domingo, 29 de octubre de 2017

Circular por la Sierra de Pollos o Jaula y torre de Ucles (P.N Subbetica-Córdoba) Octubre/17



Nos vamos de nuevo de montaña, en esta ocasión a la Sierra Subética cordobesa. Para ello tomamos dirección hacia la localidad de Priego de Córdoba, viniendo de Cabra, por la A-339, y poco después de pasar el cruce que nos lleva a Carcabuey y a un par de kilómetros antes de llegar a Priego de Córdoba nos encontramos una cartel en el que pone "Jaula" y un carril a la derecha. Este será nuestro destino en el que dejaremos los coches. 


La idea de hoy es hacer un par de tramos de rutas. La primera subir a la torre Ucles (que nos llevará una hora de ida y vuelta y un desnivel de unos 100 metros) y la segunda una circular por la Sierra de Pollos o Jaula, en donde echaremos unas cinco horas, y un desnivel acumulado de unos 500 metros.
De este modo, en total andaremos unos 10 km, por terrenos de cresta, de olivar, fuertes pendientes y senderos sin marcar. Y sobre todo calor, mucho calor para esta época del año, y que todos lo hemos notado en esta ruta.


Nos damos cita 14 compañeros del grupo de montaña (dos al final no pudieron venir por motivos diversos). Ya hace bastante calor a estas horas de la mañana, y son solo las 10, 45.
Así que una vez aparcados los coches, empezamos a subir por el carril que nos lleva directamente hacia la cresta de la torre Ucles.


Una vez que llegamos al final del carril nos encontramos con un espolón de roca, en el que una flecha nos indica que por ahí tenemos que tirar. Echamos un vistazo y lo vemos un poco vertical y sin agarre, así que tiramos por el senderillo que sale por la parte izquierda.


En la primera parte tendremos que superar un escalón, y que poco a poco todos lo pasamos sin dificultad.


La cola es larga hasta que pasemos los 14, así que "para arriba, con un poco de paciencia".Algunos con más ayuda que otros. 



Una vez superado este primer tramo, a veces el senderillo nos lleva un poco por debajo de la cresta y otras veces lo hacemos cresteando.


Al gusto de cada uno, y a la seguridad del que crestea.
Evidentemente por la misma cuerda las vista impactan mucho más.


De frente ya vemos la Torre Ucles, ¡bonita perspectiva!
Esta atalaya construida entre los años 1332 -1341 y de origen nazarí, tuvo un estratégico lugar entre estos peñones cársticos. Vigilaba el paso obligado entre las localidades de Cabra y Carcabuey-Priego y las huertas de la comarca del río Genilla.


Seguimos avanzando por la cresta y disfrutando del paisaje de los extensos olivares de la zona.
Una vez en la torre y situados en su base, vemos como un gran orificio se ha intentado agujerear en busca del interior. Díficil conseguirlo, ya que los primeros 5 o 6 metros son macizos, siendo hueco solo los últimos cuatro metros.


Una fotito de grupo para inmortalizar el momento, y para atrás de nuevo, por la cresta.


Según retornamos, allá al fondo vemos el pueblo de Carcabuey, y junto a él, en un promontorio rocoso el castillo, dominando al pueblo y al que le da el nombre de "Cerro del castillo".


De nuevo en el carril de bajada, y dispuesto a empezar con la segunda ruta, la Sierra Pollos o Jaula.


Pero antes tenemos que hacer algo importante, colocar la tarta que nos trae Ana Mari, en lugar fresquito, a la sombra. Así que miramos la posición del sol...los coches...los árboles...y allá va, la tarta a buen recaudo en el maletero totalmente a la sombra. Será nuestra merienda.  
Si la ruta de montaña es importante para nosotros, no lo es menos, la sorpresa que en cada ruta nos depara nuestra querida compañera  Ana Mari. ¡Es una verdadera artista de los postres!


Son las 11:50, ¡vaya calor que hace!
Iniciamos la segunda ruta. Para ello tiramos cuesta arriba por la pista que sale de donde hemos dejado los coches. El calor es insoportable, pero no hay otra, hay que subir.
Atrás, allá en lo alto vemos la torre Ucles, de donde venimos.


A unos diez o quince minutos encontramos una pequeña apertura que se adentra en los olivos, a nuestra izquierda. Por ahí tiraremos. De frente es por donde volveremos para completar la ruta circular, pero eso será más tarde.



Y de frente una empinadísima cuesta que nos llevará hasta el inicio de la cresta.
Pero antes de llegar arriba tendremos que "sufrir un poco". 


