jueves, 21 de abril de 2016

Ferrata de Cueva Horá en Loja (Granada) Abril/16. Diciembre/17




Recién venidos de realizar la ferratade Archidona seguiremos con la jornada ferretera; ahora nos toca las cuatro vias ferratas de la cueva Horá en  Loja, ubicada en el Cerro de las Cabras, en la Sierra de Loja.  Para ello nos situamos en dicha localidad granadina y nos dirigimos hacia un carril de tierra que sale desde el área de servicios de los Abades en la A-92 dirección Granada. 


Tras recorrer los 14 km de carril llegaremos a la pared en donde se ubican las ferrata, después de pasar junto a la Charca del Negro (a unos 12 km) y la Cueva Horá (Horadada) que nos encontraremos a mano izquierda  y que aprovecharemos para hacerle una visita.



Estamos situados a unos 1500 metros de altitud, en una zona bastante expuesta a fuertes vientos, de ahí que sean testigos los muchos molinos eólicos que hay por la zona, y que dicho de paso nosotros también lo sufrimos en algunas de las paredes.


A muy poca distancia de la cueva destaca en la lejanía los dos cuernos de roca que corresponden a la primera ferrata, y será donde dejaremos los coches.


Como tendremos que hacer un pequeño rapel, Juan que ha traído todo el material necesario, nos da unas breves explicaciones de como tenemos que utilizarlo. Aunque en tres de las vías se pueden bajar en rapel, nosotros solo la bajaremos en la primera, las otras tienen bastante altura, y no estamos preparado para esos menesteres.
Para realizar todas las rutas podemos echar un total de unas 3 horas (nosotros estuvimos cuatro, o algo más).
Todos los materiales instalados en las paredes están impecables, ya que estas vías fueron inauguradas en el verano del 2015.


Estas cuatro vías en general son muy variadas y de distintos niveles; podríamos decir que la dificultad global sería de dificultad media-alta si incluimos todas sus variantes: 2 tirolinas, 1 rapel, 2 puentes de mono, un par de desplomes y sobre todo en la última vía hay que tirar bastante de brazos. En resumen un nivel K4 (máximo 6) con los siguientes parámetros (máximo 5):

-Fuerza: 4
-Psicológico: 3
-Resistencia: 3
-Equipamiento: 2
-Terreno: 3


Pues allá vamos, empezamos por la primera vía, en donde haremos un pequeño rapel para practicar.


Víctor ya se había procurado de comprar todo lo necesario para instalar la tirolina, así que el sería el encargado en este menester. Por otra parte juan, que era el experto, llevaba todo lo necesario para la bajada del rapel. Así que dispuestos todos para empezar.


Tramo 1

Es un recorrido muy cortito, subiremos por el peñón de la izquierda, haremos la tirolina y bajaremos haciendo el rapel por el peñón de la derecha.

Víctor con mucha paciencia nos prepara a cada uno el enganche para tirarnos desde la tirolina, pero ¡sorpresa!, esto no rueda.


Según nos tiramos, no avanzamos ni un metro, así que toca tirar de brazos para avanzar.
Unos lo intentan de frente, otros de espalda, otros se impulsan con las piernas…




Nada, no hay forma, esto no rueda “na de na”. El cable está totalmente horizontal, sin niguna inclinación, de ahí que no exista desplazamiento alguno. ¡A ejercitar los brazos se ha dicho!


A Lorenzo le ha gustado esto del rapel, de hecho, está subiendo y bajando varias veces, mientras que el resto estamos pasando por la tirolina.




El viento sopla fuertemente, y las nubes, algunas algo negruzcas, avanzan hacia nosotros velozmente, amenazando algo de lluvia.
Una vez que terminamos este primer tramo, algunos dicen de comer, otros seguir. Caso de lluvia por lo menos hemos avanzado algo más. Víctor tiene que comer, no aguanta más, así que se pega una escapada al coche y picotea algo. El resto nos seguimos preparando para el segundo tramo.
Carmina no tiene paciencia y empieza a subir por donde termina la tirolina segunda, pero se encuentra que no tiene acceso, por lo que de nuevo todos nos tiraremos por la tirollina que da paso al inicio de este segundo tramo. 


Tramo 2


Este segundo tramo es el más largo y el que quizás más alicientes tiene, puede que sea por su variedad: tirolina, puente de mono y un perfil de pared impactante.


Pues de nuevo allá vamos, iniciamos la vía por el peñón común (1º y 2º tramo).

