jueves, 7 de noviembre de 2013

Ruta diario por Marruecos (Parte III) Agosto/13



Día 4. Fez-Ifrane-paseo por el bosque cedros-Midelt-Errachidia-Erfoud-desierto Erg Chebi (520 km).



A las 8 de la mañana salimos con dirección sur hacia el desierto del Erg Chebi, aunque será una larga jornada de carretera y de altas temperaturas, intentaremos disfrutar con el excelente, contrastado y variado paisaje que tendremos durante todo el recorrido.
 


Ifrane



¿Nos hemos ido de Marruecos?
Pues no, estamos en el conocido como Chamonix marroquí.

Un lujoso lugar situado a 60 kilómetros al sur de Fez. Esto es un centro turístico de estilo alpino construido por los franceses  en la década de 1930, y que también es conocido como “la Ginebra de Marruecos” por sus casas de tejados rojos, y cuidados jardines repleta de coloridas flores. De hecho en invierno se llena de esquiadores.
 

Bosque de cedros, cerca de Arzou




A unos 16 kilómetros al norte de Arzou, se encuentran los centenarios bosques de cedros habitados por numerosas monas de Berbería.



Aquí haremos una parada de una hora para dar un paseo por el bosque, y contemplar las monas saltando de árbol en árbol.
 


Espigados y robustos cedros nos encontramos a lo largo de nuestra marcha, muchos de ellos con cientos de años a sus espaldas.



Y algunas monas correteando por los arbustos, algunas de ellas con las crías en su vientre.

Abandonamos el bosque de cedros y nos dirigimos hacia el sur, a Errachidia, ya en las puertas del desierto, aunque antes nos deparan espectaculares paisajes.
 


Ya es mediodía, y mientras veo este espectacular y seco paisaje tras las ventanillas del vehículo, atravesamos un puerto de montaña, en el que aprovechamos para hacer una pequeña paradita y disfrutar de las vistas.



Inmortalizando el momento con los trece participantes de la expedición, aunque tengo que decir que ya alguno va con el cuerpo revuelto.
Son muchos kilómetros, por carreteras no demasiado buenas, y el calor es sofocante, mas de 40º seguro.
 


Este lugar parece estar bien para tomar los bocatas bajo la sombra de esos pequeños árboles.



Así que paramos el vehículo y nos disponemos a bajar por un pequeño terraplén, donde un rebaño de cabras parecía esperar nuestra llegada.

Pues nada, unos aquí, y otros allá. Y cada uno a sacar de las mochilas la comilona, que ya es hora de comer.



¿Tú que llevas?,  varias latitas de atún y sardinas, ¿Y tú? Un poco de embutido comprado ayer en una extraña tienda de Fez. Pues ala a degustar estos exquisitos manjares. 



¡Ummmm! Delicioso, exquisito, sabroso.
Bueno, tampoco te pases, son unos simples bocatas, acompañados por unos conocidos zumitos y algo de agua.
¿Y de postre?, casi nada, unas gozosas y suculentas manzanas y alguna que otra naranja.

¡Vaya con la comilona!
El te caerá más hacia adelante.



Reanudamos la marcha y al poco pasamos por la ciudad de Midelt. Ubicada en el centro de Marruecos entre el Alto Atlas y el Medio Atlas. El paisaje resulta un tanto inhóspito, pero también resulta espectacular, viéndose allá a lo lejos las siluetas de las altas montaña del Atlas en medio de un árido paisaje.



Siguiendo hacia el sur, vamos viendo algunos campamentos nómadas en los bordes de la carretera. Muchos con tiendas obscuras montadas, allí donde aparentemente no haber nada.
 

Acercándonos ya a la ciudad de Errachidia, y antes de llegar, nos asombrará el espectacular paisaje lleno de oasis cargados de palmerales en un terreno totalmente árido.



El valle del Ziz junto con sus gargantas es un buen ejemplo de un bello paisaje.
A unos 20 kilómetros al sur de Rich, estas gargantas parte la tierra en dos, dejando extensos palmerales a ambos lados del río.



Junto al túnel Zaabal hacemos una pequeña parada para recrearnos más sosegadamente de las vistas.
Rápidamente se acercan unos chiquillos para vendernos unos camellitos hecho con ramillas de plantas.
 


