martes, 8 de octubre de 2013

Ruta diario Albania-Macedonia-Bulgaria (Parte VII) Julio/13







Estamos metidos de lleno en los montes Ródope occidentales. El paisaje es espectacular. No lo podemos evitar, tenemos que parar el coche, y a pie disfrutar de estas excelentes vistas.




A nuestra derecha nos estamos dejando el pico Svetenic que con sus 1993 m de altitud es el más alto de toda la zona.

Estamos llegando a unos de los lugares estrella de esta ruta por Bulgaria, Los pueblos de montaña musulmanes.

En la zona de los Ródope, es donde se ve la mayor influencia otomana, y para ello haremos una rutilla por varios de los pueblos de la zona.

Estamos situados en la localidad de Goce Delcev, donde aquí ya hemos dejado el gran paisaje de las altas montañas.

Desde este pueblo partimos hacia la localidad de Garmen y desde aquí a Lechten, en donde ya tenemos que parar el coche para hacer algunas fotos del lugar.

Las casas escalonadas sobre una pequeña colina, muchas de ellas de madera.



Aunque son varios pueblos los que hay en la ruta (marcada en rosa), nosotros visitamos los siguientes indicados en el mapa y con el número correspondiente los que lo tienen:

1 Kovachevitsa: pueblo museo
2 Leshten: pueblo museo
4 Dolen: pueblo museo
Sin números:
Gorno Dryanovo: pueblo musulmán
Ribnovo: pueblo musulmán

Leshten



Esta aldea de montaña es una de las mejores acondicionadas con casas para dormir. Aunque nosotros no paramos, solo lo atravesamos y vimos hermosas casas de madera, algunas de ellas habilitadas con alojamiento rural.


Muchas de las casas de Leshten parecen caer al vacío desde una balconada.
A partir de aquí la carreterilla se va adentrando suavemente en busca de los otros pueblos. 





Gorno Dryanovo


A unos tres o cuatro kilómetros  llegamos a otro pueblo desde el que ya pudimos divisar algunas mezquitas.


Eran las 8 de la tarde, hora ideal en el que las señoras salen a dar el paseo, o se reúnen entre ellas junto a algún banco improvisado para charlar.
Todas, ataviadas con prendas al igual que hace años: pañuelo que cubre la cabeza y parte del rostro en algunas, pantalón bombacho de colorines al estilo turco, zapatillas, y especie de un chaquetón tipo bata. Una verdadera gozada para la vista de un viajero.

Debo de reconocerlo, este tipo de escenas me fascinan y es lo que más busco cuando salgo de viaje.
Paramos el coche, y rápido todas están pendientes de nosotros. Nos bajamos, y empezamos a charlotear sin entender absolutamente nada. Aquí solo funciona el idioma de los gestos.


Sabíamos que aquí no había ningún sitio donde dormir, pero este lugar es impresionante, con lo que voy a tentar la suerte, y haber si alguna señora nos ofrece una habitación.
Por mucho que lo intentamos no hubo forma.


Cogemos de nuevo el coche y avanzamos unos metros. De nuevo tenemos que parar, esto parece un museo humano de hace ciento de años. Lo intentamos de  nuevo, pero nada, nos envían a Kovachevitsa, que es justamente nuestro siguiente destino.


Los críos se acercan y empiezan a curiosear, algunos de ellos nos preguntan si somos italianos. Otros, como en cualquier parte del mundo siguen jugando, ajenos a esta pequeña “fiesta” de idiomas inentendibles.



Entre tanto van pasando los carros cargados con el heno para los animales.
La pareja, sorprendidos nos miran atónitos, y la señora parece preguntarle a las otras ¿Qué hacemos aquí y quienes somos?



Kovachevitsa


Casi cayendo la noche, y a unos cinco kilómetros llegamos a Kovachevitsa. El pueblo es muy viejo, sus casas exactamente igual que la de hace años.

Mañana ya lo veremos, ahora lo que corre prisa es buscar un alojamiento. Dejamos el coche en la entrada del pueblo, junto a un bar, y seguimos las indicaciones de un lugar para dormir. Nos lleva hasta la parte más alta del pueblo. El sitio es espectacular.


