martes, 28 de marzo de 2017

Ruta por el Maestrazgo (Teruel-Castellón) Agosto/2008


VALDERROBRES, EL PARRISAL DE BECEITE Y MORELLA


Crónica escrita por mi compañero Joaquín Pascual


Para terminar la excursión a los Techos Catalanes de forma divertida nos fuimos a Beceite para hacer el Parrisal o Parrizal.
El viernes 22 de agosto habíamos subido al Monte Caro, techo de Tarragono y teníamos cerca Beceite, lugar por donde se accece al Parrisal, así que después del desayuno, a las siete en el refugio de Mont Caro, nos fuimos para Valderrobres.



En Valderrobres (Teruel) hicimos una parada para dar una vuelta por este bello pueblo, ya que el lugar lo merece. Destaca sobre la población su castillo-palacio (siglo XV) que perteneció al Arzobispado de Zaragoza, y la iglesia de Santa María la Mayor del mismo siglo que el castillo, notable ejemplo de gótico levantino en fase de restauración. Otros edificios importantes son el Ayuntamiento (siglo XVI), el puente medieval sobre el río Matarraña y el portal de San Roque.













Fue muy agradable el paseo por sus estrechas y empinadas calles de aire medieval. Luego nos fuimos a la cercana Beceite para tomar la pista que lleva siguiendo el río Matarraña hasta las proximidades del Parrisal.



Hay que dejar los coches en un aparcamiento habilitado para ello, ya que una cadena impide llegar hasta el área recreativa, unos 500 m más adelante.
Desde este área ya se accede por unas pasarelas de madera, que salvan de mojarte en unas bellas pozas, al desfiladero del río Matarraña, que iremos recorriendo unas veces por la orilla y otras veces por el bosque.

"El Parrisal marca el nacimiento del río Matarraña que da nombre a la comarca, formando un profundo cañón de 200 metros de longitud, 60 de altura y tan solo 2 de ancho.
Es un relieve de roca caliza, y por ello abundan los riachuelos y los manantiales durante todo el año.
Se trata de grandes fallas rocosas, cascadas y pozos naturales, aguas transparentes y bosques autóctonos. 


A medida que se avanza por la garganta, las paredes del cañón van tomando cada vez más altura y verticalidad, formándose a veces espectaculares agujas. Son las famosas Gubies (rocas calizas de colores grisáceos y anaranjados, con formas verticales en forma de dientes de sierra debido a la erosión).
A menudo el río se oculta en el subsuelo bajo un gran caos de bloques. Las paredes del cañón finalmente llegan a aproximarse notablemente, dejando tan solo una grieta de unos 20 metros de ancho y más de 100 de alto: los Estrechos del Parrisal."




"El Parrisal es el más conocido de los barrancos en las calizas de los Puertos de Beceite. Es un territorio de montaña a caballo entre Teruel, Castellón y Tarragona, en la cabecera del río Matarraña con bellos parajes naturales y sendas que poder recorrer.
Se enmarca en un macizo montañoso situado en la parte oriental del sistema Ibérico que enlaza con la cordillera Prelitoral Catalana. Es un sistema de roca caliza con numerosas cumbres que rebasan los 1000 metros (Caro 1447 m; Encanadé 1393 m; Moletes d´Arán 1248 m, etc.) y a pesar de no alcanzar una elevada altitud, podemos encontrar extensos bosques y parajes espectaculares."


Estos párrafos están extraídos de la siguiente página Web: 
http://www.unizar.es/naturaragon/ficha.php?id=102


Es recomendable llevar un buen calzado, ya que no se crean que el recorrido es fácil, hay tramos de enormes bloques que hay que trepar y donde un resbalón puede dar lugar a un buen porrazo. 



Todo el recorrido es una gozada, conviene ir tempranito porque es muy frecuentado por todo tipo de personas y familias enteras. El agua pura y las pozas se suceden mientras las paredes verticales de caliza se van estrechando rematadas por espectaculares aguajas de caliza (gubies).



Después de una hora llegamos a unos grandes caos de bloques que ocultan el río y accedemos a la parte más impresionante del Parrisal, los Estrechos, donde unas pozas (aquí llamadas badinas) obligan a mojarse y nadar si se quiere llegar hasta su final.













