lunes, 13 de mayo de 2024

Viajando a Túnez (2024)




Túnez

(Abril/24)

Introducción

Aprovechando que en el mes de enero viajé a Argelia, planteé otra ruta por el país vecino, Túnez y, así completar esta ruta por el Magreb. 

Ya en enero del año 2017 tenía vuelos para Túnez pero tuve que anularlo por un imprevisto tema personal que me hizo imposible viajar a ese país. Ahora sí, nos vamos.

Aproveché la oportunidad de un vuelo muy económico con Air Europa que partía de Madrid, así que una vez sacado los vuelos empezamos con el plan de ruta que duraría ocho días.

Rosa y yo seríamos los participantes de esta ruta. Lo haríamos por libre, visitando dos zonas de pernoctación, Túnez (4 noches) y Sousa (3 noches) con las siguientes ciudades: Túnez capital, Sidi Bou Said, Sousa, Monastir, El djem, Kaiurán y Cartago a la que no pudimos entrar por ser fiesta del fin del ramadán.  

Inicialmente planteé la ruta bajando hacia el sur y visitar las ciudades trogloditas como Matmata, Chenini territorio bereber, la isla de Djerba, Tozeur, siendo esta la puerta del desierto, pero teniendo en cuenta que serían solo 8 días, no daría tiempo incluir tantos lugares, así que me quedé con el norte del país. 

Al final saldría una buena escapada con ramadán incluido de principio a fin, hasta llegar a su fiesta final el Eid al-fitr. Y al igual que ellos, más de un día casi que ayunamos ya que no encontrábamos restaurante abierto en donde comer hasta por la tarde-noche.

En total serían unos 650 kilómetros recorridos, utilizando para ello siempre transporte público como autobús, furgonetas compartidas, tren y metro de superficie, todos súper económicos, casi precios ridículos.

A la hora de comer, depende del día y del lugar y, siempre limitados con el ayuno del Ramadán. En restaurantes, en bares locales e incluso en puestos callejeros, todos también en general muy económicos.

A la hora de dormir reservamos dos alojamientos en Túnez (uno dentro de la medina) y en Sousa, con una muy buena calidad-precio y sobre todo muy bien situados en el mismo centro. 

De todos los países musulmanes, quizás Túnez es el más permisivo con su religión y su rigidez en cuanto a las vestimentas de las mujeres y el más democrático.

La Primavera Árabe, este fue el nombre con el que se denominó las revueltas que se sucedieron en varios países árabes desde el 17 de diciembre de 2010 hasta mediados del año 2012, cuando en la ciudad de Sidi Bouzid en Túnez, un vendedor ambulante fue despojado por la policía de sus mercancías y cuentas de ahorros y en respuesta, se inmoló en forma de protesta. Miles de tunecinos salieron a la calle a manifestarse al igual que esta oleada llegó hasta Egipto, Libia, Yemen, Omán, Siria...desatando una ola de destituciones de gobernantes que mandaban de forma dictatorial y, al igual que al inicio de unos conflictos bélicos (algunos aún en conflicto) y  divisiones del país.

Solo hay que pasear por sus calles para comprobar que prácticamente la mitad de la población femenina no lleva velo y vistan al igual que en Europa, sobre todo las más jóvenes, guardando la tradición de su indumentaria las más mayores.

Eso sí, las más tradicionales y que respetan al Islam van vestidas con chador, Hijab y Chayla y, son pocas las que llegué a ver con la cara cubierta con el Niqab y por supuesto ninguna con burka.

El día del final del ramadán las mujeres visten con sus ropas tradicionales ya que además estrenan alguna prenda ese día. Muchas jóvenes visten orgullosas y muy guapas con vestimentas largas que llegan hasta los pies y con el velo incluido.

Son tres días de fiesta, en donde se reúnen con sus familias y amigos y, comen, comen y comen sin parar con comidas tradicionales y vestidos con sus mejores galas y entre todos ellos se hacen regalos… es la fiesta del Eid al-fitr.

Esta festividad islámica también es conocida como la fiesta de la Ruptura del Ayuno y, tras un mes de abstinencia sin comer, beber o participar en actividades consideradas inapropiadas para las enseñanzas islámicas, supone un momento de celebración, en el que no faltan platos como el cuscús, las samosas…y dulces.

Información general del país

Vacunas y enfermedades

Para Túnez no hace falta ninguna vacuna obligatoria, pero si algunas que son  recomendables. Yo como siempre, cada vez que viajo a estos países me dirijo a Sanidad Exterior para que me indiquen. En este caso, yo ya tenía todas las dosis puestas: fiebre amarilla, hepatitis A y B, tétanos, cólera, fiebre tifoidea.

Contratar un seguro de viaje. 

Visados, moneda, horarios e idioma

-Solo hace falta el pasaporte en vigor.  

-El horario con respecto a España es una hora menos a fecha de abril.

 -La moneda oficial es el Dinar tunecino a fecha de abril/24 el cambio a 1 € =3,4 DT. En general el país es bastante barato con respecto a los españoles.

-El idioma oficial es el árabe, y usado con mucha frecuencia el francés.

Transporte

El transporte en general es súper barato. Utilizamos el tren para trasladarnos a Sousa desde Túnez capital (150 km, 2,5 €) e igual a la vuelta.

Autobús desde Túnez a Sidi Bou Said (18 km, 25 céntimos de euro).

Furgoneta compartida desde Sousa hasta kaiuran (55 km, 3,5 €), igual a la vuelta.

Metro desde Túnez a Monastir (20 km, 20 céntimos de euro).

Tren de Sousa a El djem (140 km I/V, 3 €).

Dormir

Hay todo tipo de alojamientos, desde casi lujo hasta hostales y albergues muy básicos. La calidad-precio en general es bastante buena.

Nosotros reservamos en Túnez dos alojamientos. El primero dos noches en el hotel Metropole Residence, muy económico, muy bien situado y, aunque el aspecto por fuera no era muy bueno el interior estuvo bien, aunque un poco pobre el desayuno.

El otro alojamiento dentro de la misma medina, hotel Dar el Medina, muy bien situado en calle muy ambientadas con salones de té. Muy bonito alojamiento con exquisita decoración y un estupendo desayuno.

En Sousa reservamos por tres noches en el hotel Residence Monia, muy bien situado, cerca de la estación del tren. Hotel hamiliar con una buena calidad-precio, en este no tenía desayuno.

Seguridad ¿Es Túnez un destino peligroso?

Totalmente seguro, en ningún momento hemos tenido sensación de inseguridad, todo lo contrario son gente súper amable e intentan ayudarte en todo lo que pidas.

Hemos paseado por la noche incluso, con la medina desierta, por las callejuelas estrechas y lo hemos hecho tranquilamente y totalmente seguros.

Comidas

Algunas comidas que pudimos comer y, que son muy típicas aquí.

Brik (empanadillas de atún y huevo), Cuscús, Chorbas (sopa), kefteji (mezcla de patatas, tomates, pimientos, calabaza y calabacín, frito y cortado en trozos. 

