jueves, 11 de diciembre de 2008

Italia Noviembre/81 Agosto/86






ITALIA EN INTERRAIL

Entre ferrara y Venecia



Un viaje relámpago, de refilón, de solo cuatro días de estancia.
Es mi último destino, de un largo mes y una semana recorriendo Alemania, Dinamarca, Suecia, Noruega, y ahora Italia.


Stefano, un italiano conocido en Suecia fue mi acompañante durante varios días. A la vuelta, me invitó a su casa en Ferrara. En estos días conocí esta hermosa ciudad, paseé por Bolonia, y me maravillé de Venecia.
Marta y Pietro, sus padres, y sus dos hermanitas me acogieron como a un hijo. Después de unas largas experiencias viajeras con Stéfano por aquellos países nórdicos, por fin conocí a su familia.
Ferrara, situada en la llanura del Po, se presenta con una atmósfera intacta de su pasado, armoniosamente unida a su presente vivo, rodeada por las murallas, los ladrillos rojos y las avenidas sumergidas en el verde y en el silencio.Ciudad de agua, Ferrara permanece íntimamente atada a su río: en el dibujo de los callejones medievales tortuosos,
extraordinariamente intactos, como en el moderno puerto turístico de San Paolo.
En el centro de la ciudad se encuentran los edificios de poder: el Castillo Estense, la fortaleza del siglo XIV antigua residencia de los Duchi d'Este, y la armoniosa Catedral de estilo románico y gótico.La Muralla antigua abraza el pueblo más allá de nueve kilómetros de longitud y constituye uno de los sistemas defensivos más imponentes que existen todavía.
En el mundo hay lugares hermosos, menos bellos…. Y, otros que son únicos, especiales. Su belleza es tal que ni tan siquiera se puede expresar con palabras. Venecia es todo, sus estampas, sus colores, sus palacios, sus canales, sus góndolas. Es la ciudad del amor.



Literalmente emergida del mar, tal como la Venus de Boticcelli...., se levanta de las aguas, y en medio del celeste inmenso aparece Venecia, la silueta de la Catedral de San Marcos y los Palacios de la Ciudad destacan exuberantes en este atardecer.


Venecia, la ciudad de los canales, es la capital de la región de Véneto. Está situada sobre un conjunto de islas que se extiende en una laguna pantanosa en el mar Adriático, entre las desembocaduras de los ríos Po (sur), y Piave (norte) al nordeste de Italia.
Compuesta por 120 pequeñas islas, unidas entre sí por 800 puentes.



Desde su fundación la ciudad ha sufrido los efectos de inundaciones periódicas. En la actualidad la ciudad se considera en grave amenaza por las repetidas inundaciones. En primavera y otoño tiene lugar el agua alta (marea alta) dos veces al día y la plaza de San Marcos se inunda de agua hasta tal punto que tienen que colocar pasarelas de madera sobre las que la gente tiene que andar en fila india. El gobierno italiano prepara un proyecto, denominado Moisés, para levantar unos diques móviles que se cerrarían en caso de aumento del nivel del agua del mar.
Si comenzamos nuestra ruta en los aledaños de la estación, lo primero que veremos es el Puente de los Descalzos. A su izquierda queda la bella portada de la iglesia de los Carmelitas Descalzos, sumamente armoniosa, del siglo XVII, enfrente se halla La de san Simeón Piccolo
Unos 300 metros más adelante, a la izquierda, aparece la iglesia de San Geremia, del XVIII. Adosado a ella, en el canal que surge en la misma esquina se halla el Palacio Labia, del XVII, con frescos de Tiépolo.
Ca´d´Oro, la casa palaciega gótica más bella, aparte del palacio Ducal.
300 metros mas adelante, en la orilla derecha, el museo de Historia natural, en el edificio Fontego dei Turchi, originario del XIII pero reconstruido en el XIX. Enfrente la iglesia de San Marcuola.





A partir de aquí y hasta el puente de Rialto hay un elevado número de edificios de interés. En la orilla izquierda, el palacio Vendramín-Calergi, ultima residencia de Ricardo Wagner, obra del siglo XVI.
En este tramo, en la orilla derecha, se halla, entre otros, Ca´Pesaro, barroca, del XVII; palacio Brandolin, gótico, del XV; y las Fabriche Nuova y Vecchia de Rialto, ambas del entorno del XVI.
La plaza de San Marcos, dijo Napoleón Bonaparte que era El salón más bello de Europa. (Hay que entender la palabra salón como sinónimo de plaza). La plaza está delimitada por edificios famosos: al fondo, la fachada de la basílica de San Marcos, el Campanile, (desde allí señalaban la llegada de los barcos y los incendios de la ciudad. Hay que subir para ver la vista de Venecia), el Palacio Ducal, la Torre del Reloj.


Tomar un café, sentado, escuchando una agradable música, con músicos en vivo, es casi una cita obligada, pero eso si, con un alto precio. Por un café podemos pagar hasta 9 euros.
Un viaje en góndola. En el camino que lleva a la plaza de San Marcos, la estación de trenes o puente de Rialto, los gondoleros se pelean por ofrecer a los turistas un paseo en sus embarcaciones. El viaje en góndola no es barato, los precios son libres. Hay dos recorridos básicos de 25 y 50 minutos, y no todas las góndolas se encuentran en el mismo estado. Las hay perfectamente pintadas, con flores y asientos acolchados, y otras, más sencillas, aunque no por ello dejan de asombrar por el precio.
Un paseo de 25 minutos puede costar alrededor de 70 euros, y uno de 50 minutos entre 90 euros y 120 euros. El regateo es moneda corriente y conviene recordarlo. Además, los gondoleros tienen un olfato especial para detectar a los turistas que hace días pasean por la ciudad y hacerles una buena oferta. Esto demuestra que es conveniente esperar y no contratar el paseo enseguida. Para los buenos negociadores, el mejor precio que pueden conseguir por una góndola bonita es de 60 euros por 25 minutos y de 100 euros por 50 minutos.
En cualquier caso, Venecia es una ciudad para perderse, los mapas guardados, el callejero al bolso…… Dejarse llevar solo por una mágica noche, entre puentes, canales………y bajo las estrellas.



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