domingo, 21 de julio de 2024

Ruta por Serbia y Kosovo (Junio/24)

 




Serbia y Kosovo

 (Junio/2024)


Introducción

Siguiendo con el objetivo de visitar los 51 países europeos, ahora tocaba Serbia y Kosovo (este parcialmente reconocido y que no forma parte de la ONU), los dos únicos países balcánicos que me faltaban por recorrer. Ya hacía tiempo que les tenía echado el ojo y con una ruta prevista, así que pillé un vuelo barato a Belgrado a través de la plataforma Skyscaner y se lo comenté al grupo de compañeros de Kirguistán por si alguno se animaba. A los pocos minutos ya lo tenía confirmado por parte de Igone, Mar y Ernesto. A partir de ahí empezamos a darle forma al viaje, un viaje que tendría una duración de siete días, repartidos entre Serbia y Kosovo, dedicando 5 y 2 días respectivamente. La entrada a Kosovo despertaba varias incógnitas, sobre todo por el paso fronterizo y, sin lugar a dudas fue uno de los grandes atractivos del viaje, dándole una dosis de aventura.





Igone de Bilbao, Mar y Ernesto de Tenerife y yo, de Sevilla. Un buen equipo, bien equilibrado y acometiendo con gran éxito nuestro recorrido por estos dos países. Cada uno pudo aportar su gran experiencia mochilera, afrontando con buen humor los contratiempos que nos depararía el viaje y que fueron varios.

Empezamos a barajar las diferentes opciones para recorrer ambos países, sobre todo por el tema de transporte y al final optamos por alquilar un vehículo. En Serbia lo teníamos claro, pero ¿y a kosovo como entraríamos?

Para resolver esta duda contacté con la embajada de Serbia y con varias agencias de alquiler de coches e informarme de si se podría pasar con el vehículo alquilado en Serbia a Kosovo. La respuesta me generaba más dudas. Ninguno me aseguraba que pudiera pasar, así que planteamos un plan B, dejar el coche en la frontera, pasarlo a pie, y una vez en kosovo trasladarnos hasta Pristina en taxi o negociar con algún otro vehículo. Ya iré explicando todos los detalles de ese paso fronterizo…

Otro tema a tener en cuenta era si podríamos entrar en Kosovo y después volver a Serbia sin problemas, ya que Serbia no reconoce a Kosovo como país, con lo que vendríamos de un país inexistente.  Así que esa fue mi otra gran consulta en la embajada de Serbia. La respuesta fue clara y contundente: entrando desde Serbia a Kosovo después se podía regresar a Serbia, ya que el sello del pasaporte en la entrada es en Serbia. Ahora bien si se hubiese entrado a Kosovo por Montenegro, Macedonia del Norte o Albania, entonces no podríamos haber entrado en Serbia, ya que ellos entenderían que venimos de un país inexistente.

Un poco de historia para entender el conflicto Serbia-Kosovo

Dieciséis años después de la declaración de independencia (unilateral) de Kosovo sigue la tensión con Serbia. Así lo pudimos comprobar estando allí, un odio entre ambos lados de la frontera.

Serbia se niega a reconocer a Kosovo como país independiente porque el proceso se realizó de manera unilateral allá por febrero del 2008, sin que estuvieran los 11 representantes de la minoría serbia, que boicotearon el proceso. Solo 113 países miembros de la ONU han reconocido a la república de Kosovo y, otros 15 estados habrían retirado dicho reconocimiento.

Hay que remontarse a la época de la antigua Yugoslavia cuando esta estaba formado por seis repúblicas: Eslovenia, Croacia, Serbia (con dos provincias autónomas, Kosovo y Voivodina), Bosnia-Herzegobima, Macedonia y Montenegro. Las marcadas en negrita las pude visitar allá en el año 1987 y Macedonia en el 2013.

Kosovo era considerado por el nacionalismo serbio como el origen de su nación, sin embargo, durante los últimos siglos más de tres cuartas partes  de la población pasó a ser albanesa y los serbios minoría. 

Los problemas empezaron a surgir tras la muerte del dictador yugoslavo Josip Broz Tito en 1980. Los albanokosovares reclamaban que Kosovo fuera una República Socialista dentro de Yugoslavia, pero estas pretensiones fueron duramente reprimidas y el origen del expansionismo de ultranacionalismo serbio, liderado por Slobodan Milosevic. Esta figura se encargaría de aplastar a las etnias no serbias de Yugoslavia y sería una de las causas de la independencia de Eslovenia, Croacia, Bosnia y Macedonia a inicios de los años 90, que posteriormente degenerarían en las guerras yugoslavas.

La religión predominante en Kosovo son los musulmanes. Descienden de los católicos romanos y de los cristianos ortodoxos que se convirtieron al Islam durante los 500 años del Imperio Otomano. Los serbios practican un cristianismo ortodoxo que sigue las tradiciones similares a las de Rusia, Bulgaria y Grecia.


Información general 


Vacunas y enfermedades

Para Serbia y Kosovo no hace falta ninguna vacuna ni obligatoria ni recomendada. Por otra parte, al ser países no pertenecientes a la Unión Europea no tiene validez la tarjeta sanitaria europea, con lo que habrá que llevar un seguro privado. Yo siempre lo llevo con IATI.

Visados, moneda, horarios e idioma

-Para los españoles, será necesario el pasaporte en vigor, sin necesidad de visado.

-El horario con respecto a España es el mismo.

-La moneda usada en Kosovo es el Euro y en Serbia el dínar. A fecha de Junio/24 1 €=117 dinares.

-El idioma en Serbia es el serbio con una escritura cirílica y en Kosovo se habla el albanes con escritura latina, aunque también se habla el serbio.

Transporte

En nuestro caso el recorrido lo hicimos en coche de alquiler en Serbia y en Kosovo, aunque en un principio lo pensamos hacer en bus, al final lo hicimos en taxi, ya que nos compensó al ir los cuatro. Decir que siempre habrá que concretar el precio del taxi, antes de partir, o el taxímetro. Nosotros, en Belgrado nos llevamos la sorpresa que tras decir que ponía el taxímetro, al final nos cobró 1000 dinares más, 8,5 €.

Dormir

Hay muchas ofertas de alojamientos, desde muy económicos hasta grandes hoteles de lujo. En nuestro caso cogimos apartamentos en el mismo casco histórico de las ciudades y que resultaron ser muy económicos, con una muy buena calidad-precio.


Seguridad 

A pesar de tener mala fama los serbios y los kosovares, nosotros todo el tiempo que estuvimos en las ciudades, pueblos, carreteras, nos sentimos plenamente seguros, pero como siempre digo, sentido común con las cosas de valor.

Además el controvertido paso fronterizo entre Serbia y kosovo lo hicimos sin ningún problema, simplemente entregando el pasaporte, sin más preguntas…


Bueno, ya está bien, empecemos con nuestro viaje...


Itinerario a seguir


Día 1. Sevilla-Madrid-Belgrado (Serbia). Dormir en Belgrado, BG Exclusive Suites

Día 2. Belgrado-Pristina (Kosovo). Dormir en Pristina, Nessi apartaments 

Día 3. Pristina-Prizren-Monasterio de Gracanica-Pristina (Kosovo). Dormir en Pristina, Nessi apartaments

Día 4. Pristina-monasterio de Manasija-Cueva Resava-Cascada de lisine-Belgrado (Serbia). Dormir en Belgrado, Alma Uracar

Día 5.  Belgrado (Serbia). Dormir en Belgrado, Alma Uracar

Día 6. Belgrado-Subótica-Novid Sad (Serbia). Dormir en Novid Sad, Cuzy Central

Día 7 Novid Sad- Sremski Karlovci-Belgrado (Serbia). Dormir en Belgrado, Aster

Día 8. Belgrado-Madrid-Sevilla. Dormir en casa.