Aquí los vendedores improvisados salen de la nada, y a cualquier hora del día.
Seguimos avanzando, con un calor abrazador. Desde mi ventanilla puedo contemplar más oasis con palmerales y varias kasbas (recinto amurallado militar) y ksar (ciudad amuralla).
 

En Errachidia hacemos una parada para tomar alguna cerveza (35 dírham) en un hotel Riad. Cuando salimos del vehículo hace 44º, impresionante la achicharrara.  



Nuestro siguiente destino de paso Erfoud, antes de adentrarnos propiamente en el desierto. 
Esta zona fue una de las últimas regiones en caer bajo el control francés, durante el protectorado. Para asegurare de ello, se creó Erfoud, un centro administrativo y militar para controlar a las tribus del Tafilalt.


De la carretera que nos lleva a Merzouga, nos desviamos por una pista de tierra y arena durante unos 7 kilómetros, y que nos llevará directamente hasta nuestro alojamiento, el albergue les Dunes D’or, un encantador lugar.


Impresionantes dunas vemos de frente. Son las 18,30 horas, y el sol está a punto de caer, el color rojizo le da una belleza especial.
 
Desierto de Erg Chebi


 Mapa de ubicación del desierto de Erg Chebi





Una vez que llegamos al albergue, habíamos reservado nueve dromedarios (100 Dh/persona) para dar un paseo por las dunas, durante algo más de una hora.
 


Con la tarde ya caída, nos vamos montando uno a uno en nuestros correspondientes dromedarios.




Hacemos dos grupitos, y nos lanzamos en busca de las dunas. A cada paso que damos, miramos alrededor nuestro y nos quedamos extasiados de tan espectacular paisaje.
 



Erg Chebi, casi en la frontera con Argelia, es  el único erg (una enorme extensión móvil de dunas, que caracteriza gran parte del Sahara argelino) sahariano auténtico de Marruecos.
 



Es un paisaje mágico, y  merece la pena estar más tiempo por aquí, aunque en nuestro caso disfrutaremos en el día de hoy y mañana al amanecer, y en las primeras horas del alba.
 



Las dunas son fascinantes y cambian de color, del rosa al dorado o al rojo, dependiendo la hora del día.
 



Tras un rato de marcha, hacemos una parada, y nos subimos en la cresta de una gran duna. ¡Qué vistas desde aquí!
 








Los chavales aprovechan nuestra parada para intentarnos vender alguna piedra.
 


Regresamos ya hacia el albergue, y una vez allí, el dueño nos ha preparado unas copas de bienvenidas, ¿copas?, no, son unos vasitos de té, pero que bien lo agradecemos. 




Pues nada, ahora a repartir las habitaciones. Casi todas ubicadas en pasillos cubiertos en torno a la piscina.





Una vez en la habitación, me sorprende que todas tengan un aparato de aire acondicionado. Al cabo de una media hora, y ya totalmente de noche, la luz se va.
 


Cada uno a tientas empieza a moverse con la única iluminación de nuestros móviles. Unos estaban en la ducha, otros en la piscina, y otros veten a saber dónde. Al poco los del albergue empiezan a colocar velas por todo el recinto, le da un aire romántico.




A las 21,15 horas nos pusimos a comer, con las únicas luces de las velas, y los músicos tocando de fondo. Una agradable velada bajo la luz de las estrellas en este lugar tan apartado, en el  desierto marroquí.




Después, un poco de música para amenizar la noche y un paseo para tumbarnos en las dunas y contemplar el cielo estrellado y en el que se puede ver nítidamente hasta la vía láctea.


 
Día 5. Erg Chebi-ruta a pie por el oasis del Todra-Gargantas del Todra-Gargantas del Dades (230 km).
  




A las cinco y media de la mañana me puse el despertador, para ver la salida del sol y andar un poco por las dunas.
 



Rápidamente me desplacé hacia ellas y empecé a subir y bajar por las grandes crestas de arena.
 



El silencio es infinito, y solo muy de tarde en tarde el revolotear de algún pajarillo despistado.
 



Detrás, voy dejando mis huellas y algún pequeño escarabajo se zambulle en el fondo buscando algo de sombra.
 



Las siluetas y las sombras le dan un especial encanto a estas dunas, y el color dorado remata una bella estampa.