En esta ocasión, no nos vamos de montaña, ni de barrancos, ni de vías ferratas, ni salimos de España, ni tan siquiera de Andalucía, nos quedamos aquí, en nuestra tierra, para visitar una de las costas más espectaculares de nuestro país, el Parque Natural del Cabo de Gata -Nijar.
Rosa y yo nos vamos a pegar una escapada de seis días por toda esta costa, incluso nos acercaremos a Sorbas para adentrarnos en las profundidades de sus cuevas en el Paraje Natural Karst en Yesos de Sorbas.
Lo primero que teníamos que resolver era el alojamiento, pero ¿como podemos encontrar lugares baratos (muy), en plena temporada alta y en una de las costas más emblemáticas de Andalucía?
Pues si, toca mirar y mirar...y así lo conseguimos...y ahí va el resultado.
Almería
1º noche, Hotel Sol Almería, 24 €/persona
Níjar
2º noche, Hospedería Montes, 25 €/persona
Sorbas
3º noche, Hostal Sorbas, 23 €/persona con desayuno incluido
La Isleta del Moro
4º noche, Buceo en Cabo de Gata, 30 €/persona
Roquetas de Mar
5º noche, Casa Pedro, 20 €/persona con desayuno incluido
Son muchas las playas y calas que tendremos que descubrir por toda esta costa, siendo ésta la primera reserva de estas características en Andalucía: Parque Natural Marítimo-Terrestre, declarada en 1987, Con un total de 460 kilómetros cuadrados.
Se trata de uno de los paisajes más áridos de Europa y uno de los pocos de origen volcánico.
Sus 63 kilómetros de costa albergan acantilados de gran belleza y fondos marinos catalogados entre los de mayor calidad en el litoral del Mediterráneo español.
Serán tres, los días que dedicaremos a recorrer sus calas, en muchas de ellas tendremos que realizar grandes caminatas, y en otras, varios kilómetros en coche por pistas de tierra, muchas de ellas en muy mal estado. Otro día lo dedicaremos a Sorbas y sus cuevas, otro a la ida, pasearenos por la capital de Almería, y el último descansaremos en la playa de Roquetas de Mar, que por cierto, dormiremos en uno de los lugares más alucinante de nuestra estancia, Casa Pedro, un inmenso chalet en donde los dueños nos acogieron como si estuviésemos en nuestra propia casa (más adelante lo desarrollaré)
Antes de empezar, he de recordar que estamos en el mes de agosto, y por lo tanto atiborrado de veraneantes, turistas, viajeros...incluso hippies en algunas de sus playas.
Solo dos pequeñas calas, la de Arena (es el nombre) junto a la playa de los Muertos, y la otra también de Arena (nombre) en la zona de Cabo de Gata las pudimos tener para nosotros solos, tras bajar por un empinado senderillo de tierra.
¡Mereció la pena, aguas cristalinas en un idílico enclave!
Empezamos la ruta...
Día 1 Sevilla-Almería
Sin prisas, salimos de Sevilla con dirección Almería. Tras recorrer los 400 kilómetros que lo separa, ya al mediodía llegamos.
Sin prisas, salimos de Sevilla con dirección Almería. Tras recorrer los 400 kilómetros que lo separa, ya al mediodía llegamos.
Un poco de descanso y a dar un paseo por la capital almeriense...
Callejeando por la zona de la Catedral, del Paseo Marítimo y el puerto subimos con dirección a su mayor emblema e icono almeriense, El Alcazaba.
Orgullosa puede estar Almería de tener esta joya, la mayor ciudadela árabe construida en España, pudiéndose ésta divisar desde cualquier punto de Almería.
Su construcción fue iniciada en el año 955 por Abderramán III y terminada por Ayrán, rey taifa de Almería en el siglo XI.
El Alcazaba posee tres recintos amurallados, uno de los cuales fue construido por los Reyes Católicos
La muralla de Jairán en el Cerro de San Cristobal es lo que hoy permanece en pie de la antigua muralla que rodeaba toda la ciudad, y junto a ella la estatua del Sagrado Corazón de Jesús, una imagen erigida en 1930 en lo más alto del cerro d San Cristobal.
Con casi 300000 visitas al año, sin lugar a dudas es el enclave más visitado de toda Almería. Ya fue declarado como Monumento Histórico-Artístico en 1931 pasando a ser propiedad del Tesoro Artístico Nacional y en 1989 se crea el Conjunto Monumental de la Alcazaba pasando a manos del Ayuntamiento.
La Torre del homenaje es la más grande de todas las que rodean al Alcazaba, teniendo esta planta cuadrada y no redonda como el resto de las torres.
Junto a la torre una de las albercas del Alcazaba. Esta zona cuenta con buenos aljibes en lo que era el lugar que correspondía a lo que fue un campamento militar y refugio de la población en caso de asedio.
En la zona más alejada se encuentra el Castillo de la Armería, la parte más moderna del recinto, construida en 1489. Destacan dos torres, la de la pólvora y la de la Torre de la Noria del Viento.
Existe un dicho popular en la ciudad de Almería para exaltar la importancia de su Alcazaba cuando se la compara con la Alhambra: Alcazaba tenía Almería cuando Granada era solo Arquería.
Desde el interior de sus murallas, tenemos unas excelentes vistas de toda la ciudad de Almería y de la zona del puerto.
Debido a su espectacular enclave, son muchas las películas que se han rodado en esta Alcazaba: Cleopatra (1963), Patton ( 1970), Indiana Jones y la última cruzada (1989), Juego de Tronos (2016) y muchas más...
Bajamos del recinto amurallado y nos dirigimos hacia la Puerta Purchena, conocida también como la Puerta de Perchina, situada en el centro neurálgico de Almería.
Y frente a nosotros "La casa de las Mariposas", un edificio emblemático de principios del siglo XX, y que fue declarado Bien de Interés Cultural.
Y ahora ¿que toca?, nos vamos de tapas.
Como bien se sabe, Almería, junto con Jaén y Granada son las tres provincias en donde esta extendido el que te pongan una buena tapa (depende del lugar) cuando se pide una bebida.
Yo creo que acertamos, bar "el Pincho", excelentes tapas (2,4 € con la cerveza), con tres ya hemos comido, y después un buen helado en la misma plaza Purchena.
Día 2
Faro de cabo de Gata, Arrecife de las Sirenas, cala de las Sirenas, cala arena, cala Rajá, San José, playa de los Genoveses, playa de Monsul, cala de la Media Luna
Arrecife de las Sirenas
Nos trasladamos con dirección al Cabo de Gata, yendo directamente hasta el faro, obviando las playas anteriores de San Miguel de cabo de Gata. Para ello, a las ocho ya estábamos en planta, por delante teníamos un día largo.
Una vez que llegamos al faro y aparcamos, empezamos a disfrutar de estas maravillosas vistas del Arrecife de las Sirenas.
Una de las cosas que nos impacta al llegar son sus aguas cristalinas y transparentes, que incluso podemos divisar perfectamente el color verdoso de sus rocas.
Tal como nos indica en este panel informativo, el Arrecife de las Sirenas es en realidad el resto de una chimenea volcánica. probablemente recibe este nombre por la presencia de una colonia de focas Monje. Junto a este, aparece el morrón del Cabo de Gata, coronado por el faro del mismo nombre.
Este es el punto más sudoriental de la península ibérica, y a lo largo de la historia ha recibido muchos nombres, el más destacado "Promontorio de las Ágatas", debido a las piedras semipreciosas que se podrían encontrar por los alrededores.
Tras unos senderillo de bajada, la primera cala que nos encontramos es la Cala de la Sirena, bajo el morrón del mismo nombre.
Decidimos seguir por el mismo borde de la costa (con mucha precaución), y no por el senderillo que discurre paralelo a él. Sin lugar a dudas merece la pena tirar por aquí, ya que a nuestro paso nos podemos quedar maravillados de las formaciones rocosas de esta antigua zona volcánica, fechada hace ya en 12 millones de años.
Seguimos avanzando por la misma costa y dejando atrás el morrón de las Sirenas y las huellas volcánicas...cuando de repente llegamos a tener unas fantásticas vistas de lo que tendremos por delante...
Ya nos explicaron en el punto de información, que tras la Torre de la Vela Blanca tenemos la playa de Monsul, pero a unos 12 kilómetros andando. Demasiado para nuestro plan de hoy, la veremos por la tarde, cuando visitemos esa otra zona.
Seguimos avanzando y no lo podemos resistir, bajamos hacia la Cala Arena tras una empinada bajada. El color blanquecino de su roca nos hechiza...por otra parte sus aguas transparentes nos atrae hasta refrescarnos en ellas.
Cala Arena
Tenemos que bajar con mucha precaución, la tierra es muy resbaladiza...
Y solo nosotros dos aquí abajo, toda la cala es nuestra, para disfrutarla en este bello entorno.
¡A desprendernos de la ropa y al agua!
¡guau, genial, como está el agua!
Y tras una hora de un baño refrescante en esta idílica cala. seguimos avanzando hasta llegar a cala Rajá, bastante más transitada.
Cala Rajá
Esta cala está situada entre acantilados que la protegen del molesto viento de levante que tan a menudo azota a esta zona del litoral.
Hay demasiada gente, no bajaremos a ella, contemplaremos sus vistas desde aquí arriba.
La bajada, al igual que en Cala Arena es muy empinada, con lo que hay que poner los cinco sentidos cuando la bajemos.
Y ya llegamos al final, en el acantilado bajo la torre de Vela Blanca.
Miramos hacia atrás y contemplamos nuestro recorrido...volvemos al coche.
La carretera nos obliga a tirar hacia atrás con dirección a la población de San José.
San José
El núcleo urbano de San José esta considerado como la capital del Parque Natural, ya que es el de mayor población y el que dispone de todos los servicios disponibles para el viajero.