Día 1. Sevilla-Madrid-Belgrado (Serbia)

Nuestro vuelo con Air Serbia salía a las 10:30 de la mañana, con lo que cada uno de nosotros y, según nuestra ciudad de partida, algunos ya nos vimos el día anterior en Madrid. Concretamente Mar y yo nos dimos cita en la estación de Atocha, en donde tomamos unas cervezas.

Y ya al día siguiente, a las 8:30 todos nos unimos en la terminal T1 del aeropuerto de Barajas.

Un reencuentro tras un largo año desde que estuvimos en Kirguistán.

Lo de siempre en estos casos, mostrador de embarque para hacer el check in (curiosamente, si la salida era de Madrid, no se podía realizar el check in on line, solo desde según qué ciudades de origen) control de pasaporte, control de mochilas y a esperar que saliera nuestra puerta de embarque. Y entre tanto un café y mucha charla.

El vuelo duraría unas tres horas aproximadamente, aunque salió con media hora de retraso. Así que sobre las dos de la tarde ya estábamos en el aeropuerto de Belgrado. Control de pasaporte y a buscar nuestro coche de alquiler que se encontraba fuera del aeropuerto.

Al salir a la calle una bocanada de calor infernal nos azotó a nuestros cuerpos. Eran 36 grados lo que hacía, pero parecía más de 40. Muchísimo calor. Me recordó a mi querida Sevilla en pleno mes de agosto.

 Seguimos las indicaciones para recoger nuestro coche y ya llegamos, pero ¡SORPRESA! Nuestra estancia para recoger el coche estaba desaparecida, no había nadie tras esa cristalera mugrienta. Solo un cartel, dando un teléfono al que tendríamos que llamar y, que lógicamente tras intentarlo en varias ocasiones no conseguimos respuesta. No había nadie detrás de esa línea telefónica. 

Así que preguntamos en la otra oficina que se encontraba junto a esta, y la respuesta nos dejó por momentos bloqueados, hacía un par de meses que se habían ido, había quebrado. ¿Y ahora qué, teniéndolo ya pagado?

Pues nada, a funcionar con este contratiempo, preguntamos en las otras casas para alquilar y cogimos otro vehículo teniendo que pagar el doble,  ya que añadimos un conductor más, Mar y yo.

Tras el correspondiente papeleo, tarjetas, boqueo y demás trámites, le preguntamos que teníamos intención de pasar a Kosovo ¿era posible? A lo que nos contestaron que no, no podríamos pasar ni a Kosovo ni a Albania, así que en ese momento ya sabíamos que tendríamos que utilizar el plan B, pasar la frontera andando y dejar el coche allí.

Ya pasadas las tres de la tarde pusimos rumbo hacia Belgrado (a unos 16 km) y dirigirnos al apartamento que ya teníamos reservado en el mismo centro de la capital, BG apartaments con muy buena ubicación y buena calidad-precio. Aparcar en la capital es casi imposible, así que buscamos un parking y dejamos el coche bien aparcado. 

Un edificio antiguo pero con los apartamentos reformados, como casi siempre en estos casos. 

Una sola habitación amplia con tres camas, una de ellas de matrimonio. Nos dará el avío perfectamente para pasar la noche.

El calor seguía siendo sofocante y el hambre hacía estragos en nuestros estómagos, así que lo primero que hacemos es ir a comer.

Echamos mano de los restaurantes que ya traía como referencia, y nos dirigimos al que se encontraba muy cerca de la plaza de la República el Drama Cevapi en donde pudimos comer cevapi, un plato a la parrilla con rollos de carne picada servido sobre pan de pita y unas buenas cervezas bien frías.

Y tras la comida y refrescarnos con nuestras cervezas nos vamos a pasear por Belgrado.

Plaza de la República

Se encuentra en el corazón de la capital Serbia y es una de las plazas centrales más importantes de Belgrado. En ella se ubican algunos de los edificios  públicos más emblemáticos de la ciudad, incluyendo el Museo Nacional y el Teatro Nacional y la estatua ecuestre del Príncipe Miguel.

La actual plaza se formó después de la demolición de la Puerta de Stambol en 1866. La puerta llevaba el nombre de la carretera que conducía a través de la misma a Constantinopla (Estambul).

En 1903 se edificó la Tesorería, edificio que ahora constituye el Museo Nacional de Serbia.

El calor seguía siendo sofocante y al andar parecemos estar medio borrachos, buscando siempre la sombra.

Echamos mano del maps.me y nos dirigimos al barrio bohemio (barrio Skadarlija), no lejos de la plaza de la República. Este barrio se le compara con el Montmartre parisino. Más que un barrio es una calle adoquinada. Aquí es donde se reunían en el siglo XIX poetas y artistas. La calle repleta de coquetas terrazas en donde comer exquisitos platos típicos de Serbia, algunos de gran lujo.


Pequeñas galerías de arte nos vamos encontrando en ambas aceras de la calle y junto a estas las tradicionales kafanas (bares). 

Aprovechamos para sentarnos en una terraza y saborear unos helados, a la vez que contemplamos los paneles que ilustran las paredes de algunos edificios con llamativas pinturas.

El tramo final de la calle estaba dominado por la antigua fábrica de cervezas Aleksandar, que obtenía el producto aprovechando aguas termales que brotaban en su patio (luego embotellada como mineral).


Paseando por la calle encontramos un tenderete en donde podíamos degustar la bebida tradicional de Serbia, aunque también de otros países del entorno. La rakia o rakija que es un destilado similar al brandy obtenido de la destilación del mosto proveniente de frutas fermentadas. No lo llegamos a probar, demasiado fuerte, ya que tenía más del 60% de contenido alcohólico. 

Mar e Igone ya están cansadas, así que se vuelven al apartamento. Ernesto y yo seguimos paseando un poco más llegando hasta el mercado que se encuentra justo al final de la calle.

Los antiguos tranvías no dejan de transitar. Por un momento parecía estar en los años cuarenta tras la Segunda Guerra Mundial, en esa etapa comunista en donde los bienes escaseaban por todas partes.

Y junto a este mercado una iglesia ortodoxa, están repartidas por toda la ciudad. Como ya comenté anteriormente, hay una parte de la población bastante creyente.

Regresamos a nuestro alojamiento, haciendo antes una parada para cambiar algunos dinares, seguro que lo necesitaremos. A la vez, en la plaza de la República vemos un revuelo de periodistas y fotógrafos. Algún famoso está a punto de llegar. 

Y a escasos metros se encuentra la calle Knez Mikhailova, la arteria principal de la ciudad, está llena de cafés, restaurantes, tiendas y los edificios más significativos de la ciudad en su kilómetro de longitud y que une la plaza de la República con la fortaleza Kalamegdan. A la vuelta de Kosovo, la visitaremos… 

Día 2. Belgrado-Pristina (Kosovo)

Este día madrugaremos, por delante tenemos una larga jornada hasta que lleguemos a Pristina, ya en Kosovo. Casi 350 kilómetros por la Serbia más profunda hasta llegar al puesto fronterizo de Merdaré. 

Carreteras locales muy estrechas e incluso   algunos  kilómetros  de  pista de tierra en una zona boscosa muy verde. Creo que es una Reserva Natural. Menos mal que el google maps nos va indicando nuestra marcha.

En el camino hacemos una parada para tomar café, algo complicado encontrarlo, zona muy rural con pocos bares. Al final tuvimos suerte, un bar en un pequeño pueblo. Tocaba café turco, es lo que había, y junto a este especie de una panadería en donde pudimos degustar unos dulces algo extraños pero que estaban muy buenos.

Seguimos la marcha y a pocos kilómetros de la frontera vemos un hermoso monasterio. Pararemos…

Un lugar muy acogedor en un bello entorno y, sobre todo de mucha paz y silencio.

Aquí, debajo de un árbol y sentados a la sombra, en un banco muy coqueto que sobre todo utilizarán los sacerdotes en estas tardes veraniegas.

 Aprovecho para dar un paseo por la zona y estirar un poco las piernas, seguro que vendrá bien ya que llevamos casi cinco horas de coche.


