Viene de parte I
http://antonio-bueno-todosmisviajes.blogspot.com.es/2013/10/ruta-diario-por-marruecos-agosto13.html
Lo primero que hacemos en Fez es
dirigirnos hacia el fuerte Borj nord, puesto de control de vigilancia
construido a finales del siglo XVI por
el sultán Ahmed al-Mansur, para mantener bajo control a la población
potencialmente desleal de Fez. Desde aquí podemos disfrutar de unas excelentes
vistas de toda la ciudad.
Bajando de nuevo, nos dirigimos
hacia el barrio judío, y en el que está también ubicado el Palacio real o dar
el-Majzen. Este es un asombroso ejemplo de restauración moderna, pero todos sus
jardines, pabellones, palacios, mezquitas y madrazas no están
abierto al público.
El barrio judío data del siglo
XIII, y fue construido, según algunos archivos, para ofrecerles mayor
protección.
Actualmente pocas familias judías
viven en el mellah, pero las ventanas y balcones de sus casas contrastan
poderosamente con el estilo de los musulmanes.
Es interesante una visita a la
sinagoga habarim y al cementerio judío.
Nos trasladamos ahora al
laberíntico Fez El-Bali o para nosotros, la impresionante medina. Con 9400
calles es la mayor de todo Marruecos y está declarado como patrimonio de la
humanidad por la Unesco.
Describirlo no es suficiente, hay
que verlo. Impregnarse de olores, disfrutar de sus colores y afinar nuestros
oídos con el murmullo del gentío, y de fondo, la llamada al rezo del muecín.
En cada esquina una sorpresa.
Unos intentan venderte, otro te reclaman para que entres en su tienda, otro te
pregunta de dónde eres en un castellano
afrancesado con tintes marroquís. Esto
es un verdadero disfrute para todos nuestros sentidos.
A nuestro paso nos salen los
improvisados guías dispuestos a enseñarnos cada rincón de la medina, lo mejor
es decirle que “no” desde el principio e insistirle, caso contrario estamos
perdidos.
Cada pocos metros un zoco
escondido al final de algún callejón, y que aparentemente parecía no tener
salida.
Rodeado de una extensa muralla,
en su interior es fácil perderse. Más callejones sin salida, estrechas
callejuelas en donde algunos pequeños
arcos sorprendentemente nos desembocan en una pequeña mezquita.
En una de las callejuelas vemos
una puerta entre abierta, y un fuerte griterío de pequeñuelos en su interior.
Entramos y nos encontramos con una pequeña guardería.
Los críos se sienten curiosos y
empiezan a pedirnos cualquier objeto de regalo que le podamos dar.
Ya en la salida les dimos algunos
dírham a las cuidadoras.
Seguimos avanzando por este
laberinto de callejuelas, y
tropezar es lo más habitual, pero ojo, porque en
unos de esos tropiezos el carterista puede actuar.
Cuando deambulamos por la medina,
y medio mareados de tanto vendedor, tenderetes y gentío, desembocamos en una
pequeña placita, en donde vemos gente pidiendo, uno tocando los instrumentos musicales
típicos de la zona, los niños correteando y jugando con la pelota, y los burros
cargados con mercancías, donde unos van y otros vienen por estas angustiadas
callejuelas.
Desde uno de sus callejones, el inconfundible hedor
de los animales y sus excrementos lo podemos oler. Estamos en el barrio de los
curtidores. A lo largo de estas calles, los comerciantes nos invitan a entrar
en sus tiendas, y subir hasta lo más alto, y desde sus balcones y ventanales
observar la fatigosa labor que desempeñan estos trabajadores.
Los vendedores nos explican el
proceso de elaboración de las tintadas, y claro después, es visita obligada al
interior de las tiendas para convencernos de comprar algún chaquetón.
Nos dirigimos ahora a las madrazas, lugar donde se enseña el coral y conocidas como las escuelas coránicas.
Quizás la más bella de las
escuelas teológicas erigidas en Fez (La
Madraza Bou Inania). Fue construida
por el sultán Bou Inan, entre 1350 y 1357.
Ésta tiene en su interior una
mezquita completa y un minarete.
Otra madraza importante a
destacar es la de El-Attarine, con sus tallas de cedro en lo alto de las
paredes y en el techo son tan elegantes como la artesanía de la madraza de Bou Inania.
Desde la puerta de la madraza
podemos oír el canturrear de los musulmanes aprendiendo el libro del Corán.
Las tallas de madera y las
yeserías son increíblemente elaboradas formando verdaderas obras de arte.
Entre paseo y paseo entramos en
alguna tienda, y claro, la correspondiente
explicación, y aunque siempre decimos lo mismo “aquí no voy a comprar
nada”, siempre se pica.