Nosotros nos dirigimos directamente hasta las indicaciones de las playas de los Genoveses y Monsul que serán nuestros siguientes destinos, perfectamente señalizados
Una vez que llegamos a la pista de entrada con dirección a la playa de los Genoveses, en una casetilla de control nos dicen que no se puede seguir, ya hay muchos coches, así que nos toca dejarlo aparcado aquí, serán unos 25 minutos andando hasta llegar a la playa de los Genoveses.
Nota: para acceder a las playas de los Genoveses, Monsul, Media Luna y del Carbón (en este orden) han puesto a disposición de los visitantes-playeros-turistas-viajeros un autobús que sale de San José y va llevando y recogiendo a gente en todo este recorrido.
Nosotros optamos por ir andando hasta la primera de ella, la playa de los Genoveses, después ya comentaré como accedimos a las otras.
Playa de los Genoveses
Al principio cogemos el carril por donde tiran los coches, pero al poco un senderillo que sale a nuestra izquierda nos llevará directamente hasta la playa de los Genoveses.
Cuando el sendero se empina suavemente llegamos al molino del collado de los Genoveses, a partir de aquí el camino nos adentrara en una zona arboleda hacia la izquierda, llegando hasta la playa.
¡Es mediodía, el sol azota fuertemente, así que deseando estamos de llegar para pegarnos un baño!
Llegamos, 25 minutos de marcha.
Esta playa, quizás la de mayor renombre en todo el Parque Natural, y dicen que es la bahía más bella con aguas transparentes y unas dunas de arena fina y dorada...y por mi parte añado, y muchas piedras.
Nuestra llegada fue un tanto agobiante, fuertes rachas de viento impedían clavar la sombrilla, ademas, las piedras que hay bajo la arena impedían que la sombrilla clavase...y otra racha de viento me levanta la sombrilla. ¡Ufff que calor!, ¡que hambre!, ¡que sed!...que agobio, me quiero ir al baño ya, mi cuerpo chorrea de sudor por todas partes y esta sombrilla que no clava.
Al final optamos por colocarnos en la sombra de los árboles que hay junto a la playa.
¡por fin me voy al agua!, ¡que fresquito!
Esta playa ocupa toda la bahía con más de un kilómetro de longitud, rodeada de pequeñas dunas donde crece la típica vegetación del Parque: chumberas y pitas.
Tras un buen baño, algo de relax y poca comida, decido recorrer la costa hasta San José, buscando la Cala de los Amarillos, que según he visto en el mapa está entre esta y los Genoveses. Rosa prefiere descansar. Yo empiezo a subir por ese senderillo perfectamente marcado y que tras unos treinta minutos nos llevara hasta San José
Bordeo la zona acantilada, y de momento la cala de los Amarillos, ni la veo.
Bonitas vistas del morrón de los Genovese allá a lo lejos...y según avanzo
observo que desde aquí también se puede llegar, de hecho cuando el sendero se convierte en pista, hay algunos coches aparcados.
Y llego a San José, bajo hasta uno de sus miradores y de nuevo subo hasta el pequeño cerro que hay en el extremo del pueblo, desde el cual se puede disfrutar de unas excelentes vistas de San José.
Y tras casi una hora de caminata a pleno sol, de nuevo en los Genoveses.
Un buen baño, y ahora recorremos la playa con dirección al morrón de los genoveses y desde el que se tiene que tener unas buenas vistas de la playa, de San José y de parte del Parque Natural. Nosotros no llegamos a subir puesto que decidimos tirar para las otras playas...
Cuando llegamos al final de la playa, y tras pasar una zona de roca, vimos que había otra más pequeña que nos llevaba hasta el morrón...aquí nos dimos la vuelta.
Y a recoger los bártulos, que todavía nos queda una caminata hasta el coche.
Pensamos que a esta hora de la tarde ya si podríamos pasar con el coche y llegar a las otras playas de Monsul, Media Luna y Carbón (a esta ya no llegamos).
Son casi las siete de la tarde, a estas horas los rayos de sol suaviza el paisaje de pitas, chumberas y palmerales, y de camino al coche, inmortalizo a Rosa en estas bellas instantáneas.
Playa de Monsul
Efectivamente tal como pensamos, ahora podemos pasar, con lo que cogemos el coche y avanzamos casi los cuatro kilómetros de pista que hay hasta llegar a la playa de Monsul.
(foto cedida por Parquenaturaldecabodegata)
Esta foto cedida la incluyo para ver la belleza de esta playa cuando no hay gente, en nuestro caso si que las había y bastante.
Cuando llegamos, una gran duna de arena fina queda a nuestra izquierda, en el centro una gran mole rocosa, y a nuestra derecha formaciones de lava erosionada en su origen volcánico.
Junto con la playa de los Genoveses, son las más famosas del Parque Natural, aunque muy distintas ambas, en esta última podemos ver como enormes lenguas de lava llegaron al mar, y el agua y el viento han ido erosionando hasta darles estas formas tan peculiares.
Al igual que en el resto de todas estas playas vírgenes y salvajes, no encontramos chiringuitos alguno (pos suerte), por lo que tendremos que abastecernos de todo lo necesario en nuestras mochilas.
La singularidad belleza de esta playa atrae a muchos visitantes, al igual que le pasó a Steven Spielberg que decidió utilizar esta playa, y otras localizaciones de Almería, para el rodaje de la película de Indiana Jones y la última Cruzada.
Por un momento, me imagino yo solo en esta playa en un día lluvioso del mes de noviembre, o en cualquier otro mes en donde la soledad de la playa sea lo que impere.
¡Que diferente tiene que ser!
Pero ahora es lo que toca, gente, gente y más gente por todas partes.
Además, estas playas al ser tan accesibles, incluso con este medio de transporte público, aún favorece más el tránsito de cientos de bañistas.
Detrás de la playa vemos la Torre de la Vela Blnaca, en donde ya estuvimos esta mañana, en la zona de Cabo de Gata.
Nos vamos de Monsul, y seguimos avanzando por la pista unos 300 metros hasta llegar a un cartel que nos marca el inicio para acceder a la playa de la Media Luna.
Cala de la Media Luna
La tarde empieza a caer cuando llegamos a esta coqueta cala.
La playa empieza a quedarse desierta, solo los mas remolones siguen pegándose el último baño.
Esta cala con algo menos de 200 metros de longitud, tiene forma de media luna, de ahí su nombre.
Paseamos un poco por ella, mientras que los últimos rayos de sol van desapareciendo por detrás de estas lenguas de lavas caídas al mar.
La última cala que nos queda, antes de llegar a Vela Blanca sería la Cala del Carbón, no está lejos, pero ya se hace tarde, y todavía tenemos que llegar a Nijar, lugar en el que dormiremos hoy.
Cogemos el coche y nos toca retroceder por la pista los cinco kilómetros hasta llegar a San José.
Son muchos los coches, al igual que nosotros que van retornando...y los autobuses que no dejan de entrar para ir recogiendo a los muchos bañistas que hay en cada una de las paradas de las playas.
Una vez allí y ya con las últimas luces del día ponemos rumbo hacia Nijar.
Llegamos a Nijar
Un buen establecimiento en donde pasar la noche, barato y cerca de la costa.
Un buen baño y a tapear al mejor sitio de Nijar, el bar paradas, a escasos metros de nuestro alojamiento. Buenas tapas y mejor precio, recomendado.
Día 3
Sorbas y sus cuevas
Cuevas de Sorbas
El día de hoy nos toca visitar el Paraje Natural Karst en Yesos de Sorbas, para ello lo primero que haremos es dirigirnos con dirección a Sorbas, concretamente a las cuevas que se encuentran a escasos kilómetros del pueblo.
Habíamos reservado para su entrada (obligatorio con guías) a las 12, así que tranquilamente llegamos a ella, incluso un poco antes para hacernos con el lugar..
Hay tres tipos de visitas:
-La básica (15 €)
-La combinada (30 €)
-La técnica (50 €)
Nosotros cogimos la primera, ya que la intención era visitarla por dentro, sin complicarnos mucho, teniéndonos que introducir en muchas gateras, escondrijos, rápeles...en definitiva no estábamos por la labor de una ruta de espeleología (no somos dado a ello) simplemente de hacernos una idea de las cuevas. No llegaría a las dos horas nuestra visita.
Una vez que nos dan los cascos, y un poco de explicación, los 12 integrantes de nuestro grupo avanzamos por un senderillo con dirección al interior de la cueva, en 10 minutos llegamos.
Información recogida de la web Juntadeandalucía:
El Karst en Yesos de Sorbas se sitúa en el levante andaluz, en el extremo oriental del corredor subdesértico Tabernas-Sorbas, el espacio más árido de Europa. En un aparente yermo y árido paisaje se esconde una de las bellezas más impresionantes de Andalucía. Se trata de un mundo subterráneo labrado por la acción milenaria del agua de lluvia sobre una potente roca de yeso.
Más de 1.000 cavidades, en su mayor parte interconectadas, un espectacular y diverso universo de formaciones cristalinas: estalactitas, estalagmitas, columnas y corales, su enorme valor didáctico y científico y su gran interés espeleológico lo han convertido en uno de los karst en yesos más importantes del mundo, una de las joyas geológicas del planeta.
La historia geológica del Karst se remonta seis millones de años atrás. Entonces el Mar Mediterráneo invadía la cuenca de Sorbas. En un periodo posterior, este mar se hace cada vez menos profundo, pues se ve sometido a un fuerte proceso de evaporación que determina la precipitación de un paquete de yeso de más de 100 metros de espesor. Cuando el mar se retiró, definitivamente, los yesos y demás sedimentos quedaron en superficie, expuestos a la lenta, pero implacable acción del agua de lluvia, dando lugar a este paisaje kárstico de inusitada belleza.
