jueves, 28 de mayo de 2015

Y sucedió viajando (Nov/2014)





(115 páginas)

PRÓLOGO

Es un verdadero placer para mí prologar la excepcional y emotiva narración de los viajes de Antonio Bueno. La magnífica labor descriptiva llevada a cabo por el autor establece un nuevo modelo dentro de la actual narrativa de viajes y constituye tanto una invitación a otros viajeros a relatar sus experiencias de una manera diferente, como un estímulo para disfrutar de sus otras obras escritas: Subidas a los techos de España (2012) y Viajar. La aventura de vivir (2013).

Este tercer libro, Y sucedió viajando, no es el típico libro de viajes, donde se describe una serie de rutas y sus características. Es un libro de emociones, de sentimientos y sensaciones. Es el relato de un viaje interior, que comenzó, quizá, mucho antes de emprender ningún derrotero. Son las vivencias que traspasaron la piel de un viajero y que dejaron su huella en lo más íntimo de su ser, hasta el día de hoy, hasta el punto de poder transmitírnoslas tan frescas como en el momento en que sucedieron.

Compartir es algo natural en las sociedades humanas, y los viajes suelen ser nuestras vivencias más compartidas. Eso no es nuevo, lo hacemos desde tiempos inmemoriales. Cuántas veces, a la vuelta de un viaje, contemplamos junto a la familia y los amigos las fotografías de aquellos lugares y paisajes, personas y experiencias que acabamos de visitar y conocer. Pero estas imágenes son recuerdos planos, que no van más allá de las dos dimensiones de la superficie en la que están plasmados. Pero ¿ahí queda todo? Al cabo de unos años, los recuerdos de cada viaje se nos van borrando de la memoria, y sólo nos queda aquello más significativo. Sólo unos cuantos privilegiados, como Antonio, tienen la voluntad y la capacidad de dejar plasmados por escrito sus recuerdos, todo aquello que los demás, en un primer momento, contamos a la familia y los amigos pero que el tiempo se encargará de borrar. Él recupera para nosotros una tradición que iniciaron muchos viajeros en el pasado, que tuvieron la voluntad de contarnos no sólo la ruta que transitaba sino también las vivencias y los sentimientos que les suscitaba cada itinerario. Para ellos, y para Antonio Bueno, es como si cada imagen, cada fotografía, fuera acompañada de una banda sonora.

Y esto es este libro, una banda sonora de las cosas que pasaron en cada viaje, de lo que vivió y sintió el autor en los momentos más íntimos de las rutas. En cada camino a cada viajero que lo transita le suceden cosas distintas, por eso puede decirse que aunque el camino sea el mismo nunca hay un mismo viaje, porque es el sentir del caminante el que le da forma al viaje. Ese sentir que el viajero lleva dentro, que lo acompaña en ese otro recorrido que comenzó en el momento de su nacimiento, es el que ha dado forma a este libro.

Por qué viajamos, qué esperamos encontrar o qué vamos a satisfacer… No hay una respuesta clara. O una única respuesta. Sólo se puede decir que viajar nos hace mejores, más tolerantes, más sabios. Hace poco tiempo, Antonio Muñoz Molina nos aconsejaba «viajar más», pues él cree que «el amor a los países distintos del nuestro y a sus gentes te permite una mirada diferente». En la misma entrevista, el autor decía que, en una época en la que mucha gente «está empeñada en amar su propia tierra de la manera más cerril», hay que defender la «xenofilia», por eso proponía viajar por el mundo para combatir la xenofobia.

Antonio Bueno nos cuenta en su libro que hay muchas maneras de viajar, y que cada cual es libre de elegir su mejor modo de hacerlo, pero él confiesa su predilección de viajar en forma de aventura, «de este modo puedo asegurar que es como más vivencias se pueden echar en nuestra insaciable mochila.» Y también nos dice: «viajar deja huella, la mejor huella que podemos vivir.»

Antonio, gracias por compartir tus emociones, gracias por dejarnos viajar con tus recuerdos, seguro que cuando sigamos las sendas que tú has trazado las veremos con otros ojos, las disfrutaremos muchísimo más, de un modo que nunca se nos hubiera ocurrido, y las palabras de Muñoz Molina cobrarán su sentido más auténtico.

