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Hoy dedicaríamos todo el día a Pokhara, para ello
teníamos previsto levantarnos a las 4:15, y media hora después partir en
nuestro coche privado hasta Baja Sarangkot (a unos 10 km de Pokhara) para
disfrutar del amanecer con vistas a las montañas del Himalaya. Efectivamente
esto es lo que teníamos previsto y es lo que hicimos, solo que no pudimos
disfrutar de vistas alguna ya que el cielo estaba totalmente encapotado de
nubes. Incluso así, hicimos el intento de trasladarnos a esas horas de la
madrugada. Una vez allí, nada de nada, todo cubierto, e incluso nos empezó a
llover un poco. Así que de vuelta al hotel, a descansar otro rato hasta la hora
de desayunar.
Una vez desayunado dedicaríamos toda la mañana a
visitar distintos lugares de Pokhara: cascada y caída de Davi, Monasterio
budista Paz estupa, templo hinduista de Bindhyabasini y barrio antiguo de
pokhara.
Lo que
teníamos que haber visto de desde Baja Sarangkot
Templo
hinduista de Bindhyabasini
La particularidad de este templo es que la imagen de
Durga que se venera aquí es en realidad un fósil, de esos fósiles marinos que
se encuentran por el valle, prueba de ello es que aquí hace millones de año
estaba el mar.
Abandonamos este templo y partimos hacia el Monasterio
budista de Paz estupa.
Ubicado sobre una colina, este monasterio hace a su
vez de escuela para aprender la doctrina del budismo. De hecho, cuando nosotros
estuvimos, vimos un par de aulas con muchos alumnos en su interior, todos
aprendiendo sobre esta filosofía-religión. Ellos visten con la típica
indumentaria budista: principalmente en un hábito holgado y rústico,
generalmente de colores oscuros y apagados, como el negro, gris y marrón.
Igualmente estos alumnos tienen su residencia aquí,
con lo que su convivencia es plena durante todo el día en dicho Monasterio.
Monasterio Budista
Pudimos entrar dentro del templo principal. Varios
monjes estaban realizando trabajos de restauración sobre algunas paredes. Con
sus pinceles y de forma muy cuidadosa retocaban aquellas zonas que estaban
deterioradas.
Como en todos estos templos, nos encontramos con un
Buda gigante en el altar principal, varias fotografías de los lamas tibetanos y
muchos adornos dorados decorando todo el interior del templo.
Saliendo de este edificio principal, un complejo de
jardines decorados con budas y los rodillos giratorios correspondientes, nos
podemos encontrar, rodeado de un bonito entorno.
Otras tantas edificaciones, como las aulas,
dormitorios, cocinas, salones…completan todo el complejo. Algunos de los
chavales hacen sus faenas por los patios, otros acarrean bolsas con comida.
Aquí todos colaboran con el mantenimiento del Monasterio.
Poco a poco vamos abandonando este lugar para
dirigirnos ahora a la Gran cascada de Davi. Su nombre local es “Patale
Chhango”, ubicado cerca del aeropuerto de Pokhara.
La leyenda cuenta que un extranjero de nombre David
vagaba desnutrido por khola Pardi cuando se inundó al abrir las compuertas de
la presa, cayendo en un paisaje subterráneo justo por debajo de la caída del
agua y nunca más fue visto. De ahí el nombre de “cascada de David”.
Esta cascada es uno de los lugares más hermosos de
pokhara, ya que este gran chorro de agua cae desde varios metros de altura y a
gran velocidad.
Por debajo de la misma, está la cueva de Gupteswori
que se prolonga por el subsuelo a lo largo de dos kilómetros. Esta cueva tiene
un valor especial para los hindúes por el descubrimiento de un símbolo fálico
del Dios Shiva en el interior de la misma.
