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VIENE DE PARTE (VII)
http://antonio-bueno-todosmisviajes.blogspot.com.es/2015/09/viaje-nepal-via-qatar-julio15-parte-vii.html
A las 9:30
habíamos quedado con Rama, nuestro guía que ya nos había mostrado los ricones
de katmandú. Nos recogió en el hotel, y con un coche privado nos fuimos los
cuatro a visitar las ciudades de Patán y bahktapur, ambas en el Valle de
Katmandú.
El primero
que visitamos fue Patán. Se encuentra a solo dos kilómetros de katmandú,
atravesando el puente sobre el río Bagmati.
Junto con
katmandu y Bhaktapur, sus templos están declarados como Patrimonio de la
Humanidad por la Unesco, aunque después del terrible terremoto producido en
abril, muchos de ellos han quedado totalmente destruidos.
Conocida también como Latitpur o “la
ciudad de la belleza”, su historia se remonmta a algunos siglo A.C. Es la
segunda ciudad en tamaño del valle, después de katmandú.
La plaza
Durbar es su mayor exponente, ahí se encuentran todos sus grandes templos y
edificios. El Palacio Real es sin duda el más imponente. Ocupa toda la zona
oeste de Durbar y sus partes más antiguas datan del siglo XIV. Todos estos
monumentos sufrieron graves desperfectos
durante el otro gran terremoto del año 1934.
Es una pena pasear por esta plaza y contemplar los grandes
destrozos que han provocado este terremoto. Algunos de sus templos son
simplemtente un amasijo de escombros, y otros, los que todavía se mantienen en
pie, están apuntalados. Siglos de historia se han venido abajo en cuestión de
minutos.
Somos
quizás los únicos extranjeros que en
este momento pisamos la plaza Durbar, y como es natural las muchachas
vendedoras nos siguen de forma desesperada para vendernos algunos abalorios.
Las dos
muchachas están a nuestro acecho para que no nos escapemos. Nos dan una pequeña
tregua para que visitemos la plaza, y después, de nuevo encima de nosotros. Una
de ellas se defendía bastante bien en español y utilizaba casi todas las
babilidades y estrtegias aprendidas en muchos años. Eran simpáticas, estaba
claro que algo le comprariamos tras un largo y minusioso regateo, que dicho de
paso todos disfrutamos.
Recorreremos
la Plaza Durbar describiendo algunos de sus monumentos:
La gran campana de Taleju apoyada
entre dos columnas fue instalada aquí bajo el reinado de Vishnu malla, a
mediados del siglo XVIII.
El templo de hari Shankar dedicado al
dios que reune las personalidades de Shiva y Vishnu. Tiene forma de pagoda y en
sus vigas hay tallas de madera que muestran las torturas del infierno. Fue
levantado en los primeros años del siglo XVIII.
La columna y estatua del rey Yoganarendra malla. En el centro
de la plaza se halla esta columna con una estatua de este monarca que reinó
hasta 1705 en Patán, la estatua es dorada y está protegida por una cobra de
anillos desplegados.
El templo Kwabahal, concocido también como el golden temple, es también un templo
budista fundado en el siglo XII.
La puerta bajo un mandala, está flanqueada por dos leones,
siendo un edificio también en forma de pagoda. Su sobrenombre proviene de la
capa dorada que recubre la fachada.
En el patio e interiores hay varias estatuas budistas y
algunos frescos y relieves que describen la vida de Buda. En este templo
podemos observar la combinación perfecta entre simbolos y detalles del budismo
al igual que del hinduismo.Otros templos que destacan son el templo Umamaheshwar, el Kumbeshwar, el Bishwakarma, el templo Rato Machendrath…
Varios
registros históricos, indican que Patan es la más antigua de todas las ciudades
ubicadas en el valle de Katmandú.
Ha sido una
interesante visita la que hemos hecho a esta hermosa ciudad, aunque tenemos que
entender que para este pueblo ha sido un gra mazazo la tragedia del terremoto.