Entramos y preguntamos el precio. 30 € los dos, miramos la habitación y nos encantó, todo de madera, decorada igual que las de antaño.


Además la hora que es y donde estamos, pocas opciones nos quedaban.

Ya de noche nos dirigimos al bar para ver si tenían algo de comer. Ni idea, no entendemos nada, así que de momento unos vinitos de la zona.

Después aprovecharemos y ojearemos si esto tiene pinta donde puedan servir algo de comer. ¡Buen vino!


Leemos (mejor, intentamos entender) una pequeña pizarra en la que parece que tienen escrito algo de comida, le preguntamos pero seguimos sin enterarnos de nada. 


Así que la señora nos mete en la cocina y nos muestra lo que podemos comer.
Dos buenas sopas calentitas,  una buena ensalada a lo búlgaro, y varios trozos de carne a la grill. Y de beber una jarrita de vino. Nos vamos fuera para comer señora, así le contestamos.


Vaya comilona que nos hemos pegado después de tan intenso día, y por solo 9 € los dos. Bueno pues a dormir, que mañana toca más.

Día 9 (BULGARIA) Ródopes Occidentales: Kovachevitsa-Ribnovo-Dolem-Garganta de Bushnov-Garganta de Trigrad-Shiroka Luka (220 km)


Según nos levantamos, nos asomamos en unos de los grandes ventanales que tiene la casa. Ahora, ya siendo de día podemos disfrutar de unas hermosas vistas sobre toda esta zona de montes.


Estamos solos en la casa, con lo que tomamos un café con el chico de recepción.


Ojeando el mapa no dio unas ideas y sugerencias de otros bellos lugares de Bulgaria, y a los que podíamos ir.

Sobre todo anoté Ribnovo, un pueblo musulmán donde las señoras van ataviadas con sus antiguas prendas de vestir. Muy cerca de aquí, cuando lleguemos a Garmen, por el que ya pasamos ayer, a 17 km por una carretera de montaña nos llevará hacia él.

Bueno, pues ahora vamos a dar un paseo por el pueblo de Kovachevitsa.

Sus pocas calles están totalmente empedradas, y muchas de sus casas están igual que hace años.


Sus casas de piedra se distribuyen por una ladera con una fuerte pendiente.

Los pisos bajos sin ventanas servían para guardar animales y alimentos y ofrecían protección durante los asaltos otomanos.






 Ribnovo



Salimos ya de Kovachevitsa, y tal como nos indicó el chico de recepción nos vamos hacia el pueblo de Ribnovo, para ello llegaremos hasta Garmem, aquí tenemos que preguntar por el pueblo al que vamos, y ya nos indican. A solo 17 km llegamos, donde esto parece apartado de todo.


 Cuando llegamos al pueblo, nos remontamos a la época otomana. Las señoras van vestidas con sus indumentarias, al igual que hace años.

En este lugar vamos a estar un buen rato, y disfrutar de su gente.


Empezamos a subir por una calle, en la que a nuestra derecha podemos contemplar la mezquita rodeada de casas típicas de la zona.


 Antes de llegar a lo que parece la plaza del pueblo, nos impresiona cada detalle que vemos: su gente, sus casas, sus trajes…


Aparcamos el coche, y somos la curiosidad de todos sus habitantes.

Poco a poco intentamos integrarnos con la gente, y lo primero que hacemos es entrar en una tienda y comprar unos dulces. Una vez fuera nos dirigimos a una pequeña terracita donde hay varias señoras sentadas charlando entre ellas. 


 No sentamos junto a ellas, y al poco entramos dentro del bar y pedimos unos cafés.


Salimos fuera, y empezamos a mantener una conversación con ellas. Nos preguntan lo de siempre, ¿de dónde somos? La señora del bar chapurrea algunas palabras en español, ya que su marido ha estado varios años trabajando en España.


Como no nos entendemos muy bien, llama a su marido por el móvil y me lo pasa. Con un español bastante fluido, me pregunta que de donde somos y que hacemos por este lugar tan remoto y perdido. Nosotros contestamos que conociendo este bello país.

