Hacía ya muchos años que no viajaba solo y de mochilero,
desde aquella época en la que me movía por Europa en inter rail, de eso hace ya
bastante tiempo. A mediados de julio, Rosa y yo partiríamos hacia Nepal, pero
antes, disponía de unos quince días para hacer algo, planear algún viaje, y la
verdad eso de quedarme en Sevilla, no iba conmigo, así que el 30 de junio cogí
mi mochila, y el avión me llevó con destino a Budapest. Este sería un viaje que
haría solo y de mochilero, esto quiere decir que llevaré un presupuesto muy
ajustado, durmiendo en albergues, en el compartiré habitación con otros tantos mochileros,
más de un día comeré de bocatas (sin privarme de comer comida local en algún
restaurante), me moveré en transportes locales: tren, autobús, barco, metro y
cualquier otro medio de transporte que me surja, atendiendo al momento; y sobre
todo estaré yo solo para resolverme todos aquellos contratiempo que el viaje me
vaya deparando, y que serían muchos. Durante estos 12 días recorreré Hungría (Budapest, Holloko y Zsentendre,
Eslovaquia (Bratislava, Banska Stiavnica y Pezinok), y
una escapada a Viena en Austria (aunque
no lo tenía previsto, pero al estar tan cerca también aproveché para visitarlo).
En cuanto al nivel de vida de estos tres países, debo decir, que exceptuando Viena, que es más
caro, en Hungría y Eslovaquia si sales fuera del entorno turístico son
realmente baratos. Yo llegué a comer un buen menú en Eslovaquia por menos de 4
€, pagando por cervezas de más de medio litro 0,85 € (muy buenas y variadas).
Incluso en las capitales de Budapest y Bratislava se pueden encontrar sitios
muy baratos donde comer, claro está, que no se encuentran en las zonas más
turísticas.
Los tres países pertenecen a la Comunidad Económica Europea,
con lo que la tarjeta sanitaria europea será indispensable llevar en nuestra
cartera si viajamos a estos países. La moneda que circula en Austria y
Eslovaquia es el euro y en Hungría el Florin húngaro (HUF), a fecha de julio/15
el cambio era
el siguiente: 1 €= 314 florines.
Siempre es más recomendable cambiar en las muchas oficinas (están todo el día
abierto, hasta bien entrada la noche) que hay dispersas por la ciudad, nunca
cambiar en el aeropuerto, estaciones de tren y autobuses, ya que el cambio es
peor.
ITINERARIO REALIZADO
Día 1. (HUNGRÍA) Sevilla-Barcelona-Budapest Dormir en Budapest,
albergue Central Backpack King (17 €/noche).
Día 2. (HUNGRÍA) Budapest-Zsentendre-Budapest Dormir en Budapest,
albergue Central Backpack King (17 €/noche).
Día 3. (AUSTRIA) Budapest-Viena Dormir Viena, albergue Westend city hostel (18€/noche).
Día 4. (AUSTRIA) Viena Dormir Viena, albergue
Westend city hostel (18€/noche).
Día 5. (AUSTRIA) Viena Dormir Viena, albergue Westend city hostel (18€/noche).
Día 6. (ESLOVAQUIA) Viena-Bratislava Dormir Bratislava,
albergue Possonium (18€/noche).
Día 7 (ESLOVAQUIA) Bratislava-Pezinok-Bratislava
Dormir Bratislava, albergue Possonium (18€/noche).
Día 8 (ESLOVAQUIA) Bratislava-Banska Stiavnica Dormir
en Banska Stiavnica Pension Na kopci (20€/noche).
Día 9 (ESLOVAQUIA) Banska Stiavnica-Budapest Dormir
en Budapest, albergue Central Backpack King (17 €/noche).
Día 10 (HUNGRÍA) Budapest-Holloko-Budapest Dormir en
Budapest, albergue Central Backpack King (17 €/noche).
Día 11 (HUNGRÍA) Budapest (avión sale a las 00:05) Dormir
en aeropuerto Barcelona.