Ojja Merguez (especie de un pisto con huevos y carnes en forma de albóndigas y otras).

Y como no, también pescado, dorada a la grill.

Distribución geográfica del país

Independiente de Francia desde  marzo de 1956, Túnez es el país más pequeño del Magreb  y repartido en  24  provincias (gobernaciones), nosotros pudimos visitar cinco: Mahdia, Sousa, kaiuran, Monastir y Túnez.

Bueno, ya está bien, empecemos con nuestro viaje...

Itinerario a seguir

Día 1. Sevilla-Madrid-Túnez Dormir en Hotel Metropole Residence 

Día 2. Túnez Dormir en Hotel Metropole Residence

Día 3. Túnez-Sousa Dormir en Hotel Residence Monia

Día 4. Sousa-El djem-Sousa Dormir en Hotel Residence Monia

Día 5. Sousa-kariuan-Sousa Dormir en Hotel Residence Monia

Día 6.  Sousa-Monastir-Sousa-Túnez Dormir en Hotel Dar el Medina

Día 7.  Túnez-Sidi Bou Said-Túnez Dormir en Hotel Dar el Medina

Día 8. Túnez Dormir en avión

Día 9. Túnez-Madrid-Sevilla Dormir en casa

Día 1. Sevilla-Madrid-Túnez

Nuestro vuelo salía a las 23,35, llegando a Túnez capital a la 1:00 de la madrugada tras un par de horas de trayecto.

Así que con tiempo sacamos los pasajes del tren AVE para Madrid y, que si lo haces con bastante anticipación, tal como lo hicmos nosotros, te sale súper barato, algo más de 10 € por trayecto. Parece increíble verdad, pues así se consiguen.

Estación de Santa Justa, Sevilla


Teníamos tiempo mas que suficiente para coger un tren por la tarde y llegar a Madrid a la estación de Atocha.

Una vez allí cogemos el cercanías que nos llevará directamente a la T4 (vale el billete del Ave y del Iryo) y tras media hora de trayecto y, una vez en la T4, cogemos el bus circular gratuito que une las terminales T4,T3,T2 y T1, esta última sería la de nuestro destino. En unos diez o quince minutos llegamos. Y ahora tocaba esperar y esperar hasta nuestra hora de embarque.

Control de equipaje, control de pasaporte y a esperar en nuestra hora de embarque. 

Nuestra llegada al aeropuerto de Túnez era sobre las 00:50, aunque llegamos como veinte minutos más tarde. Tras un par de horas de vuelo y un rápido paso por el control de pasaporte, ahora tocaba regatear con el taxista que nos acercaría hasta nuestro alojamiento, al que ya contacté indicándole a la hora que llegaríamos.

Ya bien de madrugada y en el aeropuerto cambiamos 20 € (65 DT) por si lo necesitamos para el taxi, ya que no estabamos seguro de si aceptarían los euros.

Ya en la misma puerta del aeropuerto un taxista se acerca hacia nosotros para ofrecernos llevar a nuestro alojamiento.

Empieza el regateo. 30 € nos pide. Yo sabía que la referencia era unos 10 €. Así que le digo que es mucho, que le doy 10 €. El con cara de asombro me dice que eso es muy poco y, a esas horas de la madrugada. Así que entre un sube y baja, al final se quedó en los 65 DT (20 €) que habíamos cambiado.

Nos parecía mucho, pero teniendo en cuenta las circunstancias de la hora de la madrugada y que solo vi a ese taxista, había que cogerlo.

Salimos fuera del aeropuerto y nos llevó un poco apartado en donde tenía su coche, que por cierto no indicaba nada de que era taxista. Le pregunté, donde estaba la indicación de que era un taxi, el cogió la placa indicativa de taxi y la colocó en la parte superior del vehículo.

Ya dentro del coche vi que llevaba un taxímetro algo camuflado, pero que yo podía ver los números rojos iluminados del taxímetro según avanzabamos en la carretera.

En nuestro trayecto el insistía en cobrarnos más de esos 20 €, a ,lo que yo le di un “no” rotundo, casi enfadado, serían los 20 € que fue lo que pactamos.

La noche estaba obscura, y las calles solitarias. Solo los barrenderos y algún que otro transéute se veían por las calles.

El taxista no conocía nuestro alojamiento, pero por la dirección pudimos llegar. Una vez allí, todo cerrado y en una esquina nuestro alojamiento. Nos quiso dejar allí, pero antes quise confirmar que ese era nuestro alojamiento y que la puerta estaba abierta. Son las dos de la madrugada, por fin llegamos.

Día 2. Túnez

Tras un buen descaso y un escaso desayuno servido, nos ponemos en marcha para descubrir nuestro primer destino, Túnez.

Por fuera nuestro alojamiento no tiene muy buena pinta, pero por dentro esta bastante aceptable y perfectamente ubicado entre la Medina y la avenida Habib Bourguiba, a donde nos dirigimos ahora.

Esta avenida es la arteria principal de la ciudad y en ella se encuentra parte de los atractivos de Túnez.

Esta avenida  es el corazón político, económico e histórico de este país africano. Es el nombre del líder nacional del movimiento de independencia de Túnez.

Sin ser los Campos Elíseos se compara a veces con él, alineada con árboles, cafés e históricos edificios.

El Teatro Municipal es uno de los teatros más famosos de Túnez, declarado como Monumento Histórico de Túnez.

Al otro lado de la avenida se encuentra la Catedral de San Vicente de Paul a la que no pudimos entrar por encontrarse cerrada, quizás por obras.

Y al final de avenida llegamos a la plaza de la Torre del reloj. 

Esta torre de 38 metros de altura se encuentra en el centro de la misma plaza, rodeada de varias fuentes es donde los tunecinos pasean por la zona y toman té y otros aperitivos en las muchas terrazas de la misma avenida.

Destacar que en esta zona hay mucho personal de seguridad, cámaras y policías. Cabe recordar que estamos en la zona más importante de Túnez.

Bajando de nuevo por la avenida, nos dirigimos ahora hacia el interior de la medina, que podemos entrar por la Puerta de Francia o por algunas de las otras calles cercanas al mercado central.

Según avanzábamos por una de las calles con dirección a la medina, un tunecino que iba delante de nosotros se giró al escucharnos hablar en español y de dirigió hacia nosotros en un excelente idioma español. 

Era profesor de este idioma y colaborador con la embajada de España, además de estar haciendo un doctorado sobre la lengua española. De hecho, al poco iría para 

Córdoba para dar una conferencia.

Rápido se mostró interesado en acompañarnos y explicarnos muchos detalles interesantes sobre este país, su cultura, su religión y sus tradiciones.

Estábamos en la época en la que se celebra la fiesta del jazmín, así que nos llevó hasta la casa del jazmín, ya en el interior de la medina,  en donde nos pudieron mostrar las diferentes formas de mezclar los aromas de los diferentes perfumes. Estas casas se encuentran en la calle conocida como la de Andalucía.

