios podemos disfrutar de exposiciones
permanentes de la época.
El atractivo de este
lugar fue advertido por sus antiguos habitantes (los Livos del río Gauja) que
le dieron el nombre de Turaida.
Este museo-reserva
se ha convertido en el complejo más visitado de Letonia.
Junto a la entrada
del recinto podemos disfrutar de las excelentes vistas de un lago, rodeado por
la casa de los sirvientes, la herrería y la sauna.
Abandonamos ya
Turaida y nos dirigimos a pie de nuevo hacia Sigulda.
Carretera abajo y
disfrutando de un hermoso paisaje rodeado de frondosos bosques llegamos hasta
el puente sobre el río Gauja.
Una vez allí
coincidimos con la vista de un teleferico, desde donde algunos jovenes hacían
puenting.
Junto al río hay
varios senderillos por los que se puede dar un agradable paseo. Incluso se
podría visitar la gruta de dainu, nosotros quisimos entrar pero ya estaba
cerrada.
De vuelta a Sigulda
visitamos el castillo nuevo de Sigulda. Un magnífico edificio que se construyo
en 1867 cerca del castillo principal.
Rodeado por bellos
jardines y sosegados paseos, este castillo tiene un bonito enclave, y desde él
podemos disfrutar de hermosas vistas sobre e río Gauja.
En la torre del castillo luce de forma esbelta la bandera de
Letonia. La tradición afirma que dicha bandera letona nació en Césis hacia
1280. Según la leyenda, los guerreros de una tribu letona envolvieron a su jefe
moribundo en una bandera blanca que habían arrebatado a sus enemigos
estonios. Después de un conmovedor
discurso el jefe murió y los huerreros retiraron la bandera de su cuerpo y
vieron que la sangre había formado en ella dos franjas rojas; la franja blanca
es donde el había yacido.
El museo de arte e
historia de Césis alberga una exposición sobre la bandera letona.
Ha sido un día
largo, con lo que nos dirigimos a uno de los
supermercados de Sigulda.
Nos aprovisionamos
de algunas comidas y bebidas, y tranquilamente nos dirigimos hacia nuestro
hostal. Con el cielo estrellado, pusimos nuestro banquete en una de las mesas
de ese extenso jardín, y saboreando una exquisita cerveza letona nos pusimos a
comer, mañana partiremos hacia Cesis.
Día 10. (LETONIA) Sigulda-Césis-Sigulda
El día de hoy lo
dedicaremos a la visita de la cercana localidad de Césis. Ubicada a solo 35 km
de Sigulda y dentro del Parque Nacional de Gauja, Césis es una bella localidad
en donde pudimos disfrutar de un excelente día de fiesta medieval.
Ya nos informamos de
los autobuses que salían hacia Césis, así que a las diez de la mañana nos
dirigimos hacia la parada, cerca de nuestro hostal.
El autobús iba
atiborrado de gente, con lo que después de varios empujones nos pudimos
acoplar. El autobús nos costaría 4 € ida y vuelta.
Tras 45 minutos de viaje, por fin llegamos a Césis. Tras un excelente y barato desayuno anduvimos
hasta el centro de Cesis, ubicado a solo 400 metros de distancia.
Tuvimos suerte,
estaban celebrando sus fiestas locales, con lo que el ambiente estaba servido
por todas las calles. Además, muchos de sus habitantes vestían con ropa de
época.
Césis es una de las
poblaciones más antiguas de Letonia y sus serpenteantes callejuelas están
bordeadas de bellos edificios de madera y piedra.
El complejo del
castillo de Césis es su principal atractivo, y visitar sus torres nos remontas
a tiempos pasados.
En la entrada del castillo, una chica letona, rubia y muy
alta nos da un farolillo, al que prende con una pequeña llama.
Iluminados solo con
la tenue luz del cándil, subimos los escalones que nos lleva a la parte más
alta de la torre. Algunas pequeñas exposiciones nos vamos encontrando en cada
una de sus plantas, desde las que podemos disfrutar de excelentes vistas de la
ciudad.
Una vez abajo nos
trasladamos al lugar donde se encuentra toda la gente vestidas con trajes de
época y en donde se hacen algunas representaciones de los oficios de antaño.
Repartidos en una explanda,
y dentro del complejo del castillo,
cada personaje ataviado con llamativas
ropas nos hacen detener para disfrutar de bellos momentos y que ahora me hacen
recordar gratamente.
Unos, tocan curiosos instrumentos de música y a la vez,
otros le acompañan con algunos cantares de fondo.
Algunas señoras cocinan en la lumbre
unos exquisitos postres, las cuales, tras pasar por sus puestos nos lo hacen
probar. Unos piñonates dulces, relleno de mucha miel nos ofrece una simpática
muchacha con ojos azules, tes pálida y guapa, muy guapa. En el puesto de al
lado nos detiene su dueño y nos pregunta que de donde somos, a lo que nosotros
le contestamos que venimos de España.
En la misma
explanada y ubicado en un extremo, un pequeño restaurante improvisado nos
reclama para acercarnos a él. Un penetrante olor a carne a la brasa y algunos
guisos de la zona nos hacen detener para degustar de esos placeres.