Me insiste en que tomemos o bebamos lo que queramos, y que se lo digamos a su esposa, ella nos invitará.


Muy agradecidos, nos invitó a los cafés y nos llevamos unas botellas de agua.


A todo esto nos llama otra señora desde el supermercado de enfrente, que era la hermana de la dueña del café. En un español algo chapurreado nos comenta que ha estado trabajando algún tiempo en Murcia, junto con su marido. Al igual que la otra nos invita a que cojamos del supermercado lo que queramos, ella nos invita.


 ¡Qué maravilla de gente!, ¡Que amabilidad!, y después se oye por estos lares españoles, que si los búlgaros son así o asá, o de aquella otra manera. Claro una opinión muy ligera sin haber estado aquí, y con mas tinte de prejuicios que de realidad.
Seguimos visitando el pueblo, y ahora nos dirigimos hacia la mezquita.


 Los niños corretean y juegan en la calle, y a nuestro paso se detienen y nos preguntan que de donde somos.





Como en cualquier parte del mundo los niños son curiosos, y no se cortan en acercarse, reírse, y con una mirada tierna y profunda parecen hacerte preguntas en su extrañeza.


 Ya saliendo del pueblo nos despedimos también de los abuelitos, que placenteramente sentados en un banco, sonríen y nos dicen adiós.



Dolen


Nos dirigimos ahora a nuestro último pueblo de la zona, Dolen.

Algo más retirado y con dirección a Satovca, nos desviamos a la izquierda y en cinco kilómetros llegamos a este bello lugar.


A nuestro paso, son varios los carros tirados por caballos que vemos en la carretera.






El pueblo, como incrustado en los bosques de montaña, Dolen continúa viviendo de la agricultura, y sus habitantes crían animales y trabajan la tierra.


Una indicación a la derecha nos envía al poblado más antiguo.
Algunas casas derruidas y ya abandonadas, y otras manteniendo su estado original, solo está habitada por alguna persona mayor.

Al pasear por una de sus calles, vemos a una señora en el balcón de su humilde casa, nosotros la miramos y ella nos mira. Cuando damos paso para seguir andando, nos hace un gesto de esperar allá abajo.


Nosotros obediente a su mandato,  esperamos en la puerta de su casa.
A los dos minutos aparece la viejita con un viejo plato, como aquellos que me recordaban a mi infancia, y nos ofrece una comida recién hecha por ella. Especie de una mezcla entre una tortilla de patatas y una torta, nos la da a probar, riquísima.


Al poco, aparece un chico, que con un español bastante fluido se une a la tertulia. Estuvo algún tiempo trabajando en Navarra, pero ahora, debido a la crisis tuvo que regresar a su Bulgaria natal.
Durante un buen ratito estuvimos intercambiando opiniones, curiosidades y preguntas sobre ambos países.

Nos despedimos de ellos y seguimos paseando por el pueblo.


A la vuelta de esta estrecha calle nos topamos con otra viejita que acaba de regresar de su pequeña recolección de frutos, creemos que para elaborar alguna mermelada, o similar.


Nos paramos con ella, y nos da a probar algunos trocitos, parecen moras o frambuesas o algo similar.



Dejamos ya este bello rincón apartado de Bulgaria y nos dirigimos hacia las gargantas de los Ródope occidentales.



Gargantas de Bushnov y Trigrad


Seguimos carretera adelante con dirección a Siroka Laka, pero mucho antes nos desviamos a nuestra derecha para adentrarnos en la garganta de Bushnov.


Esta región fronteriza con Grecia está salpicada de diminutas aldeas en la que conviven búlgaros cristianos y musulmanes, siendo bastante habitual encontrarse la construcción de una iglesia ortodoxa junto a una mezquita.


Durante unos 9 km vamos recorriendo la garganta de Buznov. Sus altas paredes junto al río, hace que vayamos circulando por una muy estrecha carreterilla.



Al final, la cueva de Yagodina, a la que no pudimos entrar ya que acaba de cerrar.

De vuelta a la carretera principal, ahora nos desviamos de nuevo a la derecha para adentrarnos en la garganta de Trigrad.


