En esta ocasión nos vamos de montañas al Parque natural de la Sierra Cazorla, Las Villas y Segura, en el corazón de la provincia de Jaén.
Un total de 34 socios del club Señal y Camino, nos damos cita para este puente de Mayo. Coordinados por nuestros compañeros Loli y Rafael, algunos iremos de montañas (10) y el resto de senderos (24). Las rutas que aparecerán descritas en esta crónica corresponderán a las rutas de montaña.
El plan de ruta para los próximos tres días será el siguiente:
Primer día, viernes:
Circular desde La Iruela-Senda de los Miradores de los merenderos- la Escaleruela- Valle del Sinclinar-Los Castellones- Puerto del Tejo- Prado redondo- La Mocha y la Iruela. 15 km, 890 m de desnivel y unas 7 horas, con un método MIDE 3-2-3-4.
Segundo día, sábado:
Subida al Empanadas (2106 m) y cerro de la Carrasca (1820 m) 17 km, 7 horas, desnivel acumulado 885 m. MIDE 2-3-3-4
Tercer día, domingo:
Aunque era libre, un grupito decidimos realizar la ruta del río Borosa hasta la Laguna de Valdeazores (aunque no llegaríamos, demasiado tiempo para volver a Sevilla). Previsto 18 km (nosotros hicimos 14), desnivel acumulado 800 m (nosotros hicimos 500), y 6 horas de duración.
Recién llegados de Sevilla, estamos situados en la localidad de La Iruela. Iniciaremos la ruta descrita anteriormente, y para ello un grupito de 11 compañeros de montaña empezamos a andar a las 12,30 horas desde la parte alta del pueblo, donde un cartel nos indica la dirección al área recreativa Riogazas, El Chorro, y nacimiento del Guadalquivir.
Estamos a unos 850 metros de altitud. Subiremos por la carretera que
nos llevará hacia los miradores de los merenderos, y así durante algo más de dos kilómetros y medio.
Cuando llegamos a un pequeño puente, dejaremos la carretera y empezamos a subir fuertemente por un senderillo que vemos en la parte izquierda y que poco a poco nos lleva por la Escaleruela.
Durante algo más de una hora tendremos que ascender unos 400 metros de desnivel, en el que algunos tramos tienen una fuerte pendiente.
El senderillo nos va llevando por la parte baja de algunos paredones de roca. Allá abajo vamos viendo la carretera que dejamos atrás antes de empezar a subir.
En algunos partes del senderillo hay que pisar con precaución, ya que el terreno está algo resbaladizo. Cada uno a su ritmo va ascendiendo, aunque alguna paradilla no faltó para recobrar el aliento.
Una vez en la parte alta de la Escaleruela, las vistas de las localidades de Cazorla y La Iruela nos impresiona. Siempre lo hemos dicho y lo hemos sentido, cuanto más alto, más bello. Por ese motivo nos gusta subir y subir, hasta lo más alto
Ahora echamos mano de nuestro mapa y del Gps para ver la dirección correcta. Tras algunos breves intentos de dirección nos dirigimos a un pequeño bosquecillo, y ya saliendo de él buscarnos un arroyuelo (en el que más de uno aprovechó para refrescarse) que quedaba cerca.
Lo atravesamos, y empezamos a avanzar por la misma cresta, acercándonos a unas bonitas cornisas, donde grandes paredones de precipicio nos impresionan bajo nuestros pies.
Aquí hacemos una parada para degustar nuestro exquisitos manjares, y sobre todo con unos magníficos ventanales hacia la naturaleza.
Con el estómago repleto y saciado de nuestros refrigerios, empezamos a andar de nuevo tras 25 minutos de pausa. Nos dirigimos ahora al valle del Sinclinar. Un hermoso rincón donde unas grandes rocas salientes en forma de muelas destacan en el horizonte.
Hacia ellas nos dirigimos. Según nos acercamos va ganando en belleza, y además acompañado de un gran grupo de ciervos que corretean tras percatarse de nuestra presencia.
Ya estamos aquí, ¡Qué bello lugar! Unas rocas salientes y alineadas, como dientes afilados. Un hermoso prado verde, verde intenso, nos hace de pasillo entre las rocas.
Aquí un grupito de compañeros, que además de montañeros, hacen en alguna ocasión de cabras montañeras pasteando por los prados. ¡En fin, no todo va ser sufrir!
Un poco más adelante ya vemos el senderillo oficial (1630 m de altura) que nos lleva hacia el pico del Gilillo y proveniente de Cazorla, y que discurre bajo la loma de los Castellones.