Día 12 BARCELONA-SEVILLA
Día 1. Sevilla-Barcelona-Budapest
A las ocho de la mañana tenía la salida el avión con destino Barcelona, y después otro con dirección a Budapest, a donde llegaría sobre las 14:30. Una vez en Hungría, ya tenía aprendido el mejor sistema para llegar al centro de Budapest. Saliendo del aeropuerto y en la misma salida habrá que coger el autobús 200E (450 florines) que nos llevará a su última parada del metro (línea 3, color azul) habrá que pagar 350 florines. El billete se puede obtener a través de una máquina expendedoras (están en varios idiomas, incluso en español) o incluso hay un cobrador al que se le puede pagar. No hay controles para subir al metro, pero abstenerse de no pagar ya que en la salida suele haber revisores pidiendo el billete.
El metro en Budapest tiene fama de ser muy antiguo, y de hecho lo es, está considerado casi una obra de arte húngara. Es el segundo sistema de metro subterráneo más antiguo del mundo y su histórica línea 1 fue declarada como patrimonio de la humanidad por la Unesco.
El horario de apertura del metro es de 4:30 a 23 horas y en la frecuencia de paso es de entre 2 y 10 minutos. Si se adquiere un billete sencillo valdrá solamente para la línea en la que lo hemos sacado.
Una vez en la plaza y con mapa en mano situé el albergue en donde me quedaría, en 10 minutos estaba allí. El Central Backpack King, situado en la calle Oktober 6 utca nº 15, segunda planta.
Muy bien situado en pleno centro de Budapest, lugar perfecto para moverse. Un edificio de varias plantas algo deteriorado. De hecho, según subía las escaleras observaba como las paredes y techos estaban que se caían, dando una mala imagen. Francamente, esto no me preocupaba, ya que tenía experiencia de otros lugares similares. Albergue típico de mochileros, casi todos muy jóvenes y de muchas nacionalidades, sobre todo europeos.
Sin lugar a dudas yo era el mayor de todos (me trajo gratos recuerdos de cuando yo tenía sus edades, y al igual iba, de mochilero). Por dentro estaba bastante aceptable, con varias habitaciones, dos baños a compartir y un saloncito en donde reunirse para charlar.
Budapest, con sus dos barrios Buda y Pest, cada uno a ambas orillas del espectacular río Danubio. En esta ciudad son muchas las cosas que hay que ver, con lo que es fundamental distribuir bien el tiempo y darle marcha a nuestros pies, ya que son muchos cientos de metros los que habrá que andar, y que subir.
A las ocho de la mañana tenía la salida el avión con destino Barcelona, y después otro con dirección a Budapest, a donde llegaría sobre las 14:30. Una vez en Hungría, ya tenía aprendido el mejor sistema para llegar al centro de Budapest. Saliendo del aeropuerto y en la misma salida habrá que coger el autobús 200E (450 florines) que nos llevará a su última parada del metro (línea 3, color azul) habrá que pagar 350 florines. El billete se puede obtener a través de una máquina expendedoras (están en varios idiomas, incluso en español) o incluso hay un cobrador al que se le puede pagar. No hay controles para subir al metro, pero abstenerse de no pagar ya que en la salida suele haber revisores pidiendo el billete.
El metro en Budapest tiene fama de ser muy antiguo, y de hecho lo es, está considerado casi una obra de arte húngara. Es el segundo sistema de metro subterráneo más antiguo del mundo y su histórica línea 1 fue declarada como patrimonio de la humanidad por la Unesco.
Esta línea lleva hasta el mismo corazón de Budapest, la plaza Deak Ter, el único lugar donde
se cruza con las otras dos líneas de metro (línea 1 amarilla y la 2 roja). Yo
en mi caso fue donde me bajé ya que el albergue que tenía reservado para dormir
estaba a escasos metros de dicha plaza. En cualquier caso es un buen lugar de
referencia, con mucho ambiente, cerca del río, del puente de las cadenas, del
Parlamento y de muchos de los lugares interesantes para visitar en Budapest.
Recordad que siempre hay que validar el billete en las
máquinas antes de montar.