Alla vamos, dos
buenos filetones con verduras salteadas, un extraño guiso que nos sabemos que
es, y que sabe estupendamente y dos cervezas Cesis de la tierra. Total a pagar
ocho euros, no esta nada mal.
A buscar un hueco
entre la hierba y a comer. Hemos tenido suerte, ha quedado una mesa libre; pues
a comer disfrutando de todo este ambiente medieval.
En otro extremo de
la explanada unos músicos tocan y cantan con una megafonía que penetra hasta el
interior de las torres.
Tras la comida y un
pequeño descanso a la sombra de estos esbeltos árboles, proseguimos nuestra
marcha de visita.
En los alrededores del castillo
decenas de tenderetes venden todo tipo de recuerdos y de suvenirs. Aquí
aprovechamos para comprar algunos detallitos.
Muchos objetos de
artesanía tradicional letona: artículos de hilo elaborado a mano, joyas de
ambar, tallas en madera, y prendas de lana bordadas con simbolos tradicionales.
Salimos ya de la zona del castillo y nos dirigimos hacia la
iglesia-catedral de estilo luterana.
En su interior, una
pareja de músicos, (el tocaba el órgano y ella la guitarra) ensallaban para un
concierto que se celebraría esa misma noche y en el interior de la iglesia. Así que teniendo en cuenta el calor sofocante
que hacía fuera nos quedamos un buen ratito escuchándolos.
En la misma plaza, los críos se refrescan en las aguas de una fuente, mientras los más adultos nos sentamos en la sombra de un restaurante refrescandonos con una jarra de cerveza.
Ya por la tarde
dimos por finalizada nuestra visita a este bello lugar y sobre las seis de la
tarde volvimos hacia Sigulda.
Día 11. (LETONIA) Sigulda-Riga
Existe un libro de art nouveau publicado por Jumava de Silvisa Grosa y lo podemos adquirir en las oficinas de turismo del país.
Desde Sigulda hasta
Riga salían autobuses cada media hora,
con lo que optamos en no madrugar demasiado y coger el que partía a las 9,30
horas. Son 50 km los que separa ambas ciudades, costándonos el autobus algo
menos de 3 €.
Una vez en la
estación, tomamos un copioso desayuno y con mapa en mano nos situamos para
dirigirnos hacia nuestro hostal ya reservado desde España.
Trolebuses, tranvías
y un caos circulatorio podemos observar en nuestra marcha hasta llegar al
hostal. Bellos edificios podemos ver durante todo nuestro recorrido.
No muy lejos y tras
casi media hora andando llegamos a nuestros aposentos.
Riga es la ciudad más grande y cosmopolita de los paises
bálticos y a la vez declarada como patrimonio de la Humanidad por la Unesco por
su arquitectura de “Art Nouveau”.
La colección de
edificios arte noouveau de Riga se ubican en su mayor parte en el centro y ha
sido reconocido por la Unesco por su belleza inigualable.
Muchos ejemplos
datan de principios del siglo XX y están catalogados como art nouveau ecléctico
en el que se emplean asimetrías, ornamentación
simbólica y detalles tomados de la naturaleza.
Además la ciudad
posee otros estilos arte nouveau: el perpendicular, que ponía el énfasis en la
composición vertical y el romanticismo nacional, que incorporó motivos
tradicionales y el uso de materiales naturales.
Los principales edificios de interés
se encuentran al norte de la gran
iglesia ortodoxa y en los alrededores del parque Vermanes. Siendo la calle con
más edificios de este estilo, iela (calle) Alberta y srtelnieku iela.
En la Elisabetes iela en el número 23 nos podemos encontrar
un edificio que luce tallas antropomórficas y un frontón con el lema labor vinvint omnia (el trabajo lo conquista todo).
En la calle Alberta,
el edificio con leones son poco habituales en el art nouveau al igual que las
figuras femeninas que decora algún edificio de la misma calle.
A continuación
detallo una relación de los edificios más destacados y su ubicación:
Calle Alberta iela
2a, 4, 8, 11, 12, 13. La calle Elisabetes iela 10b, 13, 23, 33. Calle Strelnieku
iela 2, 4 y la calle Vilandes número 2.
Existe un museo de
art nouveau que abrió sus puertas en el año 2009 y celebra el movimiento art
nouveau que hizo a Riga tan famosa.
Hay otros ejemplos
de art nouveau y que se hayan en el mismo centro de Riga, en su casco antiguo.
Podemos destacar el edificio que se encuentra en kaleju iela 23 con su portal
en forma de árbol y el de Audeju iela 7, el más antiguo de Riga.
Existe un libro de art nouveau publicado por Jumava de Silvisa Grosa y lo podemos adquirir en las oficinas de turismo del país.
Es hora del
mediodía, el hambre aprieta, con lo que buscamos un sitio donde comer. Mejor
imposible, restaurante típico letón con una abundante, variada y sabrosa
comida. Estoy hablando del restaurante “Vermanitis” de la cadena Lido, situado
en la calle Elisabeth 65, en frente del parque donde se ubica la iglesia
ortodoxa.
Está decorada como
si fuera una granja y los camareros visten trajes tradicionales letones. En
este lugar podemos probar gran
cantidad de comidas diversas y que escogemos
nosotros mismos, ya que funciona en forma de autoservicio.
