martes, 3 de septiembre de 2013

Ruta diario Albania-Macedonia-Bulgaria (Parte IV) Julio/13


chttp://Viene de Parte III


Tirana



Sobre las 13,45 horas nos dejó, cerca del centro, junto al parque que hay en la pirámide. Nosotros, totalmente despistados intentamos ubicarnos con un plano de Tirana que traía mi libro.
Tenía anotado tres posibles hoteles donde dormir, y que salían bien de precio.



Le preguntamos a un chaval por la ubicación de uno de ellos, él no lo conocía, y en un inglés fluido nos comentó que iba a llamar por teléfono a algún familiar para que se lo localizase. 



Efectivamente nos dio la indicación del hotel.
Estábamos relativamente cerca, y en plena plaza donde se encuentra la  torre del reloj, el ayuntamiento, y la mezquita. Ahora parece que estamos bien ubicados.  
Nos dirigimos hacia él, alarmados por el gran caos de tráfico, y donde atravesar por un paso de cebra es toda una aventura.



Ya que pasábamos por otros hoteles, preguntamos el precio, el primero, 50 € habitación doble, carísimo. El segundo, junto al gran hotel Tirana international, de lujo, el Star hotel, 25 €, habitación doble para dos personas. Perfecto, aquí nos quedamos, además era uno de los tres que tenía anotado. Muy bien situado y buena calidad-precio.



Dejamos el equipaje, y lo primero que hacemos es entrar en un restaurante a comer, le preguntamos al chico de recepción, por un buen sitio con comidas típicas del país. Nos recomienda justo el que estaba al lado del hotel. Pedimos varios platos de la zona, y lo que más nos sorprendió fue el precio. Por 3 € cada uno comimos.


Una vez bien hartos de comida, y con el correspondiente cafelito, a recorrer la ciudad.


Lo primero que nos sorprende de esta capital, es la fuerte influencia que ha tenido Italia sobre los albaneses. De ahí que muchos albaneses entiendan muy bien el italiano, incluso que lo lleguen a hablar. Muchos albaneses nos preguntaban siempre que si éramos italianos.




Otro aspecto a destacar, es el gran caos circulatorio, y el enorme ruido de fondo. Y aunque ya lo he comentado anteriormente, es importante destacarlo de nuevo. Intentar pasar por un paso de cebra, es igual de peligroso que atravesar donde no lo hay. Los conductores raramente paran, lo que hacen es esquivar a los peatones a gran velocidad.

Tirana no es una ciudad con grandes atractivos, y los que tienen están concentrados en torno a la plaza Skanderberg, pero si es tremendamente interesante. ¿Por qué?, es la gran capital de un país que hasta hace muy poco tiempo ha estado totalmente cerrado al exterior, y era el último reducto de la influencia soviética. Pasar casi un día completo de forma intensa es cita indispensable para empezar a conocer este país.
 


En el centro de la plaza Skanderberg podemos contemplar la estatua ecuestre de Skanderberg, este es el nombre real del héroe nacional de Albania.



Junto a esta, la torre del reloj, y al lado la mezquita de Ethem Bey que con su esbelto y puntiagudo minarete da cierto encanto al conjunto de edificios.
 


Esta mezquita del siglo XVIII, es uno de los pocos edificios antiguos que sobrevivieron en Tirana y también uno de los más bellos. Su minarete fue destruido durante la batalla de liberación de Tirana, pero más tarde fue reconstruido. 



El estatus de la mezquita como Patrimonio Cultural la salvo de la destrucción durante la campaña ateísta de los años sesenta. Tiene frescos en el exterior y también en el interior.




 Las mujeres solo pueden subir por las escaleras que conducen a las galerías donde se ven las pinturas interiores, pero eso sí, ataviadas de forma obligatoria con el consiguiente pañuelo que cubra la cabeza.


La torre del reloj, que data de 1820 y mide 35 metros de alto, se puede disfrutar de unas vistas excelentes de la ciudad. Nosotros intentamos subir ese día pero estaba cerrado.



El teatro Nacional, la ópera y ballet, y algunos edificios de varios ministerios, son otras construcciones a destacar en la misma plaza Skanderberg.



