Aunque empezamos a subir bajo la sombra de las montañas, al poco ya nos tenemos que desprender de nuestras prendas, la subida nos hace sudar.
Lorenzo y Pepe consultan su GPS para ver cuál es el mejor camino por donde subir. Ellos ya estuvieron otra vez, junto con nuestro compañero Manolo Sánchez, ambos están intentando recordar el lugar por donde tiraron.
Una vez aclarado,
giraremos hacia la derecha, subiendo hacia el collado.
Una vez alcanzado esta cumbre y después de disfrutar de las vista nos dirigimos hacia un pequeño espolón que ya podemos divisar desde aquí, aunque no vemos camino claro por el que llegar.
Piedras y más piedras. Rocas y más rocas. Cada uno abre camino por donde puede, unos por la cresta, otros por los "hoyus" pero todos avanzando hacia el espolón.
Tras algo más de media hora de pedrusqueo por fin llegamos a este curioso espolón, al que llegaremos por la parte trasera, ya que en la delantera tenemos verticales cortados.
Aunque desde lejos parece imposible subir, una vez alcanzado el espolón solamente nos queda pasar por un pequeño pasillo con fuertes caídas por la izquierda, y que si alguien tiene vértigo, mejor que no mire hacia abajo.Increíble, cuando miramos hacia abajo, ¡que verticalidad!. Mejor que no nos asomemos demasiado al vertiginoso precipicio. Un resbalón, y no lo contamos.
Como no podía ser de otra forma, a inmortalizar nuestra foto d grupo en el espolón de Navazuelo (1350 msnm).
Ahora nos dirigimos hacia el pico Navazuelo (lo tenemos justo al lado), al que en quince minutos llegaremos, tras una empinada subida.
De nuevo en otra cumbre, en este caso al Navazuelo (1453 msnm). Hacemos una pequeña paradita para respirar después de la fuerte empinada, y ahora en busca del Corona de los Yedrales, que lo tenemos en frente.
Tenemos otro fuerte repecho y esquivar una pequeña pared que tenemos justo antes de llegar. cada compañero tira por un sitio distinto. Pepe y yo que vamos delante trepamos el pequeño murete sin dificultad alguna.
Los compañeros bajando del Navazuelo.
Detrás de nosotros la Sierra del Pinar con su imponente "Torreón", siendo este el pico más alto de la provincia de Cádiz.
Ya estamos todos reunidos en el Corona de los Yedrales (1483 msnm) el más alto de todos los que recorreremos hoy. Son algo más de las doce del mediodía, dos horas y media desde que iniciamos nuestra ruta.
En frente vemos el Simancón, a su cumbre vemos que suben otros tantos senderistas en el día de hoy.
Nosotros ahora bajaremos por la dirección del Simancón.
El Simancón en frente, y el Reloj detrás, aunque desde esta perspectiva no lo podemos ver.
Ahora llega la parte más rebuscada, dar con el Arco del Endrinal. En algunos tramos el sendero está marcado con hitos, pero en otros son los GPS los que nos marcan el camino, y por momentos el recordatorio de algunos compañeros que ya estuvieron por aquí en otra ocasión.. En cualquier caso vamos siempre tirando hacia nuestra derecha, buscando la zona abalconada.
Tras unos 45 minutos de marcha por fin dimos con el Arco del Endrinal. ¡Un poco escondido si que está!.
En esta balconada, un arco de piedra, da nombre a esta zona. Un hueco formado por la apertura de la roca y una fuerte caída tras de ella. Para pasar al otro extremo hay que tirar por un estrecho pasillo, que francamente, mejor pasarlo casi tocando la roca con las manos, que saltando por la piedra.
De nuevo la foto de grupo. Que valor tiene Juan de colocarse casi escurriéndose por el agujero.
A partir de aquí vamos a improvisar la ruta con dirección a la Casa del Dornajo, y como nos gusta las cresta vamos a crestear un poco por la parte alta del Arco del Endrinal.
A veces caminamos por el mismo borde de la cresta, otras adentrándonos hacia el interior, en cualquier caso las vistas son espectaculares, pero eso si, nos tenemos que detener y no resbalar para deleitarnos con el paisaje.
Sorteando las rocas cortantes en forma de cuchillas, de vez en cuando tenemos que echar las manos e incluso el trasero para poder avanzar.
Dos chavales que estaban haciendo la misma ruta que nosotros, pero a la inversa, nos preguntaron algún sitio por donde bajar. Ellos se lanzaron por algún paso algo complicado, el caso es que ya no los volvimos a ver.
Parece sorprendente e increíble que vengamos por esa cresta. La verdad es que en la montaña, depende de la perspectiva de donde estemos, parece más o menos difícil. Muchas veces una vez situado en el lugar, es cuando se ve la verdadera (o no) dificultad.