Dispone de platos
clásicos del país a precios muy razonables: carnes, guisos, patatas, arroces,
ensaladas varias…
Tras nuestro
merecido disfrute de un excelente manjar, nos dirigimos a continuación a
visitar la iglesia ortodoxa.
La catedral ortodoxa rusa de estilo neobizantino recibe el nombre oficial de la Natividad de Cristo. Tiene cinco cúpulas y se construyó entre 1876 y 1884 para la creciente comunidad rusa de la ciudad. He de recordar que Riga es la ciudad de todos los paises báltico donde hay mayor población de origen ruso.
Hace muchísimo
calor, con lo que aprovechamos para sentarnos un rato en la terraza de un bar
ubicado junto a la catedral.
Atravesando la zona
del parque vimos el grandioso monumento a la libertad, diseñado por Karlis
Zale.
Este monumento de 42
metros es un poderoso simbolo de la independencia letona, se alzó en 1935 sobre
el lugar que ocupaba una estatua de Pedro el grande. Su parte inferior está
decorada con relieves y esculturas que representan las virtudes del trabajo, la
vida espiritual, la familia y la protección de la patria.
Damos por finalizado
el día de hoy y ya por la tarde regresamos a nuesto hostal.
Día 12. (LETONIA) Riga
Sobre las 9,15 nos
fuimos para seguir con la visita a Riga, y para ello nos adentramos en el
mercado central para respirar el ambiente local de la zona.
El mercado central ubicado junto al
río Daugava ocupa cinco angares de zepelines y es uno de los más peculiares de
Europa. En Cada angar se vende un mismo tipo de producto; en uno las carnes, en
otro los pescados, en otros las verduras y frutas… y en los alrededores,
cientos de tenderentes se agolpan, donde logramos encontrar de todo.
Es un mercado inmenso, en el que podemos degustar productos
típicos de la zona, y adquirir cualquier prenda de vestir. Es muy común ver a
amcianas ataviadas con pañuelos de colorines vendiendo medias y ropa interior
en las esquinas del mercado.
La zona al este del
mercado central se conoce desde hace mucho como el barrio Moscú , ya que muchos
de sus habitantes eran rusos pobres.
El edificio de la Academia de las
ciencias y apodado “pastel de cumpleaños
de Stalin” fue el primer rascacielos de Riga y se construyó entre 1953 y
1957 en un estilo seudobarroco. El edificio visto desde cualquier ángulo, nos
impresiona.
Podemos subir, y de
hecho subimos hasta la planta 17, (3 € la entrada) desde su balcón divisamos
unas excelentes vistas de todo Riga.
Los angares del
mercado los vemos perfectamente allá abajo, junto al río, y por la otra
vertiente la iglesia rusa ortodoxa de la Anunciación (Tserkva Blagoveshteya).
Desde arriba, la
mirada poco a poco la vamos dirigiendo hacia todos los rincones de esta enorme
ciudad.
En este mismo barrio
aún sirve de residencia a numerosos ciudadanos no letones con calles
adoquinadas y edificios de madera y construcciones religiosas. Incluso antaño
fue lugar donde vivía una pequeña colonia de judíos. De hecho en el año 2007 se
inaguró un monumento sobre las ruinas de la sinagoga Coral, 66 años después de
que los soldados alemanes llenaran el edificio de familias judías y lo
incendiaran. El monumento incluye los nombres de 270 letones que rescataron a
judíos durante la guerra.
Bajamos ya del
edificio y nos dirigimos hacia el casco antiguo de Riga.
Durante muchos
siglos Riga permaneció dentro de sus murallas en la orilla derecha del río
Daugava, y esta zona es la que conocemos como el casco viejo de Riga. Ésta
alberga la mayoría de monumentos de interés de la ciudad.
La plaza del Ayuntamiento
es el corazón de Riga y en sus alrededores se concentra la mayor parte de sus
bellos edificios y majestuosos templos.
El ayuntamiento se
constuyó en 1334 y junto con la catedral Done y el castillo eran los tres
centros de interés para los ciudadanos de Riga.
La plaza ha servido
de lugar de mercado y escenario para celebrar fiestas y realizar ejecuciones.
Algunos de sus edificios fueron destruidos por los rusos tras la II Guerra
mundial pero fueron restaurado en el año 2001.
Hacemos un recorrido
por las estrechas calles, bellos edificios y curiosos templos de Riga.
Junto a la plaza del
ayuntamiento nos encontramos la iglesia de San Pedro. Este impresionante
edificio ha sido destruido y levantado en varias ocasiones desde su costrucción
en el siglo XIII.
Junto al convento y
la iglesia del San Pedro se algolpan muchos tenderetes de suvenirs, donde lo
que más encontramos y a precios muy baratos son las famosas joyas de ámbar.
Podemos adquirir preciosos marcos con algunos rincones de Riga decorados con
pequeñas perlitas de ámbar.
Fue fundada en 1211
por el obispo Albert Von Buxhoevden con el nombre de Santa María.
Durante la reforma
adquriró su actual denominación de la palabra alemana Don, que significa
catedral.
Es el mayor lugar de
culto de los paises bálticos y se ha remodelado a lo largo de la historia. La
entrada al templo cuesta 3 €, pero merece la pena su visita por el interior, ya
que son muchos los tesoros que guarda.
La catedral posee un
fascinante claustro románico, con un patio embellecido con diversos tipos de
plantas y flores.