Nos estuvo acompañando un buen rato por el interior de la medina, acercándonos incluso a un buen restaurante en el que podríamos comer llegado el mediodía.

Antes de despedirse de nosotros nos indicó como llegar a una de las azoteas cerca de la mezquita en donde podríamos contemplar unas excelentes vistas de la medina. Esta se encuentra en una de las tiendas de alfombras y suvenirs que se encuentra cerca de la mezquita de Zitouna.

Mezquita de Zitouna

Mezquita Al-Zaytuna o mezquita Ezzitouna, literalmente la mezquta del olivo es la mezquita principal de la medina de Tunez, fundada esta en año 698.

Levantada  sobre una superficie de 5000 metros cuadrados está dotada de nueve entradas y posee 160 columnas antiguas auténticas traídas originalmente de la ciudad antigua de Cártago.

Esta mezquita es conocida por albergar una de las primeras y más grandes universidades en la historia del Islam. Muchos célebres e históricos académicos salieron de aquí.

De la mezquita edificada bajo el califato omeya,no queda casi nada, pues el edificio fue reconstruido en su totalidad en el año 864 bajo el reinado del Emir Aglabí Abul Ibrahim. 

Salimos ya de la mezquita y empezamos a callejear por el laberinto de estrechas callejuelas de la medina. Atiborradas de tenderetes en donde podemos encontrar todo lo que busquemos: suvenirs, alfombras, especias, ropas, joyas…y un sinfín de objetos de más.


La Medina de Túnez fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1979.



Un grupo de callejuelas y pasadizos cubiertos, lleno de densos olores y colores, bulliciosos y activos centros de comercio y de trueque, en donde siempre hay que regatear.

Un sinfín de productos en ofertas que van desde la marroquinería hasta el utensilio de plástico, desde la mejor filigrana hasta la hojalata, del gran bazar de suvenirs para el turista hasta el minúsculo taller de artesanía.

Está construida sobre una colina que desciende en suaves pendientes hasta la laguna del Behira por el este.

Contiene unos setecientos monumentos, entre mezquitas, palacios, mausoleos, madrazas y fuentes de los periodos almohade.

Palacios como el Dar-el-Bey, Dar ben Abdallah, Dar Husseim, el mausoleo de Tourbet El Bey y varias puertas.

La calle de las especias es un fascinante viaje que nos sumerge en los vibrantes mercados de olores y sabores. 

Aquí podemos encontrar la famosa harissa, una pasta picante  elaborada con chiles rojos, ajo y especias que se utiliza para condimentar una variedad de platos, desde sopas hasta salsas.

En nuestro paseo por la medina, más de una parada tenemos que hacer para sumergirnos en la historia del comercio de especias y descubrir la diversidad cultural de la región.

A medida que exploramos los puestos de especias, interactuamos con comerciantes que rápidamente nos confunden por italianos, aunque algunos apuntan bien y, nos identifican como españoles.

Túnez es el país magrebí más próximo a Europa y a occidente.

Pasear por sus calles es observar sus puertas cargadas de simbolismos.

Puertas amarillas, azules, rojas…de varios colores a la vez.

Puertas de viviendas particulares, restaurantes, mezquitas, palacios e incluso las de muchas tiendas.

Todo un atractivo cuando paseamos por sus callejuelas…

Pero la realidad es que en Túnez, las puertas son simbolos que reflejan la fortuna y la felicidad de sus moradores.

Los motivos mas frecuentes, por lo general, son tachones y clavos, medias lunas, alminares, plantas, flores, hojas de palma y peces, entre otros.

Las puertas no están exentas de las diferencias de género. Por ejemplo, esto lo podemos comprobar viendo las aldabas. Presentes habitualmente en las mismas, las formas más habituales son en forma de mano o de aro, ubicadas a la izquierda o derecha. Las ubicadas a la izquierda de la cerradura, son las utilizadas por las mujeres, mientras que la de la derecha lo son para los hombres.

En algunas de las puertas vemos que en la parte inferior se encuentran igualmente alguna algaba más pequeña, estas corresponden a las llamadas a la 

puerta de los mas pequeños. Si no hay entonces quiere decir que esa familia no tiene hijos.

Seguimos paseando por la media, a veces en la zona comercial del zoco, otras veces salimos de esa zona y nos mezclamos con los locales en bellos rincones con palacetes que aparecen bajo algún arco.

Esta mediana es un laberinto de callejuelas y algunas sin salida que nos estampa en una fachada con una colorida puerta de entrada.

En otras vemos a los tunecinos tranquilamente sentados a la sombra de los callejones y charlando entre ellos, mientras que nosotros pasamos por su lado y en voz baja se escucha “Real Madrid, Barcelona…” lo típico de estos equipos de futbol fuera de España.

Hora de comer, nos dirigimos al restaurante que ya reservamos.

Bonito restaurante situado en la parte alta de una casa antigua de la medina. Ya lo tenía anotado para ir desde España, a parte, nuestro profesor anfitrión improvisado tunecino también nos lo indicó.

Tuvimos que da una parte (10 €) para reservarlo y a las 14:30 quedamos para ir a comer.

Curiosamente cuando llegamos, solo estábamos nosotros, varios camareros y solo dos clientes, Rosa y Antonio. ¡No entiendo porque tuvimos que reservar previamente¡

Lo cierto es que es Ramadan y todo esta cerrado al mediodía, raro es que este estuviera abierto.

De comer pedimos solo un menu para los dos, era bastante cantidad (45 DT, unos 13 €).

El menú constaba de un par de brik (empanadas de huevo y atún), una sopa (Chorba) un poco de kefteji (mezcla de patatas, calabaza y calabacircin, todo esto rehogado) y un cuscús de pollo.

El restaurante es muy chulo, con varios espacios, además de la propia azotea en donde se encontraba el restaurante. Aunque la comida tampoco nos pareció nada del otro mundo. Terminamos harto de tanto cuscús.

De nuevo nos vemos inmersos en las callejuelas del zoco. Así que decidimos ir un poco para el hotel y descansar un rato, la mañana ha sido muy intensa.

Ya por la tarde y, aprovechando que al día siguiente teníamos que coger el tren para Sousa, fuimos para la estación, localizar donde estaba y sacar los billetes. Por cierto súper baratos, 3,5 € cada uno (10,600 DT) en un trayecto de tren de unos 150 km.

Además al estar por la misma zona, aprovechamos para localizar la otra estación Tunis Marine, de donde tendríamos que coger el tren hacia Sidi Bou Said.

El resto de la tarde paseamos sosegadamente por la avenida habbib Bourguiba, viendo como los tunecinos, y una vez que el sol cayó, se disponen a reunirse para comer.

Curiosamente, vemos a varios grupos de policias dirigiéndose hacia las terrazas cargados de bolsas de comida.

Ya dando por finalizada la jornada de hoy, aprovechamos para comer una exquisita pizza cerca de nuestro alojamiento.