Y reanudamos la marcha…ya estamos muy cerca de la frontera, cuando en un control de la policía nos indica que paremos al borde de la carretera. Los cuatro en el coche a la espera de que el policía nos pida pasaporte o vete a saber qué.

Está hablando por teléfono y lo que nos indica con su mano tiene la dirección del coche, pero no entendemos que nos indica. Seguimos sentado sin salir del vehículo y, de nuevo el policía se acerca a nosotros y nos vuelve a indicar con su mano la dirección del coche. Ernesto se baja y ya damos con lo que nos indicaba el policía. El tapacubos de la rueda delantera estaba casi salido, eso es lo que nos estaba indicando. Lo ponemos bien y reanudamos la marcha. Por cierto, ese tapacubos en algún lugar del recorrido lo perdimos y cuando dejamos el coche tuvimos que pagar 40 € por él.

Y llegamos a la misma frontera, dejando el coche aparcado a escasos metros del control.

En un principio pensamos dejar el coche en Merdaré, a unos dos o tres kilómetros de la frontera, que por el mapa parecía un pequeño pueblo, pero al llegar, vimos que eran algunas casas salpicadas en medio de la nada, con lo que continuamos hasta la misma frontera.


Cogimos lo justo para pasar los dos días en Kosovo y a cruzar el puesto fronterizo. La policía serbia nos solicitó nuestro pasaporte y tras echarle un vistazo nos hizo continuar hasta el control de kosovo que se encuentra a escasos metros.

Aquí, sin pregunta alguna por parte de la policía, y a pesar de que no nos selló el pasaporte, le pedimos que nos los estampara, sobre todo para tenerlo reflejado. No tienen obligación de hacerlo, parece ser por un reconocimiento parcial de los países de la ONU.


A los pocos metros de pasar la frontera, paramos a tomar unas cervezas muy frías en un chiringuito que, a la vez hacía de bar. Aquí le preguntamos al dueño si sabía de alguien que nos pudiera acercar hasta Pristina, que se encuentra a unos 30 kilómetros. 

Él nos contestó que su hermano nos podría acercar pagándole 30 €, pues sí, lo llamó, mientras tanto, nosotros degustamos unas frías cervezas kosovares hasta que el llegase.

Allá vamos, dirección a Pristina. La carretera en muchos tramos en obras y con muchas retenciones, así que tardamos algo más de una hora en llegar. Parece un país en constante construcción, en parte con gran ayuda de la Unión Europea. Aquí, prácticamente no vemos iglesias ortodoxas, muchas mezquitas a ambos lados de la carretera.

Cuando llegamos a Pristina, acordamos con el taxista que nos recogiera dos días después a las ocho de la mañana, para de nuevo llevarnos hasta la frontera y, por el mismo precio, 30 €.

Ya en el apartamento, muy bien situado, y muy acogedor con un precio-calidad excelente. El dueño ya nos dio explicaciones de cómo llegar, incluso nos envió un video con la mejor opción para acceder a él.

Pasadas las cuatro de la tarde, dejamos las mochilas y nos fuimos a descubrir esta ciudad. Por cierto, el calor nos seguía acompañando, también por Kosovo.

Pristina

Pristina es la capital de Kosovo, con casi 200.000 habitantes. Quizás estamos en la capital europea menos visitada y turística y, eso al menos para mí, es un aliciente, ya que prácticamente somos nosotros solos los turistas que andan por sus calles. De hecho, en toda la ciudad, son pocas las tiendas de suvenirs que se ven.

Esta ciudad está en plena construcción y expansión, dejándola como una ciudad moderna y con mucha juventud y un buen ambiente.

De hecho, nos está sorprendiendo, su gente, muy agradable, simpática y dándonos una buena acogida por dónde vamos.

No es que sea una ciudad con un encanto especial, pero si interesante y además con muchas curiosidades por descubrir. Para cualquiera que plantee venir, mi recomendación es que sí, con una tarde o mañana completa bien aprovechada se puede ver esta ciudad.

Tiene varias mezquitas, algunas de ellas de gran belleza, un ambiente local muy profundo con autóctonos muy arraigados al pueblo en la zona de su mercado que, contrasta con la gente más joven en la parte más moderna de la ciudad.

Quizás el epicentro de la ciudad es la plaza Skanderberg y plaza Ibrahim Rugova, cerca de la arteria principal Nene Teraza, en donde se encuentran varios edificios. Uno es el Teatro Nacional y al otro lado, el edificio del Gobierno Kosovar, con la estatua del héroe nacional Skanderberg y la de Ibrahim Rugova.

Sin lugar a dudas la calle Nene Teraza, es la más ambientada, con muchas cafeterías, terrazas y tiendas y, mucha gente joven paseando y tomando unos aperitivos en sus bien cuidadas terrazas.

Son varias las curiosas esculturas que nos encontramos en este bulevar, como el hombre pensante, la Madre Teresa de Calcuta y una escultura que nos invita a la lectura.

El ambiente está servido. Esta ciudad está en crecimiento constante con mucha gente joven y, que a pesar de ser un país musulmán, apenas algunas mujeres se ven con indumentaria propia de su religión.

La estatua de la Madre Teresa, se encuentra en frente de la librería principal junto a la otra escultura que  muestra la importancia de la lectura. Ya la pude ver en Skopie, capital de Macedonia del Norte, ya que allí nació. He de decir que los pueblos macedonios, albanes y kosovar son como hermanos, a diferencia del pueblo serbio, muy enemistados.

De hecho, por todas partes aparecen siempre las dos banderas, la de Albania y la de Kosovo.

Aprovechamos para sentarnos en una de sus terrazas a tomar unas cervezas, viendo como los críos juegan con la pelota, los grupos de jóvenes ríen y se divierten y familias completas pasean por este ambientado bulevar.

En ese momento, pienso sobre aquellas personas que sin saber dónde está Kosovo, piensan que nosotros estando aquí esquivaremos las minas, huiremos de las bombas y de los disparos y pensarán: como se les ha ocurrido ir a un “país tan peligroso como es Kosovo”. En ese momento despierto y, veo una ciudad segura, tranquila, moderna y muy acogedora, como otra ciudad cualquiera de Europa. ¡Qué diferencia hay cuando nos trasladamos a un lugar y, cuando solo vemos las noticias o el comentario de uno que jamás estuvo aquí!

Muy cerca se encuentra NEWBORN (Recien Nacido) Monuments, una escultura tipográfica revelada el 17 de febrero de 2008, el día en que Kosovo declaró su independencia de Serbia. El monumento fue pintado con las banderas de varios de los países que han reconocido a Kosovo, pero van cambiando de colores y de pintadas con el tiempo.

Nos trasladamos ahora a uno de los lugares más curiosos, la Biblioteca de Pristina. Construida en 1982, diseñado por un arquitecto croata. 

Ha sido considerada varias veces como el edificio más feo del mundo, pero en realidad su simbolismo es curioso: los sombreros típicos albaneses envueltos en cadenas, simbolizando la opresión, con 99 cúpulas.


La Catedral de la Madre Teresa, se encuentra en frente de la biblioteca y, aunque Kosovo es actualmente un país musulmán, sus raices son cristianas, siendo esta santa muy venerada por los kosovares y albaneses.

En un estilo neorrománico, es una catedral católica en honor a la Madre Teresa de Calcuta.  El presidente de Kosovo Ibrahim Rugova, musulmán, colocó los cimientos de esta catedral en 2007 y acabada en 2017. 

En origen solo tenía una torre campanario, pero tal como se aprecia en la foto, cuando nosotros estuvimos estaban levantando otra torre paralela.

Y por último, el final de nuestra visita en la parte moderna y sur de la ciudad y, antes de ir a la zona más antigua de las mezquitas y el gran bazar, visitaremos la Estatua de Bill Clinton.