Pasear por las galerías del claustro
y disfrutar de la excelente decoración de las bóvedas de crucerías es todo un
lujo, teniendo en cuenta que además es un día muy caluroso, y el frescor de las
galerías hace que disfrutemos aún más.
La catedral parece haberse hundido, pero es el terreno
circundante el que ha sido elevado para evitar las inundaciones del río
Daugava.
Abandonamos ya la
catedral y nos dirigimos hacia la plaza donde se encuentra la casa de los gatos
y de las casas del gran germio y pequeño gremio.
El gran gremio se creó en el siglo XIII y monopolizó durante
siglos el comercio en Riga. El edificio se construyó entre el año 1853 y 1860.
Mientras tanto el pequeño gremio, menos poderoso, surgió para promover los
intereses de los artesanos alemanes en Riga. Puede que este gremio tuviera
menos prestigio que su vecino, pero su edificio con torre y chapitel es más
atractivo.
El curioso edificio
de la casa de los gatos y considerada como de art nouveau se haya en el cruce
de las calles meistaru y Amatu. Según cuenta la leyenda, antes de la I Guerra
Mundial el propietario del edificio fue
rechazado en el Gran Gremio por ser un mercader letón, ya que esta sociedad estaba reservada a los alemanes. Como replesalia colocó sobre
el tejado dos figuras de gatos negros con el lomo encrespado y la cola
levantada, con la parte trasera hacia la sede del gremio. Tras una larga
batalla legal el mercader logró entrar en el gremio y cambió los gatos de
posición.
Estuvimos buscando algún sitio donde comer, y francamente,
ninguno nos parecía de nuestro agrado (sobre todo algunos por su alto precio),
con lo que fuimos al mismo del día anterior y que tanto nos gustó. Tras una
buena comilona letona y nuestro correspondiente cafelito, nos dirigimos de
nuevo al centro para rematar nuestras últimas visitas.
Seguimos callejeando y al pasar por la plaza de la catedral
Done, vimos unos músicos que estaban cantando en español, así que nos sentamos
en la agradable terraza durante un buen rato.
Avanzada ya la tarde
nos trasladamos a la zona comercial cercana a la estación central, por allí
estuvimo curioseando y quedándonos asombrados de la cantidad de tiendas de
marca que había por la zona y a precios desorbitantes. Tras un largo e intenso
día, poco a poco nos drigimos a nuestro hostal a descansar, porque al día
siguiente habría más. Entraríamos en Lituania.
Día 13. (LETONIA-LITUANIA) Riga-Siaiuliai
A las nueve de la mañana cogimos el microbús que nos llevaría
hasta Siuliai, ya en Lituania y que la separaba de Riga en unos 133 km.
Cuando empezamos a subir al pequeño microbús (para 20 plazas),
vimos que había más gente que plazas, con lo que nosotros nos apresuramos y
pillamos las últimas, a pesar de que teníamos nuestros asientos reservados.
Tres chicas orientales tuvieron que ir de pie (también con sus asientos
reservados). A unos 20 km el conductor paró en una gasolinera para comprobar
que personas se habían sentado sin su correspondiente reserva. Tres lituanos melenudos se habían colado, con lo que se quedaron
allí, y las tres chicas orientales ocuparon sus asientos.
Llegamos sobre las 11,30 horas, aunque el trayecto se nos
hizo corto, ya que en el microbús, junto a nuestros asientos iba un hombre
inglés con su hijo y no paramos de hablar sobre temas viajeros durante todo el
trayecto.
Una vez en Siaulliai cambiamos algo de dinero ya que en el 2014 (y como último año antes de entrar el euro) todavía se utilizaba la moneda local. 1 €=3,42 lits. Preguntamos por el hostal que teníamos reservado, y tras algunas confusiones por fin llegamos, a tan solo quince minutos de la estación de autobuses.
Una bonita casa de madera con tres plantas y un total de ocho
habitaciones. Lo primero que hacemos es preguntarle a la chica de recepción
como podemos llegar a la Colina de las
Cruces. Acostumbrada a la misma pregunta de muchos viajeros, ya tenía toda
la información impresa, como llegamos, autobús, distancia, horario de ida y
vuelta, lugar de parada…Así que sin pensarlo más y tras dejar nuestros bártulos
en la habitación, vimos que salía uno a las 13,10 horas de la estación de
autobuses. Con lo que ese cogeríamos.
La colina de las Cruces, Situado a unos 10 km de Siuliai. Le
decimos al conductor del autobús que nos avise de la parada donde teníamos que
bajar. Nos deja en un cruce, y desde allí tenemos que andar por una
carreterilla durante 1,5 km. Es mediodía y hace un calor infernal, con lo que
aprovechamos para poner el dedo por si algún coche nos puede llevar. No hay
suerte, ninguno para, con lo que seguimos avanzando un poco resignados.
Tras
algo más de media hora llegamos al centro de información. Rosa va fatigada, con
lo que optamos por esperar y descansar unos quince minutos antes de empezar a
visitar el lugar.
Sentados en unos butacones y tras ingerir muchos líquidos,
aprovecho para ojear dicho centro, en donde venden algunos suvenirs, hay algunas
máquinas de bebidas, y podemos adquirir algunos crucifijos para colocar en el
cerro de las cruces.