Una vez en él, miramos la hora, y decidimos si seguir hacia el puerto dl Gilillo (a nuestra derecha), o seguir con dirección hacia el puerto del Tejo (a nuestra izquierda). Teniendo en cuenta que son las 17 horas, lo que tardaríamos en llegar hasta el puerto del Gilillo y volver (además casi todos ya habíamos subido al pico Gilillo (1880 m) en otras ocasiones), decidimos por unanimidad seguir dirección al puerto del Tejo.
Metidos ya en el sendero oficial del “GR-247 de bosques del Sur”, nos dirigimos ahora hacia el refugio del Sacejo. Éste camino suavemente va descendiendo, y adentrándose en un pequeño bosquete. Los palos indicativos del sendero nos indican que vamos por el camino correcto.
Tras avanzar un par de kilómetros llegamos al puerto del Tejo (1559 m), aquí unas indicaciones nos marcan distintos caminos, nosotros seguiremos hacia el refugio de Sacejo.
Avanzaremos ahora, y ya de vuelta, por la otra vertiente, dejando a nuestra izquierda la Peña de los Halcones. Incluso podemos contemplar el lugar en forma de balconada en el que estuvimos comiendo algunas horas atrás.
Media hora después llegaríamos a Prado Redondo, donde una casa abandonada, nos hace de un lugar ideal para hacer un pequeño descanso y tomar algo de líquidos y frutas. ¡¡Está bien, se me olvidaba, y algunos chupitos de petaca!!
Aunque aquí podemos tirar directamente por el sendero que pone “La Iruela 2,8 km”, nosotros lo ignoramos y tiramos por “Refugio La Zarza 18 km”, que lógicamente no llegaríamos, solo es la referencia de la dirección, y que al poco también nos llevaría hacia la Iruela pero llegando antes a la Mocha.
A una altura de 1157 m, y sobre el pueblo de la Iruela a sus pies, La Mocha nos impresiona según avanzamos hacia ella. Un enorme cortado por un extremo, por el otro, un extenso prado de hierbas verdes.
Nosotros, como simples hormiguillas nos acercamos al abismo. Allá abajo, el espectacular encanto del pueblo de la Iruela, que con su castillo en todo lo alto, se siente orgulloso de presidir este bello lugar.
Miro hacia abajo, ¡oh, impresionante! Me doy la vuelta, y contemplo por donde hemos venido, ¡espectaculares vistas! Este lugar tiene algo que te atrae, algo mágico. Quizás el enclave…, o quizás, que yo lo quiero ver así, como un mágico lugar.
Correteando como ¿niños? empezamos a bajar velozmente por la fuerte pendiente que nos baja a la Iruela, aunque más de uno (yo) tuvimos que desistir, no llegué alcanzar a los que tienen menos primaveras y que funcionan como gacelas veloces.
El sol acaricia lo más alto del castillo, según vamos descendiendo, algunos nos quedamos rezagados intentando inmortalizar estas bellas imágenes. Fruncimos el ceño para que no moleste contemplar tan espectaculares vistas. Y ya llegamos…
Ya estamos en La Iruela. Siete horas de ruta, de disfrute, y mañana más montañas. Así que ahora a correr, que a las 21 horas tenemos la comida.
Subida a la cumbre del Empanadas (2106 m)
En esta calurosa mañana, tenemos como objetivo coronar la cumbre más alta de todo el Parque Natural, el Empanadas.
Desde Arroyo frío, que es donde estamos instalado, y más concretamente en el albergue “El Cantalar” partimos hacia Vadillo-Castril. Cerca de ésta, cogeremos una larguísima pista de tierra (de la Nava de San Pedro a Don Domingo, de unos 30 kilómetros). Ya en el KM 42-43 y que tras casi desesperarnos de tan interminable pista, por fin llegamos al conocido como Rambla Seca.
Aquí una valla nos corta el paso, justamente donde hay una caseta de control (1584 m altura). Son las 11 A.M, y los 10 compañeros nos disponemos con todo lo necesario para emprender nuestra ruta.
Una vez pasada la Puerta, a unos 400 metros llegamos al refugio de Rambla Seca, que perfectamente habilitado se puede pernoctar. En frente, un abrevadero de bestias será nuestra puerta de entrada para el inicio del sendero.
Siguiendo el arroyo del infierno, vemos allá en lo alto y de frente, unas bellas montañas a las que tendremos que llegar. De momento no hay desnivel, solo llaneamos junto al arroyo. Al poco, atravesaremos por una puerta junto a una alambrada, y que nos llevará hasta las ruinas del cortijo de la Cabrilla.