Ya no solo por el destrozo en sus templos sino por el impacto negativo en la
afluencia de turistas, que en una situación normal, Patan ahora mismo estaría a
tope de turistas y viajeros.
Tras
callejear un rato por las cecanías de la Plaza Durbar, nos reunimos de nuevo
con nuestro guía Rama con el que poco a poco fuimos poniendo rumbo hacia
nuestro siguiente destino, Bhaktapur.
Cogemos de
nuevo el coche y recorremos los 12 km que nos separa ahora hasta llegar a la
ciudad de Bhaktapur.
Bhaktapur
Bhaktapur,
conocida también como Khowpa en la lengua newari (lengua local de los newares).
Es la capital cultural de Nepal. La historia de esta ciudad se remonta a
principios del siglo VII y fue capital de Nepal desde el siglo XI hasta el XV.
Rodeado por
una muralla, cuando llegamos tenemos que dejar el coche en las afueras de la
misma y ascender por una calllejuela que nos accede direstamente a la plaza
Durbar. Como decía E.A Powel “aunque no
hubiera en Nepal más que la plaza Durbar de Bhaktapur, merecería la pena cruzar
medio mundo solo para verla”.
A diferencia
de katmandú y Patan, Bhaktapur tiene un gran callejeo, estando todo el centro
de la ciudad declarado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
La plaza
Durbar, es la plaza principal de la ciudad y es donde se concentra el mayor
número de templos. Es un verdadero conglomerado de arte en piedra, madera,
metal, terracota y auténticas joyas arquitectónicas.
La puerta
dorada, la estatua del rey Bhupatindra Malla encaramado en la parte superior
del monolito de piedra, el palacio de las 55 ventanas…y otros tantos monumentos,
son algunos de los lugares que podremos ver.
Varios templos de peregrinación hindú como el Jag Noth, el
badri Nath, el Rameswot y el Kedarmath. Otras muchas obras maestras de la
escultura en piedra son las principales atracciones de esta plaza.
A la ciudad
de Bhaktapur también se la conoce con el nombre de “ciudad de los devotos” y
está considerada la ciudad más hermosa de Nepal.
El Palacio Real es el edificio que preside a la plaza Durbar cuya primera piedra se colocó en el siglo XV bajo el reinado de Yaksha Malla, pero que ha sufrido muchas restauraciones a través de su historia. De los casi 100 patios que tenía, actualmente solo conserva siete de ellos.
Nos
trasladamos a la zona de los alfareros, pero
antes pasaremos por muchas de las calles que han quedado totalmente destruidas
por el terremoto. Nuestro guía Rama, está sorprendido de ver tanta tragedia.
Pasamos por
algunas zonas, que antes eran hermosas casas dentro del conjunto arquitectonico
de Bhaktapur. Rama emocionado, no puede contener tanta rabia de impotencia al
ver lugares que hasta ayer eran tan espectaculares.
Llegamos a la
la plaza de la Alfareria. La cerámica es una de las profesiones más antiguas
del mundo, y en Bhaktapur aún trabajan muchos alfareros y se les puede ver
trabajando con sus tornos de manera tradicional haciendo piezas de arcilla de
diversos tamaños y formas.
Esparcidas por el suelo, los jarrones, vasijas y otros tantos
objetos de cerámica están expuestos para ser vendidos a los pocos transeutes
que en este momento pasean por aquí.
Talako y
Suryamadhi son dos lugares en los que se hacen ollas de barro y se conocen como
la plaza de la cerámica. Una de ellas se encuentra se encuentra cerca de la plaza
Taumadhi y la otra al lado de la plaza Dattatraya.
Abandonamos
este lugar y seguimos callejeando por las zonas más destruidas de la ciudad.
Los obreros nos dejan de acarrear carros con escombros sacados del interior de
muchas viviendas. ¡intentamos imaginar estas calles antes del terremoto!