El horario de apertura del metro es de 4:30 a 23 horas y en la frecuencia de paso es de entre 2 y 10 minutos. Si se adquiere un billete sencillo valdrá solamente para la línea en la que lo hemos sacado.
Una vez en la plaza y con mapa en mano situé el albergue en donde me quedaría, en 10 minutos estaba allí. El Central Backpack King, situado en la calle Oktober 6 utca nº 15, segunda planta.
Muy bien situado en pleno centro de Budapest, lugar perfecto para moverse. Un edificio de varias plantas algo deteriorado. De hecho, según subía las escaleras observaba como las paredes y techos estaban que se caían, dando una mala imagen. Francamente, esto no me preocupaba, ya que tenía experiencia de otros lugares similares. Albergue típico de mochileros, casi todos muy jóvenes y de muchas nacionalidades, sobre todo europeos.
Sin lugar a dudas yo era el mayor de todos (me trajo gratos recuerdos de cuando yo tenía sus edades, y al igual iba, de mochilero). Por dentro estaba bastante aceptable, con varias habitaciones, dos baños a compartir y un saloncito en donde reunirse para charlar.
Me asignaron una habitación con 7 camas a compartir
con otros tantos jóvenes.
Así que mochila a la taquilla, preparar mi cama, y
antes de visitar Budapest quería dejar resuelto varios temas: sacar el billete
de tren para Viena, mirar los horarios para ir a Holloko y el lugar de donde
debería partir y que transporte utilizar para ir a Szentendre al día siguiente.
Pues manos a la obra. Fui a recepción y bombardee con preguntas a las chicas (a
veces con dificultad por su ingles tan fluido). Fueron de gran utilidad, ya
tenía todos los temas resueltos. Tuve suerte, justo en la plaza Deak Ter hay
una oficina en la que saqué el billete de tren hacia el Viena.
Con todos los deberes hechos, ahora sí, era el momento
de visitar esta maravillosa y fantástica Budapest, serían aproximadamente las
16:30 horas. Sin lugar a dudas la capital que más me gusto, de las que visité
en este viaje.Budapest, con sus dos barrios Buda y Pest, cada uno a ambas orillas del espectacular río Danubio. En esta ciudad son muchas las cosas que hay que ver, con lo que es fundamental distribuir bien el tiempo y darle marcha a nuestros pies, ya que son muchos cientos de metros los que habrá que andar, y que subir.
Sin lugar a dudas el corazón de esta hermosísima
ciudad es el Danubio, todo pasa en torno a este espectacular río.
Al estar mi albergue situado muy cerca del puente de
las cadenas, lo primero que hago es dirigirme a él, pero antes visito la
Basílica de San Esteban (Szent Istvan
Bazilika) que está justo al lado del albergue. Es el edificio religioso de
mayores dimensiones de Budapest, tiene planta de cruz griega, con una altura
de 96 metros y una capacidad para 8000 personas. Al
lado esta basílica hay varias oficinas de cambio con lo que aprovecho para
cambiar moneda.
Para
visitar Budapest y disfrutar de muchos de sus rincones se necesitan al menos
tres días, justo los que yo le dediqué.
Para
visitar Budapest y disfrutar de muchos de sus rincones se necesitan al menos
tres días, justo los que yo le dediqué.
El barrio de Buda con sus espectaculares vistas y su
callejeo, la colina del castillo, las riberas del Danubio y la isla Margarita, la
colina de la libertad, los puentes, el mercado Central, el barrio de Pest con
el barrio judío, la zona comercial de Andrassy, el Parlamento, la zona de
ópera, los baños…son tantos los lugares que hay para visitar, que la buena
planificación es indispensable.
Me situo en
el Puente de las Cadenas con dirección al barrio de Buda. Este puente fue el
primero que unió Buda con Pest permitiendo la unificación de la ciudad en lo
que fue una obra de ingenieria realmente pionera en 1849, aunque totalmente
demolido por los nazis en 1945 y reconstruido en 1949 como el icono de la
ciudad de Budapest.