Bordeando todo este precipicio, por fin dimos con la angarilla, allá vamos, para abajo, pero con mucho cuidado porque el terreno es de piedras sueltas, y es fácil caer.
Allá abajo ya vemos la Casa del Dornajo, aunque no tendremos que llegar a ella, solo tomarla como referencia de la dirección a tomar.
¡Ufff, allí está el Arco del Endrinal!, ¡que alto está eso! solo 150 metros de desnivel con una fuerte subida, pero a esta hora de la tarde parece que el desnivel es por lo menos de mil...que pereza.
Por fin escucho a Carmina resoplar. Víctor dice que el no sube, sigue hacia delante. Nosotros poco a poco empezamos a subir, cada uno a su aire. Carmina que la llevo a mi lado, parece cansada (cosa extraña, nunca se cansa), nosotros vamos asfixiados en la subida.
Que alto está, parece que nunca llegamos. ¡que calor!, ¡uff, ya no puedo más!
A quien se le ocurre a estas horas de la tarde...
Pepe en el último tramo dice "paso de subir" ahí no hay cerveza...
Así que se queda un poco más abajo esperándonos.
Retornando de nuevo al sendero oficial, ya solo tenemos que dirigirnos hacia el puerto de las Presillas y desde allí en algo mas de media hora al puerto del Boyar, en donde hemos dejado los coches.
Estupendo día, con una bonita y variada ruta, y como siempre, con unos excelentes compañeros de montaña, con los que nos reímos, aventuramos...y disfrutamos.
Una vez superado el cresteo, empezamos a bajar por donde podemos: esquivando rocas salientes, matorrales pinchantes, desniveles innecesarios... pero sin dejar de ver a nuestra derecha la gran bajada que nos llevaría a la casa del Dornajo.
Por fin, tras mucho pedrusqueo, ya estamos en el borde de la bajada. Ahora tenemos que buscar por donde, aunque varios recordamos que había una angarilla ¿pero donde estaba?Dos chavales que estaban haciendo la misma ruta que nosotros, pero a la inversa, nos preguntaron algún sitio por donde bajar. Ellos se lanzaron por algún paso algo complicado, el caso es que ya no los volvimos a ver.
Parece sorprendente e increíble que vengamos por esa cresta. La verdad es que en la montaña, depende de la perspectiva de donde estemos, parece más o menos difícil. Muchas veces una vez situado en el lugar, es cuando se ve la verdadera (o no) dificultad.
Bordeando todo este precipicio, por fin dimos con la angarilla, allá vamos, para abajo, pero con mucho cuidado porque el terreno es de piedras sueltas, y es fácil caer.
Allá abajo ya vemos la Casa del Dornajo, aunque no tendremos que llegar a ella, solo tomarla como referencia de la dirección a tomar.
Ya en la parte baja y metidos en un bello encinal, por fin tocamos algo de sombra en este caluroso día otoñal, ya solo tenemos que desembocar en el sendero oficial de la Casa del Dornajo...
Situados en el cruce, derecha (nuestra dirección) Arco del Endrinal, izquierda casa del Dornajo, y siendo casi las tres de la tarde, aprovechamos para sacar nuestros bocatas y comerlos bajo las sombras de las encinas.
Con muchísimo calor y el estómago cargado de bocata, parece que nos cuesta andar, a pesar de que el camino es cómodo y fácil.¡Ufff, allí está el Arco del Endrinal!, ¡que alto está eso! solo 150 metros de desnivel con una fuerte subida, pero a esta hora de la tarde parece que el desnivel es por lo menos de mil...que pereza.
Por fin escucho a Carmina resoplar. Víctor dice que el no sube, sigue hacia delante. Nosotros poco a poco empezamos a subir, cada uno a su aire. Carmina que la llevo a mi lado, parece cansada (cosa extraña, nunca se cansa), nosotros vamos asfixiados en la subida.
Que alto está, parece que nunca llegamos. ¡que calor!, ¡uff, ya no puedo más!
A quien se le ocurre a estas horas de la tarde...
Pepe en el último tramo dice "paso de subir" ahí no hay cerveza...
Así que se queda un poco más abajo esperándonos.
Por fin la foto de grupo, después de tanto esfuerzo, una parada viene bien, aunque sea para justificar la foto. Menos mal que a partir d aquí se acabaron las subidas...
Todo para abajo.
Retornando de nuevo al sendero oficial, ya solo tenemos que dirigirnos hacia el puerto de las Presillas y desde allí en algo mas de media hora al puerto del Boyar, en donde hemos dejado los coches.
Estupendo día, con una bonita y variada ruta, y como siempre, con unos excelentes compañeros de montaña, con los que nos reímos, aventuramos...y disfrutamos.