martes, 29 de septiembre de 2015

Ruta por Hungría, Eslovaquia y Austria (Julio/15) Parte II



IR AL PRINCIPIO DEL VIAJE
http://antonio-bueno-todosmisviajes.blogspot.com.es/2015/08/ruta-por-hungria-a.html

Día 3. Budapest-Viena

A las 9:10 tenía la salida del tren (estación de keleti) hacia Viena, concretamente hasta la estación de Westbahnhof, que estaba al lado del albergue que ya tenía reservado. Así que a las 7:00 de la mañana  estaba en planta. Quería ir andando (unos 40’ y un par de kilómetros), compré algo en el super para desayunar y sobre las 8:00 ya estaba en la estación.
 El edificio de esta estación fue construido en estilo eclectico entre 1881 y 1884 siendo una de las estaciones de trenes más modernas de uropa en aquella época. La fachada principal está adornada con dos estatuas de James Watt y George Sthepson, dos ingenieros británicos del siglo XVIII y que aportaron su sabiduría y conocimiento al mundo de los trenes.

Una vez dentro de la estación, desayuno algo en los muchos bancos que hay instalado en los andenes, y me límito a observar muchos detalles de la estación hasta la hora de mi salida. Dos muchachas con los trajes zíngaros (pueblo gitano de Hungría) inmortalizo a través del objetivo de mi cámara.
 A Viena tenía la llegada sobre las 12:15 horas, pero cuando estoy llegando a Viena veo que el vagón se está quedando vacío y todos los pasajeros se disponen a bajarse en esa estación, no era la mía, pero veo en los paneles informativos que debía bajarme aquí ( o eso es lo que creía entender, era la estación central, Wien Hauptbahnhof) y desde aquí saldrían hacia las otras estaciones locales. El tren seguía con dirección hacia Alemania, con lo que ante la duda decidí bajarme allí. Pero claro ¿Dónde estaba? ¿Cómo llegaba a la estación Westbahnhof?. En esta enorme estación busqué la oficina de información y allí me dieron la combinacion de trenes que tenía que coger hasta llegar a mi estación. Media hora después y con un par de trasbordos, por fin llegué. Francamente a día de hoy no se si hubiese llegado a la estación de Westbahnhof o lo que hice, es lo que tenía que hacer.

A unos 200 metros se encontraba mi albergue, el Westend city hostel.

Un buen lugar donde hospedarse por poco dinero; atendiendo a los precios de los establecimientos de Viena, éste estaba tirado. Mucho ambiente mochilero joven, aunque igualmente algunos no tan jovenes. Compartí la habitación con un suizo, también entrado en años, un coreano, un brasileño y una madre alemana con su hija adolescente. Esta habitación si tenía baño en su interior.
 Dejé todos los bártulos, cogí mi litera y rápidamente me dirigí a recepción para informarme sobre los horarios de los barcos que partían hacia Bratislava. Sería fundamental sacar el billete, ya que en tres días partiría para esa ciudad.
 Me dirijo hacia el centro por la calle Mariahiffer, es peatonal y con muchos comercios, bares…con mucho ambiente. Aquí haré una parada para comer algo en el Macdonals. Al final de la calle llego a la primera zona que visitaré, Ringstrasse, con uno de los bulevares más hermosos de Europa. Cuenta con bellos edificios creados para albergar instituciones culturales y políticas, con elegantes jardines y ricos museos. La avenida de Museumsplatz es el eje principal, teniendo a ambos lados fastuosos edificios.
 El barrio de los museos, el Naturhistorisches Museum, el kunsthistorisches Museum, los jardines Volksgarden, el Parlamento, el Rathaus (ayuntamiento), la helden platz, el rathaus park…son entre otros, elegantes, lujosos y majestuosos lugares que podremos vistar en esta zona de Ringstrasse.

 Andar por estos paseos entre bellos jardines cargados de coloreadas flores nos remiten a la época gloriosa del Imperio Austro hungaro. Palacios construidos en su gran parte en el siglo XIII y XIX, muchos de estilo neorrenacentista otros de estilo barroco y todos formando un bello entorno arquitectonico.