El agua de lluvia es capaz de disolver, lentamente, la roca de yeso generando abundantes depresiones cerradas en superficie. En ellas aparecen las ventanas del karst, las dolinas y simas, que conectan la árida superficie con la compleja red de galerías subterráneas. El agua, que penetra por estas ventanas, continúa su acción erosiva y moderadora, definiendo el sistema subterráneo más grande de España y el segundo del mundo explorado en yeso: el sistema de la Cueva del Agua, con casi 8.500 metros de recorrido.
Entramos en la cueva y recorreremos unos 800 metros, en algunos tramos habrá que controlar mucho nuestras cabezas, ya que son varias las gateras estrechas que tendremos que pasar.
Durante todo el recorrido nuestra guía nos va explicando como se formó estas cavidades, y todas sus curiosidades, incluso alguna que otra anécdota.
Nos muestra como se extrae el yeso que aparece cristalizado en forma de mariposa. Para ello calienta un trozo, observando como queda el polvo que posteriormente le daremos el uso habitual del yeso.
Tras la visita a la cueva nos dirigimos al pueblo de Sorbas, en donde ya tenemos reservado alojamiento para esta noche.
Sorbas
Sorbas se construye sobre una pequeña planicie recortada por el barranco actual del río Aguas y el antiguo meandro abandonado.
La adaptación del pueblo a esta particular orografía hace que una de sus más peculiares características sean las casas colgadas, casi suspendidas, que hay sobre las paredes verticales del barranco que los circunda.
Son muchos los miradores que nos iremos encontrando cuando paseemos por sus balconadas. el del castillo, del Porche, el de las Huertas, de la Torreta, el de las Cruces y el mirador Urra.
Pero antes de entrar al pueblo y visitarlo, nos detendremos en el Centro de Visitantes los Yesares.
Muy interesante este centro de interpretación compuesto por cuatro salas en donde se nos explica con todo tipo de detalles los pormenores de este Paraje Natural.
En una primera sala nos proyectan un vídeo documental y explicativo, de unos 25 minutos sobre los Karst de Yesos, desde sus orígenes hasta la fecha actual.
En otra sala nos muestra en forma de cueva, cada una de las partes en las que esta se compone.
Y en las otras dos, unos paneles nos explican y muestran el medio terrestre, subterráneo y fluvial de este paraje. Una interesante visita.
Y ahora si, nos adentramos en el pueblo
Un laberinto de calles estrechas y empinadas nos trasladan a cada uno de los miradores (todos los ya indicados anteriormente). Su callejeo nos trae al recuerdo todos aquellos rincones de origen árabe, ya que según unos escritos del siglo XI,
Sorbas puede proceder del árabe significando este "Olla de Arena".
Y tras ese callejeo moruno nos topamos con la plaza de la Constitución, en donde se encuentran los edificios más emblemáticos de Sorbas como la iglesia de Santa María, el Ayuntamiento y la casa del Duque de Alba.
Hagamos un receso en nuestro paseo, y que mejor sitio que este para aprovechar y tomarnos unas cervezas en el bar de la plaza, y al fresquito, en la terraza.
Ahora bajamos hacia el antiguo barrio de la Alfarería, visto desde unos de los miradores, parece un pequeño saliente en forma de apéndice que el pueblo de Sorbas ha dejado correr hacia abajo.
Este barrio llamado también de las Cantarerías en donde los alfareros trabajan el barro, creando verdaderas obras de arte, al igual que hace cientos de años.
Bajamos por la cuesta, que también nos llevaría hasta las afueras del pueblo, y antes de salir a mano izquierda llegamos al barrio de la Alfarería.
La alfarería Juan Simón, familia artesana dedicada al arte del barro desde hace generaciones que continúa la labor en un pueblo de larga tradición alfarera.
Entramos en la tienda, y por un momento me ha traído lejanos recuerdos de mi niñez, cuando en mi barrio natal de Triana en Sevilla, y en la calle alfarería, Covadonga, Antillano Campos eran muchos los talleres artesanales que allí habían.
Macetones, jarrones, cántaros, búcaros... de los más variopintos colores: azules, rojizos, verdes claros, crema, y como no, el color natural del barro.
Y siguiendo calle abajo llegamos a una verdadera reliquia aún en funcionamiento, se trata del único horno árabe que se conserva, se supone que habría más de una treintena, ya que eran muchas las familias que se dedicaban a la alfarería.
Y ya casi saliendo del pueblo en la parte más baja, y lindando con ese paraje desértico y árido nos encontramos algunas casas con curiosos coloridos, y que como es natural, mi cámara no puede evitar fotografiar.
Y de nuevo calle arriba con dirección a nuestro hostal, cuando la noche ya empieza a caer.
Unas cervezas con las agraciadas tapas de Sorbas y a dormir que mañana habrá mas,
de playas y calas.
Día 4
Playa de los Muertos (Carboneras), Cala Arena, Playa de Agua Amarga y pueblo, Cala del Plomo, Cala de Enmedio
¡Chula eh!
Mi mirada intenta anticiparse al frente, y esto es lo que veo: gente y más gente, en ese momento me pregunto ¿que diferencia hay entre esta popular, salvaje y virgen playa de los Muertos tan conocida y que todo el mundo quiere venir pensando que estarán ellos solo y la playa de Benidorm?
¡Poca diferencia, la verdad!
Una vez abajo, tenemos claro que poco tiempo estaremos aquí, verla, sacar algunas fotografías y buscar otra cala virgen (la siguiente que será Cala Arena).
Ya en la playa, mejor no mirar a nuestra izquierda, ya que la altísima chimenea de la gran mole de la fábrica térmica de Carboneras estropea el paisaje.
Nos dirigimos hacia la derecha, en donde se encuentran las rocas salpicadas en el mar.
Nos cuesta pasar con tanta gente, me la imagino como sería en invierno.
Es un bonito rincón, en donde las aguas transparentes y las rocas salpicadas embellecen el paisaje, pero ¡por favor cuanta gente!
Tras unos quince minutos por aquí, decidimos irnos y buscar una cala realmente salvaje y virgen,
Y SIN GENTE
Una vez arriba, cogimos el coche, y avanzando por la carretera un kilómetro justo, una pista de tierra a la izquierda nos accede hasta la cala Arena.
Cala Arena
Avanzando por la pista (en regular estado) unos cientos de metros, aparcamos el coche cuando ya veíamos (o intuíamos) que la cala estaba cerca. Nos asomamos desde el acantilado, y ya la vimos allá abajo. Por fin cala solitaria, solo hay una pareja de catalanes con dos críos que también se dirigen hacia abajo. La pendiente es muy empinada y muy resbaladiza con lo que hay que prestar atención. Los críos de los catalanes bajan como unos campeones, son montañeros, ya están acostumbrado...
También esta familia viene horrorizada de la playa de los Muertos.
Unos quince minutos de bajada, y ya estamos aquí.
La playa es de bolos de piedra, con lo que tiramos hacia nuestra derecha para acoplarnos en una pequeña calita entre las rocas.
¡Guau, esto si es una playa virgen y salvaje!
El agua limpia y transparente, allá vamos, chapuzón...
¡Que maravilla de lugar, SIN NADIE a nuestro alrededor!
Y otra vez al agua, da ganas de quedarse aquí horas y horas...
Allá a lo lejos podemos ver el domo volcánico de la Mesa Roldán, y debajo de él, la playa de los Muertos.
Me pego una escapada y sigo avanzando un poco por esta costa rocosa, no avanzo demasiado, hay muchos erizos adosados a las rocas. Llego hasta una pequeña oquedad en la pared rocosa, que más de uno ha podido utilizar para dormir, tiene incluso un apoyo para subir. Como era de esperar subo y la ojeo...Tiro para atrás, se complica seguir hacia adelante.
Y de nuevo a refrescarme con Rosa en estas aguas cristalinas...
Se acercan a nuestra calita la familia de catalanes que vienen a bucear, y con ellos mantenemos una larga conversación de costas y montañas...y aprovechamos para comentar el desastre de la playa de los Muertos.
Y de nuevo toca subir por el senderillo hasta el coche, ¡uf, que calor hace ahora!
Agua Amarga es uno de los pueblos más bellos del Parque Natural, ya no solamente por sus salpicadas casitas blancas, sino por el enclave y las calas que la rodean, las más espectaculares de toda la zona.
En Agua Amarga solo estaremos para comer, ojear la playa, descansar un poco y seguir nuestro itinerario, una vez que nos informamos bien para acceder a nuestras siguientes calas, la del Plomo y la de Enmedio quizás las dos más hermosas de todo el parque y las que ansiábamos conocer.
Tras un rato de baño disfrutando de estas cristalinas aguas, nos fuimos a recorrer parte de sus costas desde el lugar que nos habíamos instalado.
¡Guau, que paredes de color blanquecino, que formaciones rocosas!
Seguimos avanzando hasta donde las paredes parecían haberse derrumbado, aquí planteamos si seguir, se veían muchas grandes rocas desprendidas y no teníamos claro que se pudiera seguir.
Allá vamos, lo intentamos, a ver hasta donde se puede llegar...
Cada vez que saltábamos por sus grandes rocas, aparecían esas formaciones blanquecinas que siempre me incitaban a fotografiarlas...
A veces algo más complicado saltar por estas grandes moles de roca, pero merece la pena aventurarse...
Íbamos dirección a la cala de Enmedio que nos habían indicado que estaba a una media hora (por un senderillo en el monte), pero francamente por la costa se hacía interminable y algunas zonas con difícil acceso, con lo que decidimos darnos la vuelta.
Y de nuevo ya cerca de la cala, varias instantáneas para inmortalizar el momento de esta espectacular cala, en donde estas paredes blanquecinas embellecen al paisaje.
Recogemos nuestros bártulos y por el senderillo (marcado con pinturas azul y blanco) que sale al inicio de la playa por la izquierda, en algo menos de media hora llegamos a la playa de Enmedio, quizás la que más me ha gustado de todas las que he visto.
Ya el periódico The New York Times en un artículo de su revista hizo referencia a la belleza de esta cala, además la guía repsol la aupó a una de los 10 sitios más bonitos de España.