Esta estatua en honor al presidente de los EEUU, que durante su mandato apoyó la intervención de la OTAN en Kosovo y propició el protectorado de Naciones Unidas. 

Esta avenida también se llama de Bill Clinton y es que en Kosovo es usual que haya grandes lugares nombrados a figuras occidentales. En este caso, Bill Clinton da la bienvenida a la ciudad de Pristina.

Abandonamos esta zona sur de la ciudad y nos trasladamos al norte, zona más antigua, en donde se encuentra el gran bazar, las mezquitas y la torre del Reloj.


Entre todas las mezquitas existentes en Pristina, la Mezquita Imperial del Sultan Mehmet Fatih es la más importante. Fue construida en 1641 durante el reinado del sultán otomano Mehmet II. Su cúpula es de 15 metros y para esa época fue todo un logro. Junto a este se encuentra un pequeño jardín y el gran Haman del siglo XV, del que se dice que los constructores de la mezquita eran obligados a bañarse ahí.

Ernesto y yo nos acercamos a la puerta, acaban de terminar el rezo, así que nos descalzamos y entramos en su interior.

Seguimos por este entorno y nos acercamos a la Mezquita de Piedra (Tas o Xhamia e Çarshisë), conocida como la mezquita del bazar, es el edificio más antiguo de Pristina y que marca el inicio de la ciudad antigua. Fue construida en 1389 para celebrar la victoria otomana en la batalla de Kosovo.

A pocos metros llegamos a la Torre del Reloj y la Mezquita d Jashar Pasha, esta con un porche de madera, fue construida en 1834 en honor de Jashar Mehmet Pasha, un aristócrata de Pristina que también llegó a ser alcalde de Skopje.


Y algo más adelante se encuentra la Torre del Reloj, construida en el siglo XIX por el mismo Jashar Pasha. Se trata de una torre hexagonal que servía para indicar cuando rezar y cuando cerrar los comercios en la época otomana.

Nos adentramos ahora en el Gran Bazar que se extiende por las calles que hay entre la Mezquita Imperial, el museo etnológico y la gran avenida M9.

Es un mercadillo callejero, con multitud de puestos y objetos: quesos artesanos, puestos inmensos de tabaco, calles de utensilios de cocina y herramientas, camisetas de futbol (por cierto mis compañeros compraron una del Kosovo), ropa y calzado, y mucho más…

Notamos una gran diferencia al pasear por este mercado, si lo comparamos con la zona más moderna. Aquí, por momentos, parecíamos haber retrocedido en el tiempo. Los personajes de los tenderetes son muy de aquí, auténticos kosovares.

Por este mercado si se ven muchas mujeres con vestimenta del islam y algunos señores rezando, mientras de fondo se oía la llamada al rezo desde los altavoces de los minaretes. Por cierto mucha fruta y verdura baratísima.


Ya por la noche fuimos a uno de los restaurantes que teníamos elegidos desde España y que lo daba como muy bueno. El restaurante Artanis, muy cerca de la biblioteca nacional. Comida tradicional que expone la comida como si fuese una carnicería, eliges los ingredientes en el mostrador y ellos te lo sirven en platos combinados. Nos dejamos sorprender para que ellos nos pusieran dos impresionantes platos, uno  de carnes variadas y otro de verduras. Todo muy rico, recomendado. Y después a dormir, mañana tocará más.

Día 3. Pristina-Prizren-Gracanica-Pristina (Kosovo)


Hoy nos vamos a Prizren, la ciudad más hermosa y turística de Kosovo, situada a unos 90 kilómetros de Pristina. Ya habíamos consultado el horario de los autobuses, eran muchos los que iban para allá, prácticamente cada hora salía uno. Así que lo primero que hicimos es tomar un buen desayuno y a coger un taxi hasta la estación de autobuses, ya que estaba a casi 4 kilómetros de distancia, en las afuera de Pristina. Una vez en el taxi que nos llevaba 5 €, el conductor que chapurreaba algo de italiano, nos preguntó que para dónde íbamos, le contestamos que a Prizren. Él nos dijo que por 50 € nos llevaba. Así que hicimos el cálculo de lo que salía a pagar a cada uno y decidimos ir hasta Prizren en el taxi. Por cierto el bus costaba 7 € cada uno.


Un señor muy agradable y con el que mantuvimos una interesante conversación (medio en italiano, medio en español, medio en inglés, medio en serbio y medio en kosovar…es lo que había).


Ya en Prizren, frente a nosotros, la típica estampa turística del puente, el río y la mezquita. Casi en las fronteras con Albania y en las estribaciones de los montes Sar, Prizren puede presumir de ser la ciudad más visitada de Kosovo, y la más histórica.


Cruzamos el puente y nos adentramos entre estrechas callejuelas a su vez encajadas en las viejas montañas del Sar.
Tenemos varias zonas para ver, empezaremos por la parte alta, de la fortaleza, ahora que todavía el sol no aprieta.


Allá vamos, subiendo por las empinadas  cuestas hasta la fortaleza (en albanés: kalaja)


Esta fortificación se encuentra situada sobre una colina con vistas al río Prizren que fluye por la misma localidad. Esta fortaleza ha sido habitada y utilizada desde la edad de bronce y fue reconstruido por el emperador bizantino Justiniano I, terminando este periodo bizantino en 1220 cuando la casa Nermanjic controló la fortaleza hasta 1371. Desde esta fecha una serie de gobernantes feudales llegaron a controlar Prizren y su fortaleza con apoyo otomano. Más adelante el imperio otomano asumió el control de la fortaleza. 


Subiendo, sin prisas y contemplando las hermosas vistas de la ciudad. Un pequeño monasterio abandonado vemos en nuestra subida, desde arriba parece que está en funcionamiento, pero no es así.


Casi sin darnos cuenta ya estamos aquí. Suele pasar cuando subimos a estas fortalezas. Al principio parecen estar muy alta, pero cuando avanzamos poco a poco, no se hace largo el camino.


Gran parte de la fortaleza moderna data de la fase de reconstrucción del siglo XVIII. Excavaciones arqueológicas se han llevado a cabo en 1969 y posteriormente en 2009.



Una vez arriba tocaba pasear por el recinto amurallado y disfrutar de unas excelentes vistas desde todos sus costados. Por cierto, en la parte opuesta a la ciudad de Prizren se podía divisar un enorme cañón encajonado entre montañas. Una pena que no teníamos el coche aquí para poderlo explorar.
El calor está apretando, así que poco a poco bajaremos a la ciudad para visitarla. El subidón ya lo hemos quitado con el relativo fresquito.


o

La mezquita de Gazi Mehmet Pasha conocida también como la mezquita Bajrakli, es uno de los lugares religiosos islámicos más antiguos de Kosovo. Su construcción se inició en 1561 y terminó en 1573. 


Su edificio forma parte de un complejo que incluía la mezquita, una biblioteca, un maktab y una madrasa, baños públicos, viviendas y otros edificios.


La mezquita tiene una base cuadrada y numerosas ventanas, mientras que el mirhab principal y el mimber están hecho de mármol.


Fue construida por el waqf d Dukaginzade. Su mausoleo se construyó en el patio de la mezquita, pero nunca se utilizó porque murió en Hungría en 1594. 


El casco antiguo de Prizren tiene en una de las calles principales una gran mezquita, una gran iglesia ortodoxa serbia y una iglesia católica. Repartidas por Kosovo hay otras tantas iglesias protestantes (evangélicas) y una pequeña comunidad judía.
La República de Kosovo es un estado laico. La mayoría de sus habitantes tiene una herencia musulmana y practican en una forma muy leve el Islam. Apenas se ven mujeres con pañuelos en sus cabezas.

Solo el 4% de la población total se consideran católicos y en general no hay rivalidad grave entre católicos y musulmanes.


Kosovo está orgulloso de su carácter multireligioso con su respeto continuo y el entendimiento entre las comunidades religiosas: musulmanes, católicos, ortodoxos, judíos y evangélicos.