El Museo de Historia del Arte y el de Historia Natural son fundamentalmente obras de Gottfriend Semper. Entre ellos hay un parque dominado por un monumento a María Teresa (1740-1780)
 Hoy es un día de muchísimo calor, con lo que busco un buen banco bajo la sombra de un  árbol, y observo desde lo lejos este maravilloso entorno de bellos palacios. Colunmas de flores de varios colores dibujan el cesped de los jardines, mientras yo, aquí sentado descanso con el medólico canto de los pájaros.
 En los jardines de la corte imperial ( Burggarten) se encuentra la estatua de Mozart, realizada por Vikto Tilhner e inagurada en 1869 y que se instaló en estos jardines en el año 1953. Estos jardines, junto al Palacio de Hofburg, se levantó en el lugar que ocupaba parte de la antigua muralla de la ciudad. Cuando Napoleón abandonó Viena, las murallas quedaron parcialmente destruidas y los Hasburgos decidieron realizar en este espacio, junto al palacio, un jardín.

Como todos sabemos, Wolfgang Amadeus Mozart vivió entre 1756 y 1791. Ya a la edad de seis años se presentó, junto con su hermana Nannerl, ante la emperatriz maría Teresa a quien ofreció un concierto de piano, lo que desde entonces lo hizo conocido. Posteriormente fue maestro concertista arzobispal en Salzburgo. En 1781 se trasladó a Viena donde trabajo como músico independiente hasta su muerte, a los 35 años.
 Situándome de nuevo en el parque Volksgarten, adyacente a estos jardines y palacios, paso junto a otro de los muchos museos. Éste edificio parecido a los antiguos templos griegos, está levantado con enormes columnas de mármol blanco.
 Saliendo del parque por una de sus puertas, y justamente en frente me encuentro el imponente Parlamento.
 El parlamento de Viena es uno de los edificios más famosos y bellos de la capital, fue levantado entre los años 1847 y 1883 y fue construido en estilo denominado historicismo (griego clásico), recordando a la antigua Grecia, como cuna de la democracia. Delante del parlamento se encuentra la estatua de la diosa de la sabiduria de la mitología griega, Pallas Atenea.
 Este edificio aunque dañado severamente durante la Segunda Guerra Mundial fue cuidadosamente restaurado en los años posteriores.
Intenté entrar en su interior para visitarlo, pero justamente esa tarde había una reunión de políticos, con lo que no pude entrar.

 Delante y en cada rincón del Parlamento, está salpicado de estatuas y esculturas recordando a los templos griegos, destacando la anteriormente mencionada Diosa de la Sabiduría, instalada en una bella fuente.


Me traslado a la parte trasera del Parlamento para ver dos enormes columnas, donde en su parte superior destacan unas pequeñas estatuillas doradas.
Ya desde aquí camino hacia el Rathaus (Ayuntamiento) que se encuentra a escasos metros de distancia.


Aunque no puedo acercarme a su fachada principal porque varios obreros están montando unas plataformas para algún espectaculo. Así que me conformaré con visitarlo por su parte exterior.

Este nuevo Ayuntamiento fue construido entre 1872 y 1883 y es, sin lugar a dudas, el mas hermoso edificio neogótico de Viena.
 Inspirada su construcción en el modelo del ayuntamiento de Bruselas, la enorme fachada sobre la avenida Ringstrase muestra arcos de traceria que coronan las arcadas; por encima de estos se alzan unas elegantes logias y unas imponentes balaustradas adornadas con estatuas. En el centro destaca la espectacular torre de 98 metros de altura coronada con una estatua de cobre.
 El ayuntamiento al fondo, con sus imponentes torres


Atravieso el parque situado justo delante del ayuntamiento y avanzando por la avenida Ringstrase, ya de vuelta, visito el entorno del Kunsthistrisches Museum.

 La decoración arquiectónica del Museo de Historia de Arte son fundamentalmente obra de Gotffriend  Semper. No entré en el interior de los museos (demasiados  vistos ya) pero indublamente seguro que bien merecen su visita. El calor es sofocante, así que aprovecho para comerme un helado en unas de las terrazas existentes en la zona, y sobre las 18:00 horas parto con dirección al albergue (me encontraba realmente cansado por el tute de estos días atrás).

 En el camino hago una parada para detenerme a escuchar como un músico callejero toca unas hermosas canciones simplemtente con tintineo sobre unas botellas de licores. ¡Alucinante cuando lo sigue haciendo con los ojos tapados!



Día 4. Viena

 Tras haber dormido unas pocas de horas durante toda la noche (por acumulación de cansancio) desde las 20:00 hasta las 7:30 que puse el despertador, una vez aseado,  desayuné en el mismo albergue, un buen bufet muy bueno y abundante por solo 4 €.