Unas erosiones singulares en los extremos de la cala, los destellos metálicos de la arena y las erosiones de la roca en color blanquecino, hacen de esta playa un verdadero paraíso virgen y salvaje, a no mucha distancia de Agua Amarga.
Y como no, al menos en una instantánea tenemos que inmortalizarnos para que nunca olvidemos esta estampa, cuando nuestra frágil memoria empiece a decaer.
Y antes de abandonar la cala de Enmedio, otras fotillos para nunca olvidar este enclave.
Damos por finalizado nuestras rutas del día de hoy y cuando la tarde empieza a caer ponemos rumbo hacia la Isleta del Moro, nuestro siguiente alojamiento.
Unas cervezas y unas tapas en este bello rincón de Cabo de Gata, y a dormir, que mañana hay más.
Ya estuve por aquí, hace muchos años, cuando mis hijos eran pequeños, y es uno de los lugares que mejor tenía guardado en mi memoria, ya en su momento me encantó y ahora al verlo de nuevo lo sigo pensando ¡me encanta este lugar!
Encarna a la perfección el típico pueblo de pescadores de la zona, las barquitas cerca de la playa, las casas blancas y una paz y un silencio del que ya en su momento recordaba y ahora lo acabo de constatar. ¡Es un paraíso para el buceo!
Antes de ponernos en marcha damos un paseo por el pueblo y aprovechamos para asomarnos a sus miradores. Desde la playa destaca los dos grandes peñones, uno de ellos en forma de isla, de ahí el nombre del pueblo.
Y dirigiéndonos hacia el norte hacemos una parada en la cercana cala del los Toros, a poco más de un kilómetro del pueblo nos veremos una pequeña zona de aparcamiento a nuestra derecha.
Cala de Los Toros
Empezamos a bajar por un senderillo de unos 700 metros de longitud, pasando en su parte final por un sorprendente bosquecillo (tipo oasis) de pinos, palmeras y un pequeño arroyo con cañaverales.
No es una cala fácil en donde uno se pueda bañar ya que está plagada de bolos de piedra, pero el enclave lleno de vegetación la hace una cala totalmente distinta a las vistas hasta ahora.
Su aspecto selvático y diferente, me ha hecho pensar que este es otro de los sitios favoritos para visitar.
Nos dirigimos ahora dirección norte, hacia las Negras, para llegar, tras una fuerte caminata, a la playa de San Pedro, pero antes nos detendremos en el mirador de la Amatista, a poca distancia de la Isleta del Moro, cuando la carretera empieza a subir bruscamente, en busca de la Sierra de Gata.
Junto al mirador existe un punto de información "ventana al visitante" en donde podemos conseguir algún mapa de la zona, o resolver alguna duda sobre la ubicación de las calas.
Una breve parada en esta extensa playa de más de 400 metros de longitud, rodeada por montañas y por otra parte flanqueada por el Castillo de San Román, un antiguo bastión defensivo del siglo XVIII que forma parte de una batería de cuatro cañones que defendía esta parte del litoral.
Allá abajo vamos dejando el pueblo de Las Negras con unas fantásticas vistas de la costa...
Y según vamos avanzando por el carril, vemos que algunas coches pasan junto a nosotros (y no son precisamente 4x4)...¡Que rabia, y nosotros andando con este calorín!.
A la vuelta lo tengo claro, vendré a por el coche.
A nuestro paso vemos un senderillo que baja de forma brusca a una cala que se ve allá abajo. Consulto con mi mapa y veo que se corresponde con la Cala Hernández.
A partir de aquí un senderillo que discurre sobre el acantilado nos llevará directamente a la playa de San Pedro, pero todavía nos queda algo más de media hora.
Miramos hacia atrás, y allí van quedando las costas de las Negras.
Y ante nuestros ojos la famosa playa de San Pedro.
Presidiendo a la playa se encuentra el castillo de San pedro y adosado a él la torre del siglo XVI que fue construido para defenderse de los berberiscos.
Y llegamos a esta playa de fuertes contrastes...
Debido a la singularidad de esta cala (ya que contiene una fuente de agua natural) muchos hippies se instalaron aquí buscando un rincón salvaje, huyendo del mundo civilizado.
Vemos repartidos por muchas zonas de la playa pequeñas cabañas y chozas construidas con cañizos y palmerales, cada una construida al antojo propio y con los materiales de la zona.
Son muchos los hippies que se ven de aquí para allá, unos van a por agua, otros los vemos duchándose en la fuente...y otros tantos haciendo su "agosto" con los tenderetes de bebidas, comidas, baratijas, y alguna otra prenda de vestir.
Y he aquí donde se encuentra la Gran Paradoja y contraste de esta playa.
En esta playa ¿nudista o textil? todos los hippies van desnudos, al igual que muchos de los bañistas que vienen aquí: aventureros, bohemios, viajeros...pero esto contrasta con las muchas barcas-taxi que vienen de las Negras y que no dejan de desembarcar a gente, también hacen su "agosto" trayendo a familias completas (niños, abuelos...) cargadas hasta los topes con gigantescas neveras, sombrillas...y que como si de unos piratas se tratasen entran al abordaje en la playa, y con sus indumentarias playeras como si estuviésemos en Benidorm.
No deja de ser curioso, en todas las calas que hemos estado, en ninguna existen los chiringuitos, y curiosamente teníamos que venir aquí, supuestamente a la playa más virgen y salvaje habitada por una comuna de hippies, en donde si encontramos los chiringuitos...
.El Mundo Al revés.
Cuanto añoro aquellos tiempos hippies de verdad, y que ya desapareció...
Encontramos un hueco, cerca de los chiringuitos y allí nos instalamos (estaremos aquí casi tres horas). Lo primero que hacemos es un buen baño fresquito en estas aguas transparentes, hemos sudado bastante en el camino., y después a no dejar de asombrarme lo curioso de esta playa.
Me siento en la arena y empiezo a observar a mi alrededor: un hippie voceando "perritos calientes", mientras otras jóvenes totalmente desnudas se acercan a uno de los tenderetes para probarse unos collares, y a esto que dos barcas-taxi desembarcan de nuevo a varias familias, en donde la mitad de la barca va repleta de enseres como el que va a pasar un día de "campo-domingueros". Mi mirada ahora la dirijo hacia más allá, y veo que se acerca hacia nosotros una familia ¡no me lo puedo creer!, se colocarán sombrilla con sombrilla junto a nosotros, así fue.
Y siguen, y siguen yendo y viniendo barcas hacia la playa...
Pero el colmo de los colmo, es el cartel en una de las cabañas de ¿hippies? en el que pone se alquilan barcas, y por poco te llevamos y traemos a las Negras...En FIN...
Lo siento, pero por un momento tengo que abandonar esta playa ¿nudista, comercial? y avanzo por la costa intentando desconectar de este absurdo.
Los montículos de piedra (que parecen estar de moda) me van marcando el camino para seguir pedruzqueando. Algunas corraletas en donde dormir se ven por el camino.
Y de nuevo regreso con Rosa, a la película del "Mundo al Revés".
Otro baño, unos bocatas y una hora después subimos por la cuesta que nos llevaría hacia nuestro retorno. Eso si, mientras Rosa me espera en la zona de aparcamiento de los coches, yo a paso rápido voy a por el coche y así evito que tenga que andar estos 2,4 kilómetros.
Hace muchísimo calor, necesitamos refrescarnos, así que haremos una parada en Las Negras, y el primer chiringuito que veamos en la zona de la playa lo inundaremos de refrigerios para nuestras secas gargantas.
Las Negras
Desde esta misma terraza junto a la playa disfrutamos de las vistas de la playa de las Negras y de la cala del Cuervo, mientras nuestras gargantas sedientas se están refrescando.
Son casi las seis de la tarde, con lo que, puesto que ha sido un día de fuerte pateada, decidimos tirar con dirección a Roquetas de Mar que será nuestro siguiente destino, ya fuera del Parque Natural del Cabo de Gata.
Pero antes, y pasado la Isleta del Moro, hacemos una parada para ver Los Escullos y la playa del Arco, sin bajar casi del coche, una visita a lo japonés.
Los Escullos y Playa del Arco
Nos detenemos con el coche, cuando empezamos a ver las vista de la playa desde un pequeño acantilado, bajamos del coche y nos acercamos al mismo borde del mar, junto a una finca que en forma de balconada se asoma al mar.
Y no muy lejos a nuestra izquierda vemos el pueblecito pesquero de la Isleta del Moro.
Y ya sin detenernos ponemos rumbo hacia Roquetas de Mar, a la que llegaríamos sobre las ocho a nuestro alojamiento, Casa Pedro.
Una buena ducha y tapear a la Gamba de Oro, el mejor sitio de tapeo en Roquetas de Mar.
Día 6
Roquetas de Mar-Sevilla
Nuestro alojamiento, de 10.
Pilar y Pedro, los dueños de este bonito chalet, nos acogieron como si estuviésemos en nuestra propia casa, todo perfecto. Por circunstancias de la vida, desde hace un par de meses están alquilando las habitaciones de su casa, y mejor imposible: acogedor, atentos...y con un buen desayuno.
El día de hoy nos lo tomaremos en plan tranquilo, lo dedicaremos a descansar en la playa de la zona de las urbanizaciones de Roquetas de Mar.
Con casi dos kilómetros de playa, totalmente urbanizable y con todo tipo de servicios, es evidente que Roquetas no tiene nada que ver con lo que hemos visto estos días atrás, sí, lo sabemos, pero aquí solo estaremos para descansar y después de comer, para Sevilla.
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Arrecife de las Sirenas
Nos trasladamos con dirección al Cabo de Gata, yendo directamente hasta el faro, obviando las playas anteriores de San Miguel de cabo de Gata. Para ello, a las ocho ya estábamos en planta, por delante teníamos un día largo.