Cruzo el puente y subo hacia la colina de Buda. Hay un
funicular que deja en lo más alto, salvando un desnivel de 170 metros. Éste fue
construido en el año 1870 y en apenas dos minutos se llega a la parte más alta
de la colina. Yo prefiero subir a pie entre la arboleda que hay ajardinada y
con los muchos escalones.
De forma gratuita hay un autobús que recorre toda la
zona de Buda, y que efectúa varias paradas para disfrutar de las vistas Yo aplicando mis principios a la hora de
recorrer una capital, prefiero hacerlo andando y disfrutar con libertad cada
instante del recorrido.
En la cima se distinguen las dos áreas bien
diferenciadas: la Ciudad Antigua donde vivía la población en la Edad Media y el
Palacio Real. Este último tiene unos orígenes que se remontan al siglo XIII
cuando fue la primera fortaleza medieval, sustituyéndose más tarde por otra de
traza gótica que fue destruida durante la ocupación turca.
Uno de los lugares que podemos destacar en Buda es el Bastión de los Pescadores que se
encuentra detrás de la estatua ecuestre de San Esteban.
Es un conjunto de torres cónicas y pasadizos y en estilo neorrománico, cuya función principal es servir de mirador para obtener una de las mejores paronímicas del Danubio, el Parlamento y el conjunto de Pest. Fue construido como mirador en 1905 sin ningún ánimo de servir como defensa.
En frente, majestuoso el Parlamento de estilo gótico, en el que sus picudos remates de los techos parecen subir velozmente hacia el cielo. En su conjunto y en su ubicación nos da una estampa perfecta.
Si miramos hacia el otro costado del río, vemos la isla
Margarita, y antes de ella, sobresalen las torres y campanarios de algunas de
sus iglesias.
Da gana de quedarse aquí horas y horas contemplando
todas estas vistas, pero debo de seguir mi recorrido. Junto al Bastión de los
Pescadores se encuentra la majestuosa iglesia de San Matías, considerada el
mayor templo religioso de Budapest. En el centro se encuentra la columna de la
Trinidad construida en 1712 como acción de gracias de los supervivientes de las
epidemias de peste que en 1691 y 1709 azotaron la ciudad.
La iglesia tiene el techo cubierto con tejas
multicolores dispuestas en zigzag según el mismo sistema utilizado en la
catedral de Viena.
A estas horas de la tarde el sol ya un poco apagado
impacta suavemente sobre estas tejas, dándole un bonito color.
Son notables las dos torres de diferentes alturas, la portada principal con un bajo relieve de la Virgen con el niño y dos ángeles, y la puerta de María.
Delante
de la iglesia, una colorida zona ajardinada muy bien cuidada y por el otro lado
la plaza de la Trinidad junto al Bastión de los pescadores, un espectacular
entorno.
Antes de adentrarme en las callejuelas de la ciudad antigua, me acerco de nuevo al mirador para retener de por vida esas espectaculares vistas de Budapest.
La parte más antigua no es grande, con lo que durante una hora aproximadamente pasearé por sus calles. En éstas durante la Edad Media residian las colonias judías, alemanes y artesanos franceses. Todavía se conservan muchas casas de traza barroca con fachadas pintadas de colores y con patios interiores, actualmente ocupados por tiendas de suvenirs y restaurantes. La zona de judería se inició en el siglo XV cuando Luis el Grande mandó alojar allí a la colonia hebrea de origen aleman e italiano.
La Sinagoga, la plaza de la puerta de Viena, la calle de los señores, la calle de la fortuna y varios museos son algunos de los lugares por los que podemos pasear y disfrutar.
La historia nos cuenta que esta zona adquirió importancia en el siglo XIII cuando el rey húngaro Bela IV trasladó la corte de a Buda y construyó una fortaleza para defender la ciudad ante posibles ataques.
