miércoles, 23 de enero de 2019

Tajos de las Ventanas-Sierra de la Escalereta (Málaga) Enero/19




Hoy tocaba ir de montaña, más exactamente de media montaña, tal como nos indicaron nuestros compañeros coordinadores Joaquín y Pepe. Será una ruta fácil, sin dificultad, de unos 12 kilómetros de recorrido, algo más de 400 metros de desnivel y en la que tardaremos unas cinco horas y media, en plan tranquilo y disfrutando de la vistas y de las curiosas formaciones. Y esto último es la clave de su encanto, las formaciones de las rocas, formando arcos, covachos...y en los que tendremos que realizar algunos pequeños destrepes. 

En esta ocasión, nos damos cita un buen grupo nutrido de compañeros y compañeras del club, 17 en total. Falto yo, que estoy detrás de la cámara.



En esta ocasión nos moveremos por los alrededores del pueblo de Almargen, en la provincia de Málaga, recorriendo los Tajos de las Ventanas, la Sierra de la Escalereta...subiendo al cerro de las Ventanas, con una modesta altitud de 716 metros.



A las 10 de la mañana ya estábamos situados en el Polígono Industrial El Calvillo, en las afueras de Almargen, y que nosotros viniendo de Sevilla-Osuna-El Saucejo nos lo encontramos antes de entrar en el pueblo.

La ruta comenzará dirigiéndonos a las vías del tren a través de una pista de tierra rodeada de olivos, y una vez pasadas estas, abandonaremos la pista poniendo rumbo hacia una pequeña serrezuela que ya vemos de frente, hacia nuestra derecha.



Una vez situados en las paredes de estos pequeños tajos, la recorreremos, pudiendo comprobar las muchas covachas y oquedades que hay en la zona.


Empezamos a subir por las rocas que hay en los huecos, entre las paredes, y ya en la parte superior seguimos ascendiendo hasta los tajos.


Una vez arriba, empezamos a destrepar con mucho cuidado, y recorrer lateralmente todos los Tajos de las Ventanas.


A lo largo de las paredes. son varias las cuevas y covachas que vamos encontrando a nuestro paso...en alguna, aprovecho para inmortalizar al grupo. Ahí está. De nuevo falta uno, el que está detrás de la cámara.


Y seguimos recorriendo lateralmente estas paredes, haciendo pequeñas bajadas y subidas...trepes y destrepes. Algunos tiran por la misma cresta, otros más abajo, cada uno encuentra su propio paso.



Yo aprovecho, y subo rápidamente para poder fotografiar a mis compañeros en estos pequeños trepes.


La temperatura está subiendo bastante, poco a poco nos vamos desprendiendo de nuestras ropas de abrigo. Hace un día soleado y con buenas vistas. Allí al fondo, la Sierra Subbética cordobesa, destacando la Tiñosa y pico Bermejo.


Seguimos avanzando, y a nuestro paso siguen apareciendo más covachas. En algunas, incluso nos adentramos para curiosear.


En otras, incluso hay que subir entre las piedras...


Unos por arriba, otros por abajo...todos para adelante.


Una vez arriba, una pista accede directamente a las antenas de televisión...


Pero una vez que llegamos a su parte más alta (demasiado pronto), Paco y yo decidimos aventurarnos y bajar un poco, para intentar trepar por algunas de las paredes que acceden directamente a la cumbre de las antenas (el Cerro de las Ventanas), demasiada monótona la pista.


Tras bajar de nuevo un buen tramo, empezamos a buscar las paredes más accesibles...
¡ojo, porque el terreno se desprende fácilmente!
Por aquí no, por aquí tampoco, por aquí menos todavía...Paco, Antonio por aquí...
Empiezo a subir, y cuando subo un metro, me agarro a una de las piedras, y antes de afianzarme, la piedra se desprende y cae rodando, menos mal que estaba apoyado bien con los pies.


Una vez arriba del cerro de las Antenas (716 m), nos reunimos con los compañeros, y llegamos tarde a la foto del grupo...bueno ya está hecha.


Y empezamos a bajar por una de las zonas mas chulas, con pequeños ventanales formados entre las rocas. Unos pasaron por uno de los arcos, otros los esquivaron, otros se subieron...y muchos nos fotografiamos.
Esto fue, "servido a la carta"









Una vez que nos hemos entretenido en estos arcos, empezamos a bajar. Buscamos un canalón, que era bastante asequible, pero con cuidado, y para abajo.


Allá vamos...


Había que afianzar bien los pies y las manos en la bajada, aunque esto último para Rosa y Jesús parecía no preocuparle, porque no había una esparraguera que dejaran con vida, cuando veían esos espárragos. 


Una vez abajo, hicimos una pequeña parada para picar algo...y claro, ya que estábamos debajo de una covacha, Lorenzo dijo, allá voy, para arriba.
El terreno se desprendía fácilmente, con lo que no estaba claro que pudiera llegar...el insistió y para arriba.


Pero a la hora de bajar, había que buscar el mejor sitio, pero ¿por donde?
Nosotros desde abajo veíamos el terreno muy agrietado, ¡en cualquier momento se puede romper!


En un momento, el terreno cedió un poco y dio un pequeño "susto".
Rápidamente colocamos todas las mochilas abajo, para que amortiguase, caso de caida.
Al final pudo bajar.


Y desde aquí nos trasladamos a la Sierra de la Escalereta por su ladera Oeste, dejando atrás ya, los Tajos de las Ventanas.


Será un pequeño recorrido de ida y vuelta atravesando grandes manchas de plantas aromáticas. tomillo, romero y almoraduz.   


Por delante, siempre tendremos la inseparable Sierra del Tablón con sus cumbres más alta de la provincia de Sevilla el Terril (1128 m) y el Peñón de Algámitas (1121 m) 


Y más allá, muy al fondo, la Sierra del Pinar, junto a Grazalema, Benamahoma y Zahara de la Sierra, con sus míticas cumbres, y que tantas veces hemos subido.



Tras un rato andando, dimos la vuelta, retornando por senderillos que se adentran en plantaciones de romeros, e intentando esquivar a las aulagas. 



Cuando llegamos a la altura del Cerro de las Ventanas, con sus antenas, la dejamos a nuestra izquierda y seguimos por el senderillo que de forma progresiva va bajando y nos lleva hacia la pista que se encuentra paralela a la carretera.


Buscamos un sitio donde comer, y pista abajo hacia el pueblo, al que llegamos sobre las 15:30 horas.
Junto a donde dejamos los coches hay un bar, así que aquí cayeron las cervezas, cafés y unas buenas charlas entre compañeros.
¡Otra ruta más a la mochila!



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