 Hoy lo dedicaré a visitar la zona de Irenn Stadt, que junto con Ringstrasse son las que concentran el mayor número de atracciones turísticas. Para ello bajando de nuevo por la peatonal calle Mariahiffer me dirijo hacia el edificio de la Ópera.

 Hablar de Viena es hablar de la música; cuna de prestigiosos compositores y grandes músicos. Este país siente la música, y sus mayores exponentes entán en las capitales de Viena y salzburgo. Es uno de los principales escenarios de ópera del mundo, fue cerrada en el aaño 1944 y reabierta en 1955 con una representación de Fidelio.
 Es el centro neurálgico de la vida musical vienesa y uno de los polos de atracción del mundo musical. De hecho los alrededores de la Ópera esta llena de comerciales, mucho ataviados con prendas de la época, ofreciendo y vendiendo entradas para los conciertos programados.
 Se inaguró en 1869 con la presentación de una obra de Mozart. El edificio de diseño renacentista fue una decepción para los vieneses que esperaban algo más de él. El arquitecto del edificio se quitó la vida, desolado ante la idea de que su obra no hubiera triunfado.

El segundo arquitecto que fue contratado tampoco pudo aguantar la presión y murió de un infarto.
Recientemente había visitado la lujosa y magistral ópera de París, con lo que no me decidí a entrar en la de Viena.

 Bajando por la más importante calle peatonal de Viena, la kartnerstrasse, en donde se encuentra la Catedral de San Esteban y otras tantas atracciones turísticas.
 Pasear por esta calle es todo un aliciente, en ella podremos ver como los músicos ambulantes se afaman con sus violines para dejar bien alto el nombre de la capital vienesa. Otros se dedican a entretener a los críos con sus curiosos muñecos marionetas. Y más, y muchos mas vendedores de entradas para la ópera.
 Comercios, bares y restaurantes con terrazas donde comer, tiendas de suvenirs…y mucha gente que a todas horas paseamos por aquí, en su mayor parte turistas.
A mitad de la calle aproximadamente se llega a la imponente Catedral de San Esteban, en donde se encuentra la otra famosa calle del Graben.
 Esta Catedral (Stephansdom) ha centrado la vida del pueblo vienés desde la Edad Media, dándole a su torre sur el afectuoso nombre de Steff.



Lo primero que hago es ascender a su torre para disfrutar desde lo alto de las vistas de Viena. Con sus 136,44  metros de altura, tendré que subir 343 escalones, teniendo que pagar 4,5 €. Sin lugar a dudas merece la pena, ya que desde arriba podremos disfrutar de unas hermosas vistas.
 En los tejados de la Catedral resaltan los brillantes y llamativos azulejos de colores amarillo, verde, blanco y negro. Cuando los rayos del sol impactan sobre ellos, se reflejan sus vivos colores.

Con tantos escalones y con la estrechez de algunos de los tramos de subida, tengo que parar. Menos mal que no hay demasiada gente, porque el roce de codo con codo es casi permanente cuando uno baja, y otro sube.
Una vez arriba, un vigilante está pendiente de todos nosotros. Me voy asomando por todos los ventales para poder disfrutar de todas las vistas desde distintos ángulos.

Tras quince minutos allá arriba decido bajar y entrar dentro de la Catedral.


 


 Son muchos los coches de caballo que hay en las puertas de la Catedral atrayendo a los turistas para darle un paseo por las calles de Viena.




En el interior de la Catedral, el púlpito gótico tardío de Antón Pilgram con retratos de los padres de la iglesia se encuentran cerca de la entrada. El altar barroco construido por Tobias Pock en 1647 representa el martirio de San Esteban.
Esta catedral se comenzó a edificar en el siglo XII, siendo el simbolo de Viena es el edificio gótico más significativo de Austria. Con una longitud de 107 metros y un ancho de 34 metros, cuenta con cuatro torres, siendo la torre sur la más alta con 136 metros de altura. Tiene un total de 13 campanas, y la más famosa es Punmerim situada en la torre norte a 68 metros de altura, siendo esta la campana colgante de iglesia más grande de Europa.
Visitar Viena significa visitar también esta catedral y en consecuencia, aunque con un poco de esfuerzo, subir a una de sus torres. Os aseguro que una vez arriba os recompesará el esfuerzo.
Saliendo de la catedral me dirijo hacia la famososísima calle Graben situada  a escasos metros.
 En ella se encuentran las tiendas de mayor clamour, lujosas joyerias, y exquisitas boutiques de respetadas marcas. Entre el emjambre de turistas, algunos artistas callejeros intentan vender sus obras de arte, mientras que otros posan con los más variopintos disfraces a la espera de recoger algunos euros.