Otra versión también de esta cascada, conocida como la
cascada del infierno, es la del accidente sufrido por una pareja suiza que se
bañaba en el arroyo “Pardhi khola”, que se encuentra justo encima de la cascada,
y una riada se llevó a la señora Davi, que desapareció misteriosamente por
debajo del túnel debajo de la cascada.
Por último nos trasladamos a la ciudad vieja de Pokhara, en donde se mezclan las antiguas fachadas de casas y alerones salientes con bloques de pisos destartalados. Los comercios locales aparecen por todas partes. Junto al recinto budista tibetano hay un gran bazar, aunque desierto de compradores, aprovechamos para regatear un rato y llevarnos algo de recuerdo.
Sobre el mediodía, nos trasladamos al hotel, nos
aprovisionamos de bastante fruta y esa fue nuestra comida del día de hoy.
Queríamos descansar el cuerpo de tantas especias. Ya por la tarde dimos un
paseo por el lago y por la noche fuimos a cenar al restaurante Maya, dando así
por terminado nuestra estancia en Pokhara.
Día 10. Pokhara-P.N Chitwan (Sauraha)
La salida hacia Chitwan la teníamos prevista para las
7:00 de la mañana, pero cuando fuimos a salir nos encontramos con la gran
sorpresa de que había huelga general de transporte. No había taxi, ni coches
particulares…no había nada en lo que transportarse. Resultaba extraño un lugar
siempre atiborrado de ruido por motos, coches, camiones…y ahora reinaba un
silencio sepulcral. Pero claro, cómo íbamos a la estación cargados con mochilas
y maletas, pues fácil, andando. Menos mal que estaba relativamente cerca (20’).
Nuestro autobús tenía que haber salido a las 7:00,
pero con esto de la huelga salimos a las 8:00, ya que tuvimos que estar
esperando hasta que llegasen otros tantos viajeros que tuvieron el mismo
problema que nosotros pero de lugares más lejanos.
Además teníamos la incertidumbre de si nuestro autobús
saldría, ya que Nepal entera estaba paralizada. Vimos como en la estación se
iban concentrando muchos policías antidisturbios, bien armados, con cascos y
metralleta en sus manos. Por otra parte una gran oleada de manifestantes se
estaba concentrando en las puertas de la estación para impedir la salida de
algún autobús. Un gran número de piquetes se estaba dando cita en las mismas
puertas. Por momento aquello se estaba caldeando y no sabíamos cómo iba a
terminar todo, e incluso si llegaríamos a salir. Todos los vehículos locales
estaban encerrados en sus andenes, solo dos autobuses de turistas, uno el
nuestro con dirección a Chitwan y otro hacia Katmandú, y tres furgonetas
cargadas con otros tantos viajeros.
Escoltado por decenas de policías antidisturbios, con
un vehículo en la cabecera y otro en la parte trasera pudimos salir. En algunos
tramos de la carretera los manifestantes nos cortaban el paso y la policía
tenía que negociar para que nos dejaran pasar.
Algunas de estas interrupciones fueron rápida pero
otras tuvieron una dura negociación (más de media hora de parada).
En cada cruce, decenas de militares y policías a la
espera de que pasásemos y evitar cualquier trifulca. Resultaba extraño, ni un
solo vehículo de frente.
En cada parada que se hacía, no solo se daban cita los
manifestantes, sino que los habitantes locales, ajenos a la huelga, curiosos se
acercaban a nosotros. Así fue sucediendo hasta las 11 de la mañana,
coincidiendo con una parada intermedia para desayunar, en el que los policías
ya dejaron de escoltarnos. Posiblemente la huelga terminó a esa hora ya que a
partir de ese momento se empezaron a ver vehículos en las carreteras.
Desde Pokhara a Chitwan hay unos 170 km, tardando más
de cinco horas en llegar. La carretera es
infernal, llena de baches, estrecha y con muchas curvas. A mitad de
camino, cuando hicimos una parada de media hora para desayunar, algunos
viajeros se trasladaron a otro autobús con dirección Katmandú. Shishir se quedó
aquí, él también iba para la capital, así que nosotros solos seguimos hacia
Chitwan.