Nos acercamos
a la plaza Taumadhi, una de las más bellas de Bhaktapur y en donde se
concentran gran cantidad de templos rectangularres y templos de tejados
múltiples.
En la plaza, muchas esculturas de piedra, surtidores y tanques de agua tradicionales son las que se encuentran repartidas por la misma.
Los templos de Nyatapola, Bhairabnath y Tilmadhav
narayan son los principales monumentos de la plaza.
Uno de los más bellos, y que ha quedado intacto por el
terremoto, es el que se encuentra en la misma plaza y que en su parte superior
está formado por cinco pisos de tejados. En el centro del mismo unas empinadas
escaleras nos acceden a él. Flanqueadas por grandes esculturas de piedra con
figuras de elefantes, leones, dios y guerreros. Como es natural teníamos que
subir hacia él. Las vistas de la plaza desde arriba son impresionantes. Por
suerte en esta zona los templos parecen haber resistido al gran movimiento sísmico.
Va siendo hora de comer, es mediodía, así que le
decimos a Rama que nos busque un buen restaurante donde podamos almorzar.
Queríamos invitarlo, es un buen guía y una excelente
persona, así que le dijimos que se viniera con nosotros. Nos llevó a uno que
está junto a la misma plaza. Tampoco nos complicamos a la hora de pedir,
siempre lo mismo: Mo-mo, sopas, Dal Bhat, rollos de verduras, y para beber,
como no, cerveza nepalí y unos lassi de banana (especie de un yourt líquido,
muy bueno). Total a pagar 1600 rupias, poco más de 14 €.
Cuando terminamos, nos dijo, “ahora vamos a ver una peregrinación de mujeres hinduistas”. Pues allá vamos.
Para los hinduistas el año en el que estamos según su calendario,
es abril del 2072, de este modo el cuarto mes de cada año (o sea en el que
estamos), y cada lunes de ese mes (tenemos suerte hoy es lunes) se celebra una
peregrinación al templo hindú.
Decenas, cientos, miles de mujeres haciendo
interminables colas se dirigen hacia el templo para entregar sus ofrendas:
algunas dejan dinero, otras frutas, y otras, pequeños objetos.
El
colorido de sus saris verdes, rojos, amarillos, anaranjados…embrujan a
cualquier amante de la fotografía. Como loco, intento coger todos los ángulos
de la plaza, el colorido es bestial.
No me canso de observar tantos detalles ajenos a
nuestra cultura y a nuestra religión. Muchas de ellas llevan horas esperando
para entregar sus ofrendas. Rosa y yo nos acercamos al templo, no podemos
acceder, solo los hinduistas pueden entrar. Da igual, podemos disfrutarlo
igualmente desde aquí afuera.
Este lugar es un museo viviente. Ya no sé a dónde
mirar. Mi cámara no deja de plasmar tan bellas imágenes, y a través de mi
retina y de mi objetivo las intento inmortalizar para el recuerdo.
Sus rostros expresan dulzura, sencillez y devoción. Es
admirable la entrega de estas mujeres hacia sus dioses.
Cuando veo esas interminables colas y este penetrante
calor húmedo que las azota, más las admiro y más me asombro. Y eso es lo bueno
de este mundo, asombrarse de las distintas culturas, tradiciones y religiones.
Yo no me pierdo ni un solo instante de tan bellas
imágenes. Rosa y yo desentonamos ante todo este brotar de colorido. Muchas de
ellas nos miran atónitas (somos los únicos extranjeros) mientras que el aguador
sigue repartiendo el agua entre sus devotas.
Tras disfrutar un buen rato de este espectáculo de
experiencias, poco a poco vamos abandonando la plaza y nos dirigimos de nuevo
al coche.
A nuestro paso, muchas vendedoras improvisadas salen a
nuestro encuentro con la intención de sacar algunas rupias. Cuando somos los
únicos extranjeros es fácil entender que seamos la diana fácil para ellos.