Día 3. Túnez-Sousa

A las 9:15 salía nuestro tren hacia Sousa, así que nos dirigimos con tiempo hacia la estación de trenes, cuando llegamos, nuestro andén esta a rebosar de pasajeros y que al igual que nosotros cogerían ese mismo tren, ya que  además de llegar a Sousa continuaría el viaje hacia otros destinos.

Empujones y más empujones para subir al tren. Niños corriendo hacia la puerta, familias enteras cargadas con maletones y, aquí nosotros, los dos únicos extranjeros entre tanta túnica negra y pañuelos de colores vivos.

Por fin, pude coger dos asientos y, francamente, y sin ser muy delicado, a los vagones les hacia falta una buena mano de limpieza. Esto es lo que hay, partimos hacia Sousa con un aire acondicionado inexistente y solo con con el poco fresco que entraba por la ventanilla entreabierta. Mejor echar la cortinilla porque el sol aprieta.

Tras casi tres horas de trayecto, llegamos a la pequeña estación de Sousa. Lo primero que hago es ubicar nuestro alojamiento (recordaba que estaba situado cerca de la estación) abro la aplicación del maps.me y no me coge ni el nombre del establecimiento ni tampoco la dirección, así que me dirijo hacia la caseta de información del tren y preguntar por donde queda este alojamiento, y todo esto con mapa en mano para ubicarlo.

La chica que nos atiende, no estaba segura, pero le sonaba que estaba por ahí cerca. Cuando salimos de la estación, nos llama, cierra su oficina y nos acompaña hasta la misma puerta de nuestro hotel que efectivamente estaba cerca. Increible lo que hizo  la chica, dejar su puesto de trabajo y acompañarnos.

Hotel familiar, modesto, muy bien situado y con una buena calidad precio. Aprovechamos para preguntar en recepción varias cuestiones. Y a pasear por Sousa.

La medina de Sousa

A solo cinco minutos andando desde nuestro alojamiento y, ubicado junto al puerto de encuentra la medina de Sousa declarada como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1988.

Una verdadera joya junto el Ribat.



Totalmente amurallada, la ciudad de Sousa está considerada como un típico ejemplo de las primeras ciudades de la conquista islámica del Magreb. Conserva así la kasbah (fortificación, la Gran mezquita, el Ribat y la mezquita Bu Flata y un edificio militar y otro religioso.

El Ribat era una institución militar y espiritual. Entramos en ella. La entrada son 8 DT, 2,5 €.

Este lugar es la estancia donde los musulmanes se dedicaban a la piedad y a la guerra santa, siempre protegiendo a la población de los ataques.

Era una fortaleza y puesto de vigilancia que se ubicaba en puestos fronterizos o de importancia estratégica y a la vez era como un monasterio para la oración del islam.

Una vez dentro subimos a la parte alta de la muralla y la recorremos desde donde podemos ver unas magníficas vistas de toda Sousa.

Junto al Ribat se encuentra la Gran Mezquita de Susa, a la que por cierto, no pudimos entrar, ya que el horario estaba muy limitado por la mañana debido al Ramadan, y en esas horas, cada día estábamos en Monastir, El Djem o karoiran.

Formando parte de la medina, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1988.

Su construcción data aproximadamente del año 851, en época de la dinastía aglábida la cual rendía vasallaje al califato abasí y fue mandada construir por el emir Muhammed I ibn al-Aghlab.

La mezquita está formada por una sala de oración y un sahn (patio porticado que da acceso al Iwan).

Nos adentramos ahora en la medina

que se encuentra justo al lado. Podríamos decir que el conjunto del Ribat, la Gran mezquita y la medina forma un solo bloque con un ambiente permanente por sus callejuelas, con decenas de tiendas.

Al entrar por sus callejuelas, rápidamente los comerciantes nos reclaman hacia el interior de las tiendas para vendernos cualquier suvenir, al tiempo que nos susurran ¡Ala Madrid, visca el barça!

Esta medina es una fortificación con un complejo entramado de callejuelas y pasadizos rodeados de una gran muralla. 

Al ser una ciudad costera, la antigua Sousa sufría ataques marítimos constantes, así que la medina se fortificó fuertemente. 

Con una longitud de casi dos kilómetros y medio y una altura de 8 metros es una de las mayores fortificaciones de Túnez.


Es una de las ciudades más turísticas de Túnez y así lo saben los vendedores que rápido van a la pesca de algún guiri rubiales de centro europeo o moreno como los latinos del sur de Europa.

Tras un par de horas dando vueltas por la medina, curioseando y dejándonos llevar por los parlanchines negociadores de los tunecinos de Susa, abandonamos la medina y ponemos rumbo hacia su playa, su extensa y turística playa (en verano claro, ahora estaba vacía) que perfectamente podríamos pensar que estamos en una playa del mediterráneo español, es la playa de Boujaffar. Con un paseo marítimo bastante extenso, paseamos en plan tranquilo y aprovechamos para tomar un poco el sol.

A la vez que paseábamos, empezamos a buscar un restaurante donde comer por este paseo marítimo, cuando la tarde cayera. Todo cerrado, como muerto. Estamos en Ramadan, el sol todavía no ha caído y los tunecinos siguen con su ayuno.

Solo vemos abierto un gran restaurante-cafetería en el mismo paseo, con una inmensa terraza exterior y otra interior, el restaurante La Sirena, buena comida y un buen servicio. Este restaurante en los meses de julio y agosto tiene que estar a rebosar, ya que se encuentra en un lugar perfecto.

Miramos la carta y nos decidimos por comer pescado, así que pedimos dos doradas a la grill con las guarniciones varias que siempre ponen aquí.

A mi se me ocurre pedir la dorada con una salsa o mezcla con un nombre raro que ni recuerdo.

Cuando nos la traen, intento probar esa salsa y rápidamente tengo que echar mano al agua y llevarmelo a la boca, era picante pero picante, así que fuera salsa y a degustar la dorada.

Solo nosotros en esta gran terraza junto al mar, contemplándola mientras que la última claridad del día iba desapareciendo. Y ya de noche ponemos rumbo hacia nuestro hotel que se encuentra muy cerca de aquí, a solo cinco minutos. 

Día 4. Sousa-El Djem-Sousa

La mañana de hoy la dedicaremos a visitar la ciudad de El Djem, a unos 70 kilómetros de distancia. Ya teníamos controlado los horarios del tren: ida a las 9:40 y vuelta a las 14.30, tiempo más que suficiente para disfrutar de su gran anfiteatro y pasear por sus calles. El tren súper barato 3 € I/V.

Al llegar a El Djem, no nos hizo falta ubicar donde quedaba el anfiteatro, ya que según salimos por las puertas de la estación, lo vemos imponente allá a lo lejos.

La ciudad está que parece “estar de compra”. El mercado al aire libre lo tenemos justo delante. Tenderetes de frutas, de carnes, pescados, ropas, calzados…y todo lo inimaginable aquí se puede comprar. A la vuelta compraremos fruta para llevar.

