lunes, 1 de diciembre de 2008

subida al mulhacen (techo de Granada-3483 m) 24-6-07


SUBIDA AL MULHACEN ( S.NEVADA )
Perdidos en el Mulhacen

Me acerco al techo de la península, a la cumbre más alta, al corazón de Sierra Nevada. Esta cima es codiciada por montañeros venidos de todos lo puntos de la geografía nacional, incluso de más allá de nuestras fronteras.
Era un día soleado del mes de Junio, cuando con mi amiga Rosa nos dispusimos a emprender nuestra marcha y coronar este monte, el pico Mulhacen.

Datos de interés:

Ubicación: Sierra Nevada (Granada)
Inicio ruta: Hoya del Portillo (2150 m), desde Capileira.
Altitud pico mulhacen: 3482 m.
Desnivel: 1300 m
Longitud: 33 km
Tiempo: 12 horas
Dificultad: media-alta
Participantes: Rosa y Antonio




Nos situamos en la localidad de Capileira, en plena alpujarra granadina, al final del pueblo, la carretera sigue subiendo, en el kilómetro cinco deja de estar asfaltada, para pasar a convertirse en una pista, que es perfectamente transitable hasta el kilómetro 11, estamos en hoya del portillo (2150 m), donde dejaremos el coche, y una caseta de información del centro de visitantes, nos resolverá cualquier duda sobre nuestra ruta.


Son las 10:30 y empezamos nuestra peculiar aventura.
Justamente detrás de la caseta, hay un sendero que se adentra en un bosque de pinos, nosotros cogeremos por aquí, aunque por una pista ancha también nos llevaría hasta la misma base del Mulhacen.
Una vez pasado el bosque, que se tarda unos diez minutos, la senda desemboca en un cortafuegos, lo atravesaremos, y a partir de aquí la senda continúa por la parte alta del monte, o bajamos dirección al río Naute, buscando las acequias, este camino es más largo, con mayor desnivel, pero mucho más atractivo.



Al poco atravesaremos otro pequeño bosquete, y ya varios caminos nos llevan hacia las acequias que desde arriba se ven. Al fondo, muy lejos, en la parte izquierda destaca el pico Veleta con su peculiar silueta, y en la parte derecha la loma del mulhacen, destaca enormemente en el horizonte.



Ya estamos entre las acequias alta y baja, su enorme caudal fluye por los canalillos, el ambiente lo refresca en este día de calor. A partir de aquí el camino está perfectamente señalizado, incluso esta senda esta marcada por un PR (pequeño recorrido), que viene de
Capileira. A nuestra izquierda, en la otra parte del río Naute, se ve la pequeña central eléctrica. Nosotros seguimos por el camino, en el que a veces tendremos que saltar por la acequia, el agua, en ocasiones inunda el terreno, los animalitos salen a nuestro encuentro, y la variada flora decora el paisaje con sus fuertes colores.

Después de casi tres horas de camino, el refugio de Poqueira, que desde hace tiempo lo estamos divisando, ya lo tenemos más cerca, aún queda por llegar, es más, falta la parte más dura.
Llegamos al Cortijo de Las Tomas (2.100m), un cartel nos indica la dirección del refugio de Poqueira y empezamos a subir por una fuerte pendiente, que cada poco tenemos que parar para recobrar el aliento. Parece que la subida nunca termina, el desnivel total es de unos 400 metros. Por fin llegamos al refugio (2500 m), y casi cuatro horas de camino.
El camino ahora discurre por la parte trasera izquierda del refugio, se ve perfectamente, buscamos el cauce del río mulhacen.

El sonido del agua al caer, cascadas, frescor. La senda camina junto al río, en tramos empinada, y esto, justamente provoca atractivos saltos del agua..
Sobre el empinado camino, llegamos a un extenso collado. Bloques de nieve dispersos, salpican este entorno glaciar. A poco la laguna de la caldera, con su refugio-vivac (3050 m), sirve de lugar para el remojo de las muchas cabras monteses que por aquí corretean .
Ahora estamos en una pista, que es la misma que venía desde Hoya del Portillo, esta continua, hasta encontrar el refugio de la Cariguela, ya cercana al Veleta. Nosotros no seguimos por esta pista, ya que no es nuestro objetivo.
Junto a la laguna, y la pista, en la parte derecha nos encontramos la loma del mulhacen. Ya solo es cuestión de subir. Una senda perfectamente marcada, nos llevará directamente hasta la misma cima. El desnivel que tendremos que salvar son de unos 450 metros, aquí la altura se nota, el oxígeno es más escaso, y el agotamiento suele se mayor que una altura más baja. Pero cada uno a su ritmo sigue subiendo. Durante todo el tramo, las vistas son impresionantes, el veleta, la alcazaba, los machos, la laguna ...., y todo esto decorado con unos extensos mantos de nieve.


