lunes, 15 de diciembre de 2008

Subida al Veleta (3398 m) Jun/07


Subida al pico veleta


Allí arriba, este pico majestuoso espera mi reencuentro, bien digo, reencuentro.
He soñado con él, su silueta la he dibujado ciento de veces en mi mente, ahora voy a reencontrarme con él.
Frío, espero fundirme con él, mi calor invadirá su espacio, y cuando esté apagado lo iluminaré.
Ansioso por llegar a él, ansioso por tocarlo, ansioso por simplemente pisarlo … por sentirlo.
Granada orgullosa, desde su Alambra lo saluda, y apenada por no ver esa zona glaciar, que un día lo fue.
Da igual que estés helado, o simplemente nevado, o incluso sin nada. Pero el amor es algo que se siente, si veleta, por ti lo siento. Allí arriba te toqué, y ahora cuando duermo ya no solo te dibujo, sino también recuerdo algo que viví.


Datos de interés:

Ubicación: Sierra Nevada (Granada)
Inicio ruta: Hoya de la Mora (2500 m)
Altitud pico veleta: 3392 m.
Desnivel: 900 m
Longitud: 18 km ida y vuelta
Tiempo: 3 horas de subida y dos de bajada
Dificultad: media
Club senderismo y montañismo: www.senalycamino.es


Desde Granada, por la carretera hacia Sierra nevada y poco antes de llegar a Pradollano, una indicación hacia la izquierda nos lleva al Veleta y a Hoya de la Mora, donde en una gran explanada aparcaremos nuestros coches.

Somos diez compañeros los que emprendemos la subida, son las 10:30 a.m Un cielo cubierto a ratos, y otros con un sol radiante. Estamos a 2500 m de altura, y el veleta allí arriba se divisa.
La subida por la carretera nos llevará directamente al veleta, pero también los distintos caminos que acortan, aunque con mayor desnivel. Yo como las cabras prefiero los senderos, los caminos, y no el asfalto. Sin pérdida alguna, el veleta siempre se ve, es cuestión de paciencia, y de subir.
Al poco de empezar la subida, el monumento a Nuestra señora de las Nieves resalta sobre un montículo, su silueta negra, embellece el blanco nevado de los picos, del Veleta.

La pista zigzagueando sigue subiendo, cuando un grupo de cabras monteses salen a nuestro encuentro. Sin miedo alguno, y acostumbradas a los montañeros, pasean casi inmóviles, sin prisas.

Según subimos, el camino más blanco. La nieve en algunos tramos, ya casi lo invade. El veleta al fondo se sigue viendo, a veces oculto entre las nubes. Las vistas empiezan a ser espectaculares.
Ya, a poco más de una hora de camino para coronar la cumbre, en la zona conocida como las posiciones, la nieve ya tiene una buena altura. Es el momento de sacar los bastones y poner las polainas.
La carretera ya ha desaparecido, pero la prolongada planicie, nos da pista de estar en el camino correcto.

A nuestra derecha las pistas de sky de borreguiles se divisan perfectamente entre decenas de carteles.
Hundido a veces hasta la mitad de las rodillas, los pasos se hacen lento, y el marcar de otras huellas la hacemos nuestro camino.
Después de unos quince minutos andando por la nieve, el grupo queda disperso, y solo Juan, Rosa y el que suscribe seguimos hacia arriba. Pichardo, queda un poco más abajo, indeciso si subir o bajar. Al final se incorpora a nuestro grupo.
Ahora el desnivel es más fuerte, las piedras caen, y en otros tramos la nieve resbala, pero poco a poco seguimos subiendo.
El sonido de mi Walky, hace parar mi marcha, y Alfonso al otro lado de la comunicación me indica que ellos no suben; el frío se acentuó, algunos cansados, otros ya no pueden más.
Nosotros seguimos hacia la cumbre, cambio y corto.
Este repecho si es prolongado, y se hace un poco fatigador, pero ¡animo!, ya estamos cerca.
Arriba en el collado ya se ve el veleta. Las nubes lo ocultan, pero según avanzamos hacia él, nos da la bienvenida.

Su poste geodésico engalana su cumbre, y nuestras manos por fin lo toca, ahora se despeja parcialmente y las vistas son impresionantes.
A las 13:30, después de tres horas de camino, cojo mi Walky, y con voz alegre comunico a Alfonso que ya hemos llegado:
-Alfonso, estamos en la cumbre, en el veleta, no hace frío, ni viento, ni calor, hace una temperatura perfecta, comeremos aquí y en una hora empezaremos a bajar. Corto.
¡Claro que sí!, no hay mayor satisfacción que subir, llegar y disfrutar.
Si, disfrutar tumbado en una roca, asomarse al tajo, respirar este aire, y simplemente pensar, meditar, reflexionar.………


Soñé contigo veleta muchas veces al despertar, en ocasiones blanco, otros pardo, otras no te veía, aunque sabía que estabas ahí.
Mi sueño ya no es un sueño, se ha convertido en realidad.

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