sábado, 29 de junio de 2013

Subidas a los techos de España (Diciembre/12)



(291 páginas)

A continuación la parte introductoria del libro.

Introducción



Todos los que me conocen, saben que soy una persona inquieta, y siempre me ronda algún proyecto en la cabeza, sobre todo si está relacionado con el mundo del viajar. Intento no visitar, lugares que ya he visitado, salvo que haya pasado ya algunos años. Sencillamente, porque siempre pienso, “hay tantos lugares por descubrir”, que no puedo perder el tiempo en repetir los mismos destinos.



Ya desde hace muchos años me ha gustado hacer rutas de montañas. Siendo mis hijos pequeños, muchas excursiones hemos pateado, sobre todo por los Pirineos. Pero entonces subíamos para alcanzar los ibones Aragoneses y los estannys catalanes, y nunca pensábamos en su cumbre.

Hacía tiempo que seguía los pasos de un club de senderismo y montañismo (Señal y Camino) de la localidad de Dos Hermanas, pero por motivos personales no me pude apuntar. Ya en noviembre del 2006 entré en el club y cuando el 3/12/06 subí mi primer techo andaluz (el Torreón, Cádiz), no pensé que se convertiría en una obsesión, y en un objetivo prioritario en los siguientes años.



Cada verano, cada puente, y cualquier otra fecha en el que teníamos varios días libres, planeábamos seguir consiguiendo techos provinciales.

El 21/7/12 di por concluido este proyecto, cuando subí a mi último techo (El Masanella, Baleares). Han sido casi seis años intensos, recorriendo la geografía española, donde hemos podido descubrir bellos rincones, bellos pueblos, y montañas espectaculares.



Cada provincia tiene su cumbre más alta, pero hay algunas que tienen el mismo techo común, como: Madrid-Segovia (con el Peñalara), Orense-Zamora (con el Peña Trevinca), Zaragoza-Soria (con el Moncayo), León-Asturias (con el Torre de Cerredo), Vizcaya-Álava (con el Gorbeia). En este caso, a los techos comunes los he intentado subir por las dos vertientes provinciales, o en su defecto, subir al subtecho provincial más importante.





¿Por qué subir a los 50 techos de España?


Una buena pregunta para muchos, y un inquietante reto para otros. Subir a los 50 techos de España no es más que un proyecto, una meta, una ilusión; tan válida como recorrer los desiertos de España, o jugar al golf en cada uno de los campos de Europa, o tomar tapas en los bares más antiguos de España, o recorrer la costa de punta a punta, o simplemente estar tumbado en un sofá durante horas y horas. Los proyectos son personales, y por lo tanto cada proyecto es positivo para cada persona de forma individual. Lo importante es eso, tener proyecciones en lo que uno quiere, puede y le gusta hacer.


He aquí un proyecto, subir a los 50 techos provinciales. ¿Estos son los más impresionantes?, ¿Son las cumbres más bellas? ¿Son las rutas con mayor dificultad? Por supuesto que no, hay montañas que sin ser techos, son más fascinantes, más enriquecedoras y más placenteras.

Pero al igual que subir los catorce ocho miles, no quiere decir que sean los más difíciles, simplemente es eso, un proyecto.


Subir a los 50 techos de España, es una forma más de viajar, conoces muchos rincones de España, que sin este proyecto seguro que nunca lo hubieras visitado. Hay montañas espectaculares, rutas mágicas, pueblos encantadores, y un sinfín de anécdotas y de recuerdos.

Rutas cortas algunas, otras, muy exigente, pero cada una con su propia historia. Lluvia, nieve, tormentas, granizo, sed, fatiga, cansancio, perdidos, noche, vértigo…….Peligro. Todas estas palabras y muchas más, traen una infinidad de recuerdos. Momentos mágicos, irrepetibles, que de vez en cuando me vienen a la mente y me hacen soñar.



…..Y qué decir de los compañeros de fatiga, todos a una, todos en una piña hacia el mismo proyecto. Agradable compañía, excelentes personas, viajeros y montañeros. A veces con unos, otras con otros, pero siempre con el mismo objetivo: coronar y disfrutar. Y si algo falla, o hay adversidades, ahí estamos todos, respondiendo al unísono.