Entramos en una de sales, de
telas, de alfombras, de latón, de joyas…
Y como no, las tiendas de las
especias; embriagado olor nos deja al paso por
todos sus tenderetes.
Ya va siendo hora de comer, así
que nos dirigimos hacia unos de los
restaurantes Riad del centro de la medina, Nejjarine. Exquisita
decoración y buen gusto, aunque tengo que decir que el menú no sale por menos
de 200 Dírham. Pastilla pedimos algunos, otros tajín de pollo, y otros, cuscús,
todos con ensaladas variadas, macedonias
de frutas de postre, y como siempre, el correspondiente té.
Se puede comer en otros
restaurantes por una media de 80 dírham, e incluso por menos, pero si los
restaurantes están pensados para los “guiris”, los 200 Dh no hay quien los quite.
Pero claro estando en el corazón
de Fez, quien se resiste a darse algunos caprichos en tan hermosos lugares.
El calor aprieta, así que va
siendo hora de salir de esta tortuosa medina y descansar un poco, para por la
tarde de nuevo descubrir la Fez moderna.
Atravesamos el barrio judío y
salimos por una de las puertas cercana al Palacio Real. Nuestro hotel esta
cerca, junto a la estación de trenes.
La puerta de entrada Bab Bou Jeloud, una de las principales de la
medina de Fez.
Algunas curiosidades
Puertas con dos llamadores
Muchas puertas de las
casas de la medina tienen dos llamadores
¿Por qué?
Cuando el marido
llega a casa y va solo, o con algún familiar de confianza, llama a uno de los
llamadores que tiene un determinado sonido, la mujer dentro puede estar sin su
velo o sin la indumentaria correspondiente. Ella distingue el sonido y sabe que
viene solo. Si por lo contrario llama al otro llamador significa que viene acompañado de algún otro
hombre, y por lo tanto queda en aviso para ponerse las prendas correspondientes.
Cuidado con los Faux guide
(Falsos guías)
Es muy habitual, que
te salgan todo tipo de personajes ofreciéndose como guía oficial, incluso te
muestran su carnet (sin fotos), y en un papel adjunto con las tarifas (que son
altísimas), pero que él amablemente te la deja a mitad de precio. Esto lo puedo
hablar en primera persona, ya que durante casi diez minutos, uno me quiso
convencer en la misma puerta de mi hotel.
Increíble, pero cierto
Dentro de la medina,
nos encontramos con 9400 callejuelas, 200 mezquitas y más de 40 fuentes
públicas.
Cuidado con los burros
Cuando paseamos por
las estrechas calles de la medina, es normal el que a cada paso nos vayamos
tropezando, pero atención a los burros que vienen cargados con sus alforjas
repletas, y que desde atrás se van haciendo paso, el mulero avisa con un fuerte
grito, pero la clave está en entenderlo.
Ya por la noche,
sobre las 8, salimos para dar una vuelta por la zona nueva conocida como la Ville Nouvelle, con grandes avenidas y
repleta de terrazas con cafeterías, bares y restaurantes. Los alrededores del
bulevar de Mohamed V son los más
animados.
Aquí, muchos jóvenes
vestidos a lo occidental contrastan fuertemente con las vestimentas tradicionales
de los habitantes de la medina.
Un grupito de cinco
compañeros salimos para descubrir el Fez nocturno, pero lo primero que nos
llamó la atención fue lo desierto que estaba todo y sin gente en la calle.
Ya después lo
entendimos. Es ramadán, y a partir de las 19,30 la gente huye rápidamente para
sus casas, tienen que comer, ya que llevan todo el día en ayuno.
Pero a partir de las
21 horas aproximadamente las calles se convierten en un hervidero de gentío.
Buscamos un restaurante, y que sobre todo tuviera cerveza. A un chico que iba
por la calle le preguntamos, y nos envió a un buen restaurante, Zágora.
-Yo- Cinco cervezas por favor, y ahora pedimos la comida.
-Camarero- Imposible, con el ramadán cuesta abastecerse y se han
agotado.
Pues a tomar agua fresquita,
que con estos calores viene bien.
Buen sitio, y buena
comida, aunque los 200 Dh por persona no hay quien lo quite.
Cuando salimos del
restaurante había muchísimo ambiente por las calles, las terrazas a rebosar,
incluso en algunas con música marchosa.
… Y a dormir que
mañana tenemos una larga ruta hacia el desierto.
Continua en Parte III
http://antonio-bueno-todosmisviajes.blogspot.com.es/2013/11/ruta-diario-por-marruecos-parte-iii.html
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