Pero sin lugar a dudas lo que mejor destacamos es la “Columna de la peste” construida bajo el mandato de leopoldo I para celebrar el final de una epidemia de peste que asoló media Europa durante 1679.
Esta estatua barroca diseñada por Johan Bernhard Fisher Von Erlach y Paul Strudel, siendo una de las más famosas de la ciudad, y en ella a parecen representados multitud de ángeles e incluso el propio Leopoldo arrodillado ante Dios agradeciéndole que haya salvado a Viena de la peste.

 En la misma calle, poco antes de llegar a la plaza Freung, a la izquierda, está la calle Kohimarkt, en donde se encuentra la confitería y chocolatería más antigua de Viena, Demel, que desde 1756 atiende a toda su clientela.

 Entré en su interior con la idea de tomar algún dulce acompañado de un buen café. Al ver los precios tuve que dar marcha atrás, demasiado caro para mi ajustado presupuesto, así que simplemente me limité a mirar.

Unos metros más hacia adelante llego a la plaza Michaelen en donde se encuentran los palacios de Hofburg y en donde ya estuve ayer.
 Bellos edificios rodean a la plaza y varios son los pintores callejeros que aquí se concentran en busca de clientes para retratarlos.


 Pasando por el arco que separa ambas plazas nos metemos en el corazón de los palacios de Hofburg; los elegantes carruajes pasean por la zona, mientras que otros están a la espera de que algún turista contrate sus servicios.



 El Hofburg que fue residencia imperial durante mucho tiempo, confirma la idea de que los hasburgo nunca terminaron sus grandes proyectos.



 Regreso de nuevo a la Catedral y tiro por la calle principal kartnerstrasse con dirección al río Danubio, quince minutos a pie. Una vez allí busco el embarcadero de donde salen los barcos hacia Bratislava; está en la plaza Schwedemplatz. Tendría que sacar el billete (35 € por ser domingo, 30 € entre semana) del barco que me llevaría a mi siguiente destino Bratislava, en Eslovaquia.


 Con los deberes hecho y con la tranquilidad de tener el pasaje comprado,  sigo visitando la ciudad, pero es mediodía, hora de comer, así que aprovecho para hacer una parada en la misma plaza y comer algo. Son muchos los puestos ambulantes que hay en donde se pueden tomar las típicas salchichas, kebap…me apunto a una.




 Tras mi exquisito aperitivo me dirijo por la orilla del río con dirección a las famosas casas de Kunsthauswien y Hundertwasserhaus.

El Danubio a su paso por Viena (realmente es un canal desviado hacia la capital) decepciona un poco (por lo menos para mi). Quizás es porque tengo todavía en mi mente este río a su paso por Budapest.
  Casa Hundertwasser-Haus


 La carrera de Hundertwasser como arquitecto aficionado comenzó con la actualmente famosa  Hundertwasser-Haus, en el distrito tercero de Viena, concretamente en la calles Kegelgasse 34 y Löwengasse 41.
Fue construido con la ayuda del arquitecto profesional JosefKrawina e inagurada en 1985.
  Este artista nacido en 1928 como Friedrich Stowasser; medio judío sobrevivió a la persecución nazi en su originaria Viena. En 1949 tomó el nombre de Friedensreich Hundertwasser y en 1953 pintó la primera de sus coloristas espirales con la que alcanzó un éxito inmediato. A lo largo de los años se fue comprometiendo cada vez más con proyectos ecológicos como parte de su credo artístico.
 Murió en el año 2000 a bordo del Queen Elizabeth II de camino a Nueva Zelanda, donde fue enterrado sin ataúd pero con un árbol de Tulipan plantado sobre sus restos.
La Hundertwassrhaus refleja su oposición al funcionalismo puro y a su visión de que “la línea recta es atea”. Su entrada no es accesible ya que son viviendas de protección oficial, pero enfrente de estos pisos se encuentra la kalke Village, que permite adentrarse en el enigmático mundo del artista. Tiene tienda de regalos, bar y un restaurante.
 Desde que vi fotos de estas casas antes de venir de viaje a Viena, era una de mis visitas favoritas, ya que me llamó la atención la forma y el colorido de las mismas.


 Casa de Kunsthauswien


 La Kunsthauswien, situada a cinco minutos de la Hunsthauswien, ocupa una antigua fábrica d muebles. Fue restaurada por el artista y actualmente ofrece muestras de la vida y obra de este poco convecional artista.