Atravesaremos el arroyuelo, y ahora si empezamos a subir fuertemente por un sendero perfectamente marcado por hitos de piedra.
El desnivel se hace pronunciado, y algunas grandes capas de nieve aparecen en el camino.
Una vez en el collado de la Rambla (1850 m), empezamos a consultar el Gps, y a buscar algunos hitos, ya que en ese momento los hemos perdido.
Aunque en un principio, parece que el camino sigue de frente, tendremos que subir hacia la izquierda (SURESTE). Al poco, de nuevo nos encontramos con hitos de piedras.
Despoblado ya de todo tipo de vegetación, subiremos los últimos 200 metros de desnivel. En tres horas habíamos alcanzado la cumbre del Empanadas.
Situado en los límites de las provincias de Jaén y Granada, vemos de frente la gran pirámide de la Sagra (conquistada ya en otras ocasiones), que es montaña mítica, y que en muchas ocasiones es difícil de coronar. Después de las cimas de Sierra Nevada, es la de mayor altitud.
Aquí en el Empanadas podemos disfrutar de excelentes vistas. Hacia el sur, las cumbres blancas de Sierra Nevada, al Oeste Sierra Mágina, hacia el Este la Sierra de las Cabras y Revolcadores. Hora de abrir las mochilas y saborear nuestros bocatas de tortilla de patatas (todos igual, es lo que nos han preparado en el albergue).
Tras media hora de charla y disfrutar de las vistas con una excelente compañía de montañeros amigos, nos disponemos a empezar a bajar. Para ello lo haremos por la misma cuerda del Empanadas, donde tendremos la ocasión de disfrutar de las vistas de los enormes cortados de la cumbre que acabamos de coronar.
Así lo haremos durante 400 metros de desnivel de bajada y un par de kilómetros hasta llegar al collado del Salitre que separa el Empanadas del cerro de la Carrasca.
Seguimos, como referencia una alambrada en la bajada del Empanadas. A la derecha ya vemos perfectamente el cerro de la Carrasca, que sola, y destacando con su bravío (en la subida), parece una gran muela con algunas paredes algo delicadas.
Descendemos por un pronunciado senderillo, que es el mismo que viene desde Castril, hasta alcanzar el collado del Salitre (1650 m). Hay que decidir ¿Quién sube?, ¿Quién sigue para abajo? La trepada al cerro de la Carrasca (1820 m), visto desde aquí parecía clara, poco más de media hora en la subida, otra media hora para abajo. Son las 16,30, nos queda todavía una hora y media hasta llegar al coche.
Los compañeros de senderos nos están esperando para el tema de los coches, y algunos compañeros se negaban a subir por su posible dificultad y cansancio. Así que analizadas todas las circunstancias personales y de grupo, se decidió que subirían Carmen y Paco, y Carmina y Juan. Los otros seis seguimos para abajo. Yo me quedé con un walki, y Paco con otro.
De este modo nos pudimos ir comunicando para ver cómo iba la subida. Efectivamente, algo delicado tanto en la vía de subida como en su dificultad. En media hora coronaron el Cerro de la Carrasca.
Nosotros ya empezamos a bajar por la vertiente de Lézar hasta llegar a Tornajo de En medio. Desde aquí arriba (collado del Salitre), se intuye perfectamente el camino de bajada hasta el llano. En la bajada, vamos viendo un impresionante cresteo y prolongación del cerro de la Carrasca (en alguna otra ocasión la plantearemos).
Ya estamos en Rambla seca, una pista nos llevará hasta el refugio. A las 18 horas llegamos los seis. Una vez en los coches, decidimos que Rafael, Pepe, José y Paqui se irían en un coche para recoger a los compañeros de senderos (eran 24). Rosa y yo nos quedamos esperando a los otros cuatro compañeros.
Los dos tumbados bajo estos enormes árboles y con este inmenso silencio, solo de vez en cuando se oían el arrastrar de algunos animalillos y el cantar de algunos pájaros. Sin casi darnos cuenta transcurrió la hora y media hasta que aparecieron los conquistadores del Cerro de la Carrasca. A las 19,30 bajamos los dos coches con dirección a Arroyo frío, donde una caliente y sabrosa comida nos estaba esperando, a la que por cierto llegamos en el justo minuto de servirla. Puntualidad británica. A las 21 horas.
Domingo 12
Ruta por el rio Borosa
Continuará ............
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