En el Museo de Historia Natural, podemos contemplar el mural que preside la entrada, y que es un excelente ejemplo del arte realista socialista, aunque no esté representada la estrella roja característica de la bandera partisana.



Ahora nos damos una vuelta por el mercado central, para seguir disfrutando del mundillo más rural. De pronto el cielo se pone totalmente negro y empieza a descargar una fuerte tormenta.


Una vez escampado seguimos paseando por este pequeño mercado, donde las delicias de algunas frutas son tentadoras para degustarla.



Nos sentamos en la terraza de un bar, y durante un buen rato, seguimos observando a los comerciantes en la venta de sus productos.



Por cierto que los dos cafés con leche solo nos costaron  80 céntimos, aunque al igual que en Macedonia, conseguir la leche para el café es toda una odisea. 



Tenemos pendiente enterarnos de donde salen los furgones compartidos para Berati al día siguiente, y Kruje al otro. Esto es lo más difícil ¿De Dónde? En Tirana no hay propiamente una estación de autobuses, sino que depende de a donde quieras ir, saldrán de un lugar u otro.



De este modo le preguntamos al muchacho de recepción, pero no tenía ni idea, pero se enteraría para decídnoslo.
Entre tanto seguimos visitando otros lugares de la ciudad. Muy cerca de la famosa plaza, destaca muy esbeltamente una torre, que parece de alguna iglesia moderna. Pues allá vamos.
 


Efectivamente una bellísima iglesia ortodoxa, y con muy pocos años de construcción.
En su interior hay enormes pintadas de varios santos en forma de iconos.



Día 5. Tirana-Berat-Tirana (Albania) 300 km     

Continua en Parte V

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martes, 27 de agosto de 2013

Ruta diario Albania-Macedeonia-Bulgaria (Parte II)

Viene de la parte I


http://antonio-bueno-todosmisviajes.blogspot.com.es/2013/07/ruta-por-albania-macedonia-y-bulgaria.html



En esta ocasión el autobús estaba algo mejor que el que cogimos el año pasado para entrar en Ucrania, pero solo algo, porque muchos asientos estaban partidos, y el del conductor con los cables sueltos junto al volante.

Al llegar a la frontera de Macedonia, estuvimos casi una hora, entre pasaportes y mirar algunos equipajes. Una chica que iba con nosotros en el autobús, tendría algún problema con la documentación, el caso es que no pudo pasar.
Con nosotros, los españoles, la verdad es que nunca hemos tenido ningún problema, y el trato ha sido genial.
La obscuridad se ha apoderado de las carreteras de Macedonia, de vez en cuando abro los ojos, y me vuelvo a dar la cabezada. Pero de fondo siempre, y de forma intensa la charla incesante de los dos conductores que no paran de hablar en macedonio.
De vez en cuando un frenazo, me hace despertar. O un adelantamiento brusco, o un animal que se cruza por la carretera.
Sobre las 23 horas hace una parada de casi media hora en la capital de Skopie.

Aquí aprovecho para preguntar por el horario de los autobuses que vienen de Tirana a la Skopie, y echar un vistazo a la estación, ya que en varios días estaremos por aquí.
De nuevo a cerrar los ojos. Ahora de vez en cuando los conductores callan y ponen de fondo una musiquilla de folklore macedonio.
Es la 1,30 de la madrugada, por fin hemos llegado a Ohrid, solo una chica y nosotros dos quedamos en el autobús.

Como teníamos reserva para el día siguiente en Apartamentos Luccia en Ohrid, decidimos aventurarnos e ir al mismo sitio por si fuera posible encontrar alojamiento. Un taxi (2 €), y con la dirección del lugar. Una vez allí, los apartamentos estaban cerrado, y un par de chicos que estaban en un bar de al lado le preguntamos. 




Uno de ellos hablaba algo de español, había estado por España. Nos dijo que iba a llamar al dueño de los apartamentos y que en  quince minutos vendría. Efectivamente en ese tiempo llegó, y le comentamos la posibilidad de quedarnos ya esa noche. Perfecto, sin problemas, nos dio un magnífico apartamento completo. Son las 2,30 horas, ya va siendo hora de ir a dormir, y como mañana estaremos todo el día en Ohrid,  y teniendo en cuenta que llevamos dos noches de madrugones, mañana nos levantaremos a las 9,30.