Una vez que llegamos al faro y aparcamos, empezamos a disfrutar de estas maravillosas vistas del Arrecife de las Sirenas.
Una de las cosas que nos impacta al llegar son sus aguas cristalinas y transparentes, que incluso podemos divisar perfectamente el color verdoso de sus rocas.
Tal como nos indica en este panel informativo, el Arrecife de las Sirenas es en realidad el resto de una chimenea volcánica. probablemente recibe este nombre por la presencia de una colonia de focas Monje. Junto a este, aparece el morrón del Cabo de Gata, coronado por el faro del mismo nombre.
Este es el punto más sudoriental de la península ibérica, y a lo largo de la historia ha recibido muchos nombres, el más destacado "Promontorio de las Ágatas", debido a las piedras semipreciosas que se podrían encontrar por los alrededores.
Cogemos el coche y seguimos avanzando por la pista de tierra algunos cientos de metros (en no muy buen estado:baches y boquetes), decidimos aparcar y dirigirnos hacia la costa que ya la recorreremos andando hasta pasada Cala Raja.
Cala de las Sirenas
Tras unos senderillo de bajada, la primera cala que nos encontramos es la Cala de la Sirena, bajo el morrón del mismo nombre.
Decidimos seguir por el mismo borde de la costa (con mucha precaución), y no por el senderillo que discurre paralelo a él. Sin lugar a dudas merece la pena tirar por aquí, ya que a nuestro paso nos podemos quedar maravillados de las formaciones rocosas de esta antigua zona volcánica, fechada hace ya en 12 millones de años.
Seguimos avanzando por la misma costa y dejando atrás el morrón de las Sirenas y las huellas volcánicas...cuando de repente llegamos a tener unas fantásticas vistas de lo que tendremos por delante...
Ya nos explicaron en el punto de información, que tras la Torre de la Vela Blanca tenemos la playa de Monsul, pero a unos 12 kilómetros andando. Demasiado para nuestro plan de hoy, la veremos por la tarde, cuando visitemos esa otra zona.
Seguimos avanzando y no lo podemos resistir, bajamos hacia la Cala Arena tras una empinada bajada. El color blanquecino de su roca nos hechiza...por otra parte sus aguas transparentes nos atrae hasta refrescarnos en ellas.
Cala Arena
Tenemos que bajar con mucha precaución, la tierra es muy resbaladiza...
Y solo nosotros dos aquí abajo, toda la cala es nuestra, para disfrutarla en este bello entorno.
Esta pequeña cala de unos 50 metros de larga y pocos metros de ancha, en su parte derecha sobresale un singular peñón formada por columnas basálticas en color blanquecino, dándole una especial belleza, y a la izquierda el Arrecife del Dedo.
¡A desprendernos de la ropa y al agua!
¡guau, genial, como está el agua!
Y tras una hora de un baño refrescante en esta idílica cala. seguimos avanzando hasta llegar a cala Rajá, bastante más transitada.
Cala Rajá
Esta cala está situada entre acantilados que la protegen del molesto viento de levante que tan a menudo azota a esta zona del litoral.
Hay demasiada gente, no bajaremos a ella, contemplaremos sus vistas desde aquí arriba.
La bajada, al igual que en Cala Arena es muy empinada, con lo que hay que poner los cinco sentidos cuando la bajemos.
Y ya llegamos al final, en el acantilado bajo la torre de Vela Blanca.
Miramos hacia atrás y contemplamos nuestro recorrido...volvemos al coche.
La carretera nos obliga a tirar hacia atrás con dirección a la población de San José.
San José
El núcleo urbano de San José esta considerado como la capital del Parque Natural, ya que es el de mayor población y el que dispone de todos los servicios disponibles para el viajero.
Nosotros nos dirigimos directamente hasta las indicaciones de las playas de los Genoveses y Monsul que serán nuestros siguientes destinos, perfectamente señalizados
Una vez que llegamos a la pista de entrada con dirección a la playa de los Genoveses, en una casetilla de control nos dicen que no se puede seguir, ya hay muchos coches, así que nos toca dejarlo aparcado aquí, serán unos 25 minutos andando hasta llegar a la playa de los Genoveses.
Nota: para acceder a las playas de los Genoveses, Monsul, Media Luna y del Carbón (en este orden) han puesto a disposición de los visitantes-playeros-turistas-viajeros un autobús que sale de San José y va llevando y recogiendo a gente en todo este recorrido.
Nosotros optamos por ir andando hasta la primera de ella, la playa de los Genoveses, después ya comentaré como accedimos a las otras.
Playa de los Genoveses
Al principio cogemos el carril por donde tiran los coches, pero al poco un senderillo que sale a nuestra izquierda nos llevará directamente hasta la playa de los Genoveses.
Cuando el sendero se empina suavemente llegamos al molino del collado de los Genoveses, a partir de aquí el camino nos adentrara en una zona arboleda hacia la izquierda, llegando hasta la playa.
¡Es mediodía, el sol azota fuertemente, así que deseando estamos de llegar para pegarnos un baño!
Llegamos, 25 minutos de marcha.
Esta playa, quizás la de mayor renombre en todo el Parque Natural, y dicen que es la bahía más bella con aguas transparentes y unas dunas de arena fina y dorada...y por mi parte añado, y muchas piedras.
Nuestra llegada fue un tanto agobiante, fuertes rachas de viento impedían clavar la sombrilla, ademas, las piedras que hay bajo la arena impedían que la sombrilla clavase...y otra racha de viento me levanta la sombrilla. ¡Ufff que calor!, ¡que hambre!, ¡que sed!...que agobio, me quiero ir al baño ya, mi cuerpo chorrea de sudor por todas partes y esta sombrilla que no clava.
Al final optamos por colocarnos en la sombra de los árboles que hay junto a la playa.
¡por fin me voy al agua!, ¡que fresquito!
Esta playa ocupa toda la bahía con más de un kilómetro de longitud, rodeada de pequeñas dunas donde crece la típica vegetación del Parque: chumberas y pitas.
Tras un buen baño, algo de relax y poca comida, decido recorrer la costa hasta San José, buscando la Cala de los Amarillos, que según he visto en el mapa está entre esta y los Genoveses. Rosa prefiere descansar. Yo empiezo a subir por ese senderillo perfectamente marcado y que tras unos treinta minutos nos llevara hasta San José
Bordeo la zona acantilada, y de momento la cala de los Amarillos, ni la veo.
Bonitas vistas del morrón de los Genovese allá a lo lejos...y según avanzo
observo que desde aquí también se puede llegar, de hecho cuando el sendero se convierte en pista, hay algunos coches aparcados.
Y llego a San José, bajo hasta uno de sus miradores y de nuevo subo hasta el pequeño cerro que hay en el extremo del pueblo, desde el cual se puede disfrutar de unas excelentes vistas de San José.
Y tras casi una hora de caminata a pleno sol, de nuevo en los Genoveses.
Un buen baño, y ahora recorremos la playa con dirección al morrón de los genoveses y desde el que se tiene que tener unas buenas vistas de la playa, de San José y de parte del Parque Natural. Nosotros no llegamos a subir puesto que decidimos tirar para las otras playas...
Cuando llegamos al final de la playa, y tras pasar una zona de roca, vimos que había otra más pequeña que nos llevaba hasta el morrón...aquí nos dimos la vuelta.
Y a recoger los bártulos, que todavía nos queda una caminata hasta el coche.
Pensamos que a esta hora de la tarde ya si podríamos pasar con el coche y llegar a las otras playas de Monsul, Media Luna y Carbón (a esta ya no llegamos).
Son casi las siete de la tarde, a estas horas los rayos de sol suaviza el paisaje de pitas, chumberas y palmerales, y de camino al coche, inmortalizo a Rosa en estas bellas instantáneas.
Playa de Monsul
Efectivamente tal como pensamos, ahora podemos pasar, con lo que cogemos el coche y avanzamos casi los cuatro kilómetros de pista que hay hasta llegar a la playa de Monsul.
(foto cedida por Parquenaturaldecabodegata)
Esta foto cedida la incluyo para ver la belleza de esta playa cuando no hay gente, en nuestro caso si que las había y bastante.
Cuando llegamos, una gran duna de arena fina queda a nuestra izquierda, en el centro una gran mole rocosa, y a nuestra derecha formaciones de lava erosionada en su origen volcánico.
Junto con la playa de los Genoveses, son las más famosas del Parque Natural, aunque muy distintas ambas, en esta última podemos ver como enormes lenguas de lava llegaron al mar, y el agua y el viento han ido erosionando hasta darles estas formas tan peculiares.
Al igual que en el resto de todas estas playas vírgenes y salvajes, no encontramos chiringuitos alguno (pos suerte), por lo que tendremos que abastecernos de todo lo necesario en nuestras mochilas.
La singularidad belleza de esta playa atrae a muchos visitantes, al igual que le pasó a Steven Spielberg que decidió utilizar esta playa, y otras localizaciones de Almería, para el rodaje de la película de Indiana Jones y la última Cruzada.
Por un momento, me imagino yo solo en esta playa en un día lluvioso del mes de noviembre, o en cualquier otro mes en donde la soledad de la playa sea lo que impere.
¡Que diferente tiene que ser!
Pero ahora es lo que toca, gente, gente y más gente por todas partes.
Además, estas playas al ser tan accesibles, incluso con este medio de transporte público, aún favorece más el tránsito de cientos de bañistas.
Detrás de la playa vemos la Torre de la Vela Blnaca, en donde ya estuvimos esta mañana, en la zona de Cabo de Gata.
Nos vamos de Monsul, y seguimos avanzando por la pista unos 300 metros hasta llegar a un cartel que nos marca el inicio para acceder a la playa de la Media Luna.
Cala de la Media Luna
La tarde empieza a caer cuando llegamos a esta coqueta cala.
La playa empieza a quedarse desierta, solo los mas remolones siguen pegándose el último baño.