Poco a
poco voy abandonando el barrio de Buda, tirando en esta ocasión por una calle
con una fuerte pendiente en la que allá a lo lejos, de nuevo veo las
impresionantes vistas del Danubio, el parlamento y el barrio de Pest. Atravieso
el pequeño bosquete siempre dirección hacia abajo, hasta llegar de nuevo al
Puente de las cadenas. Lo cruzo y busco la famosa calle Vaci utca, paralela al
río, ya en el barrio de Pest, por la que ahora tiraré.
Esta
larga avenida peatonal es la más conocida del centro de Pest y es su principal
arteria comercial con tiendas de ropa, suvenir, cafeterías, galerías de arte y
muchísimos restaurantes. Son las ocho de la tarde, una hora ideal para cenar,
así que busco en esta misma calle el número 67, el restaurante Fatal que ya lo
traía pensado desde España por sus buenas recomendaciones. Está casi lleno,
pero tengo suerte hay una mesa en la misma terraza de la calle, perfecto, aquí
comeré.Pediré un plato típico de Hungría el Beef gulyas, buenísimo, riquísimo y con un exquisito sabor. ¡No fui capaz de comérmelo entero!
Con el cuerpo satisfecho de tan acogedor lugar, sigo avanzando por esta misma calle hasta salir a la plaza del Mercado Central (será una visita obligada pero la dejaré para otro día por la mañana). Una vez aquí y junto al Danubio disfrutaré de sus puentes y sus orillas, ya cayendo los últimos rayos del sol.
Estoy situado en el puente de la Libertad (335 metros de longitud), uno de los más bellos junto con el de las cadenas.
En este puente se dan cita muchos jóvenes y parejas de enamorados, que sentados en los hierros del mismo toman unas copas, charlan y escuchan música.
Cuando la noche empieza a caer, camino por una de las orillas con dirección al Puente de las Cadenas.
Las vistas del Palacio en Buda y los puentes
totalmente iluminados nos recrea otra bella imagen de Budapest.
Según sigo paseando por el margen del río, de vez en
cuando me tengo que detener y contemplar todo este fantástico panorama. En mi
mente y con voz baja lo sigo repitiendo una y otra vez, ¡qué ciudad más
hermosa!
Una vez que llego al Puente de las Cadenas, lo cruzo,
quiero ver también el Parlamento iluminado.
Mires
a donde mires te quedas maravillado, tengo que reconocer que esta ciudad me ha
enamorado, y eso que es el primer día, pero ahora que estoy escribiendo este
relato y después de haber vivido la ciudad durante tres jornadas, lo puedo
asegurar, es una de las ciudades más hermosas de Europa. Tiene de todo:
ambiente, su río, Palacios, Castillo, Parlamento…Son las once de la noche, ha
sido un día largo, con lo que es la hora de ir a dormir.
Día 2. Budapest-Szentendre-Budapest
Me dirijo a la orilla del Danubio, justamente en
frente del parlamento, de ahí cogería mi medio de locomoción.
Una vez que paso la iglesia de Santa Ana, veo un
autobús, y le pregunto al conductor, no hablándole (mostrándole el nombre de a
donde quiero ir, él no habla inglés y yo tampoco húngaro), me dice que suba y
no hace falta que pague nada.
Una vez
dentro, y después de varios minutos, el autobús empieza andar, y a los 300 metros
para de nuevo, esa era la estación.
Con todos los pasajeros en el interior del autobús
(H5), partimos, yo creyendo que este es el que nos llevaría hasta Szentendre.
La sorpresa es que después de unos diez minutos para de nuevo y nos deja a
todos los pasajeros. Era la terminal del ¿metro o tren?Pregunto y me dicen que tengo que bajar al subterráneo, bajo rápidamente y me monto en el metro que allí estaba, menos mal que me da por preguntar si ese iba a Szentendre, la respuesta era no.
Ni idea cuál era su destino. Totalmente despistado le
pregunto a uno de los trabajadores, y
menos mal que como un “ángel de
la guarda” me supo ayudar. Me mostró un listado de horarios (en húngaro claro),
indicándome que en 13 minutos (a las 10:20) vendría el tren (línea 5, 350
florines) que me llevaría a Szentendre. Por fin respiro hondo, y a esperar esos
trece minutos, pero incluso aun así, cuando llega pregunto de nuevo para
confirmar. El idioma húngaro es tremendamente difícil, no se entiende nada.