El paisaje es espectacular, montañas verdes por todas
partes y un furioso río cargado de agua que será nuestro acompañante durante
muchos kilómetros. En algunos tramos del río vemos varias balsas haciendo
rafting. El agua fluye muy brava.
Cuando ya quedan poco kilómetros para llegar a
Chitwan, el paisaje cambia por completo. Las montañas han desaparecido y una
gran llanura es ahora nuestro acompañante. La carretera es recta y llana. Estamos cerca de la
frontera con la India, en una zona protegida como Parque Nacional de Chitwan.
El calor aquí es sofocante. Muchas bicicletas circulan
por estas carreteras, viendo como sus conductores se cubren la cabeza con los
paraguas, haciendo su función de sombrilla.
A las 13,30 horas llegamos a Chitwan. Allí nos estaba
esperando Critma, nuestro quía. Nos montamos en el todoterreno y en cinco
minutos llegamos a nuestro hotel, tras pasar varias pistas de tierra. El hotel
donde nos hospedamos es el Rainforest, un buen hotel con un buen servicio. Solo
estamos hospedados nosotros dos y una pareja ingleses (padre e hija) pero
afincados en Rusia.
Nos
dan una habitación, junto a una zona ajardinada, cerca de donde se encuentran
los cuidadores de un par de elefantes,
que por cierto no dejan de comer en todo el día.
Dejamos nuestros bártulos y directamente nos vamos a
comer. Estamos nosotros solos en el comedor. Buena comida y un buen servicio
por parte del camarero. Lo único es que hace tanto calor que cuando la luz se
va (que es muy a menudo), nos quedamos sin ventiladores para refrescarnos.
A las 17:00 habíamos quedado con nuestro guía para que
nos explicara todas las actividades que íbamos a desarrollar en el Parque
Nacional: Ruta por la zona del río con puesta de sol y criadero de elefantes,
paseo en canoa por el rio, avistamiento de pájaros, paseo en elefante por la
selva, ruta a pie por el interior de la selva, baños con elefante, paseo por
las zonas más locales de la aldea y asistir a un espectáculo de bailes típicos
nepalíes. Este era el plan.
Volvimos a nuestra habitación, organizamos un poco el
equipaje, dimos una vuelta por el recinto y a la hora pactada quedamos con
Critma para dar el paseo por la zona del río.
El Parque Nacional de Chitwan se encuentra ubicado en
la región de Terai, con una elevación máxima de 150 m snm. Hasta la década de
los sesenta esta zona era un área endémica de malaria en la que solo habitaba
la etnia Tharus, que había desarrollado una especie de inmunidad contra esta
infección.
En 1973 el gobierno nepalí declaro a Chitwan como zona
protegida, dándole la figura de Parque Nacional de Royal Chitwan. Esto hizo que
perdurase y mantuviese el ecosistema al igual que la supervivencia de muchos
animales: tigres y leopardos (muy difíciles de ver), elefantes, cocodrilos,
rinocerontes de un solo cuerno (los únicos del planeta), ciervos, macacos…y una
buena variedad de aves.
Este Parque Nacional es el más popular de Nepal, por la facilidad de contemplar
algunos animales en libertad, la belleza del entorno y la amplia oferta de
alojamientos de todos los precios.Chitwan es una zona muy turística y siempre atiborrada de turistas. Nosotros hemos disfrutado del lugar a tope ya que hemos estado solos, y alguna que otra pareja que se vio por la zona. Por tal motivo hemos podido contemplar a varios tipos de animales.
Cuando nos movemos por las calles de Chitwan (estamos realmente en la aldea de Sauraha) es fácil tropezarse con algunos elefantes que vienen y van, y que junto con los coches, motos, bicicletas y carros, forman parte del tráfico habitual.