Esta cala con algo menos de 200 metros de longitud, tiene forma de media luna, de ahí su nombre.
Paseamos un poco por ella, mientras que los últimos rayos de sol van desapareciendo por detrás de estas lenguas de lavas caídas al mar.
La última cala que nos queda, antes de llegar a Vela Blanca sería la Cala del Carbón, no está lejos, pero ya se hace tarde, y todavía tenemos que llegar a Nijar, lugar en el que dormiremos hoy.
Cogemos el coche y nos toca retroceder por la pista los cinco kilómetros hasta llegar a San José.
Son muchos los coches, al igual que nosotros que van retornando...y los autobuses que no dejan de entrar para ir recogiendo a los muchos bañistas que hay en cada una de las paradas de las playas.
Una vez allí y ya con las últimas luces del día ponemos rumbo hacia Nijar.
Llegamos a Nijar
Un buen establecimiento en donde pasar la noche, barato y cerca de la costa.
Un buen baño y a tapear al mejor sitio de Nijar, el bar paradas, a escasos metros de nuestro alojamiento. Buenas tapas y mejor precio, recomendado.
Día 3
Sorbas y sus cuevas
Cuevas de Sorbas
El día de hoy nos toca visitar el Paraje Natural Karst en Yesos de Sorbas, para ello lo primero que haremos es dirigirnos con dirección a Sorbas, concretamente a las cuevas que se encuentran a escasos kilómetros del pueblo.
Habíamos reservado para su entrada (obligatorio con guías) a las 12, así que tranquilamente llegamos a ella, incluso un poco antes para hacernos con el lugar..
Hay tres tipos de visitas:
-La básica (15 €)
-La combinada (30 €)
-La técnica (50 €)
Nosotros cogimos la primera, ya que la intención era visitarla por dentro, sin complicarnos mucho, teniéndonos que introducir en muchas gateras, escondrijos, rápeles...en definitiva no estábamos por la labor de una ruta de espeleología (no somos dado a ello) simplemente de hacernos una idea de las cuevas. No llegaría a las dos horas nuestra visita.
Una vez que nos dan los cascos, y un poco de explicación, los 12 integrantes de nuestro grupo avanzamos por un senderillo con dirección al interior de la cueva, en 10 minutos llegamos.
Información recogida de la web Juntadeandalucía:
El Karst en Yesos de Sorbas se sitúa en el levante andaluz, en el extremo oriental del corredor subdesértico Tabernas-Sorbas, el espacio más árido de Europa. En un aparente yermo y árido paisaje se esconde una de las bellezas más impresionantes de Andalucía. Se trata de un mundo subterráneo labrado por la acción milenaria del agua de lluvia sobre una potente roca de yeso.
Más de 1.000 cavidades, en su mayor parte interconectadas, un espectacular y diverso universo de formaciones cristalinas: estalactitas, estalagmitas, columnas y corales, su enorme valor didáctico y científico y su gran interés espeleológico lo han convertido en uno de los karst en yesos más importantes del mundo, una de las joyas geológicas del planeta.
La historia geológica del Karst se remonta seis millones de años atrás. Entonces el Mar Mediterráneo invadía la cuenca de Sorbas. En un periodo posterior, este mar se hace cada vez menos profundo, pues se ve sometido a un fuerte proceso de evaporación que determina la precipitación de un paquete de yeso de más de 100 metros de espesor. Cuando el mar se retiró, definitivamente, los yesos y demás sedimentos quedaron en superficie, expuestos a la lenta, pero implacable acción del agua de lluvia, dando lugar a este paisaje kárstico de inusitada belleza.
El agua de lluvia es capaz de disolver, lentamente, la roca de yeso generando abundantes depresiones cerradas en superficie. En ellas aparecen las ventanas del karst, las dolinas y simas, que conectan la árida superficie con la compleja red de galerías subterráneas. El agua, que penetra por estas ventanas, continúa su acción erosiva y moderadora, definiendo el sistema subterráneo más grande de España y el segundo del mundo explorado en yeso: el sistema de la Cueva del Agua, con casi 8.500 metros de recorrido.
Entramos en la cueva y recorreremos unos 800 metros, en algunos tramos habrá que controlar mucho nuestras cabezas, ya que son varias las gateras estrechas que tendremos que pasar.
Durante todo el recorrido nuestra guía nos va explicando como se formó estas cavidades, y todas sus curiosidades, incluso alguna que otra anécdota.
Nos muestra como se extrae el yeso que aparece cristalizado en forma de mariposa. Para ello calienta un trozo, observando como queda el polvo que posteriormente le daremos el uso habitual del yeso.
Tras la visita a la cueva nos dirigimos al pueblo de Sorbas, en donde ya tenemos reservado alojamiento para esta noche.
Sorbas
Sorbas se construye sobre una pequeña planicie recortada por el barranco actual del río Aguas y el antiguo meandro abandonado.
La adaptación del pueblo a esta particular orografía hace que una de sus más peculiares características sean las casas colgadas, casi suspendidas, que hay sobre las paredes verticales del barranco que los circunda.
Son muchos los miradores que nos iremos encontrando cuando paseemos por sus balconadas. el del castillo, del Porche, el de las Huertas, de la Torreta, el de las Cruces y el mirador Urra.
Pero antes de entrar al pueblo y visitarlo, nos detendremos en el Centro de Visitantes los Yesares.
Muy interesante este centro de interpretación compuesto por cuatro salas en donde se nos explica con todo tipo de detalles los pormenores de este Paraje Natural.
En una primera sala nos proyectan un vídeo documental y explicativo, de unos 25 minutos sobre los Karst de Yesos, desde sus orígenes hasta la fecha actual.
En otra sala nos muestra en forma de cueva, cada una de las partes en las que esta se compone.
Y en las otras dos, unos paneles nos explican y muestran el medio terrestre, subterráneo y fluvial de este paraje. Una interesante visita.
Y ahora si, nos adentramos en el pueblo
Un laberinto de calles estrechas y empinadas nos trasladan a cada uno de los miradores (todos los ya indicados anteriormente). Su callejeo nos trae al recuerdo todos aquellos rincones de origen árabe, ya que según unos escritos del siglo XI,
Sorbas puede proceder del árabe significando este "Olla de Arena".
Las señoras de Sorbas, al igual que se sigue haciendo en muchos pueblos de Andalucía, es la hora de la tarde, es hora de salir al patio o a la calle a tomar el fresco y a contar todas sus novedades, cuando en ese momento a nosotros nos toca pasear junto a ellas.
Y tras ese callejeo moruno nos topamos con la plaza de la Constitución, en donde se encuentran los edificios más emblemáticos de Sorbas como la iglesia de Santa María, el Ayuntamiento y la casa del Duque de Alba.
Hagamos un receso en nuestro paseo, y que mejor sitio que este para aprovechar y tomarnos unas cervezas en el bar de la plaza, y al fresquito, en la terraza.
Ahora bajamos hacia el antiguo barrio de la Alfarería, visto desde unos de los miradores, parece un pequeño saliente en forma de apéndice que el pueblo de Sorbas ha dejado correr hacia abajo.
Este barrio llamado también de las Cantarerías en donde los alfareros trabajan el barro, creando verdaderas obras de arte, al igual que hace cientos de años.
Bajamos por la cuesta, que también nos llevaría hasta las afueras del pueblo, y antes de salir a mano izquierda llegamos al barrio de la Alfarería.
La alfarería Juan Simón, familia artesana dedicada al arte del barro desde hace generaciones que continúa la labor en un pueblo de larga tradición alfarera.
Entramos en la tienda, y por un momento me ha traído lejanos recuerdos de mi niñez, cuando en mi barrio natal de Triana en Sevilla, y en la calle alfarería, Covadonga, Antillano Campos eran muchos los talleres artesanales que allí habían.
Macetones, jarrones, cántaros, búcaros... de los más variopintos colores: azules, rojizos, verdes claros, crema, y como no, el color natural del barro.
Y siguiendo calle abajo llegamos a una verdadera reliquia aún en funcionamiento, se trata del único horno árabe que se conserva, se supone que habría más de una treintena, ya que eran muchas las familias que se dedicaban a la alfarería.
Y ya casi saliendo del pueblo en la parte más baja, y lindando con ese paraje desértico y árido nos encontramos algunas casas con curiosos coloridos, y que como es natural, mi cámara no puede evitar fotografiar.
Y de nuevo calle arriba con dirección a nuestro hostal, cuando la noche ya empieza a caer.
Unas cervezas con las agraciadas tapas de Sorbas y a dormir que mañana habrá mas,
de playas y calas.
Día 4
Playa de los Muertos (Carboneras), Cala Arena, Playa de Agua Amarga y pueblo, Cala del Plomo, Cala de Enmedio
Playa de los Muertos
¡Chula eh!
Gracias a estas dos fotos que me han cedido de Parquenaturaldecabodegata, (y que ojala nosotros la hubieramos visto así) voy a explicar a continuación la realidad de esta triste playa (¡en verano eh!)
Desde Sorbas salimos dirección Carboneras, sin entrar en ella, cogimos por la costa con sentido sur. Al poco llegamos a los aparcamientos para acceder a la playa de los Muertos. Son las 10,30, los aparcamientos a tope, aparcamos junto al arcén de la carretera, son decenas y decenas de coches los que ya hay por aquí, y todavía son las 10,30 ¿que será de este lugar cuando sean las 14 horas?
Tenemos tres alternativas de bajada a la playa (unos 20 minutos) por un empinado senderillo de tierra y piedras. Empezamos a ver gente y más gente: familias completas cargando neveras, sombrillas y todo los menesteres para pasar un día incomodo (por tanta gente) de playa.
Mi mirada intenta anticiparse al frente, y esto es lo que veo: gente y más gente, en ese momento me pregunto ¿que diferencia hay entre esta popular, salvaje y virgen playa de los Muertos tan conocida y que todo el mundo quiere venir pensando que estarán ellos solo y la playa de Benidorm?