Esta loma rodeada de miles de cruces, crucifijos y rosarios
es una de las imágenes más evocadoras de Lituania y permite descubrir la fuerza
del catolicismo en ese país.
Las cruces comenzaron a aparecer en la colina tras la dura
represión de los levantamientos de 1831 contra la Rusia zarista.
A finales del siglo XIX había 150 cruces grandes. 200 en 1914
y muchas más cuando
los soviéticos ocuparon Lituania en 1940. El nuevo régimen ateo
consideraba la colina un símbolo religioso innecesario y la desmanteló en 1961,
pero las cruces reaparecieron poco después.
Finalmente la colina fue dejada en paz y cuando el Papa Juan pablo II visitó en 1993 albergaba cruces y esculturas de todo el país y de todo el mundo.
Pasear
entre miles de cruces, unas muy grandes, otras pequeñas, y cientos de ellas de
tamaño diminuto da una extraña sensación.
Algunas
recientemente colocadas y otras muchas ya oxidadas por el paso de los años. Hay
algunos rincones donde se agolpan en montones y montones, algunas de madera,
otras de metal, de varias formas y colores…
Tras
algo más de una hora paseando y
contemplando este curioso lugar, era hora de comer, pero ¿dónde comeríamos? No
habíamos traído nada de comida.
Vimos que en la carretera a unos 200 metros había un lugar
que parecía un restaurante en medio del campo. Pues hacia allí nos dirigimos.
Pero una vez que llegamos, la cocina ya estaba cerrada, con
lo que lo único que
pudimos hacer fue tomarnos una cerveza.
Angelu, nombre del restaurante ubicado en medio de la nada
El
siguiente autobús salía a las 17,20 horas, demasiado tarde. Así que nos pusimos
a hacer auto stop, y el primer coche que pasó nos paró. No había pasado ni
cinco minutos cuando una chica lituana nos llevó hasta el mismo Siauliai. Ella
se defendía en italiano, con lo que la conversación fue un poco latina.
Puesto que era tarde y teníamos bastante hambre,
la chica nos recomendó un excelente lugar donde comer, y que dicho
de paso nos dejó en la misma puerta del restaurante. El reloj marcaba algo más
de las cuatro de la tarde con lo que dudábamos de que pudiéramos comer.
Siauliai
Todo
lo contrario, entramos en el restaurante Pasna Arkus situado en la calle
Vilniaus nº 23. Buena comida y buen precio. Con bebida, postre y café, pagamos
siete euros cada uno.
Dedicaríamos
la tarde a pasear por Siauliai. Sin ser una ciudad con demasiado atractivo, a
este lugar nos trajo la colina de las cruces, pero ya que estamos aquí
pasearemos en plan tranquilo.
Quizás lo más interesante es la catedral de San Pedro y San
Pablo.
Este lugar ha albergado espacios de culto desde 1445 y
la ubicación exacta de la anterior iglesia de madera aparece señalada en una
cruz de metal.
Una
calle peatonal que hace de arteria principal de la ciudad está llena de tiendas
y algunas terrazas, y junto a un bonito edificio, majestuosas esculturas
instaladas en la misma entrada.
La plaza del reloj de sol. En el año 1986 se colocó un reloj de sol para conmemorar el 750 aniversario de la batalla del sol. El esbelto reloj, rematado por la escultura de un arquero dorado se eleva sobre el lago Talsos.
Día 14. (LITUANIA) Siaiuliai-Kaunas
A las 9,20 de la
mañana cogimos el autobús que nos llevaría hasta kaunas, llegando sobre las
11,50, recorriendo un total de 160 km y costándonos el autobús 10 € cada uno,
ya al cambio de los lits.
Una vez en Kaunas nos dirigimos al albergue que teníamos
reservado, no demasiado lejos de la estación (1,5 km). Una vez allí y al ver la fachada exterior nos
quedamos boquiabierto. El edificio parecía que se caía, una vez dentro estaba
totalmente arreglado, incluso algo coqueto. Tenía una cocina para compartir
entre todos los viajeros, y aunque el desayuno estaba incluido en el precio, lo
vimos bastante pobre y escaso.
Una vez que dejamos nuestros bártulos nos dirigimos hacia el
centro (a dos minutos), situándonos directamente en la calle Lasviés, siendo ésta
la arteria principal, peatonal y donde se encuentran todas las zonas de
interés: templos, terrazas, restaurantes, tiendas. Es el corazón de Kaunas.
En un extremo de la calle nos encontramos un hermoso templo,
curiosamente su aspecto exterior es el de una iglesia ortodoxa y sin embargo su
interior es católica.
Junto a ésta un buen lugar donde comer, muy barato y con
buenas comidas. Es autoservicio, así que podemos elegir entre varias
especialidades culinarias. Nosotros pagamos
cada uno 6 €
y nos hartamos de comer, con cerveza incluida.
Visitamos el
interior de la iglesia, sorprendiéndonos el cambio de estilo.
Paseando calle
abajo, nos dirigimos ahora hasta el otro extremo en donde se encuentra el
ayuntamiento, varias iglesias y las vistas desde el río.
Hacemos una parada
para visitar la catedral de San Pedro y San Pablo. Tras varias reconstrucciones,
esta catedral del siglo XV adquirió su actual exterior gótico renacentista.