El tren sale a la superficie y durante 40 minutos, que
fue lo que duró el trayecto, fui disfrutando de un llano paisaje de los campos
húngaros.
Una vez que llego, me acerco a la oficina de turismo
en la que me atiende una chica que se defiende un español fluido. Me da un mapa y me indica los
lugares más interesantes para visitar.
Szentendre, es pequeñito y muy turístico. Muchos
turistas que visitan Budapest aprovechan para hacer una escapada de varias
horas a este pueblo. Así que yo le dedicaré la mañana, comeré y partiré de
nuevo hacia Budapest.
La
importancia y belleza de este pequeño pueblo de calles empedradas es que fue un
famoso emplazamiento serbio (acogió a este pueblo que huyeron de los turcos
tras la batalla de kosovo en 1389 y de nuevo después de la batalla de Belgrado
de 1690).Todavía se pueden encontrar algunas reminiscencias de aquella época, sobre todo en la iglesia de origen serbio. A partir de los años veinte esta localidad se fue invadiendo de artistas que se instalaron aquí atraídos por el aire y la luz, junto al Danubio.
Invadido por
grupos de turistas a los que más que ver, van a comprar “recuerdos” en las
muchas tiendas que hay de suvenir.
La distribución del pueblo está hecha a base de
estrechas callejuelas, algunas de ellas con bastante encanto. En la parte más
alta de la colina se encuentra la iglesia ortodoxa de origen serbio.En lo alto de la pequeña colina, cerniéndose Foz ter, esta plaza amurallada ocupa el lugar del antiguo fuerte romano de Ulcisia.
Avanzo por la vía principal con dirección al Danubio. Muchos de los comerciantes visten con ropa típica de la zona, intentando de ese modo atraer mejor al turista. Objetos de cristal, de cerámica, paños bordados a mano, iconografías ortodoxas…todo esto y mucho más lo tienen expuesto en las tiendas a la espera de ser vendido.
Pensaba que al estar junto al río esta zona sería más bonita, pero francamente lo que aquí encontramos es un pequeño embarcadero en el que hacen paradas los barcos de recreo, una pequeña zona ajardinada y poco más.
El restaurante Gorog Kangso, con una terraza con vistas al Danubio. Una buena cerveza “Dreler” fresquita y una sopa goulash con sus condimentos, esa fue mi comida.
El plato húngaro más concocido es el goulash, del que siempre hay que recordar que es una sopa y no un guisado, espesa y sustanciosa hecha con carne de vaca, patatas y cebollas.
Yo lo pedí tres veces, dos en Hungría y una en Eslovaquia, y en ninguna de todas ellas me la pusieron igual. Está claro que cada uno tiene su propio estilo, a pesar de que estamos hablando de la misma comida.
Una vez comido y relajado di un paseo por el Danubio y
a las 13:30 me fui con dirección a la estación para coger el tren de cercanías
que de nuevo me llevaría a Budapest. Esta vez ya tenía claro el procedimiento
para obtener el billete. La máquina expendedora me lo daría (menos mal que
también está en español). Una vez en el tren el revisor me hizo pagar unos
florines ya que hasta Budapest tenía un pequeño suplemento.
De nuevo en
Budapest
Isla Margarita
Una vez en Budapest y viendo donde me dejó el tren,
aprovecho para visitar el gran parque de la Isla Margarita, ubicado junto al
puente Arpad. Lo atravieso y me adentro en el parque.
En Budapest hay varios parques pero ninguno como el de
la Isla Margarita. Es un enorme pulmón en el que podemos pasear, descansar,
hacer ejercicios…Tiene dos kilómetros y medio de longitud que se pueden
recorrer a pie o en bicicleta, pero de todos los caminos en el que nos podemos
perder, es el que circunvala la la orilla del Danubio conocido como el “Paseo de los Artistas”.