 Quizás más espectacular que la anterior, durante 11 km la fuimos recorriendo, en donde algunos tramos se estrechan de forma encajonada.



Varios km después hacemos una pequeña parada, en donde se encuentra la entrada a la cueva del Diablo, a la que no pudios tampoco entrar por encontrarse ya cerrada.




Trigrad




Nos acercamos al pueblo de Trigrad, lo primero que nos impactó fue el bello paisaje en el que está enclavado. Rodeado de montañas y de extensos bosques.


El pueblo en sí no tiene gran cosa. Pero si es de destacar la curiosa vista de la mezquita y la iglesia ortodoxa juntas.


 Anduvimos un poco por el pueblo, y nos acercamos a donde se encontraba la mezquita.

Una hora después, de nuevo regresamos a la carretera principal, para ahora dirigirnos recorriendo un bello paisaje a la ciudad de Siroka Laka, a la que llegaríamos ya cayendo la tarde.



Teníamos anotado un lugar para dormir, y sin lugar a dudas acertamos. En la misma carretera que atraviesa el pueblo está el hotel Kalina (20 €/habitación doble con desayuno incluido), un muy buen sitio.


Nos acoplamos, y cenamos una exquisita y grandiosa cena en el mismo hotel restaurante (6 € cada uno).


Día 10 (BULGARIA)-Shiroka Laka-Monasterio de Bachkovo-Plodvic-Rodopes orientales:Kurdzali. (200 km)


Con un estupendo desayuno nos levantamos y empezamos a dar un paseo por el pueblo.

Se encuentra en la ladera de un profundo valle bañado por el río y mira hacia las boscosas laderas del lado opuesto.




Las casas con cimentos de piedra, muros encalados y de madera y tejados con losas de piedra ocupan los bancales tallados en la ladera, formando un trazado de calles empedradas.


 Shiroka Luka está muy relacionado con la cultura popular y e uno de los mejores lugares para disfrutar del Kukeri. Este baile es una danza donde los bailarines visten trajes llamativos y portan máscaras monstruosas o simplemente llevan el rostro cubierto con carbón.



Abandonamos ya el pueblo hacia la segunda ciudad más grande Bulgaria, pero antes haremos una parada para visitar el Monasterio de bachkovo. 



En el trayecto pasamos por la  estación de esquí de Pamporovo, donde las pistas se encuentran en laderas boscosas y que solo se encuentra a 85 km al sur de Plodvic.


Monasterio de Bachkovo


El Monasterio de Baskovo, es el segundo más importante de Bulgaria después del Rila, y está declarado como patrimonio de la Humanidad por la Unesco.


Situado a los pies de las laderas boscosas de los montes Rodope.


Fue fundado en el año 1083 por Grigori y Abbasi Bakouriani, dos hermanos georgianos que habían sido comandantes del ejército bizantino.


En la entrada al Monasterio, una calle repleta de tenderete y de bares nos da la bienvenida.


En su interior dos vigilantes se encargan de controlar  que nadie haga fotos. Yo
 por suerte pude en un momento de despiste hacer una.


Los otomanos lo destruyeron en el siglo XVI, pero fue restaurado en el siglo XVII. Sus hermosos frescos y arquitectura son el motivo de haberlo declarado como Patrimonio de la Humanidad.
El monasterio dividido en dos, y en el que mediante una puerta situada a la izquierda del patio principal conduce a la iglesia de Sveti Nikola construida en 1834, y a la que nosotros no accedimos para verla.

Nos vamos a Plodvic, a solo 30 km al norte de este monasterio.




Plodvic



Plodvic, la segunda ciudad mayor de Bulgaria se encuentra junto a las tres colinas que fueron  colonizadas por los Tracios en V milenio A.C.


Cuando llegamos, dejamos el coche, en lo que creíamos que estaba cerca del centro, pero en cualquier caso fotografié el nombre de la calle para después ubicarnos.
Estamos situados en la calle Kniaz Aleksander  I,  una  calle  peatonal  en donde se encuentran todos los comercios.


Al final de la calle desembocamos en el Estadio romano y la Mezquita Dzhumaya.