De hecho todos los años se hace una conferencia anual interreligiosa, para congregar a todas estas religiones sobre la base de la larga historia de la diversidad religiosa del país.


Existe un documental del año 2012 en donde muestra como los musulmanes albaneses salvaron a los judíos durante la Segunda Guerra Mundial.


Antes de dicha guerra vivían en Albania solo 200 judíos, pero al final de la guerra, unos 2000 vivían en Albania. Los musulmanes albaneses (es lo mismo que decir kosvares) realmente viven según el principio coránico: “Si uno salvó una vida, sería como salvara a toda la humanidad”.


Hora de hacer una parada y tomarnos unas cervezas bien fresquitas en esta terraza. El camarero rápidamente se acerca a nosotros para atendernos. La terraza estaba situada en una bonita calle peatonal decorada con muchos paraguas colgados de varios colorines: verdes, rojos, azules, celestes...

Seguimos paseando por esta bonita ciudad con calles adoquinadas, puentes de piedra, mezquitas, cafeterías y tiendas. Y en lo alto, la fortaleza con unas vistas privilegiadas de la ciudad y de todo el paisaje montañoso que lo rodea. 

Y aquí sí, a diferencia de Pristina, aquí si son muchas las tiendas de suvenir que encontramos por sus calles, sobre todo cerca de la Gran Mezquita. 


Junto al puente de piedra, un vendedor ambulante sentado en una silla de ruedas, nos explica en un inglés bastante fluido, sobre la cultura albanesa y los pueblos considerados autóctonos repartidos en varios países actuales: Macedonia del Norte, Albania, Montenegro, Kosovo, un par de regiones del sur de Serbia y otra región del norte de Grecia. Por cierto de Serbia, nada, demasiado odio y crímenes en el pasado bastante reciente. Interesante la charla.


Seguimos paseando por Prizren, dando los últimos detalles, antes de irnos a comer.


Como ya comenté anteriormente, los kosovares son tremendamente acogedores, agradables y muy cercanos a nosotros. Hasta me pude fotografiar con un policía, que no dudó en aceptar la invitación.

Paseando por el barrio más moderno que se encontraba al otro lado del río, nos sorprendió una de sus calles en donde todas las tiendas eran de trajes y vestidos de bodas. Realmente curiosas esas vestimentas de brillantinas y colores muy vivos. Estarán de moda allí.


Y a comer. Ya teníamos visto uno con muy buenas referencias, cerca del puente de piedras. Nos dirigimos hacia allí. El restaurante Hani i Vjeter, en donde los camareros visten con vestimenta tradicional. 


Allí pedimos un poco de todo, una enorme bandeja de carnes varias, otras de cordero y, varios platos típicos de la zona con muchas verduras.




Buen restaurante en donde comer. Bonita decoración tanto interior como exterior del local. Muy buena presencia por parte de los camareros y una comida riquísima.



Tras una abundante comilona nos acercamos a tomar café justo al lado que hay una cafetería turca, en donde tomamos un buen café y pedimos un surtido de baklavas, los más rico que he probado en mi vida y, ya son muchos y muchos lugares diferentes en donde los había comido. Recuerdo que la baklava es un dulce típicamente turco, siendo esta una masa que se corta en rodajas de forma rectangular y se vierte jarabe de azúcar encima, con ingredientes como nueces, avellanas o pistachos entre la masa que se enrolla muy finamente y se coloca en capas. Riquísimo.


Hora de volver a Pristina. Decidimos negociar con un taxista y que antes de llegar a Pristina nos desviemos unos 10 kilómetros para visitar el Monasterio de Gracanica. Así fue, le pregunte a un taxista y nos dijo que nos llevaba 60 €. Ya teníamos la referencia del taxista de por la mañana así que le dijimos 50 €, visitando primero el Monasterio. Aceptó, y todos al interior del taxi.

Nos pidió permiso de si podía fumar, y no paró de fumar hasta llegar a Pristina, además con una buena marcha en la música, que le pedimos.


Este monasterio ortodoxo serbio fue declarado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2006 y fundado en 1321. 




Se encuentra en un enclave serbio pero en territorio de Kosovo. 


Junto al monasterio se ven muchas banderas serbias. Entendemos que todos los habitantes de este pueblo de Gracanica son serbios.


Nos aparcó en la puerta del monasterio y entramos a visitarlo una media hora, llevándonos de nuevo hacia Pristina. Tenía prisa y el atasco para entrar en Pristina era denso. Nos planteó cobrarnos algo menos y dejarnos por allí y coger un autobús,  nosotros le dijimos que no, tal como habíamos acordado, llevarnos a Pristina.


Día 4. Pristina-Monasterio de Manasija-Cueva Resava-Cascada Lisine-Belgrado (Serbia)


A las ocho  de la mañana nos recogió el taxista tal como ya acordamos con él y una hora después ya estábamos pasando el control fronterizo. En este caso, cuando yo pasé y entregué mi pasaporte, el policía empezó a pasar páginas hacia adelante y páginas hacia atrás otras tantas veces, no sé si es que estaba buscando el sello de entrada o viendo varios visados que tenía de Egipto, Argelia e Irán. 


Y nuestro coche estaba allí, bien vivo, así que nos ponemos marcha para recorrer los 170 kilómetros y llegar al enclave donde teníamos varias visitas, todas juntas: Monasterio, cueva y cascada en un bonito enclave.



En el trayecto hicimos una parada en un bonito lago…

Según nos estábamos acercando al Monasterio de Manasija, recibimos una llamada del dueño del apartamento que habíamos reservado para las dos siguientes noches, indicándonos que había tenido una avería en el baño y lo estaban intentado solucionar, y que ya nos tendría al corriente…pues a esperar.


Entre tanto llegamos al Monasterio de Manasija, siendo este un curioso monasterio ortodoxo serbio rodeado de una fortaleza, con enormes muros y torres. Fue fundado entre 1406 y 1418. Está declarado como Monumento  De Interés Cultural de Excepcional Importancia en 1979.


Este monasterio ha entrado en proceso para declararlo como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.


Al poco después de su fundación el monasterio se convirtió en un centro cultural y fue bien conocida por sus manuscritos y traducciones durante los siglos XV y XVI.


El párroco que salió a nuestro encuentro empezó a explicarnos sobre la historia, la cultura y los frescos pintados en sus paredes de todo el monasterio.


Aprovechó Ernesto para sacarse una foto con él y, después siguió explicándonos…


Este monasterio está situado en una hermosa zona rural, rodeado de bosques y cascadas, cerca de la ciudad de Despotovac.
Sus frescos dentro de la iglesia son considerados como uno de los mejores ejemplos del arte medieval serbio.


La escuela Morava o escuela Vardar floreció en Serbia en la Edad Media, entre finales del siglo XIV a mediados del siglo XV y dicen que es la última expresión bizantino antes de la invasión otomana de los Balcanes.
Este monasterio también se le conoce como Monasterio de Resava.




Seguimos recorriendo la zona marcada con círculos azules en el mapa: monasterio, cueva y cascada. Ahora nos dirigimos a Cueva Resava.


Tras pagar los 5 € que cuesta la entrada, el guía nos acompaña al grupo, siendo la visita de uno unos 45 minutos de duración. 



Situada a 20 kilómetros de Despotovac y a 152 de Belgrado, esta cueva tiene una longitud de 2.850 metros, aunque la zona visitada es de unos 800 metros de largo. 






La temperatura media en su interior es de 7º C. y una humedad promedio del 80% al 100%, así que habrá que llevar alguna prenda fina.



Esta cueva consta de tres pisos de pasajes y salas conectadas por túneles artificiales con columnas y depósitos de calcita en varios colores. Es la primera cueva habilitada para la visita en Serbia.




Tras la visita a la cueva y disfrutar de un bello enclave verde y boscoso, ponemos rumbo hacia la cascada de Lisine que se encuentra a pocos kilómetros, pero antes de llegar pararemos a comer en uno de los muchos restaurantes que hay en la zona de la cascada.