¡Poca diferencia, la verdad!
Mi mirada ahora se dirige hacia atrás y sigo viendo gente y más gente bajo el domo volcánico de la Mesa Roldán, increíble ¡que horror!, ¿como es posible que el ayuntamiento de Nijar no ponga medidas y controle el números de personas que puede venir aquí?
Una vez abajo, tenemos claro que poco tiempo estaremos aquí, verla, sacar algunas fotografías y buscar otra cala virgen (la siguiente que será Cala Arena).
Ya en la playa, mejor no mirar a nuestra izquierda, ya que la altísima chimenea de la gran mole de la fábrica térmica de Carboneras estropea el paisaje.
Nos dirigimos hacia la derecha, en donde se encuentran las rocas salpicadas en el mar.
Nos cuesta pasar con tanta gente, me la imagino como sería en invierno.
Es un bonito rincón, en donde las aguas transparentes y las rocas salpicadas embellecen el paisaje, pero ¡por favor cuanta gente!
Tras unos quince minutos por aquí, decidimos irnos y buscar una cala realmente salvaje y virgen,
Y SIN GENTE
Una vez arriba, cogimos el coche, y avanzando por la carretera un kilómetro justo, una pista de tierra a la izquierda nos accede hasta la cala Arena.
Cala Arena
Avanzando por la pista (en regular estado) unos cientos de metros, aparcamos el coche cuando ya veíamos (o intuíamos) que la cala estaba cerca. Nos asomamos desde el acantilado, y ya la vimos allá abajo. Por fin cala solitaria, solo hay una pareja de catalanes con dos críos que también se dirigen hacia abajo. La pendiente es muy empinada y muy resbaladiza con lo que hay que prestar atención. Los críos de los catalanes bajan como unos campeones, son montañeros, ya están acostumbrado...
También esta familia viene horrorizada de la playa de los Muertos.
Unos quince minutos de bajada, y ya estamos aquí.
La playa es de bolos de piedra, con lo que tiramos hacia nuestra derecha para acoplarnos en una pequeña calita entre las rocas.
¡Guau, esto si es una playa virgen y salvaje!
El agua limpia y transparente, allá vamos, chapuzón...
¡Que maravilla de lugar, SIN NADIE a nuestro alrededor!
Y otra vez al agua, da ganas de quedarse aquí horas y horas...
Allá a lo lejos podemos ver el domo volcánico de la Mesa Roldán, y debajo de él, la playa de los Muertos.
Me pego una escapada y sigo avanzando un poco por esta costa rocosa, no avanzo demasiado, hay muchos erizos adosados a las rocas. Llego hasta una pequeña oquedad en la pared rocosa, que más de uno ha podido utilizar para dormir, tiene incluso un apoyo para subir. Como era de esperar subo y la ojeo...Tiro para atrás, se complica seguir hacia adelante.
Y de nuevo a refrescarme con Rosa en estas aguas cristalinas...
Se acercan a nuestra calita la familia de catalanes que vienen a bucear, y con ellos mantenemos una larga conversación de costas y montañas...y aprovechamos para comentar el desastre de la playa de los Muertos.
Y tras algo más de una hora disfrutando de este idílico paraje costero seguimos nuestro itinerario de costas: calas y playas.
Y de nuevo toca subir por el senderillo hasta el coche, ¡uf, que calor hace ahora!
Nuestro siguiente destino será el cercano pueblo de Agua Amarga, allí nos comeremos los bocatas.
Agua Amarga
Agua Amarga es uno de los pueblos más bellos del Parque Natural, ya no solamente por sus salpicadas casitas blancas, sino por el enclave y las calas que la rodean, las más espectaculares de toda la zona.
En Agua Amarga solo estaremos para comer, ojear la playa, descansar un poco y seguir nuestro itinerario, una vez que nos informamos bien para acceder a nuestras siguientes calas, la del Plomo y la de Enmedio quizás las dos más hermosas de todo el parque y las que ansiábamos conocer.
Cala del Plomo
Para llegar a esta cala, tenemos que coger dirección Fernán Perez, y a unos 15 kilómetros veremos una indicación "cala del Plomo" a nuestra izquierda, y esta pista de tierra en siete kilómetros nos llevará hasta la misma playa.
El camino recorre la rambla del Plomo, un pequeño oasis de vegetación de palmeras, olivos y bancales, cruzándonos con el cortijo fortificado de Rambla Seca.
Es una cala grande de unos 200 metros de longitud, nosotros nos dirigimos hacia la zona de la izquierda que parece tener mayor belleza y además está más solitaria.
Y así fue, ya lo creo que es realmente espectacular...
Aguas de color turquesa y transparentes y el fondo de arena blanca...
Tras un rato de baño disfrutando de estas cristalinas aguas, nos fuimos a recorrer parte de sus costas desde el lugar que nos habíamos instalado.
¡Guau, que paredes de color blanquecino, que formaciones rocosas!
Seguimos avanzando hasta donde las paredes parecían haberse derrumbado, aquí planteamos si seguir, se veían muchas grandes rocas desprendidas y no teníamos claro que se pudiera seguir.
Allá vamos, lo intentamos, a ver hasta donde se puede llegar...
Cada vez que saltábamos por sus grandes rocas, aparecían esas formaciones blanquecinas que siempre me incitaban a fotografiarlas...
A veces algo más complicado saltar por estas grandes moles de roca, pero merece la pena aventurarse...
Íbamos dirección a la cala de Enmedio que nos habían indicado que estaba a una media hora (por un senderillo en el monte), pero francamente por la costa se hacía interminable y algunas zonas con difícil acceso, con lo que decidimos darnos la vuelta.
Y de nuevo ya cerca de la cala, varias instantáneas para inmortalizar el momento de esta espectacular cala, en donde estas paredes blanquecinas embellecen al paisaje.
Recogemos nuestros bártulos y por el senderillo (marcado con pinturas azul y blanco) que sale al inicio de la playa por la izquierda, en algo menos de media hora llegamos a la playa de Enmedio, quizás la que más me ha gustado de todas las que he visto.
A esta playa también se puede acceder desde Agua Amarga, ya vimos un senderillo que venía por la parte alta del monte, y algunas personas que se dirigían por él.
Cuando llegamos, nos situamos en la zona izquierda de la playa, para después recorrer esta zona que parece la más espectacular, sin quitarle mérito a la otra punta de la playa que también parece bastante bonita. ¡Después iremos para allá!
Situada en la desembocadura de la Rambla de la Cala, flanqueada por el cerro del Cuartel y el cerro de la Higuera, es la más espectacular de todas las que hemos visto.
Ya el periódico The New York Times en un artículo de su revista hizo referencia a la belleza de esta cala, además la guía repsol la aupó a una de los 10 sitios más bonitos de España.
Unas erosiones singulares en los extremos de la cala, los destellos metálicos de la arena y las erosiones de la roca en color blanquecino, hacen de esta playa un verdadero paraíso virgen y salvaje, a no mucha distancia de Agua Amarga.
Acantilados y repisas de color blanquecino esculpidos por el viento y el oleaje, bañados por un mar turquesa, configura una cala deslumbrante.
Recorremos este trozo de paraíso hasta que un cortado nos impide el paso...y seguimos disfrutando de este bello enclave.
Y como no, al menos en una instantánea tenemos que inmortalizarnos para que nunca olvidemos esta estampa, cuando nuestra frágil memoria empiece a decaer.
Nos trasladamos ahora hasta la otra punta de la playa, de igual encanto que la anterior.
Una gran roca junto a la misma orilla parece haber rodado de las paredes verticales para embellecer más aún al paisaje.
Una gran roca junto a la misma orilla parece haber rodado de las paredes verticales para embellecer más aún al paisaje.
Aquí, junto a esta roca nos tumbamos, y allá a lo lejos contemplamos ensimismados de donde venimos, aquellas paredes blanquecinas...
¡Que bien se está aquí, tumbado, a la sombra, en donde parece que el viento (solo fresquito, sin molestar) nace en esta esquina de la cala, y nos hacen sentir que los minutos se eternizan!
Y antes de abandonar la cala de Enmedio, otras fotillos para nunca olvidar este enclave.
Damos por finalizado nuestras rutas del día de hoy y cuando la tarde empieza a caer ponemos rumbo hacia la Isleta del Moro, nuestro siguiente alojamiento.
Unas cervezas y unas tapas en este bello rincón de Cabo de Gata, y a dormir, que mañana hay más.
Día 5
La Isleta del Moro, Cala de los Toros, Mirador de la Amatista, Cala de San Pedro (con cala Hernández), Playa de las Negras, el Playazo de Rodalquilar, Los Escullos y playa del Arco.
La Isleta del Moro
Ya estuve por aquí, hace muchos años, cuando mis hijos eran pequeños, y es uno de los lugares que mejor tenía guardado en mi memoria, ya en su momento me encantó y ahora al verlo de nuevo lo sigo pensando ¡me encanta este lugar!
Encarna a la perfección el típico pueblo de pescadores de la zona, las barquitas cerca de la playa, las casas blancas y una paz y un silencio del que ya en su momento recordaba y ahora lo acabo de constatar. ¡Es un paraíso para el buceo!
Antes de ponernos en marcha damos un paseo por el pueblo y aprovechamos para asomarnos a sus miradores. Desde la playa destaca los dos grandes peñones, uno de ellos en forma de isla, de ahí el nombre del pueblo.
Y dirigiéndonos hacia el norte hacemos una parada en la cercana cala del los Toros, a poco más de un kilómetro del pueblo nos veremos una pequeña zona de aparcamiento a nuestra derecha.
Cala de Los Toros
Empezamos a bajar por un senderillo de unos 700 metros de longitud, pasando en su parte final por un sorprendente bosquecillo (tipo oasis) de pinos, palmeras y un pequeño arroyo con cañaverales.
