Entrada en Moldavia
Tras abandonar el bello paisaje de Maramures, nos adentramos en el territorio de la región de Moldavia, y concretamente en la provincia de Suceava.
La carretera que nos accede a ella, está casi destrozada. Los baches, no son baches, son profundos hoyos que cada poco tenemos que reducir la velocidad, prácticamente hasta casi parar el coche. Tenemos que ir muy pendiente en la conducción.
Siguiendo el cauce del río, vemos muchos campamentos de gitanos instalados junto a la misma orilla. Sus ropas recién lavadas, se secan en cordeles improvisados entre los árboles. Mientras, los caballos pastan felizmente junto a ellos.
Pasamos por bonitos pueblos, enclavados en un bucólico paisaje de montañas entre cortadas, como Clocanesti y Mestecanis, ambos con bellas casa decoradas al estilo de Bucovina.
Pasamos por bonitos pueblos, enclavados en un bucólico paisaje de montañas entre cortadas, como Clocanesti y Mestecanis, ambos con bellas casa decoradas al estilo de Bucovina.
Poco antes de entrar en Sucevita, las montañas del Obcina Mare nos da la bienvenida.
En todo este tramo de carretera hay que ir muy pendiente. En cualquier momento nos sale algún animal o carro.
Sucevita
Ya a la ocho pasada, llegamos a Sucevita. Nuestro primer objetivo encontrar algo para dormir. Paramos en una Pensionea, pero nos dijeron que estaba completa (quizás algo complicado, es viernes, fin de semana). Al poco, y en la misma carretera paramos en la pensionea Felicia (curiosamente este lugar lo tenía en mis anotaciones como posible lugar donde dormir). Ya prácticamente de noche, preguntamos por alguna habitación.
Al principio nos dijeron que estaba todo completo, pero seguimos insistiendo. El muchacho (que resulto ser el hijo) y que hablaba en un inglés fluido nos comentó, que tenía una habitación pero pendiente todavía de arreglar. Sin problemas, nosotros esperamos, y mientras comemos. 150 leis, con una gran desayuno y con una gran cena, en la que nos incluyó una curiosa sopa de remolacha.
Ya esa noche estuvimos ojeando varios libros y revistas de la zona de Bucovina, y planificando el plan para el día siguiente.
Bucovina, dividida entre Ucrania (en el norte) y Rumanía (en el sur), es una región histórica y acoge la mayor concentración de monasterios decorados con pinturas del mundo, muchos de ellos declarados como patrimonio de la humanidad por la Unesco.
Desde Putna, al norte de Sucevita, hasta Suseava, y dese aquí hasta Voronet. Son unos 200 km los que tenemos para disfrutar de hermosos monasterios bucovinos e iglesias.
Por la mañana, visitamos el monasterio de Sucevita, que lo teníamos muy cerquita de la pensionea.
Este monasterio se llama la “joya verde”, ya que para llegar hasta él hay que recorrer un paisaje de gran belleza. Se trata del último monasterio decorado con frescos y que data de 1584. Su imponente muro, sin duda ha servido de escudo protector a los frescos de la fachada de la iglesia.
En los esplendidos frescos, tanto interiores como exteriores podemos notar una fuerte influencia del arte ruso.
Ya dejamos Sucevita y nos dirigimos hacia la localidad de Putna. Nos llama la atención lo bien que van arregladas las familias (hoy es sábado), pero que al igual que cualquier día de trabajo van en su medio de locomoción, su carro tirado por un par de caballos.
Putna
A poco más de 1 km del pueblo del mismo nombre, al final de una avenida arbolada e alza el monasterio de Putna. A la entrada, a Rosa le obligan cubrirse los hombros con un pañuelo que le facilitan, al igual que a otras tantas mujeres.
Dice una leyenda que cuando, en 1466. Esteban el Grande decidió elegir el lugar destinado a acoger su sepultura, disparó una flecha y, allí donde esta fue a caer fundo el monasterio de Putna.
La intención ahora era ir hacia la localidad de Arbore, para visitar su iglesia, declarada también como patrimonio de la humanidad. Siguiendo las indicaciones de nuestro mapa de carreteras, fue imposible dar con ella. Quizás no actualizado en alguna última construcción de carretera. De hecho para llegar casi a Suceava (la capital), dimos varias vueltas, terminando en una carreterilla convertida en pista de tierra.