Este restaurante ubicado junto a una piscifactoría de truchas era el lugar perfecto para comer un buen plato de ellas, bien frescas, recién pescadas.


Un lugar agradable con una comida muy completa, aunque se nos fue un poco de precio. A la hora de pagar, no aceptaban tarjetas, solo dinares, así que entre los cuatro juntamos lo que teníamos y justito llegó.


Para llegar a la Cascada de Lisine, una carrterilla nos acerca hacia casi donde está ella, podemos subir andando por la carretera, algo más de un kilómetro o subir en coche tras pagar una pequeña cantidad en el control existente. 


Una vez de nuevo recibimos la llamada de nuestro anfitrión del apartamento de Belgrado, indicándonos que al final no se pudo arreglar ni tampoco tenía disponible el apartamento de un compañero de él. Así que sobre la marcha empezamos a buscar otro a través de booking.


 Era importante tener algo reservado, ya que de esta cascada partiríamos con dirección a belgrado. Al final reservamos uno, ya pagándolo por adelantado pero tuvimos problemas al llegar allí. Después lo explicaré, de momento disfrutemos de este entorno de la cascada.

Aparcamos el coche en un explanada y tras andar algunos metros llegamos a la cascada.


La cascada no es nada del otro mundo, sobre todo si ya hemos visto otras muchas, bastante más espectaculares, pero el entorno si estaba bien, aunque con muchísima gente por todas partes. 


Sobre todo muchos jóvenes serbios, parecía una excursion de fin de estudios. Junto a la cascada hay un restaurante con una amplia terraza, tenía muy buena pinta. Nosotros fue llegar, unas fotos con la cascada y de vuelta. Quizás fue media hora lo que estuvimos. Se hacía tarde para llegar a belgrado y, todavía nos quedan muchos kilómetros por recorrer.


Un sendero de  unos cientos de metros junto al río nos lleva hasta la cascada y, que tendremos que bajar por una pendiente hasta llegar a la balconada y, de frente la caída de la cascada. 



Mis compañeros vuelven al coche y yo sigo por el sendero que llegaba al restaurante. Nos vemos en el aparcamiento y ponemos rumbo con dirección a Belgrado.


Ya en Belgrado de noche, intentamos aparcar, imposible. Al final dejamos el coche en un parking.
Y nos dirigimos al apartamento que teníamos reservado “Central park apartaments”, cerca de la plaza de la República, cuando llegamos allí, no había nadie. Intentamos contactar por teléfono y nadie contestaba. Nos sentimos estafados. Eran las 22:30 y los cuatro sentados en la terraza del bar que había justo debajo del apartamento. Nos conectamos y empezamos a reservar otro alojamiento, cuando ya lo hicimos y tras esperar un rato, nos contestan de que no está disponible. Es sábado por la noche, son ya las 23:00. Reservamos otro, pero queríamos tener la garantía de que lo teníamos reservado efectivamente. Le dijimos al camarero del bar si él podía llamar con su teléfono, ya que nosotros no lo podíamos hacer. Muy amablemente se ofreció, pero cuando la anfitriona vió que era un teléfono serbio no se fió y, Ernesto tuvo que hablar con ella, diciéndole que éramos españoles. Ella nos tenía que dar la clave de acceso a la vivienda, pero claro, antes quería que le pagásemos pero por Paypal. ¿Y quien de los cuatro tiene Paypal? Yo lo tenía pero hacía tiempo que no lo utilizaba y no recordaba la contraseña. Al final se pudo convencer. Menos mal que Igone tenía, y lo pagamos  cuando llegamos a apartamento. Son las 24 h. Por fin...


El apartamento estuvo bien, situado junto a la Gran Catedral Ortodoxa. Aquí nos quedaríamos dos noche. Apartamento Alma Vracar. Ahora tocaba descansar, ha sido un día largo e intenso.

Día 5. Belgrado (Serbia)


Hoy estaremos todo el día de visita en Belgrado, así que lo primero que haremos es visitar El Templo de San Sava, es la iglesia ortodoxa más grande de los Balcanes y una de las más grandes del mundo. 



El templo está dedicado a San Sava, fundador de la iglesia ortodoxa medieval de Serbia. El templo se empezó a construir en 1935 y aún no se ha terminado, ya que es financiada solo por donaciones.
Tenemos suerte, hoy es domingo y todos sus fieles acuden al templo a misa y a rezar.



Su altura total alcanza los asombrosos 82 metros con la cúpula de 70 metros de altura. La cúpula central pesa 4000 toneladas y su elevación fue el mayor logro del proceso de construcción. 



Hay más de 49 campanas en los campanarios y más de 18 cruces bañadas en oro en sus cúpulas. En el interior del templo pueden entrar hasta 10.000 personas en cualquier momento.



Nos trasladamos hacia el centro andando y en nuestro recorrido vamos disfrutando de la vista de bellos edificios gubernamentales. Detrás, destacando como una gran mole, la Gran Catedra de San Sava.



Los tranvías no paran de circular, la gran mayoría de ellos, son muy antiguos, de la antigua Yugoslavia. Edificios como el Edificio gubernamental, los Juzgados, el Ministerio de Finanzas…


En uno de los cruces de varias avenidas observamos como varios edificios bombardeados han quedado de forma permanente para recordar el horror de las guerras y de los bombardeos. 


Fue en el año 1999, cuando la OTAN bombardeó el Ministerio de Defensa de Belgrado.


Fue conocida como la Operación Fuerza Aliada, una guerra no declarada entre la mayoría de países miembros de la OTAN y la República Federal de Yugoslavia (formada entonces por Serbia y Montenegro entre 1992 y 2003) durante la guerra de Kosovo. El bombardeo se extendió durante 78 días y causó 1200 muertos, arrojándose más de 9000 toneladas de bombas. 



Seguimos avanzando y llegamos a la plaza de la antigua estación de trenes, la plaza Sava donde se encuentra el Monumento a Stefan Nemanja, antepasado de la dinastía medieval serbia Nemanjici.



Llegamos al Mercado más popular de Belgrado, el Zeleni Venac.



Entramos para echar un vistazo. Siempre he dicho que entrar en los mercados tradicionales de las ciudades nos hace conocer el país más de cerca.




Por cierto, aquí en frente en donde tuvimos nuestro otro apartamento la primera noche.


Su origen es de 1847, pero fue inaugurado en 1926. Es un mercado abierto en donde su edificio conserva una bonita construcción. Está declarado Monumento Cultural de Especial Significado.
El nombre de este mercado traducido al castellanos sería “Corona verde” viene del siglo XIX porque en esta zona había un cementerio con la taberna que tenía una corona pintada de verde sobre la entrada.


Y llegamos a la Catedral de San Miguel que, aunque por su tamaño no parezca una catedral, este es el templo de referencia y más histórico de la Belgrado.





Data de 1840 y es de culto ortodoxo.
Justo cuando entramos se estaba celebrando una curiosa boda ortodoxa serbia. Nos quedamos un rato para observar.


Y llegamos al destino que teníamos marcado cuando empezamos la jornada, la fortaleza de Belgrado, Kalemegdan. Se encuentra en la parte superior de un promontorio de 122 metros de altura. 


Desde ahí tenemos la confluencia del río Sava en el Danubio, convirtiéndolo este, en uno de los miradores naturales más destacados de Belgrado.



Entramos al interior por unas de sus puertas cruzando un pequeño puente sobre el foso.



Junto a la fortaleza, un enorme parque con una frondosa arboleda nos alivia del apretado sol que castiga a estas horas del mediodía, mientras seguimos paseando por su entorno.

La fortaleza es barroca en forma de estrella. Es una fortificación austriaca del siglo XVII, con torres serbias y otomanas del siglo XIV y rodeada de una muralla romana.
Bajo la fortaleza existe un mundo subterráneo (nosotros no lo llegamos a ver) un entramado de túneles, pasadizos y búnkeres que alcanzan los 14 kilómetros construidos por los romanos y el General Tito, quien los mandó hacer durante la Guerra Fría.