Toda la información escrita en este apartado sobre las casas de de este genial artista, se han obtenido y transcrito literalmente del libro Guía Viena, del Pais Agilar.

 Vuelvo de nuevo a la zona cercana a la Catedral, para ahora dirigirme al barrio judío. La Judemplatz (plaza de los judíos) es el corazón de esta judería medieval.


 En la misma plaza se encuentra el monumento al Holocusto, construida en 1996 por Rachel Whiteread, que recuerda a los 65000 judíos austriacos asesinados en la Segunda Guerra Mundial. Merece la pena dar un paseo por sus estrechas callejuelas.

Cercana a esta plaza se encuentra el famoso reloj de Frantz Matsch construido en 1913. A cada hora del reloj, una figura distinta perteneciente a la historia de Austria da vueltas alrededor de la esfera del reloj y al mediodía salen todas las figuras unas tras otras.



Ya con la tarde caida, doy por finalizada la jornada de hoy y vuelvo al albergue.

Día 5. Viena


En el día de hoy me trasladaré a la zona vienesa de Landstrasse Wieden para visitar el espectacular palacio de Belvedere. Para ello, sobre las 8:30 abandono el albergue después de servirme un jugoso desayuno. Estoy algo retirado, uno tres kilómetros. Hago el recorrido andando hasta llegar al parque Roselpark, situado junto al Belvedere. Hago una parada para visitarlo y disfrutar de la majestuosa iglesia de kariskirche (San Carlos).


Esta iglesia es uno de los edificios barrocos más hermosos de Europa. Construida en 1716 y es la obra maestra de Johan Bernhard Fisher Von Erlach que murió en 1739.
Las dos columnas de frente, copiada de la columna de Trajano en roma tienen brisos en espiral donde pueden verse la vida y virtudes de carlos Borromeo.

 Dirigiéndome hacia Belvedere paso por la plaza Schwarzenbergplatz donde se encuentra Hochstrahlbrunnen, una inmensa fuente que se erigió en 1873 para conmemorar la llegada a Viena el agua procedente de los Alpes. Detrás de la fuente se alza el Monumento a la liberación Rusa, construido tras la Segunda Guerra Mundial.
 Ya dentro del entorno de Belvedere, me quedo maravillado de tan grandioso lugar: jardines, fuentes, escultura, palacios…
 Después de la Catedral de San Esteban, el palacio de belvedere es el monumento más importante de Viena. El General para el que fue construido, el príncipe Eugenio de Saboya, fue el más renombrado en la historia de Austria.

 Este palacio fue construido entre 1714 y 1716. El emperador José II instaló la galería de pintura Imperial en el edificio de belvedere. Desde 1899 hasta su asesinato en 1914, vivió allí el heredero del trono, Francisco Fernando.
 Belvedere Bajo



Belvedere Alto



El conjunto arquitectónico consta de dos palacios (alto y bajo), uno convertido en museo y el otro en hotel, y ambos unidos por unos espectaculares jardines.

 Accediendo al  Palacio Superior, son los museos de Arte Barroco austriaco y el museo de Arte medieval austriaco los que podemos contemplar, pudiendo destacar una impresionante colección de pinturas imperiales de los siglos XIX y XX, que entre otras, muestra la conocida obra de gustav Klimt, El Beso.



La idea de la construcción de este palacio era para ser un recinto de fiestas y así aumentar la popularidad del principe Eugenio de Saboya. Tras la muerte del principe, el palacio fue adquirido por la emperatriz María Teresa.

 La firma del Tratado de Estado Austriaco ocurrió en Belvedereel 15 de mayo de 1955, lo que significó para Austria la independencia después de la Segunda guerra Mundial.
Casi un par de horas estuve disfrutando de este bello entorno. Aunque era un día de un calor intenso, parece que tanta fuente refrescaba un poco el ambiente.
 En los laterales del recinto unas frondosas arboledas dan cobijo para calmar los rayos del sol, mientras tanto, un violista improvisado ameniza con la música, dando sonido a este extraordinario cuadro visual.
 Adosado al Belvedere, un curioso jardín botánico y un jardín alpino podemos también visitar. Hacia él me dirijo…
 Con una extensión bastante aceptable, son muchas las especies  procedentes de todos los continentes que podemos contemplar. Este jardín fue fundado por Maria Teresa  en 1754, encontrandose en él una flora autoctona y exotica.