No es una cala fácil en donde uno se pueda bañar ya que está plagada de bolos de piedra, pero el enclave lleno de vegetación la hace una cala totalmente distinta a las vistas hasta ahora.
Su aspecto selvático y diferente, me ha hecho pensar que este es otro de los sitios favoritos para visitar.
Nos dirigimos ahora dirección norte, hacia las Negras, para llegar, tras una fuerte caminata, a la playa de San Pedro, pero antes nos detendremos en el mirador de la Amatista, a poca distancia de la Isleta del Moro, cuando la carretera empieza a subir bruscamente, en busca de la Sierra de Gata.
Mirador de la Amatista
Desde este mirador podemos contemplar los acantilados, de parte de la Sierra de Gata, adentrándose en el mar,y en la lejanía podemos divisar el pico de los Frailes, que con una altitud de 500 metros es la cima más alta del Parque.
Junto al mirador existe un punto de información "ventana al visitante" en donde podemos conseguir algún mapa de la zona, o resolver alguna duda sobre la ubicación de las calas.
A partir de aquí, y siguiendo dirección norte hacia Rodalquilar, nos desviamos para acercarnos a la playa del Playazo de Rodalquilar.
Playazo de Rodalquilar
Una breve parada en esta extensa playa de más de 400 metros de longitud, rodeada por montañas y por otra parte flanqueada por el Castillo de San Román, un antiguo bastión defensivo del siglo XVIII que forma parte de una batería de cuatro cañones que defendía esta parte del litoral.
Sin detenernos más nos dirigimos hacia las Negras para llegar a uno de los platos fuerte de la ruta de hoy, la playa de San Pedro
Playa de San Pedro
Una vez situados en Las Negras, atravesamos el pueblo hasta el final, y tras pasar por la rambla seca por donde antes pasaba un río, aparcaremos el coche.
Para llegar a esta mítica playa habitada en parte por una comuna hippies, instalados allí desde hace tiempo disponemos de varias opciones:
1-Andando por el carril que sale desde donde está el coche aparcado (3,5 km), la pista a partir de los 2,4 km se convierte en un sendero que discurre por los acantilados. Algo más de una hora
2-Avanzar con el coche hasta los 2,4 km (carril de tierra en regular estado) y después por el sendero. Media hora.
3-Para los menos andarines, se puede coger una barca-taxi desde Las Negras hasta la misma playa, en un periquete de 10 minutos se llega (12 €/p ida y vuelta)
Antes de iniciar la ruta nos habíamos informado, y todos coincidían, en que teníamos que dejar el coche al principio, salvo que se llevase un 4x4.
Visto lo visto, cargamos las mochilas con todo lo necesario para pasar varias horas allí (una hora de ida y otra de vuelta, o quizás más) y nos pusimos en marcha. Al principio del camino un cartel nos indica la dirección de la playa.
Según avanzamos por la pista, vimos que un coche puede pasar perfectamente, siempre con cuidado, habíamos cogido carriles en peor estado.
Allá abajo vamos dejando el pueblo de Las Negras con unas fantásticas vistas de la costa...
Y según vamos avanzando por el carril, vemos que algunas coches pasan junto a nosotros (y no son precisamente 4x4)...¡Que rabia, y nosotros andando con este calorín!.
A la vuelta lo tengo claro, vendré a por el coche.
A nuestro paso vemos un senderillo que baja de forma brusca a una cala que se ve allá abajo. Consulto con mi mapa y veo que se corresponde con la Cala Hernández.
Y tras unos cuarenta minutos andando por el carril, llegamos a una zona en la que hay muchos coches aparcados, hasta aquí se podía haber llegado.
A partir de aquí un senderillo que discurre sobre el acantilado nos llevará directamente a la playa de San Pedro, pero todavía nos queda algo más de media hora.
Miramos hacia atrás, y allí van quedando las costas de las Negras.
Y ante nuestros ojos la famosa playa de San Pedro.
Presidiendo a la playa se encuentra el castillo de San pedro y adosado a él la torre del siglo XVI que fue construido para defenderse de los berberiscos.
Debido a la singularidad de esta cala (ya que contiene una fuente de agua natural) muchos hippies se instalaron aquí buscando un rincón salvaje, huyendo del mundo civilizado.
Vemos repartidos por muchas zonas de la playa pequeñas cabañas y chozas construidas con cañizos y palmerales, cada una construida al antojo propio y con los materiales de la zona.
Son muchos los hippies que se ven de aquí para allá, unos van a por agua, otros los vemos duchándose en la fuente...y otros tantos haciendo su "agosto" con los tenderetes de bebidas, comidas, baratijas, y alguna otra prenda de vestir.
Y he aquí donde se encuentra la Gran Paradoja y contraste de esta playa.
En esta playa ¿nudista o textil? todos los hippies van desnudos, al igual que muchos de los bañistas que vienen aquí: aventureros, bohemios, viajeros...pero esto contrasta con las muchas barcas-taxi que vienen de las Negras y que no dejan de desembarcar a gente, también hacen su "agosto" trayendo a familias completas (niños, abuelos...) cargadas hasta los topes con gigantescas neveras, sombrillas...y que como si de unos piratas se tratasen entran al abordaje en la playa, y con sus indumentarias playeras como si estuviésemos en Benidorm.
No deja de ser curioso, en todas las calas que hemos estado, en ninguna existen los chiringuitos, y curiosamente teníamos que venir aquí, supuestamente a la playa más virgen y salvaje habitada por una comuna de hippies, en donde si encontramos los chiringuitos...
.El Mundo Al revés.
Cuanto añoro aquellos tiempos hippies de verdad, y que ya desapareció...
Encontramos un hueco, cerca de los chiringuitos y allí nos instalamos (estaremos aquí casi tres horas). Lo primero que hacemos es un buen baño fresquito en estas aguas transparentes, hemos sudado bastante en el camino., y después a no dejar de asombrarme lo curioso de esta playa.
Me siento en la arena y empiezo a observar a mi alrededor: un hippie voceando "perritos calientes", mientras otras jóvenes totalmente desnudas se acercan a uno de los tenderetes para probarse unos collares, y a esto que dos barcas-taxi desembarcan de nuevo a varias familias, en donde la mitad de la barca va repleta de enseres como el que va a pasar un día de "campo-domingueros". Mi mirada ahora la dirijo hacia más allá, y veo que se acerca hacia nosotros una familia ¡no me lo puedo creer!, se colocarán sombrilla con sombrilla junto a nosotros, así fue.
Y siguen, y siguen yendo y viniendo barcas hacia la playa...
Pero el colmo de los colmo, es el cartel en una de las cabañas de ¿hippies? en el que pone se alquilan barcas, y por poco te llevamos y traemos a las Negras...En FIN...
Lo siento, pero por un momento tengo que abandonar esta playa ¿nudista, comercial? y avanzo por la costa intentando desconectar de este absurdo.
Los montículos de piedra (que parecen estar de moda) me van marcando el camino para seguir pedruzqueando. Algunas corraletas en donde dormir se ven por el camino.
Y de nuevo regreso con Rosa, a la película del "Mundo al Revés".
Otro baño, unos bocatas y una hora después subimos por la cuesta que nos llevaría hacia nuestro retorno. Eso si, mientras Rosa me espera en la zona de aparcamiento de los coches, yo a paso rápido voy a por el coche y así evito que tenga que andar estos 2,4 kilómetros.
Hace muchísimo calor, necesitamos refrescarnos, así que haremos una parada en Las Negras, y el primer chiringuito que veamos en la zona de la playa lo inundaremos de refrigerios para nuestras secas gargantas.
Las Negras
Desde esta misma terraza junto a la playa disfrutamos de las vistas de la playa de las Negras y de la cala del Cuervo, mientras nuestras gargantas sedientas se están refrescando.
Son casi las seis de la tarde, con lo que, puesto que ha sido un día de fuerte pateada, decidimos tirar con dirección a Roquetas de Mar que será nuestro siguiente destino, ya fuera del Parque Natural del Cabo de Gata.
Pero antes, y pasado la Isleta del Moro, hacemos una parada para ver Los Escullos y la playa del Arco, sin bajar casi del coche, una visita a lo japonés.
Los Escullos y Playa del Arco
Nos detenemos con el coche, cuando empezamos a ver las vista de la playa desde un pequeño acantilado, bajamos del coche y nos acercamos al mismo borde del mar, junto a una finca que en forma de balconada se asoma al mar.
Y no muy lejos a nuestra izquierda vemos el pueblecito pesquero de la Isleta del Moro.
Y ya sin detenernos ponemos rumbo hacia Roquetas de Mar, a la que llegaríamos sobre las ocho a nuestro alojamiento, Casa Pedro.
Una buena ducha y tapear a la Gamba de Oro, el mejor sitio de tapeo en Roquetas de Mar.
Día 6
Roquetas de Mar-Sevilla
Nuestro alojamiento, de 10.
Pilar y Pedro, los dueños de este bonito chalet, nos acogieron como si estuviésemos en nuestra propia casa, todo perfecto. Por circunstancias de la vida, desde hace un par de meses están alquilando las habitaciones de su casa, y mejor imposible: acogedor, atentos...y con un buen desayuno.
El día de hoy nos lo tomaremos en plan tranquilo, lo dedicaremos a descansar en la playa de la zona de las urbanizaciones de Roquetas de Mar.
Con casi dos kilómetros de playa, totalmente urbanizable y con todo tipo de servicios, es evidente que Roquetas no tiene nada que ver con lo que hemos visto estos días atrás, sí, lo sabemos, pero aquí solo estaremos para descansar y después de comer, para Sevilla.
Ya estoy cansado de estar sentado, así que mientras Rosa sigue leyendo, yo me voy a andar un poco por el paseo marítimo.
Bonita costa del Cabo de Gata, curiosas formaciones, playas vírgenes y salvajes, aguas transparentes y cristalinas...y mucha, mucha gente.
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