Ya vemos el poste geodésico, impresionante cumbre, salpicada de grandes rocas de color marrón, cobrizo.
El sol brilla sobre algunas capas de nieve, el contraste es aún más bello.
Aquí arriba uno se pregunta tantas cosas, y pienso, estamos en lo más alto de esta península, de la nuestra, y tan lejos de aquellas altas cumbres asiáticas y americanas. ¿cómo tendrá que ser si ahora estoy a solo 3482 m? , y este lugar es impresionante.
Son las seis de la tarde, ya llevo una hora aquí contemplando todo esto, me quedaría más tiempo, pero hay que bajar. Suerte las dos alicantinas, que llegaron cuando nosotros, ellas si se quedan, se quedan a dormir.
Tarde es, aunque estamos en el día más largo del año (24 de junio), los cálculos no me salen. Presentía que a la vuelta la noche nos caería. Y así fue.
Empezamos a bajar rápidamente del Mulhacen, y cogimos por la pista, que en un principio, pensábamos que sería más rápido. En la lejanía la pista serpenteaba, se hacía larga y con muchas vueltas. Así que cuando llegamos a la altura del refugio de poqueira, bajamos hacia el, y tiramos por el camino de las acequias. Ya llevábamos casi dos horas y aún quedaba muchísimo camino por recorrer. El sol poco a poco desaparecía tras las altas montañas. La velocidad al andar cada vez era mayor, sabía que tenía casi que correr, la claridad la quería controlar casi al instante, el tiempo, la distancia, el camino ...... tenía un mal presagio.
Ya son más de las nueve de la noche, y el camino parece no terminar nunca.
Junto al sendero un pequeño cortijo, un rebaño de ovejas, y por suerte su propietario, al que aprovecho para preguntar:
-Por favor, ¿este camino nos lleva directamente a la barrera donde hemos dejado los coches en hoya del portillo.?


-No, el camino tenéis que dejarlo, y a cambio seguir por la acequia, os llevará directamente a la barrera. Pero la noche os va a coger, es tarde, y aún queda.
El presagio, cada vez más cercano, se iba a convertir en realidad.
Efectivamente, el sendero llegaba un momento en que seguía para Capileira, nosotros continuamos por otro que subía monte arriba. En cualquier caso íbamos bien, las acequias estaban junto a nosotros, en la misma dirección.
La noche ya nos cayó, y el camino seguía, y seguía hasta desembocar en una pista. En este justo momento sabía que estaba perdido. ¿ Hacia donde ?, pista arriba o pista abajo
Desorientado, nuestra gran suerte fue disfrutar de una noche con luna medio llena, y por lo tanto con suficiente luz para por lo menos palpar el camino.
La pista nos llevaba a un cortijito, donde la primera intención era preguntar por nuestra ubicación. Situados dentro de su propiedad, los perros ladraban y la precaución era un factor a tener presente, de este modo, y ante la duda, cogí uno de mis bastones, por si la cosa se complicaba con aquellos enfurecidos caninos.



Como era de pensar, en la casa no había nadie. Recordé lo que nos dijo el pastor sobre el cauce de la acequia, así que nos dirigimos a ella, y la fuimos bordeando.
Pero andar junto a la acequia era difícil, complicado, e incluso peligroso, ya que se veía demasiado poco, y en cualquier momento podíamos caer.
Optamos por retirarnos de ella, y buscar de nuevo la pista. ¿Hacia arriba o hacia abajo?.
Empezamos a bajar, y después de casi un kilómetro, percibía que esa era la pista que cogimos en coche cuando subimos desde Capileira, Intenté orientarme, y buscar algunas referencias que recordaba de cuando subimos. Me fue de gran ayuda durante algunos minutos detenerme a pensar: referencia de unos bosques, carteles del límite del parque nacional, Capileira, el veleta, y la posición de cuando empezamos la ruta. Esto es complicado teniendo en cuenta que son más de las once de la noche.
De este modo di la vuelta en la pista, y empecé a subir. Buscaba desesperadamente el bosque donde habíamos dejado el coche. Yo ya no podía más, estaba reventado, pero sabía que tenia que seguir. Rosa detrás mí, también destrozada, preocupada, e inquieta. Gran dilema: de noche, tengo que seguir, y ella se queda atrás.
Mi doble preocupación; ¿el coche realmente estará pista arriba?, y Rosa queda abajo sola y de noche.
Por mucho que pensara y debatiera solo podría hacer una cosa, lo que estaba haciendo, subir a una gran velocidad pista arriba.
bosque, esperaba encontrar el coche, pero mi gran desilusión, frustración y sorpresa, fue atravesar el bosque y no encontrarlo. Pensé, será otro que habrá más adelante. Mi paso se aceleró, y no dejaba de pensar que pasaría si una vez en el siguiente bosque tampoco lo fuese.
¿volvería?, ¿seguiría ? ……

Mi gran alegría, un cartel de hoya de portillo, me indicaba que solo faltaba un
Kilómetro hasta la barrera. Ahora si corrí, ya son casi las doce de la noche, Rosa esta pista abajo, no se donde, pensé y aun corrí más, no se de donde sacaba las fuerzas, quizás de la mente.
Entre sombras medio apagadas en la noche, eche mano a mi bolsillo, y muy pensativo, saqué las llaves del coche, las alcé en alto con mi mano, e hice "clip".
Cuatro milagrosas lucecillas se iluminaron en esta obscura noche. Por fin, aquí está el coche.
Rápido baje por la pista, y a poco Rosa que también subía, la recogí.
Lo peor no había pasado, aún me quedaba 300 kilómetros hasta Sevilla.
Ahora si he llegado, son las 5 de la madrugada, y me cuesta bajar del coche, no siento las piernas.
Gracias a ti luna, por guiarme e iluminarme. Siempre te recordaré.












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