Pero si la tirolina anterior había que tirar de brazo, en está aún más, ya que en la parte última tiene una pequeña inclinación hacia arriba. Poco a poco nos vamos tirando y a la vez nos vamos distanciando durante todo el recorrido de este segundo tramo. Víctor se queda el último recogiendo todo el material de la tirolina.


El viento sigue azotando con fuerza, y lo notamos aún más cuando quedamos colgados en la pared.



En el siguiente tramo, empezamos a ganar altura rápidamente. Lorenzo va primero y parece haber cogido carrerilla, después Carmina, le sigo yo, detrás Manolo y Juan, y cerrando el grupo Victor, allá abajo.


Cuando terminamos de subir la primera pared vertical, a la vuelta nos encontramos con un pequeño puente de monos, miro hacia detrás, y la imagen que veo es impactante; Manolo y Juan parecen estar en el vacío, medio colgados en la nada.



Que extraña sensación se tiene al estar aquí arriba, y que insignificante somos ante la grandiosidad de la naturaleza. Una sensación de libertad ante tanto silencio. Solo se oye el silbido del viento azotando nuestros rostros, aunque a veces ese viento se convierte en un aliado que refresca nuestros cuerpos de tanta adrenalina”

Seguimos hacia adelante, ahora toca pasar el puente de mono, que sin demasiado largo, es importante agarrarse bien y mantener al máximo el equilibrio.


En la última parte de esta vía, podemos optar entre dos opciones de paso; una siguiendo por el exterior en zona voladiza, o tirar por una estrecha grieta, que con un poco de suerte solo pueden pasar los que tengan  cuerpos muy delgados, de hecho, por aquí pasaron Lorenzo y Juan.




Una vez arriba, para bajar, o lo hacemos mediante un rapel de unos 20 m, o por un senderillo que baja. Nosotros obviamente cogimos lo segundo.




Tramo 3



Antes de empezar con el tercer tramo decidimos hacer una parada para comer algo; la nubes siguen amenazando agua; nosotros aquí sentado y saboreando nuestros exquisitos bocatas no dejamos de contemplar las paredes por las que hemos pasado y por las que tenemos que pasar.


Este otro tramo tambien tiene un pequeño puente de mono, el cual siempre le da un poco de “vidilla” a la vía. No tiene demasiada dificultad, aunque la pared si coge bastante altura.


Antes de empezar, el trazado de la vía se ve perfectamente, con lo que dejo que mis compañeros empicen a subir y yo desde abajo los empiezo a fotografiar. Algunos pasos impactan desde aquí abajo. Se ven de forma serpenteantes a cada uno de ellos y con distintos colorines de indumentaria, con lo que resaltan mucho mejor en la misma pared.



Al poco de empezar se llega al puente de mono. Juan se coloca primero para también poder sacar algunas fotos desde esa perspectiva.



Mientras que ellos pasan el puente de mono, uno a uno, yo me apresuro y empiezo  a subir rápidamente; al poco ya los alcanzo.


El siguiente tramo sigue cogiendo altura, pudiéndose disfrutar de bellas imágenes en el perfil de la pared. 
¡Cómo vamos disfrutando de estas ferratas¡

Entre bromas y risas, pero siempre de forma segura y responsable seguimos avanzando poco a poco.



En la parte final, cuando ya estamos casi en lo más alto, nos encontramos una posible bajada para los que lo quieran hacer en rapel (16 m).
Nosotros avanzamos unos metros más y decidimos bajar por un pequeño canalon en el que había un senderillo.



En cinco minutos ya estábamos abajo, dando por finalizado este terecer tramo, y dirigiéndonos a la derecha en busca de nuestra última vía, que por cierto empieza en una cueva.



Tramo 4


Sin lugar a dudas, en este último tramo es en donde tenemos que demostrar nuestras fuerzas (de brazos), ya que la salida la haremos en una zona totalmente desplomada, y en la que después de pegar un pequeño saltito para enganchar la vía, tendremos que ejercitar nuestros brazos para no caer.


Una vez superado, en la que todos lo hicimos sin ningún tipo de problemas (algunos tuvieron que ejercitarse más), empezamos a progresar por la pared.


Y desde este escrito, felicitar al más mayor de todos nosotros (bastante más mayor) que como un chaval, se lanzó con todas sus fuerzas para conseguirlo, y tanto que lo consiguió. Algunos engancharon el disipador directamente al peldaño, y con un impulso pegar el tirón, otros directamente dieron el salto, pero eso sí, mejor avanzar rápidamente, porque como haya atasco, los brazos sí que sufren.


Allá vamos, todos para arriba. El recorrido es cortito, así que en poco tiempo lo terminaremos.