Actividad 1:
Paseo por la zona del río Hapti
A las cinco de la tarde partimos hacia el río, la
pareja de ingleses, Critma y nosotros dos.
Después de andar durante casi media hora, nos
adentramos en la zona boscosa, cerca del río. Por aquí había que estar ya muy
atentos por si divisábamos algún animal.
Nosotros nos preparamos para cualquier picadura
extraña de mosquitos, así que nos embadurnamos bien de repelente para
ahuyentarlos. Debo de recordar que según la OMS, este es un lugar todavía con
riesgo de contraer la malaria, aunque para los locales hace años que ya está
erradicada.
A lo lejos conseguimos ver algún que otro ciervo, en la otra orilla del río, y en ésta, un cocodrilo parecía descansar casi sumergido en el agua. La muchacha inglesa que va con nosotros viste una camiseta de tirantas, pantalones cortos y unas zapatillas descubiertas. ¿Perfecta indumentaria?
Junto al río pasamos por una zona en donde los
elefantes son atendidos y alimentados por varios cuidadores.
Algunos de ellos aprovechan para segar algo de hierba y dárselo de comer a los elefantes. Seguimos avanzando por la orilla del río, cuando nuestro guía nos alerta de algún extraño ruido (será verdad o es un montaje). Nos detenemos los cinco bruscamente, y él, con sus prismáticos dirige la mirada hacia la otra orilla del río. Tras algunos minutos intentando dar algunas explicaciones, parece que ha sido una falsa alarma, no era nada.
Parece que hoy no vamos a disfrutar de ninguna puesta
de sol. El cielo está algo nublado, pero incluso aun así el lugar es agradable.
Al final de nuestro recorrido llegamos a una zona en donde varios chiringuitos
sirven algo de bebida a todos los que quieran disfrutar de esos refrigerios,
bajo una de las muchas sombrillas instaladas junto al río.
Volvemos de nuevo hacia nuestro hotel, pudiendo
contemplar a nuestro paso algunos enormes elefantes con grandes cuernos de
marfil.
A las 19.30 teníamos la cena, justo el tiempo de
asearnos un poco y a comer. La noche ya ha caído, con lo que los mosquitos se
ven pululando por toda la zona ajardinada del hotel. De nuevo repelente al
cuerpo.
Además de nuestro primer y segundo plato, también nos
han puesto un delicioso postre (raro en Nepal), con una buena cerveza nepalí
(bien cobrada, 3,5 €, 650 cl) una excelente cena. Además hemos tenido suerte,
en todo el tiempo no se ha ido la luz, con lo que hemos comido fresquito.
A las 21.00 quedamos con Critma para que nos llevara a
un centro cultural en el que podíamos disfrutar de varias danzas típicas
nepalíes. Allá vamos, a disfrutar de estos bailes.
Actividad 2:
Danzas típicas de la zona de Terai
Fueron varias
las actuaciones que se hicieron, algunas realmente impresionantes, sobre todo
por su ritmo y sincronía.
En la que
actuaron solo hombres, estos llevaban unos palos largos y al son de la música
los iban chocando, a la vez que retorcían sus cuerpos de atrás hacia delante.
El propio chasquido
que provocaba el choque de los palos, es el que de alguna forma seguía
manteniendo el ritmo del baile. Dos de los músicos marcaban al igual el ritmo
con dos tambores que tocaban a gran
velocidad.
Serían en
total unas diez actuaciones las que hicieron. Otra en el que participaba de
forma mixta, combinaban estos mismos palos con otros objetos de distintas
formas. Y el mismo personaje del tambor. Impresionante el ritmo que mantenía.
Creo recordar que en todas participó.
Después de una hora aproximadamente
disfrutando de estas danzas, nos trasladamos hacia nuestro hotel llegando en
poco más de cinco minutos, estaba muy cerca.
Día 11. Chitwan
Actividad 3:
Paseo en elefante por la selva