Dentro de los Estrechos hay otras dos pozas más hasta que el desfiladero se abre y salimos otra vez al bosque. De esa última parte no tengo fotos porque me dio miedo pasar la máquina nadando no se fuera a mojar.


En recorrerlo entero se puede tardar una hora y media más lo que emplees en bañarte y hacer fotos.
La vuelta se hace por el mismo camino teniendo cuidado de nos resbalar si te has mojado el calzado en las pozas.




Almorzamos estupendamente en la Cervecería "Los Pescaítos" de Valderrobres, después de que casi nos echaran poniendo pegas de un bar de carretera de Beceite donde paramos, por lo visto practican el arte del "anti-negocio", no me extraña que estuviera más solo que la una a pesar de que eran casi las tres de la tarde.



Después de comer en Valderrobres nos fuimos por Monroyo a Morella (Castellón), capital de la comarca de los Puertos de Morella, en pleno Maestrazgo. Allí teníamos reserva en el Hostal "La Muralla", junto a las murallas medievales que rodean Morella. Llegamos sobre las seis y nos dimos una ducha. Morella, como casi todos los pueblos del entorno estaba de fiestas, los Bous de San Roc (Toros de San Roque).



La vista de Morella impresiona cuando se llega a ella por los puertos de montaña de Torre Miró o Querol, toda rodeada de murallas a los pies de su altivo castillo. Morella está a más de mil metros de altura, por lo que en los meses centrales del invierno, cuando sopla el viento de maestral (NO) hace mucho frío, pudiendo llegar la sensación térmica a -20ºC.




También tiene empinadas cuestas, salimos del hostal y empezamos a subir por una de ellas hasta que llegamos a la la Iglesia Arciprestal de Santa María la Mayor, joya del gótico con sus dos puertas, la de los Apóstoles y las de las Vírgenes, pero ya estaba cerrada, lo mismo que el Museo de los Dinosaurios y supongo que, también, el castillo.



Fuimos hasta las monumentales puertas de San Miguel y luego a la calle Mayor, muy animada de tiendas y gente que paseaba; abundan las casas solariegas y los soportales.



La seguimos hasta el final donde hay otra puerta y un antiguo cañón usado hoy en día como elemento decorativo, pero que testimonia el agitado pasado de la ciudad. También hay un gigantesco y moderno reloj de sol en una plaza muy bonita.


Morella tuvo una fundación muy temprana, se cree que fue en el eneolítico (2500 a. C.), después pasaron por ella los celtas, griegos, cartagineses, romanos (Castra Aelia), visigodos, vándalos que la tomaron a sangre y fuego, visigodos otra vez, bereberes y el Cid. Curiosamente Don Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, tuvo que enfrentarse a los pies de Morella el 14 de agosto de 1084 conta una extraña coalicición formada por el rey moro de Tortosa y el rey cristiano Sancho Ramírez de Aragón. La batalla tuvo lugar en el llamada Pla del Rei siendo la victoria para El Cid, que hizo bastantes prisioneros entre musulmanes y cristianos. Más tarde, Morella fue pasando alternativamente de manos cristianas a musulmanas hasta que Jaime I El Conquistados la toma definitavemente.


En 1672 sufre una epidemia de fiebres malignas y desde entonces se celebran las Fiestas Sexenales (cada seis años), las más importantes de Morella. Las próximas serán en el 2012.  Los siglos XVIII y XIX fueron, también, épocas convulsas, Morella se ve implicada en la Guerra de Sucesión, contra el invasor Napoleón, en las luchas entre liberales y aboslutistas y, por fin, en las Guerras Carlistas, donde se convierte en la plaza fuerte del general Cabrera que la convierte en la capital del carlismo hasta 1840. Por causa de ello sufre asedios y terribles bombardeos.



Nos enteramos que a la doce de la noche salía el Toro de Fuego, pero nosotros nos caíamos de sueño después de una semana de tanto trajín, así que tomamos un bocadillo en bar de la calle Mayor y nos fuimos a dormir, que al otro día había que madrugar para hacer el camino de vuelta hasta Dos Hermanas.



El viaje de vuelta sin novedad, a las seis de la tarde en casa. Fin de un viaje en el que todo salió casi perfecto.