Hora de comer, ¿Dónde?, ya lo tenía claro, lo tenía previsto desde que salí de Sevilla. El restaurante Salm Brau en la calle Remwerg nº 8, adosado a Belvedere.
 “Bienvenidos a la fábrica de cerveza real”. Esa frase es lo primero que encontramos en la carta de comidas. Antiguamente, es decir antes de 1717, había aquí viñas con una bodega, propiedad de Jacob Daniel Tepser, alcalde de Viena…A continuación adjunto una fotografía en el que viene reflejada toda su historia.

 Excelente lugar, en donde es difícil decidirse por el tipo de cerveza a probar (todas riquísimas). Yo ante la duda, y después de pedir opinión al camarero probé tres tipos. Ahí llevais la historia de cada una.
 Y de comer que, también por sugerencia del camarero pedí un plato de pan negro con paté gratinado, carne picada y una crema especial de quesos ¡riquísimo!

Con el estómago bien lleno, me dirijo ahora al cercano parque de Stadpark. Hace calor, mucho calor, siendo las cuatro de la tarde la hora que marca el reloj. Así que desesperadamente busco un trozo cesped para tumbarme y descansar un buen rato. No soy el único, es la hora de la siesta, así que el que más y el que menos dio una pequeña cabezada.
 Abierto desde el año 1862, es uno de los parque más antiguos de Viena, y quizás el favorito de todos los vieneses y turistas.

 Uno de los lugares más pintorescos y más fotografiados en el parque es el monumento a Johann Strauss, una estatua de bronce dorado que fue inagurado en 1921 para rendirle homenaje a uno de los violinistas más importantes de todos los tiempos.

 El parque, dotado de un estilo inglés, posee una extensión de 65000 m2, a lo largo de de los cuales florece gran variedad de especies vegetales.
 El río Wien divide el parque en dos, mientras que algunos pequeños puentes se ocupan de unir ambas partes.

Ubicado en pleno centro de la capital, a escasa distancia de lugares tan importante como la Ópera.

 Tras casi una hora de relax, me llama la atención, detrás de mi, un chaval que se busca la vida haciendo gigantescas pompas de jabón, mientras su compañero toca una armoniosa música con un saxofón.

 Como es natural, los críos corretean tran las pompas, intentando atraparlas. Me gustan las imágenes, con ese sonido de fondo, así que me dispongo a inmortalizar ese momento, en un agradable contexto.

Sin darme cuenta empiezo a mantener una larga conversación con la madre del crío, que perseguía las pompas. Era mexicana, pero llevaba más de 15 años viviendo en Viena.
Me estuvo explicando muchas curiosidades, no solamente de Viena, sino del país austriaco. Para mi, la gran decepción de Viena fue el Danubio, a su paso por la capital. Así que le pregunte por el río, y me dijo que realmente ese es un canal y que el río Danubio pasa por las afueras de Viena. De ese modo me explica como puedo ir, que metro coger y en que parada bajarme. Perfecto allá voy, una vez que salgo del parque.
 Tenía que coger el metro, linea U1 roja, lo cogí en la cercana plaza Schwedenplatz. Con dirección a Leopoldau, tendría que bajarme en la parada indicada como Alte Donau (Danubio viejo).

Efectivamente, pagué los 2,2 € que me costó el billete de metro y en quince minutos estaba allí.


 El río aquí es mucho más ancho. Hay embarcaderos, barcas de recreo, piraguas, pequeños yates…y además, es donde los vieneses vienen a refrescarse y a disfrutar de las aguas del Danubio, es la playa vienesa.

Lo primero que hago cuando llego, es sentarme en una terraza a tomar un refresco (vaya clavada, 4 €) y disfrutar del panorama playero.

 El río a su paso por esta zona deja varios islotes cargados de vegetación. Esta zona es mucho más salvaje, es el auténtico Danubio.

Avanzo por una de las orillas del río, en donde han improvisado unas pequeñas playas, con arena y todo. Por lo menos da el avío para refrescarse y pasar unas horas disfrutando del agua.

 Yo no llevo bañador, ni voy preparado para un día de playa, con lo que me conformo durante una hora tomando el sol, contemplando a todos los bañistas en este curioso lugar.

Vuelvo de nuevo al metro; hora punta de regreso de la playa, al centro de la capital. Los vagones van  hasta los topes, cargados con jovenes con toallas y todo lo necesario para pasar un día de playa. Poco a poco regreso hacia el albergue, dando por finalizado mi jornada de hoy.