En el primer tramo iremos sorteando los muchos olivos y buscando el mejor camino de subida.
El calor no da tregua, el terreno muy seco, la subida no parece tener fin...


Cuando los olivos desaparecen, tendremos que pasar por una alambrada; y entre pinchos, maleza, y zarzas, la subida se hace durilla.
Allá abajo vemos de donde venimos, y al final de la cresta la torre Ucles.
...y después otra alambrada...


¡Atención, algo pasa!
¡Vemos que hay algunos compañeros que no suben!
No me extraña, el calor es sofocante, son más de 200 metros de subida con un buen desnivel...y el terreno muy malo.
Una compañera no se encuentra bien, decide bajar, y otros dos compañeros bajan con ella hasta los coches. Ellos si lo han entendido bien, se van a Carcabuey, al fresquito, de cervezonas...¡que envidia!


Empezamos la cresta, es la una de la tarde y no corre ni gota de fresco.


Durante hora y media estaremos cresteando hasta llegar a la cumbre de Pollos. Se hace interminable, con este calor será mucho peor.


Dejando la alambrada a nuestra derecha, iremos pedruzqueando, saltando por las rocas, algunos tramos de senderos...y un poco de todo, pero sobre todo INTERMINABLE, por lo menos para mi.



Eso si, hermosas vistas frente a nosotros.
La Tiñosa (techo de Córdoba), Alhucema, pico Bermejo...


...Y seguimos avanzando por esta interminable cresta.


A nuestro paso, un curioso espolón de roca.
Esto merece una paradita y acercarnos a él...y ya puesto, foto al canto.
Y detrás Carcabuey.


Y un poco más adelante, en donde un sendero nos lleva ahora por esta zona, nos encontramos con una sima, y claro teníamos que asomarnos.


Y más cresta, roca para arriba, roca para abajo.
Sigue sin correr ni gota de fresco, ¡vaya calorin!




Por fin, no me lo puedo creer, ya veo el vértice geodésico.
Son casi las 14:30, y el sol parece un sol de casi finales de verano.


Ahora si, a sentarnos, buscar algo de sombra, aunque sean la de nuestros propios cuerpos, o la del vértice, o la de un simple matorral medio pelado...pero algo de sombra por favor.


Pues nada, comeremos a pleno sol, solo protegido por nuestras gorras y nuestros sombreros.
¡Glu,glu,glu...y más glu!
Estamos sedientos.
A comer. Estamos en la cumbre de pollos (1096 msnm)


Como siempre inmortalizamos nuestros cuerpos montañeros con una foto, pero en esta ocasión algo deshidratados.


Tras media hora de papeo, para abajo. Pero por la cresta no ¡por favor!
No, pues ahora viene lo peor.


Empezamos a bajar con dirección al pueblo de Carcabuey (sin llegar claro, solo en esa dirección).
A saco, sin sendero, en una fuerte pendiente, con piedras sueltas y con más de un resbalón.


Y llegamos al olivar, y olivos y más olivos...y muchos más...
Siguiendo el track que traíamos nos íbamos desplazando a media altura, y con los pies siempre torcidos intentando neutralizar (o al menos compensar) las fuertes pendientes de algunos tramos


En un momento determinado, y en el olivo número ¿y pico?, Pepe y yo decidimos no adentrarnos en una zona que veíamos más complicada, y empezamos a bajar "olivo para abajo", los otros compañeros siguieron de frente, aquí ya se hicieron los dos grupos, y que ya no nos veríamos hasta los coches.
Con el pueblo de Carcabuey siempre allá al fondo a nuestra izquierda, seguíamos avanzando entre olivos. ¡Que pesadez de terreno!


El carril lo veíamos allá abajo, pero todavía queda mucho para bajar, seguimos al milímetro el track.


Entre olivo y olivo vimos una casa con un aljibe y junto a estos un cartel que nos invitaba a salir corriendo "atención abejas".

Y por fin, desembocamos en nuestra pista, la que hace casi cinco horas nos adentró en "este interminable olivar".
Abajo ya en los coches nos reunimos todos, los que sufrimos de calor y los que sonrientes y frescos venían de Carcabuey.

Ya en los coches, paramos en la venta "los pelaos", en la cercanía de Cabra, y por fin aquí pudimos inundar nuestras gargantas de ese líquido refrescante, brillante y espumoso llamado cerveza.
¡Ah, y junto a esta, la sabrosa, exquisita y rica tarta que nos trajo Ana Mari!


Compañeros, como siempre ha sido un placer disfrutar de esa ruta con vosotros...aunque esta vez debemos reconocer, que con muchísimo calor. 

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