Carlos A. Holgado Molina




Introducción

Corría el mes de Diciembre del año 2013, cuando convaleciente de una intervención quirúrgica estaba postrado en un simple sofá. Siempre había sido una persona inquieta, no podía dejar de moverme, con lo que esta experiencia para mí era desconocida y nueva. Tenía que agitar mi cuerpo y mi mente de algún modo, aunque físicamente en ese momento estuviese limitado. El movimiento lo tenía que satisfacer de alguna forma: planeando, proyectando, pensando en algún viaje. De ese modo cayó en mis manos un libro, “sin fronteras”. En él se narraba las aventuras vividas de un viajero incansable por todo el mundo. Había realizado muchas rutas en moto por zonas de desiertos, de montañas, de estepas…algunos rincones  yo ni tan siquiera sabía que existía en el mapa. Realmente me enganchó. Según lo iba leyendo, me veía más implicado, y muchas veces también identificado, sin por supuesto llegar a su nivel de trotamundos. Yo aún estaba en pañales, pero mis pinitos también había andado.

Así que cuando lo terminé de leer ya tenía decidido que escribiría mi nuevo libro y que lo titularía “Y sucedió viajando”. En éste, narraría todas aquellas experiencias acumuladas a través de mis viajes, y que serían muchos. Ya por esas fechas había escrito otros dos libros; “subida a los techos de España” (Diciembre 2012) en el que contaba la subida a la montaña más alta de cada provincia española (en total 50), y “viajar, la aventura de vivir”, (Noviembre 2013) en el que narraba mis últimos 35 años de viajes por 25 países del mundo. En este último, describía lugares mágicos, indescriptibles: ciudades, pueblos, cordilleras, costas, culturas, religiones…Pero este nuevo libro sería distinto, no describiría lugares, salvo en contadas ocasiones, sino todos aquellos incidentes, experiencias, vivencias, anécdotas… y que de algún modo me fueron guiando para mi propia vida y mi concepción de la misma, sobrellevando así todos los avatares de mi propia existencia.

Se podría decir que este libro me inspiró, sí, me inspiró para transformar en letras muchos recuerdos que tenía guardado en mi mente y que durante tantos años conservé celosamente.

Viajar es una fantástica palabra  con muchos matices e interpretaciones. Cada persona debe de dilucidarla a razón de sus creencias, inquietudes, lugar de nacimiento, educación, entorno familiar y sobre todo en su desarrollo personal. Hay viajes culturales, de aventura, de placer, de playa, de retos…Todo vale, desde perderse por la selva amazona, a andar por montañas o simplemente estar tumbado bajo la sombrilla en una playa bulliciosa del mes de agosto. Cada uno debe de conocer sus gustos y preferencias

Tras muchos años de viajes, en el camino se producen cambios, predilecciones y prioridades por el destino a elegir. En mi caso, siempre lo he tenido claro, viajar en forma de aventura, y de este modo puedo asegurar que es como más vivencias se pueden echar en nuestra insaciable mochila. Siempre con libertad para recorrer lugares recónditos, zambullirse en religiones tan distintas a la nuestra, conocer otras culturas, recorrer montañas… en definitiva disfrutar de los grandes placeres y bellas imágenes que nos ofrecen nuestro mundo.

En este libro contaré muchas de esas experiencias, algunas buenas y otras no tantas, pero incluso estas últimas con el tiempo se convirtieron en buena por la herencia dejada en modo de experiencia y de aprendizaje. De todo aprendemos, y esa acumulación de nociones es lo que nos da la práctica para seguir viviendo en cada viaje, siendo más sabios pero con mucho por aprender.


El camino nos enseña a saber por dónde no podemos tirar o simplemente no es recomendable pisar, pero para llegar a esta conclusión se debe haber experimentado y vivido, y sin lugar a dudas, viajar deja huella, la mejor huella que podemos vivir.





Índice

Prólogo                                                                                                                      
Introducción                                                                             
Mi primer viaje en auto stop                                                  
Dormir ¿Dónde?                                                                      
De sleeping y estaciones: Europa en Inter raíl (I)               
       De albergues: Europa en Inter raíl (II)                               
Mi primer y gran amor                                                          
Y sucedió viajando                                                                 
       Massachusetts en Madrid                                                  
      A las fallas me voy                                                             
De promesa                                                                        
Una lata voladora                                                               
Fronteras: entradas y salidas                                                
Europa                                                                                
Asia                                                                                    
África                                                                                 
Ocurrió en las montañas                                                        
       -Síndrome de la pedrada                                                    
       -Perdidos en el Mulhacen                                                  
       -De refugios                                                                       
       -De acampadas                                                                   
       -Accidentes                                                                            
Viajar en grupo                 

                                                      
      

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