De nuevo camino hacia las ferratas, en esta ocasión a Gaucín. Con las dos ferratas que hay localizadas en esta bella localidad malagueña (la del hacho y la del Castillo) habré concluido las doce que hay instaladas en la Serranía de Ronda, así que ahora tanto Pepi, Victor y yo las llevamos igualadas para continuar con todas las de Andalucía.
Esta ferrata es la de mayor recorrido, ya no solo por la ferrata en si, sino también por su aproximación. Las tres horas no hay quien las quite.
Estamos situados en la localidad de Gaucín y cogemos la carretera hacia Algeciras; a unos dos kilómetros nos encontramos un desvío hacia Colmerar, cogeremos esta carretera, y pasado el PK-2 a mano derecha y en una curva pronunciada saldrá una pista de tierra y que después de recorrerla en algo menos de tres kilómetros llegaremos a una cancela que nos lleva a una finca. Avanzando algunos metros después, ya dejaremos el coche bajo la sombra de un árbol en una pequeña bifurcación.
Tras preparar todo el material y llevar agua en una de las mochilas (hace muchísimo calor) empezamos a subir por la pista que nos encontramos a mano derecha. Una indicación escrita en un azulejo nos va indicando la dirección de la ferrata.
Tras unos diez minutos de subida por la pista, llegamos a una casa ubicada en un pequeño llano.
En la derecha hay un sendero que nos marca la senda hacia la ferrata. Por ahí tiraremos y pendiente de los hitos que nos llevarán hacia la misma pared.
Ahora tendremos un buen repecho a superar, con este calor se nos hace más pesado.
Poco a poco nos vamos acercando a la pared tras pasar por un pequeño bosquete de alcornoques y encinas. En 20 minutos aproximadamente llegamos.
Las características de esta ferrata son las siguientes:
Dificultad: (K3) (realizando la escala K4+). Factor psicológico (3), Fuerza (4), resistencia (4)
Tiempo de acceso a la vía: 20 minutos
Tiempo de vuelta: 45 minutos
Tiempo de realización: 120 minutos
Desnivel total ascenso: 190 metros
Recorrido total: 300 metros
Sin lugar a dudas, en esta ferrata, (además de dos fuerte extraplomos), lo que le da una dificultad extrema, es el tener que superar una escala de unos doce metros (se puede evitar y rodearla) que reúne toda una serie de inconvenientes para superarla. Más adelante ya se detallará.
Pues allá vamos, empezamos. Víctor se coloca primero, Pepi detrás y yo cerrando el grupo.
La primera parte consta de una subida vertical, con un extaplomo a superar, hasta alcanzar unos 50 metros de ascensión. Sin mayor dificultad la vamos superando.
Una vez arriba, andaremos entre algunas rocas de forma horizontal y bajaremos unos dos metros, buscando un pequeño paso bajo el paredón de granito.
Ahora, sin cable de vida, ni grapas, avanzaremos junto al paredón a través de un senderillo en unos 80 metros, y con mucho cuidado de no resbalar.
De nuevo nos enganchamos al cable de vida y empezamos a subir. Entre roca y roca tenemos que superar otro pequeño desplome.
Llegamos a otro pequeño llano, y ahora sí, ahora si viene el desplome más fuerte.
Ubicado junto a un árbol, en una pared de unos siete metros de altura.
A la una, a las dos y a las tres... un impulso y para arriba.
¡Vaya con el desplome!
Superada esta vertical, desembocamos de nuevo en un pequeño llano...y ahí está, la famosa escala que revienta a más de uno, y que le da la verdadera dificultad a esta ferrata.
Esta escala de unos 12 metros de altura, realmente es una estrechísima escalera, en ella justamente entra un solo pie y una mano (para progresar). Esta voladiza, esto quiere decir que cuando la pisamos se retuerce y se gira con mucho movimiento debido al peso de nuestro cuerpo
Además el cable de vida está muy separado, con lo que es casi imposible llegar para colocar los mosquetones. Para superar esta escala hay que:
*Tener mucha fuerza
*Tener mucha técnica a la hora de avanzar
*Preferentemente ser muy ligero de peso
(no es lo mismo que el cuerpo te tira para atrás en 90 kilos que en 50)
Pues ahí va la Pepi, ella si que reúne todos esos ingredientes
Además una vez que estas casi arriba la pared se extraploma un poco, con lo que si ya ibas reventado, ese último tramo te mata.
¡Vaya campeona, ha llegado hasta el final, sufriendo pero llegando!
Bueno, pues allá voy...a intentarlo.
Hago lo imposible por colocar los mosquetones en el cable de vida, el esfuerzo es brutal, y tengo que desistir al ver que me voy para abajo.
Imposible utilizar el cable de vida, está muy separado.
Descanso un poco y lo intento de nuevo, pero sin utilizar el cable de vida, enganchándome directamente en los peldaños.
¡ufffffffff, madre mía!
Avanzo hasta el quinto peldaño, y aquello no deja de moverse. La fuerza me flaquea, y cada vez que tengo que intentar enganchar el mosquetón, el cuerpo me tira para atrás.
Imposible, me rindo, tiro para abajo, ¡esta escala me puede!
Víctor tenía claro que el no lo subía pero quería inmortalizar el momento.
Pues nada, Víctor y yo rodeamos esa pared y subimos por las grapas que hay instaladas para reunirnos con Pepi.
Y de nuevo tras avanzar por algunos tramos horizontales, sin mayor dificultad, llegamos a la última pared vertical. Las vistas son impresionantes.
Tras el enorme esfuerzo de la escala y los extraplomos, en esta última parte ya íbamos en plan disfrutón. Sin prisas y disfrutando del paisaje.
Por fin arriba. Tras dos horas de ferrata, a las 13,30 ya habíamos terminado.
Contentos los tres por haber superado la ferrata, y más Pepi con la escala superada.
Una fotito de grupo, un poco de descanso y charla...y sobre todo de intercambiar impresiones sobre esta ferrata.
Las vistas espectaculares. Allá a lo lejos el Peñón de Gibraltar y detrás Marruecos, y junto al estrecho la montaña del Yebel Musa que tantos recuerdos nos trae.
Ahora una larga caminata hasta el coche (45 minutos). Aunque está señalizado con hitos y algunos azulejos de la ferrata, hay que estar muy atentos para no despistarnos en la bajada.
¡Excelente ferrata!
Una vez en el coche, aprovechamos para comer y después nos fuimos a realizar
Abril/19