En este alojamiento no teníamos desayuno incluido con lo que, lo primero que teníamos que hacer era desayunar, pero con el ramadan no sería fácil, aunque no aquí, ya que justo cuando llegamos al anfiteatro y en la misma plaza varios bares nos reclaman para que desayunemos en su establecimiento. Esto es turístico.

Ya le tenía echado el ojo a uno de ellos desde España, el restaurante Hana. El propietario habla un perfecto español, pues allá vamos.

Un señor servicial, educado y muy refinado. Nos sirve un excelente desayuno: café con leche, pan con tomate, aceite y queso y un zumo de naranja, 4 €, no ha estado mal. Por cierto, por respeto al ramadan, nos indica que no comamos en la terraza exterior, que entremos dentro. 

Teníamos que cambiar algo de dinero, así que a uno de los comerciantes le cambiamos algo, a buen precio.


El anfiteatro de El Djem, también llamado Coliseo de Thysdrus está situada en la antigua ciudad de Thysdrus, entonces provincia romana de África.

Es el mayor anfiteatro de ese continente y el cuarto del mundo después del Coliseo de Roma, el Anfiteatro de Capua y el anfiteatro de Pozzuoli y uno de los mejores conservados del norte de África.

Fue construido en 238 d.C bajo el reinado de Maximino el Tracio. Siendo este escenario de combates de gladiadores, carreras de carros y otros juegos de circo, en especial exhibiciones de fieras y representaciones de cacerias de animales.


Sus dimensiones son de 147,9 metros de largo y 122 metros de ancho, la arena interior es una eclipse de 64,5 metros por 38,8 metros y tenía capacidad para 35.000 espectadores.

Foto cedida por wikipedia, tomada en 1960


A pesar de que una parte de sus piedras se utilizaron para construir la ciudad de El Djem, aún se conserva en muy buen estado. Se cree que se mantuvo intacto hasta el siglo XVII y que a partir de 1695, de acuerdo con la tradición árabe, se comenzó a demoler la fachada exterior. Todavía se conservan los fosos de los leones y un sistema muy elaborado de canalizaciones y cisternas para la recogida del agua de la lluvia.

Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1979.

Además la ciudad contaba con un teatro y un circo, que en la actualidad todavía no han sido excavados.

Con la entrada al anfiteatro (12 DT, 3,5 €) va incluida la visita al museo arqueológico, pues allá vamos.



Situado a unos 800 metros del anfiteatro, este museo posee una importante colección de mosaicos romanos abarcando un periodo que va desde el siglo II hasta el siglo V, así como una buena parte de las piezas descubiertas en la ciudad.


También presenta numerosos mosaicos que muestran decoraciones geométricas o escenas figurativas, con énfasis particular de animales salvajes , de caza así como también de la vida salvaje, cuyos mosaicos más representativos son el tigre atacando dos asnos salvajes y leones devorando a un jabalí.

En su recinto se ubica un parque arqueológico conteniendo un cierto número de villas romanas de entidad como la villa “del Paon”. Estaba en el exterior y el sol apretaba con lo que no lo pasamos a ver.


Ponemos rumbo hacia el mercado que se encuentra junto a la estación de trenes, veremos el ambiente local, pero antes haremos una parada para ver la gran mezquita de El Djem y ver los tenderetes que se encuentran junto a ella, así que aprovecharemos para llevarnos algo de fruta.








Y ya en el tren, rumbo de nuevo a Sousa, a donde llegaremos sobre las 15:30, así que a nuestro hotel y a comernos toda la fruta que hemos comprado y a descansar un poco porque ahora hace calor.

Ya por la tarde, nos dirigimos hacia la zona de la medina. Queríamos localizar el lugar de donde salía el metro con dirección a Monastir, al que iremos pasado mañana. Una vez localizado nos quedamos a cenar en uno de los restaurantes locales que hay en la zona, el bar Ghandoor. Un pequeño salón repleto de tunecinos hambriento comiendo después del ayuno del ramadán. El camarero, que es el dueño nos invita a entrar, allá vamos, para adentro. ¿Qué hay de comer? Comidas típicas tunecinas y pescado, así que eso es lo que comeremos, dos brik (recuerdo, empanadillas de atún y huevo) y pescado con guarnición, que nos sabemos que pescado era, pero estaba rico. Un poco caro para ser un establecimiento local, muy local.


Día 5. Sousa-Kairuán-Sousa

Hoy tocaba ir a visitar la Ciudad Santa de Kairuán, para ello ya nos habíamos informado que tipo de transporte teníamos que coger y de dónde salía. El lugar sería la Statión Louage situada en la Rue de 1 jun 1955. Desde nuestro alojamiento está a una media hora atravesando el corazón de la medina que, a esa hora de la mañana no había casi nadie y podíamos avanzar tranquilamente. 

Una vez que salimos de la medina, un poco de calles guiado por el maps.me y sobre las 9:00 ya estábamos allí.

El sistema de transporte son los mini van compartidos de unas 8 plazas y, que cuando se cubre parte a su destino. Por cierto destino a muchos puntos de la geografía de Túnez.

Cuando llegamos aquello nos resulta un verdadero caos. Nosotros todo despistado empezamos a preguntar por la mini van que va a Kaiurán.

Claro, dos guiris por aquí preguntando, lo normal, van a la caza.

Un señor nos indica que esperemos allí a que el vehículo se cubra con las plazas. Medio entendiéndonos nos dice que el viaje cuesta 12 Dt, unos 3,5 € cada uno. Aquello no lo veía claro, así que sigo preguntando y moviéndome entre una selva de conductores y de mini van que se mueven permanentemente. De pronto se me acerca dos señores y nos lleva a un rincón. Ya conocía la historia, seguro que me iban a plantear llevarnos en su vehículo particular y sacarnos los cuartos. No cedí y seguí moviéndome hasta que otro señor nos ve y nos pregunta ¿Kaiurán, Kaiurán…?, sí, por fin.  

Veo que hay una taquilla en donde se sacan los billetes, allá vamos 6 DT, 1,5 € (la mitad de lo que pedía el otro). Lo sacamos y al vehículo que, con nosotros ya estábamos los 8 pasajeros.

A todo esto, no habíamos desayunado, pensando que lo podríamos hacer una vez que llegásemos a Kaiurán. Después de  unos 50 minutos llegamos a la ciudad tras recorrer los 55 kilómetros que los separa.

La estación estaba a poco más de un kilómetro de la medina, junto a un hospital y una zona de mercado con decenas de tenderetes y mucho ambiente local. Nos quedamos bien con su ubicación para después volver.

No había nada abierto para desayunar con el ramadán, así que al final tocó entrar en un súper comprar unas galletas con unos zumos y aquí sentado en el poyete entre tanto gentío y ambiente comercial nos lo estamos comiendo.

Y ya, una vez con nuestro desayuno improvisado ponemos rumbo hacia la medina y la Gran Mezquita que ya la tenemos cerca. A nuestro paso, mas ambiente tiendas con el típico ambiente musulmán.


