lunes, 19 de abril de 2010

Monsanto y las villas historicas de Portugal Marzo/10




Monsanto, la aldea mas portuguesa de Portugal




Poco más allá, entre la frontera de España y Portugal, y en tierras lusitanas, nos encontramos varias villas que forman las conocidas como ciudades históricas de Portugal.
En un viaje por la Sierra de Gata (Cáceres), y sin saberlo, descubrí estos lugares cercanos a España, y que no podemos dejar de visitar.
Tomando como referencia la ciudad cacereña de Coria y Moraleja, nos adentramos en tierras portuguesas por la carretera CC214. A unos 40 km encontramos la primera localidad,

Penha García. Aunque no es una ciudad propiamente histórica, la he incluido porque pilla de paso y tiene una visita interesante.
Lo primero que destacamos es su enclave. Alzada sobre la ladera de una colina tiene un callejeo que nos hace remontarnos a fechas pasadas.
En la parte alta del pueblo preside los restos de un castillo, y detrás, una enorme presa, donde el agua se deja caer por un vertiginoso cortado. Esta caída provocó en su tiempo la construcción de varios molinos, donde el entorno tiene un interesante recorrido.


De hecho, existe el itinerario PR-3, con una longitud de 3 kilómetros, y que parte del mismo pueblo, éste recorre algunas callejuelas, el castillo, y después baja, adentrándose en el cauce del río. A ambos lados varias construcciones de antiguos molinos.
Nosotros lo hicimos en un día que caía una fuerte tormenta, y donde el agua corría a gran velocidad, atravesando una gran cascada artificial.








Ahora pues nos dirigimos a Idanha-a-Velha, a unos 35 kilómetros. Ciudad romana, y antiguamente de nombre Egitania, es una pequeña freguesía de poco más de 50 habitantes.


Ciudad con gran patrimonio, está rodeada por su muralla, destacando en su interior la catedral visigoda (única en su género en la toda la península), el castillo y el puente sobre el río Ponsul.
Hay un pequeño bar en el que se pude tomar algún refrigerio, para comer hay que hacer la reserva antes.









Salimos de Idanha-a-Velha, y a unos 15 km llegamos a Monsanto. Es difícil encontrar una palabra que defina tanta belleza y originalidad.


Monsanto, la aldea mas portuguesa de Portugal, esto es lo que decidieron los portugueses en los años setenta, cuando se celebró un concurso en el que había que votar al pueblo más portugués.



Está situado en la vertiente de una pequeña y escarpada montaña. La cumbre de Monsanto (Mons Sanctus, que irrumpe bruscamente en la llanura) se eleva a 758 metros de altitud.
En su cumbre, un castillo de la época de los templarios preside este espectacular paisaje.










Hoy, en nuestra visita, el cielo está encapotado, cubierto de nubes bajas, cae una pequeña llovizna. El pueblo parece un “pueblo fantasma”. No hay nadie por las calles, solo nosotros dos deambulamos por el pasado, por siglos de historia. Al girar la esquina de esta calle, invadidos por la niebla, vemos una enorme roca que parece aplastar una casa, y otra más, y otra.






Todas las casas están construidas entre enormes rocas redondeadas, y que a su vez forman parte de ella. Este sitio es espectacular, nunca había visto algo igual.





Las callejuelas empinadas siguen subiendo, la densa niebla deja entrever cual maravillosos rincones, mi cámara no deja de disparar.
Una gigantesca roca, verde, de tanto musgo adherido. De frente, otra más, pero de un color grisáceo, unas pequeñas escalinatas para acceder a la casa, la niebla oculta algunos detalles, la escena es espectacular. No dejo de contemplar tanta belleza. Llueve, pero ni me inmuto, solo quiero disfrutar de este paseo, de este paseo por la historia.




Torres, Tumbas excavadas en roca, gruta, iglesias, capillas, Puertas, Muralla, horno comunitario…………. ,leyenda, historia, romanos, visigodos, árabes, y mucho más atrás, huellas del paleolítico.





Este pueblo es indescriptible, es una joya. Una joya que no se puede dejar de visitar. Si, aquí, en tierras lusitanas, donde antaño Don Alfonso de Henriques conquistó Monsanto a los moros, y éste donó a la orden de los templarios, que bajo las órdenes de Don Gualdim mandó edificar su castillo.





Desde lejos nos despedimos de Monsanto, y justo ahora cuando las nubes se alzan al cielo, observamos maravillados su ubicación.



