Viene de Parte II
http://antonio-bueno-todosmisviajes.blogspot.com.es/2013/11/ruta-diario-por-marruecos-parte-ii.html
Día
4. Fez-Ifrane-paseo
por el bosque cedros-Midelt-Errachidia-Erfoud-desierto Erg Chebi (520 km).
A las 8 de la mañana
salimos con dirección sur hacia el desierto del Erg Chebi, aunque será una
larga jornada de carretera y de altas temperaturas, intentaremos disfrutar con
el excelente, contrastado y variado paisaje que tendremos durante todo el
recorrido.
Ifrane
¿Nos hemos ido de
Marruecos?
Pues no, estamos en
el conocido como Chamonix marroquí.
Un lujoso lugar situado a 60
kilómetros al sur de Fez. Esto es un centro turístico de estilo alpino
construido por los franceses en la
década de 1930, y que también es conocido como “la Ginebra de Marruecos” por
sus casas de tejados rojos, y cuidados jardines repleta de coloridas flores. De
hecho en invierno se llena de esquiadores.
Bosque de cedros, cerca de Arzou
A unos 16 kilómetros al norte de
Arzou, se encuentran los centenarios bosques de cedros habitados por numerosas
monas de Berbería.
Aquí haremos una parada de una
hora para dar un paseo por el bosque, y contemplar las monas saltando de árbol
en árbol.
Espigados y robustos cedros nos
encontramos a lo largo de nuestra marcha, muchos de ellos con cientos de años a
sus espaldas.
Y algunas monas correteando por
los arbustos, algunas de ellas con las crías en su vientre.
Abandonamos el bosque
de cedros y nos dirigimos hacia el sur, a Errachidia, ya en las puertas del
desierto, aunque antes nos deparan espectaculares paisajes.
Ya es mediodía, y
mientras veo este espectacular y seco paisaje tras las ventanillas del
vehículo, atravesamos un puerto de montaña, en el que aprovechamos para hacer
una pequeña paradita y disfrutar de las vistas.
Inmortalizando el
momento con los trece participantes de la expedición, aunque tengo que decir
que ya alguno va con el cuerpo revuelto.
Son muchos
kilómetros, por carreteras no demasiado buenas, y el calor es sofocante, mas de
40º seguro.
Este lugar parece estar bien para
tomar los bocatas bajo la sombra de esos pequeños árboles.
Así que paramos el vehículo y nos
disponemos a bajar por un pequeño terraplén, donde un rebaño de cabras parecía
esperar nuestra llegada.
Pues nada, unos aquí, y otros
allá. Y cada uno a sacar de las mochilas la comilona, que ya es hora de comer.
¿Tú que llevas?, varias latitas de atún y sardinas, ¿Y tú? Un
poco de embutido comprado ayer en una extraña
tienda de Fez. Pues ala a degustar estos exquisitos manjares.
¡Ummmm! Delicioso, exquisito,
sabroso.
Bueno, tampoco te pases, son unos
simples bocatas, acompañados por unos conocidos zumitos y algo de agua.
¿Y de postre?, casi nada, unas
gozosas y suculentas manzanas y alguna que otra naranja.
¡Vaya con la
comilona!
El te caerá más hacia
adelante.
Reanudamos la marcha y al poco
pasamos por la ciudad de Midelt. Ubicada en el centro de Marruecos entre el
Alto Atlas y el Medio Atlas. El paisaje resulta un tanto inhóspito, pero
también resulta espectacular, viéndose allá a lo lejos las siluetas de las
altas montaña del Atlas en medio de un árido paisaje.
Siguiendo hacia el sur, vamos
viendo algunos campamentos nómadas en los bordes de la carretera. Muchos con
tiendas obscuras montadas, allí donde aparentemente no haber nada.
Acercándonos ya a la ciudad de Errachidia, y antes de llegar, nos asombrará el espectacular paisaje lleno de oasis cargados de palmerales en un terreno totalmente árido.
El valle del Ziz junto con sus
gargantas es un buen ejemplo de un bello paisaje.
A unos 20 kilómetros al sur de
Rich, estas gargantas parte la tierra en dos, dejando extensos palmerales a
ambos lados del río.
Junto al túnel Zaabal hacemos una
pequeña parada para recrearnos más sosegadamente de las vistas.