Y ahí tenemos el río Sava desembocando en el segundo río más largo de Europa, el Danubio (pasando por cuatro hermosas capitales y atravesando 10 países), con 2888 metros de longitud, y que tantos bellos recuerdos me trae. Tres días inolvidables e intensos en Budapest, navegar por el Danubio entre Viena y Bratislava y ahora aquí, en Belgrado.


Es mediodía, nos vamos a comer…


Ya traíamos desde España las indicaciones de este otro restaurante “Kafana Pavle Kocagin” y desde luego acertamos y mucho.
Es una kafana (bar) típica serbia. Está inspirada en la época de Tito y la antigua Yugoslavia. El interior está lleno de fotos, objetos y vistas de la época comunista.


Pedimos unas parrilladas de carnes variadas y otras de cordero. Un gulash riquísimo con puré de patatas, (no sé qué tenía, pero que sabor más bueno…) el más exquisito de todos los que he comido por los países del Este y una sopa inmensa hasta cubrir el plato. Buenísimo todo.


Buen servicio por parte de los camareros, buen ambiente y exquisita decoración y, además un buen precio para todo lo que comimos, bebimos, postre y cafés.



Y a esta hora (las cuatro de la tarde), a ver quién es el valiente que está dispuesto a andar con esta calorina. 
Pues ya está, solucionado. 



Vamos a coger un tranvía, el que sea, y que nos lleve hasta la última parada y después volvemos. ¡Qué suerte hemos tenido, cogemos uno de los más largos en su trayecto!



Casi una hora de tranvía gratis (toda la gente que subía no pagaba, así que nosotros nos adaptamos al país) y algunos incluso dieron una cabezadita, otros descansaron.


Seguimos recorriendo la ciudad, ahora por la zona cerca de la Plaza de la República.
Iglesia ortodoxa de San Marcos, cerca del Parlamento.



Construida en estilo serbio-bizantino en 1940. Es una de las iglesias más grandes del país y conserva una rica colección de iconos del arte religioso serbio de los siglos XVIII y XIX.


A pocos metros se encuentra el Parlamento y el Ayuntamiento, ambos separados por la gran avenida que nos lleva a la plaza de la República.


Ayuntamiento
Y el Parlamento Nacional, sede de la Asamblea Nacional de Serbia que junto con el Ayuntamiento, el nuevo Palacio Real y el Jardín Real, forman un conjunto arquitectónico muy funcional. Este se edificó entre 1907 y 1936.


El motivo de tantos años en su construcción es por los turbulentos acontecimientos históricos durante un decenio hasta finales de la Primera Guerra Mundial, levantándose solo hasta la altura de un primer piso. La formación del Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos resultó en la necesidad de  nuevas modificaciones del proyecto porque ya no eran suficientes las anteriores. 


A causa de la muerte del arquitecto Likic en 1917, la ejecución de las obras, que abarcaban no solo las modificaciones y alteraciones del proyecto original sino también el rescate de los planos perdidos, se encargó al hijo del autor.


Ya por último en la visita del día de hoy nos trasladamos a la plaza Terazije para ver las fachadas del hotel Moskva, construido en 1906, hecha de mosaicos cerámicos en su forma original, convirtiéndolo en uno de los edificios más bellos de Belgrado.


Y poco más, un taxi y para casa a descansar que mañana tendremos también un largo e intenso día.

Día 6. Belgrado-Subótica-Novid Sad (Serbia)


Nos levantamos temprano para aprovechar el día y, tras un buen desayuno ponemos rumbo a la bella ciudad de Subótica, a 190 kilómetros, al norte del país, ya haciendo frontera con Hungría y en la provincia de Voivodina, la otra provincia autónoma junto a Kosovo en  Serbia, en la época de Yugoslavia.

Todo lo interesante se ve en una mañana, está muy concentrado en el mismo centro, en torno al ayuntamiento y la calle Korzo.

Lo primero que hacemos una vez que llegamos a la ciudad es tomarnos un buen café italiano para de este modo tener energías, porque el calor sigue apretando.
La Catedral es lo primero que vemos, está cerrada y bien cerrada. Observamos como su fachada principal está resquebrajada por algún terremoto.


La ciudad es conocida como la ciudad del Art Nouveau, ya que muchos de sus bellos edificios parecen de cuento de hadas, con colorines y las calles adoquinadas.


El Ayuntamiento, centro y símbolo de Subótica fue construido entre 1908 y 1912. Tiene 76 metros de altura. Los elementos decorativos del Art Nouveau se enriquecen con románticos matices húngaros, elementos florales de cerámica y hierro forjado.



Al estar en la frontera entre Serbia y Hungría se convirtió en una encrucijada cultural que ha dado como fruto joyas modernistas y de este Art Nouveau. Además vemos poco turismo, quizás nosotros somos los únicos extranjeros que estamos visitando la ciudad, mejor. Como ya dije, todos los atractivos se encuentran en la misma zona de la ciudad.



El Art Nouveau se identifica en su estilo por formas llenas líneas redondeadas y movimientos ondulados en combinación con colores de inspiración en la naturaleza. Este movimiento nació en Europa con diferentes nombres como el ya mencionado, Secession, modernismo, Liberty style…Al menos 12 edificios contiene este arte.  


En Subótica este periodo abarca desde 1893 hasta 1913 y los podemos contemplar en los edificios del Palacio Leovic, el Palacio Raichle, en antiguo edificio de la Caja de Ahorros, el antiguo hotel del Cordero Dorado, el Ayuntamiento, la Sinagoga, el palacio Demeter…
Otra ciudad europea en donde podemos disfrutar de este arte es Vilniu, capital de Lituania y que tantos buenos recuerdos me trae. 



El Palacio Raichle es una de sus maravíllas arquitectónica construido en 1904 y actualmente alberga la Galeria de Arte Moderno. Estaba cerrado cuando nosotros estuvimos allí. Así que nos quedamos sin verlo.


Ya por último y antes de irnos a comer, visitamos (también cerrada) por fuera la Sinagoga que fue construida en 1902 al estilo arquitectónico Art Nouveau.



Es la segunda sinagoga más grande de Europa pero lo que sorprende no es su tamaño sino su exquisito diseño. La cúpula central tiene una altura de 40 metros.



Hora de comer y que mejor sitio que otro restaurante que ya traíamos desde España por sus magníficas reseñas. Restaurante Bates, cerca de la plaza del ayuntamiento. Acertamos de nuevo.




Vaya lote de comer, un guiso de gulash, un variado de verduras, postres, cervezas, vinos…y sentados en un agradable patio muy bien decorado. ¡Que más se puede pedir!


Ya por la tarde pusimos rumbo hacia la ciudad de Novid Sad, situada a unos 100 kilómetros, también a orillas del río Danubio.


Directamente fuimos hacia nuestro apartamento Cuzy Central Clean, llegando sobre las seis de la tarde. Muy bien situado con una muy buena calidad-precio.

Como casi todos estos apartamentos están en edificios antiguos muy deteriorados pero que a estos apartamentos le hacen una buena reforma y, ala alquilar. Este era muy espacioso tanto en las habitaciones como en el salón.

Un buen descanso hasta que se vaya el calor y a dar un paseo por la ciudad. Solo nos fuimos Igone, Ernesto y yo, Mar se quedó descansando.




Día 7. Novid Sad-Belgrado (Serbia)

Nos levantamos temprano para aprovechar la mañana, pero antes de empezar la vista a la ciudad nos tomaremos un buen desayuno en unas de la terrazas que hay cerca de la plaza del ayuntamiento. ¡vaya desayuno!


En Novid Sad todo lo que hay que ver está muy localizado en la misma zona, cerca de la plaza del ayuntamiento, excepto cuando nos tengamos que trasladar hacia la fortaleza, que se encuentra en la otra orilla del Danubio.