Un día de visita por tierras portuguesas, tres pueblos distintos, uno romano, otro destaca su enclave, y Monsanto es todo, todo encanto.

viernes, 2 de abril de 2010

Subida al Canchal de la Ceja (techo de Salamanca-2428 m) Invernal, Marzo/10





SUBIDA AL CANCHAL DE LA CEJA (2428 m)

TECHO DE LA PROVINCIA DE SALAMANCA



Nos situamos en la localidad de Candelario, provincia de Salamanca. En el extremo occidental de la sierra de Gredos, se localiza una pequeña sierra que según algunos autores se le conoce como la sierra de Candelario o de Béjar.
Desde esta localidad sale una carretera que nos llevará directamente a la plataforma del Travieso (1900 m) a unos 11 kilómetros. Aunque en esta ocasión el coche lo tendremos que dejar en la plataforma, 3 km antes del Travieso, ya que estaba cortada por nieve.







Datos de interés:

Lugar de partida: desde Candelario, hasta la plataforma (1600 m), aunque sigue hasta el Travieso (1900 m), cortada por nieve (3 km).
Altitud: 2428 m
Desnivel: 828 m
Tiempo: 7 horas y veinte
Dificultad: media-alta
Fecha: 27-03-10
Participantes : Rosa y Antonio






Son las once y media de la mañana, y recién llegado de Sevilla vamos a emprender esta ruta que nos llevará a coronar el pico más alto de Salamanca.
Hace un buen día, el cielo azul y una temperatura agradable, pero las fuertes nevadas de estos días atrás hacen que las montañas estén plagadas de nieve.
Salimos desde el aparcamiento de la plataforma, y tendremos que avanzar por la carretera unos tres kilómetros hasta llegar al aparcamiento del Travieso.








El día está espectacular, totalmente despejado, y el cielo con un radiante color azulado.
Aunque se puede subir por varios sitios, nosotros optamos por cruzar el río, y avanzar por una gran pala de nieve-hielo. Un poco más a la izquierda se ven los hitos del sendero marcado. Nosotros preferimos ponernos los crampones y avanzar más cómodamente, así esquivamos las piedras y rocas.










De frente siempre, como referencia, el pico del Calvitero (2397 m), lugar en el que está la virgen del Castañar.
Seguimos avanzando por esta pala de hielo hasta alcanzar restos de un antiguo remonte, ya estamos muy cerca de la cuerda del Calvitero (2300 m), quince minutos después alcanzamos el pico del Calvitero.
Aquí el viento sopla fuerte, y el frío es intenso, así que nos tenemos que tapar hasta las cejas.
Avanzamos muy lentamente, y se anda con mucha dificultad, hay mucha nieve, y muchos tramos con hielo. La precaución es permanente cada vez que damos una zancada.









Desde el Calviero, ahora avanzamos por una planicie, en la que al fondo ya se ve el Canchal de la Ceja.
¡Qué vistas más espectaculares, todo nevado y con este cielo azul¡.
Miramos el reloj, y tras subir la última pendiente llegamos al Canchal de la Ceja. Hemos tardado cuatro horas en llegar, muchísimo tiempo. Se ha avanzado con mucha dificultad.






La intención nuestra era llegar hasta la cumbre del Torreón (techo de Cáceres), desde donde estamos se puede divisar vagamente. Pero todavía quedaría una hora, y esto está cargado de nieve, y además hay que pasar el “paso del diablo”, y después volver. Analizando todo esto preferimos dejarlo para otra ocasión, lo vemos muy precipitado.




Así que junto al pequeño cohete que hace de cumbre del canchal de la Ceja empezamos a comer. Mientras, observamos cual maravillosa está la nieve, sus formaciones, y como adheridas a las rocas simulan pequeñas figuras.
Tras media hora, comenzamos a bajar. Tranquilos pero sin pausas vamos disfrutando de las vistas y de este hermoso lugar.
El cielo se empieza a decorar con unas finas láminas de nubes. Bajo nuestros pies extensas placas de hielo. La estampa es dantesca.


Ya sobre las 6 de la tarde llegamos al aparcamiento del Travieso, solo tenemos que descender los tres kilómetros que nos separan hasta el aparcamiento de la plataforma, en el que llegaríamos sobre las 19 horas.




Dos subidas a esta cumbre, dos momentos distintos, una hace tres años, y otra ahora, una sin nieve, otra plagada de ella, dos vistas distintas, dos excursiones distintas, y como decía José de Samaniego no hay dos rutas iguales, aún siendo el mismo sitio, hay tanto que cambia: los colores, los olores, los verdes, los ocres, el frío, el calor, lo que se siente ................