La fuente que hay instalada en la entrada del parque es visita obligada, ya que tendremos que detenernos un buen rato para contemplar el movimiento de sus aguas al ritmo de la música. Gran cantidad de gente se concentra aquí, muchos sentados en la misma hierba, otros aprovechan para saborear el picnic, pero todos observando el baile de las aguas.
Deambulo durante un buen rato por los muchos caminos
del parque. Aprovecho la sombra de los enormes árboles y me refugio bajo el
castigado sol del mediodía.
Muchas zonas ajardinadas con bellas flores de distintos colores me voy encontrando por mi sosegado paseo…los niños corretean tras la pelota, los enamorados se besuquean en tímidos rincones, las personas mayores aprovechan los rayos del sol que entre sombras atraviesan los árboles.
Repartido por el parque hay muchas zonas de juegos para los críos: toboganes, columpios, balancines…
Avanzo
por el senderillo situado junto al Danubio hasta llegar a los bajos del puente
Arpad. Allí está de nuevo el parlamento de Budapest, exuberante destaca junto
al río.
Abandono Isla Margarita subiendo de nuevo al puente, y
atravesándolo me dirijo hacia el Parlamento. Pero antes me detengo un rato para
ver una manifestación de
sanitarios,
todos vestidos de blanco, con música, altavoces y cientos de globos
reivindicando sus derechos.
Situado ya en el parlamento, doy varias vueltas para verlo por fuera. Impresionante edificio de estilo gótico. Sin lugar a dudas es la edificación más emblemática e importante de Budapest. Si el palacio Real con su elegante silueta es la que destaca en Buda, en Pest es el enorme y distinguido Parlamento. El primero representa el pasado austrohúngaro y el segundo simboliza la independencia húngara.
Esta soberbia obra neogotica de dimensiones enormes: 268 metros de largo y 96 metros de alto en su cúpula central fue inspiradada para su construcción en el el parlamento de Londres, viendo la similitud en las orillas del río Támesis con el Danubio. Fue construido entre los años 1885- 1904 orientado hacia el río y es el escenario habitual en las reuniones de la Asamblea nacional.
Los alrededores del parlamento está permanente custodiado y vigilado por mucho policias que están en constante movimiento alrededor del edificio. ¡estoy maravillado al contemplar tan maravillosa obra arquitectónica!
Tras disfrutar del edificio por fuera ahora me dispongo a visitarlo por dentro (2000 florines la entrada). La visita se tiene que realizar obligatoriamente con un guía. Yo veo que a las 16 horas hay un grupo para españoles, con lo que me apunto a ese. Era la última visita así que el grupito es escaso, de unos ocho españoles. Nos adentramos con nuestra guía para visitarlo.
Una vez dentro el impacto que más nos deslumbra es la “gran escalera de honor” donde el arquitecto dejó lo mejor de su genio con la inestimable ayuda de karoly Lotz quien pintó las paredes con alegorías sobre la historia de Hungría.
Soberbio es también el “salón de la cúpula” por la original estructura de estrella que hace aumentar la sensación de magnitud donde se exponen la Corona Real y otros símbolos de la antigua monarquía. (En este salón está totalmente prohibido hacer fotos). Me llama la atención uno de los críos que viene con nosotros, las intelectuales y profundas preguntas que le hace a nuestro guía.
Como este edificio es la sede del parlamento, también podemos ver “el salón de sesiones”, siempre que no estén reunidos los parlamentarios, que es nuestro caso.
Su decoración interior es neo bizantina en palcos y galerías y su compleja estructura, de
herradura.
En el interior del parlamento podemos encontrar 90
estatuas que representan la historia del país. Todos los espacios interiores
fueron construidos con los mejores materiales de la época, haciendo priorizar
el uso de materiales húngaros.
Tras una hora aproximadamente de visitar el Parlamento
me dirijo ahora a la cercana plaza de Szabacsag Ter.
Al llegar a esta plaza el ambiente estaba servido.