Día 3. Ohrid (Macedonia)
 






A las 10 de la mañana ya estábamos listos para descubrir este bello lugar declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco.
 





Pero antes teníamos que gestionar el horario de los autobuses que nos llevarían al monasterio de Sveti Naum, en la frontera con Albania, y atravesar a ese país al día siguiente. El muchacho que nos atendió en los apartamentos nos dio una magnífica información, y una buena sugerencia de entrada a Albania, distinta a la que nosotros teníamos prevista. Resuelto el plan para el día siguiente nos disponemos a descubrir Ohrid.







Ohrid fue declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco en el año 1979, y fue una de las primeras ciudades de la región en abrazar el cristianismo y por ello en la edad media, durante el II imperio Búlgaro, del que formó parte, se convirtió en sede Arzobispal.
 






Ya no solamente Ohrid es una encantadora ciudad, sino que su enclave está en un idílico lugar junto al gran lago de Ohrid, compartido además por su vecina Albania.
 






Ohrid es una ciudad muy turística, de hecho se ven gente de muchas nacionalidades, además tiene a lo largo de su lago muchos tramos de pequeñas y coquetas playitas que con este calor achicharrante más de uno está aprovechando para remojarse un poco.
Lo primero que hacemos una vez que salimos a la calle es desayunar en la plaza junto a la Mezquita y a solo 50 metros de los apartamentos en donde estamos.
Difícil conseguir un café con leche, siempre expreso, y si tienes suerte de conseguir un poquito de leche, siempre fría, con lo que prácticamente el café con leche se convierte en café con hielo.
 





Ohrid está rodeada por una gran muralla, en la parte del monte, y por la parte baja por las orillas del gran lago.
Empezaremos a realizar el recorrido por la parte del interior y la finalizaremos por la orilla del lago. Para ello desde la misma plaza de la mezquita cogemos una de las callejuelas que asciende poco a poco por la parte alta del pueblo.







Entramos en una pequeña iglesia ortodoxa (Virgin Mary Cheinica), que estaba al principio según empezamos a subir las primeras cuestas.
 






Desde una pequeña balconada podemos contemplar unas bonitas vistas a Ohrid.
Las callejuelas son estrechas, y en un pequeño laberinto de subidas y bajadas vamos desembocando en bonitos rincones.
 






En la parte más alta pasamos por una bella torre del reloj, y en el que si quisiéramos podríamos acceder a la fortaleza a través de un pequeño bosquete, nosotros preferimos seguir callejeando.
 






Casi en todo momento podemos ir contemplando hermosas vistas del lago. A nuestro paso entramos en algunas pequeñas iglesia de estilo románico.
 






Pasando la iglesia de Perivieptos empezamos a divisar la enorme muralla, y al final de ella la gran fortaleza.
 






Poco a poco hacia ella nos dirigimos. Hoy hace un fuerte calor, y cualquier cuesta se hace algo “cuesta arriba”. Allá abajo vemos las transparentes aguas del lago, las cuales nos invitan a darnos algún baño.
 






Tras casi media hora, entre parada y parada, alguna que otra fotito, y beber y beber mucho líquido, por fin llegamos a la fortaleza del Zar Samuel.
 





Ondeando dos grandes banderas en  sus  torreones, su color amarillo y anaranjado en lo más alto dan más grandeza a esta enorme y vistosa fortaleza. En la puerta debemos pagar unos 60 Denares por entrar (1 €). Una vez dentro recorremos todo el perímetro de la muralla, desde donde podemos disfrutar de unas excelentes vistas de la ciudad.







Desde la vertiente sur de la muralla, podemos contemplar las cristalinas aguas del lago, y al fondo, en un silueteo de montañas, Albania a la que mañana llegaremos.
 






Saliendo ya de la fortaleza, cogemos una cuesta hacia abajo que nos llevará hacia el Monasterio de San Climent de Plaosnik, y que de una forma destacada la hemos visto desde lo alto.
 






Este Monasterio que atendió a unos 4000 alumnos por año, fue durante la Edad Media la Universidad más importante de los eslavos, un estandarte cultural de primer orden que hoy en Macedonia se están ocupando de recuperar.
 






En la iglesia de San Climent, decorada con fragmentos de pintura que siglos atrás vestían sus paredes, está la tumba del propio San Climent.
 