Junto a esta, la
plaza del del antiguo ayuntamiento, conocido este como el Cisme Blanco.
Este ayuntamiento tiene una torre que le otorga aspecto de
iglesia.
Se construyó a
mediados del siglo XVI y fue resicencia de mercaderes, magistrados y el
alcalde. La plaza del ayuntamiento fue un bullicioso lugar de mercado y corazón
del casco antiguo.
A cinco minutos y detrás de esta plaza llegamos al río
Nemunas, en el que paseamos un poco por su orilla y atravesamos por un puente
para disfrutar de magníficas vistas desde el otro lado de kaunas.
Vemos como un grupo de chavales se bañan placenteramente en
el río. Aunque parece que no hay mucho caudad, el agua corre velozmente debido
a una fuerte corriente. Por ese motivo pensamos que los chavales se están
atreviendo demasiado al bañarse de forma tan despreocupada.
Kaunas es la segunda
ciudad mayor de Lituania y se haya en las confluencias del río Nemunas y Neris.
Dirigiéndonos ahora
por el parque Santakos, junto a los ríos con dirección al castillo de kaunas.
Las ruinas del castillo revelan la
importancia estratégica de su ubicación entre ambos ríos.
La estructura del
castillo se utilizó como prisión en el siglo XVIII y fue restaurada en la
decada de 1920.
Poco se concoce de
lo que había aquí antes de que se levantara la primera estructura de piedra en
el siglo XIII.
A esta hora de la
tarde, el sol con sus tenues rayos impactan en la fachada del castillo,
reflejeando éste unos colores ocres apagados y que resultan un tanto atractivo.
Con la tarde caida nos trasladamos a
la calle junto a la plaza del ayuntamiento. Toda esa zona recobra una
bulliciosa vida nocturna, plagada de
terrazas y restaurantes, en el que hay de sobra donde elegir. Nosotros comimos
estupendamente en uno de ellos.
Día 15. (LITUANIA) Kaunas-Vilnius
Cada quince minutos salía un microbús (5 €) con destino a
Vilnius, a solo 100 km de distancia. En este caso no quisimos madrugar mucho y
salimos a las 10,15 horas.
Una vez en la estación, lo primero que hicimos fue
informarnos sobre el horario de autobuses hacia el aeropuerto y
la isla de
Trakai. Una vez informado, cogimos un taxi que nos llevó al
albergue ( a 3 km) que teníamos reservado. Tampoco regateamos mucho el taxi, no
nos merecía la pena, estábamos bastante cansado de tanto andar (25 lits, 3,5
€), se podía haber quedado en la mitad.
Un albergue con ambiente mochilero, ¡cuántos recuerdos de
épocas pasadas!
Ubicado en el mismo
centro, es un edificio con grandes cristaleras, y en la cuarta planta, el
albergue. Para subir teníamos un código de seguridad, el cual teníamos que
teclear para acceder al ascensor.
Vilnius, capital de
Lituania y una ciudad con grandes atractivos. Declarado su casco antiguo como
patrimonio de la humanidad por la Unesco en 1994, combina los estilos góticos,
neoclásico y un impresionante barroco tardio.
Vilnius en si misma
es un monumento arquitectónico. Es una capital muy religiosa, casi el 100% de
su población se consideran católicos practicantes, y eso lo podemos observar a
cada paso que damos por su grandioso casco antiguo. Las grandes iglesias, la
Catedral nos impresionan con su majestuosidad.
La catedral de Vilnius
ha mostrado distintos aspectos desde su construcción en 1251 de una iglesia
cristiana sobre un tenplo pagano hasta la actual estructura que data de finales del siglo
XVIII. El arquitecto de su construcción introdujo un moderno estilo clasista frances en la Vilnius
barroca y presentó un proyecto para la catedral que recreaba un templo griego.
El edificio fue clausurado por los soviéticos en 1950 y en un principio se
sugirió utilizarlo como garaje de reparaciones de camiones. Sin embargo en 1956
se abrió como pinacoteca. Fue devuelta a la iglesia católica en 1989 y
consagrada de nuevo un año antes de que se declarara la independencia.
La capilla de San Casimiro es una de las principales joyas
barrocas de Vilnius y fue creada por maestros italianos entre 1623 y 1636.
En frente de la plaza de la catedral, está la calle Pillies Gatve,
ésta nos adentra a la zona de mayor interés de Vilnius.
La primera iglesia
barroca, la de San Casimiro fue levantada por los jesuitas entre 1604 y 1635,
pero debido a un gran incendio fue reconstruida en 1750.
La plaza del
Ayuntamiento es el corazón de Vilnius, y en ella se puede apreciar bellos
edificios de arquitectura barroca. Este atractivo conjunto de torres y
esculturas fue creado en los siglos XVII y XVIII por arquitectos italianos y
polacos.
El famoso arquitecto
lituano Laurynas Stuoka Gudevicius diseñó el ayuntamiento con un audaz pórtico
clásico.
Todos los edificios
lucen un elegante aspecto, con fachadas simétricas que reflejan una
inconfundible influencia italiana. Sin embargo el ambiente místico tan peculiar
de Vilnius diferencia esta zona de cualquier otra ciudad europea.