Día 6. Viena-Bratislava



A las 12 del mediodia partía mi barco hacia Bratislava, con lo que tenía tiempo más que suficiente para desayunar tranquilamente e ir andando hasta el embarcadero, a las 11 ya esta allí.
 Desde que planifiqué este viaje, una de las cosas que tenía claro, era hacer la travesia en barco por el Danubio, entre las capitales de Viena y Bratislava. Era algo más caro que coger el tren o el autobús, pero era una experiencia, con lo que no me la quería perder.


La distancia aproximada entre ambas capitales son de unos 65 km, de este modo llegaría a Bratislava sobre las 13:15, una hora perfecta para dedicar toda la tarde a la visita de la capital eslovaca.
Una vez en el barco, el primer tramo por el que navegaremos será el canal. Al poco saldremos río abierto por el Danubio. Toda la gente que viaja prefiere situarse en la parte baja del barco, yo y un par de parejas más, preferimos subir al piso superior, en donde el sol y el fresco no dá directamente en el rostro. ¡que ganas tenía de hacer este tramo del viaje, estaba navegando por el mítico río Danubio.

 En el mundo hay ríos, que solo con oir su nombre, nos rememora a otra época, y nos evoca al romanticismo, al exotismo, a lo remoto, lo misterioso…ríos como el Sena, el Nilo, el Tigris, el Eufrates, el Amazonas, el Volga…el Danubio. Por suerte, algunos de ellos los he podido visitar, de ahí que tuviera un especial interés en hacer la travesía en barco por el Danubio.



 En el primer tramo del río, saliendo de Viena, son muchas las casetillas de pescadores enumeradas, que nos encontramos en su orilla. Al poco se hace más salvaje, y solo como llegamos a lguna pequeña población parece estar más vivo.


Este río que nace en la Selva negra alemana tiene una longitud de 2888 km, y después del Volga es el más largo de Europa, atravesando hasta diez paises: Alemania, Austria, Eslovaquia, Hungría, Croacia, Serbia, Bosnia-Herzegovina, Rumanía, Moldavia y Ucrania, desembocando  en el mar Negro, en Rumanía.


 Llegando a Bratislava, lo primero que nos impresiona, son las vistas del castillo ubicado en lo alto de una colina. Con un intenso calor llegamos a nuestro destino, a la hora fijada.



Bratislava






Una vez desembarcado, me ubico, y localizo donde está mi albergue (a unos tres kilómetros). Es mediodía, hace muchísimo calor, no se que tranvia o autobús me puede llevar hacia el albergue, con lo que no me complico y paro un taxi. Pregunto el precio y me dice que 10 €, muy caro, así que negocio con el taxista y me lo deja en 7 €, algo es algo.
Este si es un albergue de mochileros jovenes, yo era el mayor y con diferencia. Tras presentar toda mi documentación en recepción e informame de algunas cosillas, me asignaron una habitación compartida con otras 7 camas. El interior de las habitaciones estaba decorada con  pinturas de simbolos que representaban a distintos paises.
A mi me tocó Brasil. El albergue Possonium está situado junto a la estación de trenes, a la que me dirijo para informarme de algunos horarios.


 
  Antes de empezar con la visita a Bratislava, tenía una ardua tarea. Enterarme de la mejor combinación de trenes y/o autobuses para llegar a Banska Stavinika (en el centro de Eslovaquia) que sería mi siguiente destino, e igualmente del horario de los trenes que partirían al día siguiente hacia Pezinok, siendo ésta una visita de ida y vuelta de nuevo a Bratislava.
 Con todo escrito en eslovaco y con algunas de las personas que me atendieron hablando solo ese difícil idioma, me costó bastante aclararme. Porque además, para mi era muy importante saber cual sería la combinación de transporte que tendría después desde Banska Stavinika hasta Budapest. Cuando en Sevilla estaba organizando este viaje, ya sabía que la parte más problemática en cuanto al transporte lo tenía aquí. Por fin, despúes de sudar un rato, conseguí el billete hacia Banska Stavinika y para Budapest, ambas con complejas combinaciones de trenes.

Con los deberes hechos para los días siguientes, me pongo en marcha para vistar la coqueta ciudad de Bratislava.

 Casi todos los circuitos clásicos por centro Europa, incluyen las capitales de Praga, Viena y Budapest, excluyendo casi siempre a Bratislava, un gran error. Ésta es una bella ciudad pequeña, pero con grandes atractivos.