Dejamos ya el Monasterio, y seguimos cuesta abajo hasta llegar a la pequeña iglesia de San Juan Kaneo, ya casi en la misma orilla del lago. Desde aquí podemos disfrutar de unas excelentes vistas del lago.
 






Sveti Jovan kaneo, es decir San Juan Kaneo, dedicada al evangelista. Esta iglesia ortodoxa ubicada en una pequeña balconada que asoma al lago, es junto con la fortaleza una de las estampas más típicas de Ohrid.
 






Construida en el siglo XIV, siendo bastante posterior a Santa Sofía o a San Climent at Plaosnik, pero quizás más visitada por su enclave tan privilegiado.
 






Bajamos hacia la orilla del lago en donde vimos que había algunos restaurantes, donde sus terrazas daban a la  misma agua.
 






Estaba claro en donde nos íbamos a quedar a comer. Además, son las dos de la tarde, y con este calor achicharrante estamos deseosos de tomarnos unas fresquitas cervezas macedonias.



A ver, la carta, son comidas que no conocemos, pero pediremos varios platos y así los probaremos. Además el precio medio de un plato rondan los 120 denares (2 €). 
 

 





Excelente comida, con unas formidables vistas al lago, y además un precio ventajoso. Toda la comilona no llegó a los 14 € (830 Denares),
 






Dejamos el restaurante, y paseamos por la misma orilla del lago. Alguna pequeña concentración de sombrillas vemos en esta diminuta playita.
 






Pasamos junto a algunos bares, donde parece que es el lugar de concentración de jóvenes con música marchosa. Cada pocos metros un chiringuito, muchos chavales bebiendo, jugando, divirtiéndose.
 






En la parte más acantilada han colocado unas pasarelas de madera por las que podemos pasar. Mires hacia adelante, o mires hacia atrás, es un bello lugar para pasear, y además por suerte, parece que se está levantando una pequeña brisita. 


 






Siguiendo por la orilla llegamos hasta el torreón que cierra la muralla por el lago. Una pequeña iglesia, y mucho ambiente de restaurantes, y oriundos que nos ofrecen habitaciones para dormir (10-12 €/persona).
 






Llegamos ya al puerto. Aquí nos ofrecen un paseo en barco para disfrutar de las vistas de la ciudad. Nos piden 10 €, nosotros regateamos, y lo dejamos en 5 € el paseo para los dos, y con una duración de media hora. Aceptamos.


Desde el puerto llegaremos hasta la iglesia Sveti Jovan kaneo (quince minutos) y vuelta al puerto.
 

 



Está bien, y merece la pena, es la otra visión de este bello lugar. Según avanza el barco, contemplamos el agua transparente, que casi se podía apreciar el fondo. En lo alto de la ciudad, su fortaleza destaca, algún que otro minarete se ve en la lejanía. Y varias iglesias, y monasterios se ven repartidos por todo Ohrid.
 







Nos adentramos ahora en la zona más comercial por la calle peatonal Kliment Ohridski. Repleta de tiendas de suvenir, tiendas de ropa, y algún que otro lugar donde comer.
 





Aquí pudimos contemplar algunas tiendas curiosas, sobre todo donde vendían recuerdos de Macedonia.
Al final de la calle desembocamos en la plaza de la mezquita, de la que partimos esta mañana.
 





Justo al lado está el bazar y el mercado, durante un buen rato estuvimos dando un paseo y absorbernos del ambientillo local de la zona.

Aquí parece que todos los turistas concentrados en los alrededores del lago no vienen por esta zona. Los mercados de las ciudades y pueblos son siempre interesantes, ya que podemos observar la forma de vida de los nativos.

Entramos dentro de la Mezquita Zejnel Abedín, la cual siendo muy modesta, tiene cierto encanto en el lugar en el que está enclavado, justo al bazar.
 





Ya por la tarde dimos un largo paseo por la orilla del lago hasta el puerto deportivo, y por la noche disfrutamos del bullicio turístico de la zona comercial, donde la gente no deja de ir y venir entre tiendas y algún que otro bar de copas.
A dormir que mañana nos vamos a Albania.

Día 4. Monasterio Sveti Naum (Macedonia)-Tirana (Albania) 220 km

Sigue en Parte III

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