La calle Vokieciu es
una de las más antiguas de la ciudad. Está repleta de terrazas donde podemos
tomar unos aperitivos y disfrutar del trasiego de viajeros que pasean por aquí.
La plaza del
ayuntamiento fue pavimentada de nuevo en 2006, sirvió durante siglos como lugar
de mercado y centro de la vida pública. El edificio del ayuntamiento albergó un
tribunal y los prisioneros eran obligados a marchar desde sus celdas hasta la
plaza para ser decapitados. Actualmente alberga muchos eventos celebrados
durante el año.
No muy lejos de la plaza nos trasladamos hasta la iglesia de
Santa Ana. En ese momento el cielo se ennegreció y empezó a caer una fuerte
tromba de agua. Esta hermosa iglesia
gótica de ladrillo rojo fue utilizada por los soldados de Napoleón como
barracón durante su marcha hacia Moscú en 1812.
Se podría decir que
esta iglesia, una joya gótica, fue la que encandiló a Napoleón. La leyenda
cuenta que esta iglesia impresionó tanto
a Napoleón que deseó llevarsela a Paris
en la planta de la mano.
Junto a ésta, el
peculiar barrio de Uzuppis, que significa detrás del río.
Este barrio se
encuentra en un meandro del río Vilnia. Esta pintoresca zona de Vilniu alberga
estrechas calles llenas de cafés, galería de arte y patios escondidos.
Los artistas que
viven en él se declararon independientes en 1977 y tienen su propia bandera,
presidente y día de la independencia (1 de abril).
Su constitución que
incluye artículos como “todo el mundo tiene derecho a no entender nada” se
halla enclavada en un muro de la calle Paupio. En la cercana calle Uzupio está
la estatua del ángel que sirve de simbolo Uzupis.
Mientras veíamos
caer esta tromba de agua, aprovechamos para tomarnos unas cervezas en la
terraza existente junto a la estastua del ángel. Una vez que escampó, subimos
calle arriba para disfrutar de unas privilegiadas vistas de Vilnius.
Siguiendo las indicaciones de nuestro
libro llegaría un momento en el que a la
altura de la escuela de la calle kriviu nos encontramos un pequeño sendero, sin
señalizar, y que ofrece unas espectaculares vistas de Vilnius. Al principio nos
costó encontrarlo, ya que el senderillo se adentra entre unos árboles.
De frente a nosotros, la torre del castillo superior, ubicado
junto a unos jardines, cerca de la catedral.
De nuevo nos
dirigimos hacia el centro de vilnius, entrando por las puertas del Amanecer. La
tradición nos cuenta que en cada acceso a la ciudad se colocaba una capilla o
imagen religiosa para salvaguardar la ciudad de los enemigos y proteger a los
viajeros que partían.
En este caso es la
Virgen de la Misericordia, una imagen supuestamente milagrosa. Los milagros que
se le atribuyen fueron registrados por las monjas del convento carmelita
vecino.
Por último nos
dirigimos hacia el recinto universitario.
La universidad más antigua del este de Europa se fundó en 1568 como
colegio jesuita y en 1579 se convirtió en una escuela de educación superior. El
actual campus construido entre los siglos XVI y XVIII combina varios estilos
arquitectónicos.
Bellos edificios de
estilo renacentista nos podemos encontrar por los alrededores de la zona
universitaria. El día había trascurrido de forma intensa, así que poco a poco
nos trasladamos hacia nuestro albergue.
Pero antes nos
detuvimos en un super para comprar todo lo necesario para ya en el albergue
tranquilamente degustar nuestros sabrosos bocatas.
Día 16. (LITUANIA) Vilnius-Trakai-Vilnius
Como este sería nuestro último día, en el albergue
preguntamos por el autobús que nos acercaba a la estación de autobuses (el 53 y
el 1G).
Una vez allí nos dirigimos a la consigna para dejar las
maletas durante todo el día, hasta las 21 horas. Teníamos previsto hacer una
excursión hasta la cercana isla de Trakai (25 km).
Cada media hora salían autobuses hacia Trakai, con lo
que tranquilamente desayunamos y cogimos el autobús de las 11 horas.
Una vez en la estación, nos fuimos hasta la isla, que se encuentra
a unos dos kilómetros. Durante todo el trayecto podemos ir viendo los lagos y
unas bonitas y pintorescas casas pintadas con colores vivos.
Este castillo insular, una impresionante fortaleza para
cualquier invasor, se construyó como sede del poder durante el reinado de
Vytautas el grande y se finalizó justo antes de la aplastante victoria del gran
ducado sobre los caballeros teutones en la batalla de Grünwald.
A medida que Vilnius adquiría importancia, Trakai fue
perdiéndola y los cosacos lo destruyeron durante la invasión rusa en 1655.
A finales del siglo XIX las ruinas de la isla atraparon la
imaginación de los artistas del resurgimiento nacional.
Es curioso que fueran las autoridades soviéticas las que
aprobaran en la década de 1950 la reconstrucción de este monumento al glorioso
pasado de Lituania, que se terminó en 1987.
El acceso al castillo se hace a través de un puente de madera
que lo comunica con la orilla del lago.
El lago Galve, con sus 21 pequeñas islas sirve de foso al
castillo. En el muelle se pueden alquilar barcas de remos y pedales para
disfrutar de una espectacular vista del castillo.