 Declarada como patrimonio histórico-artístico, esta ciudad se extiende por la orilla septentrional del Dunaj (Danubio), siendo el mayor puerto del país. Ya desde 1536, bajo el nombre magiar de Pozsony, asumió las funciones de capital del reino de Hungría, que no pasaría a Budapeste hasta 1784.

 La visita a esta ciudad para disfrutarla con todos sus rincones y vivirla de cerca, con día completo esta perfectamente. Yo me quedé dos noches, ya que mediodía me dedique a la visita de la cercana localidad de Pezinok.

La entrada a la ciudad la hago por la Puerta de San Michel, atravesandola por una torre con arco. Ya en el interior, todo el casco viejo de la  ciudad es peatonal, con calles estrechas y llenas de restaurantes.

 Músicos ambulantes, estatuas humanas, tenderetes y muchas esculturas de bronce, se reparten por las atractivas callejuelas y plazuelas de Bratislava.
 La animación de la ciudad se concentra en la plaza del levantamiento Nacional Eslovaco (Slovenskeho Narodneo Povstania), que antes de 1945 era un popular lugar de mercado, denominado plaza de la República.
 Por sus callejuelas son cientos los turistas que chocamos a nuestro paso por descubrir cada rincón: europeos, orientales, de color… bajos morenos, rubios altos, con rasgos achinados, mujeres con el hiyab  (pañuelo en la cabeza) musulmán…

 Cuando paseamos por sus calles quedamos asombrados al ver esas curiosas estatuas repartidas por varios rincones de Bratislava. Quizás la más popular y llamativa se Cumil, el bonachón trabajador que asoma por la alcantarilla. Más de uno piensa, que con esa mirada picara, y a ras de suelo, a más de una guapa jovencita le mira por debajo de las faldas.
 En la plaza mayor nos encontramos a un soldado francés vestido de Napoleón, apoyado en un banco.  Cuando Bratislava fue atacada por las tropas napoleónicas, el propio caudillo estuvo en la ciudad en 1809. Según cuenta la leyenda, la estatua representa a un soldado herido que se enamoró de una enfermera eslovaca y se quedó a vivir allí.


Otro personaje famoso es el que se encuentra en una de la esquinas de la plaza mayor, que saluda a las señoras levantando su sombrero de copa. La historia nos revela que este personaje fue real y vivió en Bratislava a principios del siglo XX. Era un mendigo que siempre vestía un traje impecable y acostumbraba a saludar y regalar flores a las mujeres, del que se dice que perdió la cabeza por un amor no correspondido.
Sin darme cuenta y sin saber que existía, se me escapó otra curiosa estatua, y que a la vuelta de mi viaje, cuando estaba leyendo cosas de Bratislava lo descubrí. Es el famoso paparazzi que se encuentra en una esquina de la calle Laurinska, acechando con una cámara de fotos a todos los famosos que paseaban por Bratislava.
 Sin lugar a dudas, estas curiosas estatuas amenizan el paseo y le dan un toque de originalidad a esta coqueta ciudad.


Bratislava es un destino que no nos podemos perder; está a un paso de Viena, es barato y tiene infinidad de buenos restaurantes donde comer.


 Para los que no quieran andar mucho, hay unos trenes en los que nos podemos montar y dan una vuelta por las calles de Bratislava. Yo personalmete descarto esta opción, se vive mucho más cerca cuando paseas y te detienes cuando quieras.



 Sobre las nueve de la noche me fui a cenar a unos de los bares que ya tenía localizado desde España y que era muy recomendable. El Slovenska Krcma o Slovak pub, situado en la peatonal calle de Obchodma nº62, muy cerca del centro; estupendo y muy barato.


 Buena cocina típica eslovaca y con bastante variedad de cervezas. Una jarra de medio litro, poco más de un euro y los platos de comida en torno a los cuatro euros. Yo pedí un plato de Halusky, una combinación de harina y bryndza (queso de oveja eslovaco) con trozos pequeños de bacon frito y patatas gratinadas, era el número 210 en la carta. Buenísimo, ahí dejo una foto.



 Con esta deliciosa comida es fácil tomarse más de una jarra de cerveza.

El restaurante está decorado con un exquisito gusto. Muchas pinturas, esculturas, santos…que nos retroceden a siglos atrás. Según subimos las desgastadas escaleras nos encontramos con grandes figuras de madera, recordándonos este lugar a una vieja iglesia, y que en algún momento se convirtió en restaurante.



Día 7. Bratislava-Pezinok-Bratislava

CONTINUA EN PARTE III