Lo primero que hacemos es entrar en La Gran Mezquita de Kaiurán, la mezquita de Uqba. Una de las más importantes de Túnez y está considerada como el más antiguo santuario islámico del occidente musulmán, del Magreb.

Construida en el año 670 (el año 50 según el calendario islámico) en el momento de la fundación de la ciudad de kaiurán, la mezquita ocupa una superficie de 9000 metros cuadrado y su perímetro alcanza los 415 metros.




Por tal motivo y, a consecuencias de estas extraordinarias dimensiones, otorgan a esta mezquita un puesto preeminente entre los templos más amplios del norte de África.

Su espacio incluye una sala de oración, un gran patio parcialmente pavimentado de mármol y un alminar de aspecto macizo.

La mezquita de Uqba es uno de los más relevantes elementos arquitectónicos que conforman la ciudad de kaiurán, declarada Patrimonio de la Humanidad. Trece siglos después de su fundación, es un relevante centro espiritual visitado cada año por centenares de millares de fieles y viajeros.  

La entrada a la mezquita cuesta 12 DT, 3,5 € y esta vale tambien para otros lugares de interés como por ejemplo el mausoleo de Sidi Abada y Sidi Abid.

A salir de la mezquita varios comerciantes nos invitan a su tienda de alfombras y kílim, en donde podemos subir a su azotea y contemplar las vistas de la mezquita, y claro, como no puede ser de otra forma, después te intentan vender algo. Pero como siempre, un poco de paciencia, educación y respeto y con decirle que ya hemos comprado y volvemos a España, bastará para que no nos atosiguen. 


Nos trasladamos ahora a la medina que la tenemos justo en frente. Allí le pregunto a un señor si sabe cuál es el mausoleo que tenemos más cerca. Él rápidamente nos identifica que somos españoles y, en un español más o menos entendible nos lleva hasta el mausoleo, pero realmente lo que hizo durante un buen rato es hacernos de guía improvisado y nos llevó a muchos de los lugares interesantes de toda la medina.


La medina de Kairouan fue declarada como Patrimonio de la Humanidad en 1988, por su rico patrimonio cultural, siendo esta la primera Ciudad Santa del Magreb, por su Gran Mezquita, por la Mezquita de las Tres Puertas y su recinto amurallado.

Karoiuan es una ciudad santa para muchos musulmanes, y los musulmanes suníes la consideran la cuarta ciudad más santa después de La Meca, Medina y Jerusalén y la ciudad más santa del Magreb.

Son muchas las mezquitas que se encuentra en el interior del recinto amurallado y durante mucho tiempo estuvo prohibida la entrada a los no musulmanes.


Esta ciudad fue fundada en alrededor del 670 cuando el general árabe Uqba Ibn Nafi seleccionó un lugar en medio de un denso bosque, en ese entonces infestado de bestias salvajes y reptiles, para la localización de un amsar o puesto militar. Convirtiéndose en la primera base árabe del norte de África. Siendo esta capital del Emirato aglabí

Kairuán está hermanada  con otras tantas ciudades musulmanas, Fez en Marruecos y Tremecén en Argelia, además de Córdoba en España, con  influencia histórica musulmana.

Durante la Edad Media, Kaiuran era un centro de erudición talmúdica y rabínica. Los primeros judíos llegaron a la ciudad junto con sus fundadores los árabes procedentes de Libia. Una segunda oleada de colonos judíos llegó a finales del siglo VII.

La era dorada de la comunidad comenzó a finales del siglo VIII y duró hasta principios del siglo XI, desde el reinado de los aglábidas (dinastía de emires árabes musulmanes suníes) hasta el reinado de los háfsidas (dinastía bereber). La ciudad albergaba una sinagoga, una yeshivá, un cementerio y una organización benéfica  comunitaria y otras instituciones.

Los judíos de la ciudad estaban en contacto con las academias talmúdicas babilónicas de Sura, Pumbedita y Nehardea, y con las comunidades judías de A-Ándalus.

La medina está desierta, solo nosotros por aquí y algún otro vecino de la zona que parece ir a la compra.


Nuestro guía improvisado nos lleva a toda marcha por estas callejuelas, al igual que todas sus explicaciones. Cuando ya lo dejemos, pasearemos en plan tranquilo.


Callejeando y callejeando llegamos al Mausoleo  de Sidi Abid Ghariani.

La construcción de esta zaoia, iniciada en el siglo XIV por orden del kairuaní Al-Jadini. Su obra fue continuada por su discipulo, que la convirtió en un lugar donde podía enseñar. El edificio consta de una planta baja y en un segundo piso e incluye tres patios.

El mausoleo cuenta con interesantes esculturas de madera y estuco que recuerda mucho a las salas del Alcazar de Sevilla.

Actualmente alberga la inspección del Instituto del Patrimonio Nacional

Salimos y seguimos callejeando…

La  Casa del Gobernador hoy convertida en un centro de alfombras, cuenta con un equipo de vendedores muy persuasivos que hablan español perfectamente y que te muestran el edificio y te explican todo los detalles de este magnífico palacete.


El edificio se edificó en el siglo XVIII,  la residencia de los beyes o pachás de kairouan con diversas habitaciones a cual más bella descaradamente.

Lugar que hay que visitar si o sí, su decoración es exquisita, elegante, bien conjuntada artísticamente, en definitiva una verdadera maravilla que, aunque tengamos que tener paciencia al final para decirle a los vendedores que no compraremos ninguna alfombra o killim, salvo que realmente estemos interesados en adquirirlas.

Por respeto, con indicarle que ya hemos comprado será suficiente para que no nos insista.


Y llegó el momento de despedirnos de nuestro guía, dandole las gracias por sus explicaciones y como no una buena propina.

Tocaba descansar un poco y, que mejor sitio y peculiar que la cafeteria-salón de té en una antigua casa de la medina.

Accediendo al interior del edificio por una estrecha puerta y una empinada escalera, de frente una curiosa atracción turística con una leyenda detrás que conecta Kariouan con La Meca.

Estamos en Bir Barrouta, un camello ataviado con prendas de varios colores haciendo girar la noria que saca agua del pozo. Atracción turísticaa y sagrada por la leyenda de este lugar y, así dice: una copa que el profeta Mahoma perdió accidentalmente en la fuente de Zemzem en La Meca apareció en este lugar; y este es el motivo por el que se considera que ambas fuentes o pozos están relacionados. Unas leyendas dice que la copa apareció a los pies del caballo d Sidi Uqba, otras que fue el perro de este quien escavó en ese preciso lugar, comenzó a brotar agua y apareció la copa del profeta. Otra dice que fue uno de los soldados de Sidi Uqba quien tropezó con la copa de oro que algunos reconocieron como la copa del profeta. 

Sea como fuere, esta historia hizo que Kairouran se convirtiera en lugar de peregrinación en esta ciudad santa.

Pues hora de tomar un buen café, observando el camello y leyendo estas leyendas…y por cierto ¿Cómo habrá subido aquí el camellos? Estrechas escaleras y puerta, pobre camello.

Tras el descanso ponemos rumbo hacia la salida de la medina pero en plan tranquilo y disfrutando de cada rincón, sin prisas.