Poco queda de de aquel grandioso estadio que llegó a albergar hasta 30000 espectadores.


La mezquita fue construida en 1364, durante el reinado del sultán Murad I. Su minarete destaca fuertemente por su curiosa decoración.


La iglesia de Sveta Bogoroditsa posee un campanario azul y rosa que fue añadido con ayuda rusa en 1880, tras la liberación.


En sus murales de la entrada aparecen representados santos ortodoxos búlgaros y líderes del movimiento de liberación.




A pocos metros, ya estamos de lleno en el caso histórico de Plodvic, es uno de los cascos  antiguos más bellos de Bulgaria.


Está formado por estrechas y empinadas calles empedradas, con hermosas casas de estilo resurgimiento nacional, muchas de ellas construidas para ricos mercaderes.



Las fachadas de vivos colores se alzan tras elevados muros y los interiores presentan un aspecto opulento.


Estas mansiones, la mayoría levantada a mediados del siglo XIX, se fueron


deteriorando poco a poco a medida que el coste de su mantenimiento superaba los recursos de los propietarios. Sin embargo los proyectos estatales de restauración de la década de 1970 permitieron su conservación.


Nos acercaos ahora al teatro romano. Este impresionante anfiteatro de mármol, ubicado en la ladera que mira la ciudad y los montes Ródope.


Se descubrió durante unos trabajos de construcción en 1972. Fue levantada en el siglo II D.C. cuando Plodvic se encontraba en pleno apogeo.

Salimos del teatro romano y nos dirigimos hacia la zona de la muralla.

En un pequeño laberinto de callejuelas empedradas que nos lleva a la colina de la oración (Nebet Tepe) podemos ir viendo algunas bellas casas museos como por ejemplo la de Kuyumdzhioh, Nedkovich o Hindiyan



Junto a una de las puertas de entrada a la muralla, vemos a un cantarín que intenta amenizar la música ambiental con las callejuelas de esta romántica ciudad.





Nos paramos a charlar un poco con él, contándonos que ha estado algún tiempo por España, concretamente en Valencia. Y lo duro y penoso que llega a ser esto de buscarse la vida cantando en muchas ciudades europeas, donde la policía en muchas ocasiones los persigue y les pone infracciones.


La calle Dr. Chomakov nos dirige hasta el Nebet Tepe, la colina d la oración. Desde su cima podemos divisar unas excelentes vistas de la ciudad.

Su cima es el punto más elevado de la ciudad y sirvió de emplazamiento a una ciudadela.



En un principio pensábamos quedarnos a dormir aquí, pero al ver  que la ciudad ya estaba vista partimos hacia los montes Ródope orientales, hacia la ciudad de Kudzhali.








Cuando llegamos ya cayendo la tarde, empezamos a buscar alojamiento. Preguntamos en el primero, carísimo 80 €, en un segundo 35 €. Seguimos buscando algo más baratito, y le preguntamos a un taxista. Como chapurreaba algo de español nos indicó que conocía uno que estaba muy bien y que era barato. Nos llevó al lugar saliendo un poco de la ciudad, el hotel Drubai (35 levas, 18 €/habitación doble). Perfecto, bien barato. Y claro tal como pacté con él le pagué un par de levas por el servicio.


Pensamos que era un hotel de comerciantes o similares búlgaros, puesto que además estaba en una calle casi por construir y un poco extraña.


Estoy convencido que somos los primeros guiris que vienen a este hotel.

Nuestra habitación, mejor dicho piso, estaba en la planta de arriba pasando una pequeño patio y subiendo una escalera de caracol. La habitación era grande, y tras un largo pasillo, el baño al estilo búlgaro, solo para nosotros.

Aquí, curiosamente las duchas están siempre a nivel de suelo, sino fuera por el agujero de desagüe, y por el grifo, nadie podría pensar que eso es la ducha.


Día 11 (BULGARIA) Rodopes orientales: Bodas de piedra (Kurdzali.), setas de piedra (Beni Plast), Ruinas de Perperikón (Stremsi)-Parque Nacional Sinite Kamani (Sliven)-Zeravna (300 km)






Los montes Ródope orientales son poco abruptos, y este paisaje montañoso y seco aparece salpicado de extraordinarias formaciones rocosas. 