Da igual que sean techos, o montañas sin ser techos. Subir a una cumbre te trae muchas sensaciones: Ilusión al principio, cansancio y fatiga en su ecuador y disfrute y gozo en su cúspide. Pero sobre todo aprender, y dejar que te enseñen….…y después pensar, reflexionar y soñar.


Impreso en Diciembre del año 2012

Para mis hijos, Rubén y Ariadna

domingo, 9 de junio de 2013

Subida a la Alcazaba (3365 m) Junio/13




 


En este fin de semana, nos hemos reunido cinco compañeros del club Señal y Camino. El plan, y objetivo principal es coronar la tercera cumbre más alta de Sierra Nevada, el Alcazaba.  Para ello nos damos cita el viernes a las cinco de la tarde y nos dirigirnos hacia Trevelez. Una vez allí (a las 21,30 horas) unos vinillos con buenas tapas de la zona, y a dormir en el hostal Fernando (nuestro alojamiento habitual en otras tantas ocasiones). El plan del sábado es subir al Alcazaba, y el domingo realizar un paseo por el río Trevelez (13 km y cinco horas).

Datos de interés:


Lugar de partida: Trevélez (1476 m),
Desnivel: 2000 m
Desnivel acumulado: 2000 m
Dificultad: Muy alta
Duración: 11,5 horas
Fecha: 8-6-13
Distancia: 23,5 Kilómetros
Participantes: Manolo O, Manolo S., Paco G, Rosa y Antonio



Ring-ring-pipipi-ring, el móvil suena, son las 7,30; hora de levantar. Un buen desayuno con tostadón de jamón, mochilas cargadas y hacia el Alcazaba.




Nos situamos en la localidad granadina de Trevélez, en plena Alpujarra y en el corazón de Sierra Nevada.


Trevelez, puede presumir de ser un bello pueblo, y además el más alto de la península.





Desde la plaza del pueblo, situada en el barrio medio, nos dirigimos hasta la parte alta, donde nos encontramos los antiguos lavaderos. Hay varios indicadores que nos anuncian la subida al Mulhacen y Siete lagunas



Son las 8,30 de la mañana, hace una buena temperatura, así que estamos preparados para iniciar nuestra  larga y dura ascensión, ya que tenemos por delante 2000 metros de penosa subida.





Según salimos del pueblo, el sendero perfectamente señalizado va subiendo bruscamente. Durante el trayecto son varias las  acequias que tendremos que saltar, incluso alguna pequeña salida de agua que hace que el camino lo inunde parcialmente.





Allá abajo dejaremos de ver el valle de Trevélez, para contemplar el valle de Culo de Perro, donde los torrentes de agua caen provenientes de las altas montañas.








El sendero tiene una fuerte subida hasta llegar a la Campiñuela (2350 m). Hemos mantenido un ritmo de subida fuerte (850 metros de desnivel  en dos horas y media, y 6 kilómetros).









En la Campiñuela hay un pequeño refugio donde podernos resguardarnos de las inclemencias del tiempo. En este enorme prado, vemos varios arroyuelos, donde la fría  agua baja velozmente.





Ahora durante casi media hora iremos llaneando hasta llegar a un pequeño dique, que amortigua las aguas de Culo de Perro. Manolo S. necesita recuperarse más lentamente, y la altura parece empezar a afectarle, con lo que prefiere quedarse e ir a su ritmo.













De este modo nosotros seguimos a un paso más rápido. Atravesamos el río de Culo de Perro por dicho dique.




Bonitas vistas de la pequeñas cascadas de agua que se forman debido al desnivel. Por encima, Las chorreras Negras. Ahora tendremos un buen desnivel (400 m aproximadamente), pero, contemplando el caer del agua por las Chorreras se nos hace más llevadero.














Estas cascadas recogen las aguas provenientes de la laguna Hondera (primera de siete lagunas).


Por fin, ya hemos llegado a la laguna (2890 m, y cuatro horas y media de ruta).