Aunque las nubes seguían moviéndose rápidamente amenazando agua, parece que nos van a respetar para disfrutar de este día.


En la mitad de la pared, nos encontramos una zona más desplomada, en la que también hay que echarle fuerza a los brazos, y dar un pequeño saltito.


En poco más de media hora terminamos la vía.

A la vuelta bajamos por una oquedad que se encuentra junto a la pared. De lejos vemos a una pareja que realiza el segundo tramo.


Y cuatro horas después dimos por finalizada nuestra jornada ferratera.


DICIEMBRE/17








lunes, 18 de abril de 2016

Via ferrata de Archidona (Málaga) Abril/16. Dic/17

Vía Ferrata de Archidona


En este sábado primaveral del mes de abril nos disponemos a realizar varias vías ferratas, concretamente cinco. Aunque la ruta inicial era acceder a las cuatro de loja; Victor que llevaba la ruta, propuso, ya que pasábamos por Archidona, realizar también la que hay en esa localidad. Dicho y hecho, todos los componentes del grupo (Carmina, Juan, Lorenzo, Manolo O, Victor y yo) lo aceptamos sin rechistar.
De este modo, y con algo de lluvia, salimos de Sevilla. Daban las siete y media de la mañana, cuando muchos feriantes regresaban a sus casas, con cara de poco dormir, y mucho beber y bailar. Sin embargo nosotros, llevábamos otro rostro, un rostro   que nos delataba,  ganas de disfrutar de un día de ferratas.



Así que tras un buen desayuno en el camino, llegamos a Archidona sobre las 9,30. Aquí teníamos para elegir entre dos opciones  a la hora de dejar los coches; o bien en el inicio de la ferrata o en el final. Optamos por lo más cómodo, directamente subimos hasta el Santuario de Nuestra Señora de Gracia, que es donde terminaría la ferrata, y en donde se encuentran varias antenas de comunicaciones. Una vez terminemos la ferrata, ya tendremos los coches aquí.


Así que lo que toca ahora es bajar hasta el inicio de la ferrata. Sin saber exactamente el lugar por donde bajar (no hay indicación alguna) nos guiamos por el cerro con las antenas (la ferrata esta justamente debajo) y buscamos una pequeña  carretera que discurre por la parte alta del pueblo. Para ello, desde el coche bajamos primero por unas escaleras en la misma muralla del Santuario.



Y después bajamos campo a través hasta alcanzar dicha carreterilla, un carril de tierra a la derecha nos deja directamente en el inicio de la ferrata.


Posiblemente encontraremos algún coche aparcado, fue nuestro caso, en donde otro grupo de tres participantes también iniciaban la ruta.

Características de la ferrata

Dificultad: Fácil-Media (K2-k3)
Tiempo de acceso a la vía: 5 minutos, si aparcamos el coche en el inicio. 20 minutos si lo hacemos desde el Santuario.
Tiempo de realización: 60 minutos.
Desnivel ascendido: 100 metros.
A destacar: 1 puente tibetano.


Un cartel en el inicio de la ruta, nos da algunas explicaciones y consejos sobre la realización de la misma.


Una vez en la base de la pared vemos que hay otro grupo de cuatro miembros que han empezado a subir. Pasado cinco minutos observamos que alguno de esos participantes no tienen experiencia y suben muy lentamente, y además sin saber cómo hacerlo. Nos echamos las manos a la cabeza, y en voz baja decimos “a este paso no subiremos nunca”.


Así que aprovechamos que esta vía tiene alguna repisa de descanso y subimos rápidamente nosotros y lo adelantamos, siempre habiéndolo acordado con ellos así.


Allá vamos, Juan sube primero y se lo comenta a los otros. Se detienen en el descansillo y subimos nosotros.


Aunque es una buena pared vertical, se sube cómodamente y sin desplomes alguno. Casi sin darnos cuenta hemos subido bastantes metros de altura en poco tiempo. Además entre medio hay varias zonas sin peldaños, utilizadas también como vías de escape, y en donde se puede aprovechar para un descaso, caso de que se necesite. Pero ojo, porque algunas piedras están algo inseguras, creo que aquí deberían haber colocado más peldaños.


Según subimos, las vistas de toda la zona son fantásticas. Allí abajo vemos el carril antes mencionado con algunos coches aparcados. 



Una vez alcanzado el último descansillo, y subiendo por una grieta, llegamos hasta el puente tibetano.


He de insistir sobre la fragilidad de algunas piedras sueltas, e incluso un par de peldaños con algún movimiento. 