Humorolui
Así que ahora nos dirigimos hasta Voronet y Humorunui, para visitar ambos monasterios. Pero siendo la hora de comer, hicimos un alto en el camino (por cierto escogimos el peor sitio en el que se podía comer). Ya de nuevo en la carretera (se me olvidó decir que en toda Rumanía hay muchos perros callejeros sueltos, tanto en carretera, campos como ciudades).
Pues bien, circulando por la carretera que nos llevaba a Voronet. Observé que un perro situado en el arcén, estaba a punto de atravesarse. Yo en la conducción ya iba pendiente. Efectivamente el perro se atravesó y yo lo pude esquivar, pero el coche que venía detrás lo embistió, desplazando a ambos hasta la cuneta del carril en sentido contrario (suerte que no venía coche alguno de frente). Paré un poco para ver si le había pasado algo. Todo se quedó en un susto.
Ya a poca distancia nos desplazamos hasta el monasterio del humor (en Humorului). También declarado por la Unesco, está situado en un hermoso paraje y edificado en 1415 por Alejandro el bueno. Conserva magníficos frescos realizados en 1535 por Tomás de Suceava.
Voronet
Ya en Voronet, este monasterio fue edificado en 1488, y cuenta con bellos frescos exteriores como el que representa el juicio final, realizada en una zona de sus fachadas, y sin lugar a dudas una de las creaciones más hermosa de Bucovina. Está declarado también como patrimonio de la humanidad.
Ya en la entrada no obligan a taparnos los hombros, y en mi caso que llevaba pantalones cortos, me facilitan especie de un delantal largo para taparme.
Aunque según habíamos planeado todavía nos quedaría por visitar el monasterio de Dragomirna (junto a Suceava). Pero francamente, estamos un poco cansados de monasterios, así que decidimos dar por zanjado el día e irnos hacia Suceava.
Suceava
Ya en Suceava, lo primero que hacemos es localizar donde queda la estación de autobuses, ya que mañana cogeremos un autobús que nos llevará hasta Ucrania.
Una vez ubicado, buscamos alguna pensionea, pero parece que por aquí no existen, así que nos indican un hotel. Allá vamos, al hotel Bucovina (100 leis la habitación), muy bien situado y en el mismo centro. Desde fuera un gran hotel, incluso grande. Pero por dentro “madre mía por dentro”. El ascensor, medio roto, y milagro que no se cayó. El olor a rancio lo podíamos percibir ya desde recepción. La habitación, un primor. Hacía años, muchos años (desde Turquía), que no encontraba un baño como este. Con decir que la ducha del baño la han sacado del grifo del mismo lavabo. Y qué decir de la moqueta ¿de qué color es?. Vete usted a saber. Quizás rojo, negro, verde obscuro. No, eso creo que son manchas. ¿Pero de qué color es?. En fin, lo importante es que nos dará el avío para pasar esta noche y mañana partir para Ucrania.
Por la noche salimos para ver el ambiente. Junto al hotel, el Parcu Central y la plaza 22 de diciembre, lugar donde se concentraba bastante gente. Entramos a cenar en un original restaurante. Resultó que los dueños eran mexicanos. Buenas ensaladas típicas de Suceava.
Ya por la mañana, teníamos un par de horas para visitar Suceava. El autobús para Ucrania nos salía a las 12. De todos modos consultando nuestro libro, tampoco había mucho que ver en Suceava. Con este tiempo tendremos de sobra.
Lo primero que hacemos es coger el coche para desplazarnos hasta la antigua Cetatea (ciudadela-fortaleza) de Scaun de Molovei, ya que queda a 3 km. En una colina se alza esta Cetatea construida en 1388, fortificándola Alejandro el bueno. Se encuentra en fase de reconstrucción, desde ella podemos ver la ciudad de Suceava.
Visitamos un par de iglesias ortodoxas. Y al ser domingo muchos fieles asistían a misa. Llamándonos la atención que los oyentes recibían igual la misa, junto a las fachadas exteriores de la iglesia, e incluso desde el mismo jardín.
Abandonamos ya Suceava y nos dirigimos hasta la estación de autobuces para coger el autobús que nos llavará a Ucrania.
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