Antes de salir de Bhaktapur pudimos disfrutar de la imagen
de la Ventana del Pavo Real del siglo IX declarada como patrimonio de la
Humanidad por la Unesco.
Día 14. Katmandú-Doha (Qatar)
Hoy será nuestro último día en Nepal. Agotaremos nuestras últimas rupias, compraremos los últimos detalles para regalar y remataremos las últimas sensaciones en el barrio de Thamel.
Nuestro avión saldrá a las 21:30 con lo que hemos quedado con Shihir a las 18.00 para partir al aeropuerto. Así que tenemos gran parte del día para tomarnos con tranquilidad la despedida de este maravilloso país.
Las calles son estrechas y es fácil tropezar con la muchedumbre, al igual que con los ciclorickshaws que no avisan cuando pasan a gran velocidad. Los vendedores de mangos y bananas se apresuran hacia nosotros para vendernos estos deliciosos frutales.
Hoy será nuestro último día en Nepal. Agotaremos nuestras últimas rupias, compraremos los últimos detalles para regalar y remataremos las últimas sensaciones en el barrio de Thamel.
Hoy será nuestro último día en Nepal. Agotaremos
nuestras últimas rupias, compraremos los últimos detalles para regalar y
remataremos las últimas sensaciones en el barrio de Thamel.
Nuestro avión saldrá a las 21:30 con lo que hemos quedado con Shihir a las 18.00 para partir al aeropuerto. Así que tenemos gran parte del día para tomarnos con tranquilidad la despedida de este maravilloso país.
Tras tomar sosegadamente nuestro gran desayuno compuesto
por tortilla de verduras, patatas rehogadas, cereales, tostadas con
mantequilla, mermelada y café con leche
(todo esto 350 rupias, era el precio habitual en los hoteles) y bajo la sombra
de los árboles de este pequeño jardín, nos fuimos a pasear a la parte local (no
turística) del barrio de Thamel. Habíamos quedado con Shishir a las 13:00 horas
para irnos a comer como despedida de nuestro viaje. Así que sobre las 10:00 ya
estábamos metido de lleno en el ambiente de mercado del barrio de Thamel.
Aquí no hay tiendas de suvenir, ni de trekking, ni
agencia de aventuras, no hay turistas, ni viajeros; solo están ellos con su
habitual rutina diaria.
Las
tiendas de verduras, carnes y pescados secos están a cada paso que damos. Esto
es el auténtico Thamel, apartado de toda seña turística.Las calles son estrechas y es fácil tropezar con la muchedumbre, al igual que con los ciclorickshaws que no avisan cuando pasan a gran velocidad. Los vendedores de mangos y bananas se apresuran hacia nosotros para vendernos estos deliciosos frutales.
El olor a especias se mezcla con el aceite requemado
de freír una y otra vez las rosquillas, empanadillas y otros dulces que comen
por aquí.
Por desgracia, en esta zona si vemos algunas de las
secuelas que dejo el terremoto y que derribó algunos edificios de la parte
vieja de Katmandú y del barrio de Thamel.
De una calle pasamos a otra, y el ambiente de compras
se respira por cada esquina. De vez en cuando se ve algún crío correteando y
esquivando a las decenas de personas que por aquí se concentran.
Son las 13:00 horas. Hemos quedado con Shishir en
nuestro hotel para irnos a comer. Ya teníamos claro donde iríamos, a un
Macdonals nepalí, ubicado en una de las calles turísticas. Sería nuestra comida
de despedida, así que como no podía ser de otra forma lo invitamos a almorzar.
Parece que teníamos hambre, y francamente el lugar era
bastante barato. A saber lo que pedimos: 2 tandori chickens, 2 lassi de banana,
1 sopa de pollo, 1 sprin roll, 2 butter naam y 2 cervezas nepalíes. Total a
pagar 1900 rupias.