Aquí aprovechamos para hacer un pequeño descanso de quince minutos, y estudiar si la mejor opción para subir a la Alcazaba es  seguir hacia el Coladero o por la Loma.




Un impresionante glaciar acoge a las lagunas, presidida por las cumbres más altas: el Mulhacen a la izquierda y el Alcazaba a la derecha.


¡Qué bonito lugar, y que salvaje resulta todo esto!




De momento, parece que aunque hay bastante nieve, está bien para pisar. Así que decidimos dirigirnos hacia el Coladero. Éste, no es más que un paso con bastante pendiente que hay en forma de pasillo entre dos picos que se ven al fondo, y en la parte derecha del glaciar.


Pues allá vamos a disfrutar de este maravilloso paisaje. De momento pisamos bien, pero tras avanzar casi durante una hora, la pendiente se hace más pronunciada, y aunque no es hielo lo que vemos de frente, preferimos asegurar y ponernos los crampones.



Ya nos dirigimos hacia las paredes que hay de frente a nuestra izquierda, e ir encontrando pasos de rocas en nuestro camino. 


Paco prefiere seguir por la nieve, Rosa, Manolo y yo nos quitamos los crampones y avanzamos parcialmente por las rocas.






El terreno es inestable, con muchas piedrecillas sueltas, y fácil de resbalar. Y en los tramos de nieve, la pendiente es muy pronunciada, así que durante casi media hora  la ascensión se hizo algo dificultosa, y porque no, con un pequeño riesgo de caída.



Ya hemos superado los 3200 metros de altura, y por lo tanto notamos el cansancio a cada paso que damos.



Una vez arriba, en el collado, ya podemos ver el Alcazaba. ¡Impresionante!. Que paisaje más espectacular, El Mulhacen a nuestras espaldas, de frente el Alcazaba, y algo más lejos El cerro de los Machos, el Veleta…


Ya solo nos queda dirigirnos hacia nuestra cumbre, en media hora la alcanzamos.






Siete horas de ruta hasta alcanzar la cima del Alcazaba (3365 m). Aquí no paramos de fotografiarnos e inmortalizar este bello momento.



Mires hacia donde mires, el paisaje es espectacular. Además, un mar de nubes cubre toda la Sierra de la Almijara, y de vez en cuando se nos acercan finas capas de nubes, que correteando parecen jugar con nosotros.  






A comer se ha dicho. Pero bueno, ¡que vistas tiene este restaurant!, aunque solo comamos unos simples bocatas. Esto no está pagado con nada.


Para comer aquí no hay que reservar mesa, ni pedir cita con antelación, ni tener problema de no encontrar sitio. Solo hay que amar esto, lo que hacemos, subir, subir y disfrutar durante siete horas, 12 kilómetros, y 2000 metros de desnivel.


 

  

Tras media hora de disfrute empezamos a bajar por la loma sobre las 16,20, dirigiéndonos en un principio hacia el “Yunque” y la laguna del Goterón.

 

Atravesaríamos una gran pala de nieve, y que estaba ideal para pisar, incluso nos podríamos resbalar y con nuestro peso dejarnos llevar. La verdad es que, pensándolo bien ya no tenemos edad como para aventurarnos en estos menesteres.


Como vemos que el terreno y la nieve están bien dejamos de dirigirnos al “Yunque” (que lo dejaríamos a nuestra izquierda) y directamente empezamos a bajar hacia Siete Lagunas, a la que llegaríamos una hora después.

 

De nuevo en las Chorreras Negras.


El sol impactaba bruscamente sobre el agua al caer.

El brillo y el sonido nos dejan extasiados cuando empezamos a bajar. Y a la vez, en voz baja y hacia el interior de nosotros decimos cuan maravilloso es este lugar, Sierra Nevada.



Volviendo ya por el mismo camino, llegaríamos a Trevelez sobre las 20 horas.


Y como no, aquí, en este hermoso pueblo alpujarreño, unas cervecitas fresquitas, con un buen jamón de la zona, y ¡ala, a celebrar nuestra particular hazaña!