Este puente tibetano de unos 30 metros de longitud le da cierto aliciente a esta ferrata. El cable está poco tensado, con lo que la sensación al atravesarlo es un tanto inseguro en el movimiento; hay que agarrarse bien.


Primero lo pasa Carmina, después Juan, Lorenzo, yo, detrás Manolo y cerrando el grupo Víctor.



A la entrada del puente a Juan se le caen las gafas. Por suerte queda atascada a un par de metros por debajo del puente. Con mucho cuidado, y como si se tratase de una imagen de película, consigue cogerla.


Poco a poco lo vamos atravesando todos, algunos con más pericia que otros.
Una vez pasado, y tras atravesar un roquedal llegamos a la parte más alta del cerro, en donde las antenas será nuestro fin de ferrata.








Bajando por un senderillo, en cinco minutos llegamos a los coches.

Ahora con dirección a Loja, para continuar con el resto de las otras ferratas, pero antes, una parada en Archidona para refrescar nuestras secas gargantas y felicitar a Manolo por el día de su cumpleaños…Esto acaba de empezar… 

DICIEMBRE/17










martes, 5 de abril de 2016

Maro-Cerro Gordo (playas del Cañuelo y Cantarrijan) Málaga-Granada (octubre/15)




Tras realizar la ruta de montaña al pico Cielo en el día anterior, al día siguiente nos fuimos a la costa de los acantilados de Maro-Cerro Gordo en el que a continuación se describe la ruta, y que en su momento escribió mi compañero Lorenzo y en este reportaje lo he dejado plasmado.
La ruta tendrá un recorrido circular de unos 6 kilómetros con un desnivel acumulado de unos 300 metros, en la que podemos tardar unas tres horas con paradas, y disfrutando de los acantilados, las playas...y una buena cerveza en el camino.


Después de desayunar nos dirigimos hacia
los acantilados de Maro por la N-340 (se
puede tomar la autovía A7, pero después hay
que volver hacia atrás y no interesa). Hay que
pasar la población de Maro y en una rotonda
tomar la salida que indica Playa del Cañuelo. A
pocos metros hay un aparcamiento donde
dejamos los vehículos.


Comenzamos a bajar por la pista hasta la playa,
el día está espléndido y dan ganas de bañarse. El
agua en estas playas de guijarros o arena gorda
es muy transparente, porque no se levantan los
fondos, y con las algas y la luz incidente toma
colores asombrosos. 


Vamos paseando tranquilamente,
conversando, disfrutando del clima y
del paisaje, y nos entretenemos en la playa subiendo
por las rocas y asomándonos a las calas.


Desde la playa del Cañuelo hay que subir por un sendero empinado hacia el Peñón del Fraile.
Nos vamos asomando a cada saliente para disfrutar de las vistas, luego retornamos al camino
para seguir adelante. 


El siguiente hito es la Torre de la Caleta, una antigua torre vigía restaurada
de las que hay tantas por aquí. Volvemos unos metros sobre nuestros pasos y continuamos.
Desde nuestra posición se ve la ladera de Cerro Gordo plagada de chalets privilegiados con
magníficas vistas al Mediterráneo, y un carril asfaltado que baja hasta la playa de Cantarriján a la que nos dirigimos. 



Ya cerca de la playa nos
metemos en el cauce del arroyo del mismo
nombre, una ancha rambla con grandes piedras
que marca el límite entre las provincias de Málaga
y Granada. 


Un pino caído cruza el arroyo a
modo de puente, a pesar de su horizontalidad
está vivo y bien enraizado y frondosa su copa,
no podemos resistir la tentación de montarnos
sobre él.


Cuando llegamos a la playa son cerca de las dos,
una hora apropiada para tomar unas cervezas,
descansar un poco y comentar las incidencias de
la ruta, cosa que hacemos en el restaurante La
Barraca, donde los ingleses toman el sol alucinando
con el clima y el paisaje.
Ya solo queda regresar a los coches remontando
el cauce del arroyo de Cantarriján. Donde podemos
vamos tomando pequeños senderos que
discurren paralelos al arroyo, más cómodos para
andar que el lecho pedregoso, pero en otros
tramos no hay más remedio que meternos en él. 


Más arriba, cuando lo abandonamos definitivamente,
ya con el lugar donde dejamos los vehículos a la vista, Rosa encuentra algunas setas:
un níscalo grande, un par de boletus y alguna otra, pero después de tanto tiempo sin llover
había muy pocas. Y por fin, hacia las tres menos veinte estábamos descalzándonos las botas,
cuatro horas de divertida ruta por estos bellos parajes marineros.