Se va acercando la hora del mediodía, y el sol aprieta, asi que buscaremos las sombras de las callejuelas.

Y de nuevo, ya fuera de la medina junto a la Gran Mezquita de Uqba.

Mientras que Rosa me espera sentada a la sombra yo andurreo en busca de otras instantáneas de la mezquita.

Y Rosa mientras tanto aprovecha para hacer amistades con las amigas locales.

Y ponemos rumbo hacia la estación para coger nuestra mini van compartida. Poco antes de llegar y, en la misma carretera nos para uno de esos vehículos y nos pregunta que si vamos a Kairouran, a lo que le contestamos que si. ¡Ea, pues para dentro, nosotros dos solo junto con el conductor y el mismo precio que a la ida 6 DT, 1,5 €.

Son las 14:30, casi una hora después en Sousa. Un poco de descanso en el hotel y por la noche volvimos a cenar al restaurante La Gaviota.

Día 6. Sousa-Monastir-Sousa-Túnez

Esta mañana si que tenemos claro que antes de nada, un buen desayuno en el único bar que está abierto, en el restaurante La Gaviota.


Hoy tocaba ir a Monastir, a solo 20 km de Sousa, así que nos dirigimos hacia el metro en superficie que se encuentra junto al puerto, la estación de Bab Jedid. Cada media hora salía un metro, así que nosotros lo cogimos sobre las 9:30. Baratísimo el billete, 1 DT, 30 céntimos de euro.

En unos veinte minutos llegamos a la estación de Monastir. Nos ubicamos en el mapa y ponemos rumbo hacia la mediana que se encontraba muy cerca.

Como en otras tantas medinas esta también está rodeada totalmente por su muralla, con varias puertas de entrada como la de Bab el-Gharbi, Bab el Kran o la de Bab Briqcha, nosotros entramos por una de ellas y ya estamos en el interior de dicha medina.


Una vez dentro, comprobamos que en comparación con otras que ya visitamos es la que menos nos ha gustado, es muy abierta, exceptuando algunas callejuelas, pero con mucho ambiente de tiendas, así que aprovechamos para entrar en una, regatear y llevarnos algunos platos de cerámica muy chulos.

Nos dirigimos ahora hacia el lugar sin duda más espectacular de Monastir: El Mausoleo de habib Bourguiba, el Ribat y la Gran Mezquita, todo ello se encuentra junto y en una zona ajardinada con un palmeral plantado muy atractivo.


Monastir tiene varias mezquitas al igual que todas las ciudades tunecinas, la más antigua es La Gran Mezquita del siglo IX, situada junto al Ribat de Harthema, y la más nueva es la mezquita de Bourguiba, construida en 1963, extramuros de la medina y lleva el nombre del presidente vitalicio del país, Habbib Bourguiba, fallecido en el año 2000 y enterrado en su magnífico Mausoleo, cerca de ahí. 




Esta mezquita es un buen ejemplo de la moderna arquitectura islámica, aunque mantiene sus elementos tradicionales, como el alto minarete desde el que se llama a la oración y las características cúpulas.

Nos dirigimos ahora a visitar el Ribat, muy similar al de la ciudad de Sousa .

La entrada cuesta 8 DT, unos 2,5 €. Esta fortaleza junto al mar Mediterráneo está considerada el ribat más antiguo e importante del Magreb, siendo este un edificio emblemático de Monastir.

Construido en el año 796 por el general abasí y gobernador de Ifriquía, Harthima Ibn A’yun y ampliado bajo el reinado de los aglabíes en el siglo IX.

El nucleo original del edificio tenía originalmente una planta rectangular con fachadas macizas acompañadas en las esquinas por torres cilíndricas  incluida una torre de vigilancia situada al sureste.

Desde arriba podemos disfrutar de unas excelentes vistas de todo el entorno. Por una parte la Gran Mezquita, el Mausoleo Habib Bourguiba con su cementerio y toda la medina.

Por otra parte y mirando hacia el mar, el paseo marítimo, el pequeño puerto y un pequeño islote unida por una fina capa de arena. Igualmente después nos acercaremos por allí.


Abandonamos el Ribat y nos dirigimos ahora hacia el Mausoleo de Habib Bourguiba, pero antes capto algunas imágenes de la zona con algún que otro personaje.



El mausoleo fue construido en vida de Bourguiba, en 1963, en estilo árabe-musulmán moderno y está ubicado en la parte occidental del cementerio de Sidi El Mezeri, el principal lugar de entierro de la ciudad, com una extensión de 200 metros de largo por 30 metros de ancho.

El edificio está flanqueado por dos minaretes  de 25 metros de altura y rematado por una cúpula dorada entre dos cúpulas verdes.


La puerta de entrada al Mausoleo y la puerta que lo separa del resto del cementerio son ejemplos del arte tunecino.

Estando nosotros allí coincidió con la celebración del día de los difuntos y, muchos altos cargos del gobierno tunecino, de las fuerzas armadas, importantes imanes, todos reunidos frente a la tumba de Habib Bourguiba. Por supuesto con todo el respeto, esperamos a que terminasen con su rezo para poder entrar nosotros en ese espacio.


Los de seguridad en todo momento nos indicaron donde y cuando podíamos pasar. Todo el recinto pudimos visitar.

Además del expresidente y de su primera esposa Matilde, el mausoleo alberga en otras dos salas los cuerpos de sus padres, sus hermanos y otros miembros de su familia que fue ampliado en el año 1978.

Abandonamos este magnífico mausoleo y nos dirigimos hacia la medina, pero antes pasaremos por el cementerio, en donde muchos familiares llevan flores a sus difuntos al igual que se hace aquí en España el día de los difuntos.




Es mediodía y vamos a comer, pero dónde si estan todos los establecimientos cerrado por el ramadán, pues entramos en el super compramos embutidos, pan y algunas bebidas y a comer los bocatas junto al mar en el paseo marítimo.


Un poco de paseo por la medina y sobre las 14:30 nos fuimos hacia la estación y coger el primer metro con dirección a Sousa.


Una vez en Sousa el tiempo justo para ir a nuestro hotel recoger las cosas y a la estación para coger el tren que nos llevaría hacia Túnez de nuevo.

Tras dos horas y media de trayecto nos dirigimos hacia nuestro nuevo hotel ubicado en el mismo centro de la media, allá vamos dejándonos guiar por nuestro maps.me.

El hotel Dar el Medina, es un bonito alojamiento muy bien situado en el mismo corazón de la medina en una calle muy ambientada con varios salones de té.


El hotel tiene varias estancias muy bien decoradas con algunos patios interiores y un exquisito restaurante en el que cenaremos esta noche una comida muy típica tunecina, Ojja Merguez (especie de un pisto con huevos y carnes en forma de albóndigas y otras).