Novid Sad es la capital de la provincia autónoma de Voivodina, siendo esta la segunda ciudad mayor de Serbia con unos 400.000 habitantes.


Es Quizás una de las ciudades más bellas de Serbia, a solo 100 kilómetros de Belgrado. 


La mejor forma de disfrutar de esta ciudad es paseando, sin prisas, por sus calles adoquinadas solo para peatones. Una plaza aquí, otra más allá, una iglesia, otra más, un palacete…Y todo muy cerca de la plaza de la Libertad y la calle Dunavska.


El centro neurálgico de la ciudad es sin duda la preciosa plaza de la Libertad, donde además de varios palacios imponentes encontramos dos de los edificios más importantes de la ciudad, el Ayuntamiento y la catedral católica, que destaca por su alta aguja.



La catedral se terminó de construir en 1895 en estilo neogótico, con lo que es bastante moderna, aunque pudiera parecer todo lo contrario.



En el centro de la plaza encontramos una estatua del que fuera alcalde de la ciudad durante la segunda mitad del siglo XIX, Svetozar Miletic. El Ayuntamiento es neorrenacentista de 1895, que queda justo en frente. 



Desde la plaza de la Libertad se abren cinco calles, todas ellas peatonales. La calle Zmaj Jovin está llena de terrazas, pequeños comercios y preciosos edificios, llegando al  palacio del Obispo.


Desde el Palacio del Obispo se puede seguir por la calle Dunavska, que está llena de residencias históricas, todas muy bien cuidadas, como la Biblioteca de la Ciudad o la Casa del león Blanco.

Si desde el palacio del Obispo tirásemos en dirección contraria, enseguida encontraríamos la iglesia de San Jorge, que viene a ser la catedral ortodoxa de Novid Sad.


Nos trasladamos ahora con dirección al mercado local, ya que babíamos leido que merecía la pena por su ambiente. Francamente, una vez allí, aquello estaba muy apagado y con muy pocos puestos abiertos, así que nada, nos vamos.


Junto a este, encontramos una curiosa tienda en donde las personas discapacitadas realizaban una serie de objetos de artesanía, y entramos a curiosear.


 Eran objetos sencillos y originales, sobre todo para regalar, así que quisimos ayudar comprando algunas de esas piezas decorativas.

Y foto al canto con una chica serbia que hablaba perfectamente español. Había vivido varios años en cataluña y las islas Canarias.  Al ver que Mar y Ernesto eran de Tenerife, rápidamente la chica entró en nostalgia recordando ese periodo en España. Y de nuevo iba a volver, deseando estaba ell de que llegase ese momento y dejar atrás tierras serbias.




Hace calor, mucho calor, así que es un buen momento para tomarnos unas cervezas bien fresquitas antes de partir, en una buena caminata hasta la fortaleza, en la otra vertiente del río.



Nuestros regalitos

Ponemos rumbo hacia la fortaleza de Petrovaradin  


Fue la mayor fortificación de Europa en el siglo XVII y la más importante del Imperio Austrohúngaro en los Balcanes. Fue construido entre 1692 y 1780. La fortaleza tiene cinco puertas de acceso, 12000 aspilleras y emplazamientos para 400 cañones.



Dentro del recinto amurallado existe un reloj de campanario con una particularidad de que la aguja horaria es más larga que el minutero.



Esta fortaleza es conocida como el “Gibraltar del Danubio”, siendo este el monumento emblemático de Novid Sad.


Desde arriba hermosas vistas de toda la ciudad. Y si queremos dejar nuestra huella con un candado en la baranda. En un pequeño quiosco lo venden. ¡Increíble, pero cierto! 



Hora de comer y, que mejor sitio que el restaurante Socace, el mejor sin duda de Novid Sad. Ya traíamos la referencia de este lugar desde España y acertamos de nuevo.


Excelente restaurante, muy acogedor y con una bonita decoración. 



Tiene varios salones y una terraza exterior. Por cierto la camarera que nos atendió, muy simpática, nos comentó que tenía familiares que vivían en Pamplona.



Rica comida típica de Serbia con platos tradicionales, abundantes y muy bien servidos. ¡Recomendable!



Abandonamos Novid Sad con dirección a Belgrado, pero antes haremos una pequeña parada en la  localidad de Sremski Karlovci, a escasos kilómetros. En la carretera vemos muchas indicaciones de monasterios ortodoxos, veremos los que nos cojan de paso. 
Monasterio de la Santísima Virgen María, en serbio Hram Blage Marije. Nos llamó la atención los colores intensos de sus cúpulas y campanario, así que hicimos una parada.





Sremski Karlovci


A orillas del río Danubio, a unos 70 kilómetros al noroeste de Belgrado, se encuentra esta pequeña localidad, una de las más antiguas  de Serbia, de gran importancia histórica y cultural, ya que desde los primeros años del siglo XVIII es la principal sede arzobispal de Serbia.



Además, se dice que en este lugar se elaboran vinos desde el siglo III. De hecho, vemos muchos carteles con rutas vinícolas.



Los edificios de estilo barroco que rodean a la fuente en el centro de la ciudad son de gran importancia para la historia y la cultura serbia.


Esta ciudad está situada en el pie de la única montaña en Voivodina, el fruska Gora. Desde la carretera podemos ver una zona muy boscosa en ese monte y, en el otro lado el Danubio, caudaloso y muy ancho.

Ponemos rumbo hacia Belgrado ya con la tarde bien avanzada. En la carretera, vemos como unas nubes negras amenazan una fuerte tormenta, al poco empezó a llover.


Nuestro último alojamiento lo cogimos justo al lado del aeropuerto, ya que nuestro vuelo salía a las 6:25 y queríamos estar cerca para dejar el coche de alquiler y los trámites pertinentes. Ya Belgrado estaba visto.


Aster apartaments, este era nuestro alojamiento. Una zona de chalets, donde el dueño vivía en uno de ellos y al lado, los apartamentos. 


Muy económico, estupenda calidad-precio y un lugar perfecto para pasar nuestra última noche.
Junto a este, un pequeño supermercado en donde gastamos los últimos dinares en algo de comida.


Día 8. Belgrado-Madrid-Sevilla

A las 4:30 sonó la alarma de nuestros móviles, hora de levantar. Tiempo justo de recoger nuestras mochilas y hacia el aeropuerto. Quedamos a la 5:00 para dejar el coche de alquiler, en 10 minutos llegamos.


Una vez en el aeropuerto, dejamos el coche en donde nos dijeron, en el aparcamiento de la segunda planta. Allí revisaron el coche y a entregar la documentación y el desbloqueo de la tarjeta de crédito.


Es muy temprano, las oficinas de alquiler de coche están todas cerradas y aquí nosotros esperando a que abran nuestra ventanilla. Cinco en punto, llega el chico, el mismo que nos atendió cuando reservamos.


En alguna parte de nuestro recorrido perdimos el tapacubos de la rueda derecha, con lo que tuvimos que pagar 40 €, intentamos explicar que ya estaba suelto, pero nada, tuvimos que pagarlo. 

Y hacia el interior del aeropuerto: control de pasaportes, equipaje y hacia la puerta de embarque.

Nuestro vuelo fue puntual en la salida, por suerte para mí, ya que el tiempo lo tenía muy justo para coger el AVE de Madrid a Sevilla a las 11:05, y la hora de llegada al aeropuerto era a las 9:45. 


Me despido de mis compañeros de viaje y por delante tendría que coger el bus lanzadera (pasa cada 5 minutos de 6:00 a 22:00 y cada 20 minutos el resto del periodo) que me lleva desde la T1 hasta la T4 (10 minutos) y después coger el tren cercanía que me llevaría hasta Atocha (30 minutos), y todo esto si sale justo cuando llegue, más los desplazamiento de ascensor, escaleras, pasillos, otros 10 minutos.

Tuve suerte, llegué al interior del AVE justo siete minutos antes de partir, a las 10:57. Por fin voy a descansar.

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