La mayoría fruto de la actividad volcánica que se registraba hace unos 40 millones de años y de la erosión del viento, la arena y la lluvia.
 




Salimos de kurdzali, y buscamos uno de los primeros lugares que queríamos ver, las bodas de piedra, pero no dábamos con ella.
 




En la carretera ya saliendo de  kurdzali, preguntamos en un bar, uno de los chicos nos dijo que teníamos que volver a kurdzali, y que él nos acompañaría. Así que se montó en el coche y nos acercó.

Una vez allí, estuvimos como una media hora visitando este curioso lugar.

En un pequeño valle destacan estas formaciones blanquecinas en un entorno bastante reducido.
 




La Boda de Piedra son unas columnas de toba rosada que parecen simular a unos novios, y rodeados por otras rocas que serían los invitados.

Toda esta zona de Bulgaria fue la primera conquistada por los otomanos.
 




Cuando terminamos  la visita y tal como le indicamos al chico, lo acompañamos a Kurdzali y le dimos un par de levas por la labor ejercida de guía improvisado.
 





Abandonamos ya Kurdzali y nos trasladamos hacía Stremtsi, aquí un cartel nos indica “Perperikón” nuestro siguiente destino.
Tallado en una cima rocosa se encuentra Perperikón, un asentamiento fundado entre el 5000 y 6000 A.C
 










Estas ruinas incluyen una acrópolis fortificada. A los pies de la colina se hallan los restos de Ahridos que pudo ser la capital de los Ródope orientales en torno al año 1000 A.C.






Era un día de muchísimo calor, un cielo totalmente despejado y azul.
Desde la entrada del recinto hasta la parte más alta tenemos una buena subida, donde a nuestro paso nos vamos encontrando con muchos habitáculos y escaleras de esta antigua ciudad.







Cuando llegamos arriba vemos varios arqueólogos trabajando en el hallazgo de nuevos restos: vasijas, monedas…







Setas de piedra-Beni Plast





Nos dirigimos ahora hasta la pequeña localidad de Beni Plast donde  podemos  contemplar estas enormes setas de piedra de color rosado que alcanzan los 2,5 metros de altura. El tono verdoso del sombrero y las motas marrones son restos de hierro, manganeso y otros óxidos. 






Nos costó la propia vida dar con estas setas, al no estar indicado por ningún sitio. La única referencia que tenía era la del libro que llevaba y lo situaba en la localidad de Beni Plast.





Cuando íbamos por la carretera, paramos al ver a varias mujeres que estaban colocando hojas de tabaco, para posteriormente poner a secar.
Les preguntamos y nos dijeron que según salíamos del pueblo nos la encontraríamos en la misma carretera en la parte izquierda.
Efectivamente, al poco por fin las localizamos en el mismo borde de la carretera.


Es un pequeño conjunto de varias piedras en forma de setas.
 






Curioso lugar, en el que en diez minutos lo damos por visitado, y ya partimos con dirección a Sliven, en el centro de Bulgaria, en el que nos adentraremos en el Parque Nacional de Sinite kamuni.




Parque Nacional de Sinite kamuni.


  
Una vez pasado Sliven y con dirección a Zheravna, nuestro próximo destino, nos desviaos durante 10 kilómetros para pasear un poco por los bosques de este Parque nacional y disfrutar de su flora y  su fauna.



Hicimos un pequeño senderillo de una hora, donde estiramos las piernas y a la vez pudimos contemplar algunos bellos rincones de este pequeño Parque Nacional.

  



Regresamos de nuevo hasta la carretera principal y ya nos dirigimos a la localidad de Zheravna, en una hora aproximadamente llegaríamos. 





Zheravna

Continua en Parte VIII

http://antonio-bueno-todosmisviajes.blogspot.com.es/2013/10/ruta-diario-albania-macedonia-bulgaria_5184.html

1 comentario:

Eider dijo...

Que fotos tan bonitas. Me encantan estos lugares que no son los tipicos para viajar. Que ganas de copiaros la ruta!
http://itsebcblog.blogspot.com