Muchas tiendas de suvenir y restaurante podemos encontrar en
la orilla del muelle, en donde el reclamo de los comerciantes es continuo.
Una vez dentro del castillo (5 € la entrada) son varios los espacios que podemos ver. El museo de historia alberga una gran colección de armas y objetos encontrados durante las excavaciones; como jarras, azulejos y monedas del siglo XVI.
La torre del homenaje del palacio ducal tiene 30 metros y
sirvió de residencia del gran duque y las torres defensivas circulares tienen
una base de 4 metros de espesor.
La visita al interior del castillo se va realizando mediante
el recorrido de algunos pasillos y dos plantas en las que se encuentran todas
las salas.
Tras casi una hora de vista por el interior, de nuevo
atravesamos el puente de madera y nos dirigimos hacia la orilla de enfrente,
desde la que se puede disfrutar de unas excelentes vistas del castillo.
Bordeamos el lago y buscamos un sitio donde comer. Hay varios
y muchos con muy buena pinta, pero claro los que están justamente en frente del
castillo se suben algo de precio. Con lo que anduvimos un poco en el interior
hasta que encontramos un buen lugar, donde comimos bien y a buen precio.
Una vez comidos nos fuimos a pasear un poco por la orilla del
lago.
La primera parte del paseo la haríamos atravesando un puente
hacia la otra orilla hasta que llegamos a un pequeño embarcadero desde donde ya
no se podía pasar.
Tras media hora andando volvimos de nuevo hasta atravesar otra
vez el puente, y ahora paralelo a la carretera del interior (por donde vinimos)
pero bordeando el lago seguimos paseando durante otra hora más.
En nuestro paseo vimos varios pescadores de la zona en donde
se lanzaban al lago en unas coloreadas barquichuelas.
A las 17 horas cogimos el autobús de vuelta, llegando a
Vilnius media hora después.
Como todavía teníamos algunas horas por delante hasta que
saliese nuestro autobús para el aeropuerto, nos fuimos a pasear en plan
tranquilo por el centro de Vilnius.
Día 17. (LITUANIA) Vilnius-Kiev-Madrid-Sevilla
Sobre las ocho de la tarde nos fuimos a la estación de
autobuses, recogimos nuestras maletas, y en los bancos de la misma estación nos
dimos un buen festín de bocatas. Ya a las nueve cogimos el autobús que nos
llevaría al aeropuerto, situado a solo 5 km, y que en unos quince minutos
llegamos.
Nuestro avión para Kiev salía a las 7,05 horas, y una vez
hecha la escala en Kiev (solo 45 minutos) dirección Madrid.
Así que teníamos una larga noche por delante en el
aeropuerto. Preguntamos por el precio de un hotel que hay en el mismo
aeropuerto (69 € la habitación), demasiado caro. De ese modo ya sobre las 22
horas buscamos unos buenos asientos para tumbarnos un rato, y así entre
cabezada y cabezada podríamos dormir si acaso dos horas y de forma salteada.
Sobre las 5,30 horas la sala del aeropuerto se empezó a
llenar de viajeros con diversos destinos: Moscú, Londres, Dubai, Munich…
Por fin, en los paneles informativos vemos nuestro avión con
dirección a Kiev. Muchos ucranianos eran los que se dirigían a su país, pero
otros muchos viajeros a otros destinos y que harían escala en Kiev. Una pareja
de españoles (muy jóvenes, por cierto) él de Bilbao y ella de Santander, se
dirigían a Uzbekistán. Cada verano recorría varios países, y ya llevaban unos
pocos.
El tema de Kiev nos preocupaba enormemente por dos motivos:
1-La actual guerra que se había producido en ese país por
parte de los separatistas pro-rusos, y que un mes atrás volaron un avión de
pasajeros que partió de Malasia y en el que murieron más de 250 personas.
La verdad sea dicha, lo teníamos un poco presente.
2-Teníamos solo 50 minutos para el cambio de avión (era muy
poco tiempo). Bastaba con que el avión se retrasara unos minutos para que
pudiéramos perder el otro.
De este modo, una vez que llegamos a Kiev, y desembarcamos
(quince minutos después) y el tiempo era más que justo. Rápidamente nos
dirigimos al pasillo de “transfer” (los que hacíamos escala) y la cola era
kilométrica (mucha gente para otros tantos destinos). Pensé, imposible, como
tengamos que esperar esta cola no llegamos, así que busqué a una azafata y le
enseñé nuestro vuelo hacia Madrid y que en media hora salía. Ella rápidamente
nos llevó hasta el principio de la cola y pudimos pasar. Directamente entramos
por la puerta de embarque después de entregar toda nuestra documentación. Por
fin ya en el avión pudimos relajarnos y descansar un rato. Salimos a las 8,25
horas, llegando a Madrid a las 12,45 horas. Ya en Madrid con el tiempo justo
para coger el metro con dirección a la
estación sur, donde allí cogimos un autobús que nos llevaría a Sevilla,
saliendo a las 15 horas y llegando a las nueve de la noche.
Mucha de la información recogida en este diario-ruta de los
lugares visitados está sacado literalmente del siguiente libro que llevábamos
en nuestro poder.
Bibliografía: Estonia,
Letonia y Lituania, de la colección de guías visuales de “El País” “Aguilar”.
FIN