Posiblemente por algún acontecimiento festivo, la plaza repleta de chiringuitos
donde comer: enormes piezas de carne a la brasa, longanizas, salchichas…y todo esto
con exquisitas guarniciones de patatas y rehogados de verduras. Y claro, con
unas frescas y grandiosas cervezas húngaras. Aprovecho para tomar algo, viendo
y respirando este ambiente joven, del que puede presumir que tiene Budapest.
En unos de los extremos de la plaza, unos curiosos chorros de agua suben y bajan al ritmo de una alegre musiquilla. Los críos y no tan críos juguetean con el agua intentando pasar por los chorros cuando estos no echan agua. Como es normal más de uno termina mojado, aunque con este intenso calor, viene hasta bien.
Me traslado ahora a la cercana avenida de Andrassy, una de los más elegantes y señoriales de Budapest, con unos tres kilómetros de longitud.
En esta zona se encuentra la Opera Nacional, siendo éste el edificio más notable del primer tramo de Andrassy. De estilo neoclásico, está inspirada en la Ópera de Viena. En su fachada se combinan elementos de columnas y balcones ornamentales, mientras que en su interior está dominado por la exuberancia ornamental. No llegué a entrar en su interior, pero por información obtenida por algunos medios, éste está formado por un vestíbulo con murales, columnas, lámparas y bóvedas del techo, así como una escalera principal con murales que representan a las musas.
La gran sala de representaciones completamente
recargada de dorados y el techo pintado con escenas que representan a los
dioses en el Olimpo.
En la misma avenida nos podemos encontrar con algunos
edificios de gran belleza, destacando sobre todo sus entradas.
En la ópera hay concierto a esta hora, con lo que muchas personas elegantemente vestidas con trajes de gala esperan en las puertas para el incio de la obra.
Cuando llego a la plaza Oktogom giro por la avenida Erzesbet (empieza el barrio judio) y paseando por sus calles me dirijo al restaurante Frici Papa Kifozdeje c/Kiraly nº 55.
Excelente
lugar donde comer muy barato y comida de calidad. Ya lo tenía anotado en mi
agenda antes de venir a Budapest, me lo recomendaban en varios foros, y yo en
el mio propio también lo recomiendo. Pido la carta, y entre todos los platos
que hay me recomiendan el Rakkot krumpli, un graten de patatas con una sabrosa
salsa, y como no una enorme cerveza húngara. Todo, en torno a cuatro euros.
Formidable.
Ya pasadas las ocho de la tarde sigo avanzando por esta misma calle con dirección a la plaza Deak Ter. Me llama la atención, y muchísimo, que estando tan cerca de la elegante zona de ópera (voy por una calle paralela), esta zona cambia radicalmente de estilo: muchas hamburgueserías, comidas rápidas, pizzerias, ambiente joven en general y lugares muy baratos donde hacer bocado.
Ya en la
plaza Deak Ter, me siento durante un buen rato en uno de los muchos bancos y me
pongo a observar el enorme ambiente joven que hay en la plaza.
Según avanza la tarde, son más jovenes los que dan cita en
los muchos bares de copa que hay en la plaza.
Muchos de
ellos se instalan medio tumbados en las zonas ajardiandas, otros prefieren
sentarse en los asientos de las terrazas. El ambiente está servido. En el banco
en el que yo estoy, un brasileño no para de hablar y preguntar a todo el que
pasa por aquí. Una chica hungara que está sentada justo a mi lado es diana
fácil para el brasileño, está claro que con otras intenciones de ligoteo. Una
enorme noria hay instalada en uno de los extremos de la plaza, no me monto pero
evidentemente desde lo más alto debe tener buena vista.
Ya sobre las
21:30 me voy retirando hacia el albergue, cuando llego todos los jovenes
mochileros se han puesto guapos para vivir la marcha nocturna de Budapest, yo
ya no estoy para estos tutes, además ha sido un día largo con lo que me voy a
descansar.
Día 3. Budapest-Viena
CONTINUA EN PARTE II
http://antonio-bueno-todosmisviajes.blogspot.com.es/2015/09/ruta-por-hungria-eslovaquia-y-austria.html