Tras una distendida charla, a veces en español, otras
en inglés, y otras con algún intento frustrado en la lengua nepalí, pusimos
rumbo hacia una cafetería (muy cerca de nuestro hotel, en frente del templo de
las tres diosas) que nos recomendó Shishir y donde tomamos el mejor café que
jamás probamos en Nepal. Casi dos euros
el café con leche, pero bueno, muy rico.
Templo de
las tres diosas
Poco después de las 17:00 horas ya estábamos de
recogida en nuestro hotel. Preparamos nuestras maletas, mochilas y a recepción.
Entre charla de despedida con el personal del hotel, algo de lectura y algo de
escritura nos dieron las 18:00 horas. Shishir ya no nos acompañaría al aeropuerto,
solo un conductor con coche privado que nos dejaría media horas después en las
puertas del pequeño aeropuerto. Una vez dentro los correspondientes controles
de equipaje, pasaporte y visados. Aunque mi pequeño sustillo también me llevé.
Los detectores que tienen en este “control” no son técnicamente perfectos con
lo que a través de sus cámaras no se aprecia con exactitud si lo que llevas en
el interior de la mochila es un artefacto, una bomba, droga o simplemente un
“queso de yak”. Y eso fue lo que a mí me paso. Cuando dejo la mochila en la
cinta y pasa por el arco, veo que los dos policías le cambian la cara y uno de
ellos rápidamente se aproxima a mí. Me pregunta que es lo que llevo dentro (yo
entendía que me decía un libro, es cierto llevaba uno de Nepal). Abro la
mochila, saco el libro, unos cuadernos…pero incluso así me dice que saque todo
lo que tengo dentro ¡qué raro, no entiendo nada! Por fin, aparece el arma del
delito, el queso de yak. Lo desempaqueto y se lo enseño, les digo que es un
regalo. Ellos sonríen y por fin me dejan pasar. Esto no sucedería en el súper
sofisticado aeropuerto de Doha, ya en Qatar.
Facturamos, y que por cierto, aquí nos hicieron
empaquetar y facturar nuestros bastones de trekking (según ellos, por
seguridad) cosa que no pasó cuando vinimos de Madrid, que lo pudimos llevar en
nuestras mochilas. Nos dirigimos hacia nuestra puerta de embarque, y a las
21,30 partimos con dirección a Doha, llegando a las 23,10 horas locales.
Día 15. Doha (Qatar)-Madrid-Sevilla
Tras algo más de cuatro horas de vuelo, dar cabezada y
cabezada sin poder dormir, intentar ver alguna película, y las camareras que te
despiertan cuando te traen la comida, aterrizamos en Doha a la hora prevista.
Impecable esta aerolínea qatarí; buena comida y muy buen servicio.
Ya conocíamos el aeropuerto de Doha, con lo que nos
movimos como pez en el agua por este inmenso y lujoso aeropuerto. Solo era
cuestión de esperar sentados en nuestra puerta de embarque hasta la hora de la
salida. Aquí ya se veían muchos españoles que volvían a Madrid de diferentes destinos asiáticos.
A las 1.55 (hora local) teníamos nuestra salida hacia
la capital española. Algo más de siete horas de vuelo, ahora sí que pude dormir
a ratos, quizás tres horas en total. A las 8:10 aterrizamos en la T4 del
aeropuerto de Barajas. Ya solo quedaba recoger las maletas, coger el metro
hasta donde habíamos dejado nuestro coche, y carretera hacia Sevilla a la que
llegaríamos sobre las cinco de la tarde, después de hacer un viaje tranquilo y
comer en un excelente bar en la localidad jienense de Andújar.
Esto es lo que se dice un viaje 10. Hemos disfrutado de un bello país en el que hemos podido hacer
un trekking por las fantásticas montañas del Himalaya, pasear y ver animales en
la selva de Chitwan y haber aprendido de sus costumbres, su religión, su
gastronomía, su arquitectura…y todo esto en un momento tan delicado como ha
sido el terremoto de Nepal.
FIN DE RUTA