Rápidamente se acercan unos
chiquillos para vendernos unos camellitos hecho con ramillas de plantas.
Aquí los vendedores improvisados
salen de la nada, y a cualquier hora del día.
Seguimos avanzando, con un calor
abrazador. Desde mi ventanilla puedo contemplar más oasis con palmerales y
varias kasbas (recinto amurallado militar) y ksar (ciudad amuralla).
En Errachidia hacemos una parada para tomar alguna cerveza (35 dírham) en un hotel Riad. Cuando salimos del vehículo hace 44º, impresionante la achicharrara.
Nuestro siguiente destino de paso
Erfoud, antes de adentrarnos propiamente en el desierto.
Esta zona fue una de las últimas
regiones en caer bajo el control francés, durante el protectorado. Para
asegurare de ello, se creó Erfoud, un centro administrativo y militar para
controlar a las tribus del Tafilalt.
De la carretera que nos lleva a
Merzouga, nos desviamos por una pista de tierra y arena durante unos 7
kilómetros, y que nos llevará directamente hasta nuestro alojamiento, el albergue les Dunes D’or, un
encantador lugar.
Impresionantes dunas vemos de frente. Son las 18,30 horas, y el sol está a punto de caer, el color rojizo le da una belleza especial.
Desierto de Erg Chebi
Mapa de ubicación del desierto de Erg Chebi
Una vez que llegamos al albergue,
habíamos reservado nueve dromedarios (100 Dh/persona) para dar un paseo por las
dunas, durante algo más de una hora.
Con la tarde ya caída, nos vamos
montando uno a uno en nuestros correspondientes dromedarios.
Hacemos dos grupitos, y nos
lanzamos en busca de las dunas. A cada paso que damos, miramos alrededor
nuestro y nos quedamos extasiados de tan espectacular paisaje.
Erg Chebi, casi en la frontera
con Argelia, es el único erg (una enorme
extensión móvil de dunas, que caracteriza gran parte del Sahara argelino)
sahariano auténtico de Marruecos.
Es un paisaje mágico, y merece la pena estar más tiempo por aquí,
aunque en nuestro caso disfrutaremos en el día de hoy y mañana al amanecer, y
en las primeras horas del alba.
Las dunas son fascinantes y
cambian de color, del rosa al dorado o al rojo, dependiendo la hora del día.
Tras un rato de marcha, hacemos
una parada, y nos subimos en la cresta de una gran duna. ¡Qué vistas desde aquí!
Los chavales aprovechan nuestra
parada para intentarnos vender alguna piedra.
Regresamos ya hacia el albergue,
y una vez allí, el dueño nos ha preparado unas copas de bienvenidas, ¿copas?,
no, son unos vasitos de té, pero que bien lo agradecemos.
Pues nada, ahora a repartir las
habitaciones. Casi todas ubicadas en pasillos cubiertos en torno a la piscina.
Una vez en la habitación, me
sorprende que todas tengan un aparato de aire acondicionado. Al cabo de una
media hora, y ya totalmente de noche, la luz se va.
Cada uno a tientas empieza a
moverse con la única iluminación de nuestros móviles. Unos estaban en la ducha,
otros en la piscina, y otros veten a saber dónde. Al poco los del albergue
empiezan a colocar velas por todo el recinto, le da un aire romántico.
A las 21,15 horas nos pusimos a
comer, con las únicas luces de las velas, y los músicos tocando de fondo. Una agradable velada bajo la luz
de las estrellas en este lugar tan apartado, en el desierto marroquí.
Después, un poco de música para
amenizar la noche y un paseo para tumbarnos en las dunas y contemplar el cielo
estrellado y en el que se puede ver nítidamente hasta la vía láctea.
Día
5. Erg Chebi-ruta a pie por el oasis del Todra-Gargantas
del Todra-Gargantas del Dades (230 km).
A las cinco y media de la mañana
me puse el despertador, para ver la salida del sol y andar un poco por las
dunas.
Rápidamente me desplacé hacia
ellas y empecé a subir y bajar por las grandes crestas de arena.
El silencio es infinito, y solo
muy de tarde en tarde el revolotear de algún pajarillo despistado.
Detrás, voy dejando mis huellas y
algún pequeño escarabajo se zambulle en el fondo buscando algo de sombra.
Las siluetas y las sombras le dan
un especial encanto a estas dunas, y el color dorado remata una bella estampa.