Día 7. Túnez-Sidi Bou Said-Túnez

Tras un exquisito, abundante y riquísimo desayuno servido en nuestro hotel, hoy dedicaremos la visita a la ciudad de Sidi Bou Said y a las ruinas de la ciudad de Cartago, así que cogeremos el bus que sale desde la estación de Tunis Marine que se encuentra cerca de la Torre del Reloj.

Cada veinte minutos sale un autobús, está solo a unos 18 kilómetros, allá vamos.

El nombre del pueblo literalmente significa “Mi señor padre del feliz”, siendo Sidi “mi señor o maestro” en árabe andalusí, Bou es un elemento de la onomástica árabe que significa “padre de” y Said un nombre que significa “feliz”. Fue apodado entonces “ maestro de los mares” por la protección a los marineros al navegar.


El pueblo, siendo muy turístico destaca por sus casas de arquitectura árabe-andalusí y que son deslumbrantemente blancas con puertas y ventanas azules, estas dispersas al azar a lo largo de callejones sinuosos.


Una meca turística en los colores del mar mediterraneo y que me recuerda a otros lugares ya visitados en Marruecos comos Chauen, Tetuan y Asilash.


El barón franco-británico D’Erlanger aprobó un decreto el 28 de agosto de 1915, como ley, para garantizar la protección del pueblo imponiendo a todos sus habitantes de la localidad la obligación de pintar y mantener sus casas de color blanco y de color azul y, prohibe cualquier construcción anárquica. De este modo se contribuyó en gran medida a la notoriedad del lugar al revalorizar la arquitectura tradicional tunecina. Este barón era pintor y escritor sobre la música árabe y del Magreb.

Sidi Bou Said está situada sobre una colina frente al mar y con unas balconadas naturales con unas formidables vistas hacia el mediterráneo y el resto del pueblo.

Recuerda a otros tantos lugares com Santorini en Grecia con un aspecto bucólico que ha inspirado a numerosos artistas para dibujar y pintar sus obras sobre el lienzo.


Las fachadas de las casas de un blanco puro, junto con el contraste de ventanas y puertas de color azul intenso, hace que el callejeo por sus callejuelas en forma laberíntica hace de un paseo realmente agradable.

Tras unas tres horas de visita por el pueblo lo abandonamos y ponemos rumbo hacia la cercana ciudad histórica en ruinas de Cartago, que se encuentra a unos dos kilómetros y que lo haremos andando hasta llegar a él.

Una vez que llegamos a el, nos encontramos que las taquillas estan cerrada, y un señor que está en las puertas nos indica que hoy es la fiesta del fin del ramadán y que por lo tanto las puertas no abrirán ¡vaya puntaría que tenemos, pensamos en voz baja!


Así que nada, de regreso entonces a Túnez, pero ¿dónde está la parada del bus? El mismo señor nos indica que se encuentra en las mismas puertas del recinto, pues allá vamos…

Tras esperar un rato el bus no pasa, y a esto que el mismo señor que nos ve nos indica que no es esa la parada sino la que está en frente. ¡Ea, pues a atravesar la carretera!

Y aquí esperamos y esperamos, y después de unos quince minutos por fin apareció el bus que nos llevaría hasta Túnez.

Justo llegamos al mediodía, hora de comer, así que hicimos una parada en la avenida de habbit Bourguiba y entramos a comer en uno de los muchos lugares en Túnez donde podemos comer los makloube (estos son como un bocadillo tradicional con esponjoso pan árabe bañado en salsas bien condimentada y relleno con verduras frescas, embutido, algún tipo de carne (pollo o pavo) y muchas especias) y los malfouf (es un rollo de tortilla casera de harina de trigo, relleno con variedad de ingredientes como fiambres, quesos, verduras, muchas especias y salsas como la emblemática salsa harisa).


Un poco de descanso en el hotel y por la noche, salimos a comer por la medina, en plan ambiente local.

Rodeado siempre por gatos que corretean por las callejuelas de la medina en busca de comida, nosotros esta noche haremos lo mismo, buscar estos tenderetes de comida callejera, rápida y que son tan populares.

Pues aquí nos quedamos, hay cuatro o cinco puestos y todos con la misma variedad de comida. Pediremos esas tortas redondas en donde lo van rellenando con todo aquello que le indicamos: verduras, queso, embutidos, pollo, salsas y alguna que otra especia. 2 €, al cambio. Pues a comer aquí sentado viendo como la mama gato traslada a sus gatitos de un lugar a otro.

Día 8. Túnez

Último día en Túnez y, el país sigue de fiesta en su segundo día del fin del ramadán. Hoy se hará el día largo, muy largo hasta que por la tarde-noche nos vayamos hacia el aeropuerto. Pasear, sentarnos, observar y más paseos…este será el ritmo de hoy.

Este día me recuerda a los domingos de España de hace algunos años, solo las panaderías abiertas y muchos ciudadanos a por el pan calentito y desayunar. Nosotros haremos lo mismo entraremos en la panadería, que por cierto había una cola kilométrica, pero los señores que estaban en ella le indicaban a Rosa que ella podía pedir ya, es otra cola para las mujeres. 

Pues a comprar una barra de pan bien calentita y después hacernos unos bocatas. 10 céntimos de euro.

Nos acercamos a La Puerta de Francia, junto a la medina y allí sentados un buen rato observando a las familias tunecinas en un día festivo.


Los niños corretean en las fuentes y a la vez juegan con los chorros del agua al caer, mientras tanto, las más jóvenes vestidas con ropas elegantes y estrenadas hoy, tal como indica las tradiciones, una vez que finaliza el ramadán. Y las más ancianas, cubiertas casi de arriba hasta abajo toman el sol, a la vez que charlan entre ellas.

Y nosotros aquí, aquí sentados, observando y aprendiendo de lo diverso que es nuestro mundo en culturas, religiones, costumbres…

Nuestro vuelo sale a las 2:05 de la madrugada, así que aunque tenemos tiempo de sobra, iremos para nuestro hotel, recogeremos nuestras mochilas, tomaremos unos té para hacer algo más de tiempo y después negociaremos con un taxista para llevarnos al aeropuerto (7 DT, 2 €).

Aquí, en nuestro hotel charlamos un poco con los recepcionistas, mientras que pedíamos el té a la hierbabuena bien calentito que, por cierto nos invitaron, además nos regalaron unos llaveros con el ojo de la fortuna.


Un brindis, un vistazo por los diferentes patios árabes del hotel y partimos con dirección a la avenida de Habib Bourguiba, en donde compramos algo de comida para esta noche y picar en el aeropuerto.

Día 9. Túnez-Madrid-Sevilla

A las 20:30 ya llegamos al aeropuerto, con lo que teníamos varias horas de espera hasta que abriesen la facturación para hacer el check in, concretamente a las 23:00, ya que nuestro vuelo salía a las 2:05.


Por fin, ya embarcamos, son la 01:15, control de equipajes, control de pasaporte y para España.

Llegada a Madrid a la T1 a la 5:00, bus circular hasta la T4, cercanías hasta Atocha. Un buen desayuno español en la estación y, a las 8:00 nuestro ave a Sevilla, llegando a las 10:30.

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