Recién venidos de realizar la ferratade Archidona seguiremos con la jornada ferretera; ahora nos toca las
cuatro vias ferratas de la cueva Horá en Loja, ubicada en el Cerro de las
Cabras, en la Sierra de Loja. Para ello nos situamos en dicha localidad
granadina y nos dirigimos hacia un carril de tierra que sale desde el área de
servicios de los Abades en la A-92 dirección Granada.
Tras recorrer los 14 km de carril llegaremos a la pared en donde se ubican las ferrata, después de pasar junto a la Charca del Negro (a unos 12 km) y la Cueva Horá (Horadada) que nos encontraremos a mano izquierda y que aprovecharemos para hacerle una visita.
Estamos situados a unos
1500 metros de altitud, en una zona bastante expuesta a fuertes vientos, de ahí
que sean testigos los muchos molinos eólicos que hay por la zona, y que dicho
de paso nosotros también lo sufrimos en algunas de las paredes.
A muy poca distancia de
la cueva destaca en la lejanía los dos cuernos de roca que corresponden a la
primera ferrata, y será donde dejaremos los coches.
Como tendremos que hacer un pequeño rapel, Juan que ha traído todo el material necesario, nos da unas breves explicaciones de como tenemos que utilizarlo.
Para realizar todas las
rutas podemos echar un total de unas 3 horas (nosotros estuvimos cuatro, o algo
más).
Todos los materiales
instalados en las paredes están impecables, ya que estas vías fueron
inauguradas en el verano del 2015.
Estas cuatro vías en
general son muy variadas y de distintos niveles; podríamos decir que la
dificultad global sería de dificultad media-alta si incluimos todas sus
variantes: 2 tirolinas, 1 rapel, 2 puentes de mono, un par de desplomes y sobre
todo en la última vía hay que tirar bastante de brazos. En resumen un nivel K4 (máximo 6) con los siguientes
parámetros (máximo 5):
-Fuerza: 4
-Psicológico: 3
-Resistencia: 3
-Equipamiento: 2
-Terreno: 3
Pues allá vamos, empezamos por la primera
vía, en donde haremos un pequeño rapel para practicar.
Víctor ya se había procurado de comprar todo lo necesario para instalar la tirolina, así que el sería el encargado en este menester. Por otra parte juan, que era el experto, llevaba todo lo necesario para la bajada del rapel. Así que dispuestos todos para empezar.
Tramo
1
Es un recorrido muy cortito, subiremos por
el peñón de la izquierda, haremos la tirolina y bajaremos haciendo el rapel por
el peñón de la derecha.
Víctor con mucha paciencia nos prepara a
cada uno el enganche para tirarnos desde la tirolina, pero ¡sorpresa!, esto no
rueda.
Según nos tiramos, no
avanzamos ni un metro, así que toca tirar de brazos para avanzar.
Unos lo intentan de frente,
otros de espalda, otros se impulsan con las piernas…
Nada, no hay forma, esto no rueda “na de
na”. El cable está totalmente
horizontal, sin niguna inclinación, de ahí que no exista desplazamiento alguno.
¡A ejercitar los brazos se ha dicho!
A Lorenzo le ha gustado esto del rapel, de
hecho, está subiendo y bajando varias veces, mientras que el resto estamos pasando
por la tirolina.
El viento sopla fuertemente, y las nubes, algunas algo negruzcas, avanzan hacia nosotros velozmente, amenazando algo de lluvia.
Una vez que terminamos este primer tramo,
algunos dicen de comer, otros seguir. Caso de lluvia por lo menos hemos
avanzado algo más. Víctor tiene que comer, no aguanta más, así que se pega una
escapada al coche y picotea algo. El resto nos seguimos preparando para el
segundo tramo.
Carmina no tiene paciencia y empieza a
subir por donde termina la tirolina segunda, pero se encuentra que no tiene
acceso, por lo que de nuevo todos nos tiraremos por la tirollina que da paso al
inicio de este segundo tramo.
Tramo
2
Este segundo tramo es el más largo y el que quizás más alicientes tiene, puede que sea por su variedad: tirolina, puente de mono y un perfil de pared impactante.
Pues de nuevo allá vamos, iniciamos la vía
por el peñón común (1º y 2º tramo).
Pero si la tirolina anterior había que
tirar de brazo, en está aún más, ya que en la parte última tiene una pequeña
inclinación hacia arriba. Poco a poco nos vamos tirando y a la vez nos vamos
distanciando durante todo el recorrido de este segundo tramo. Víctor se queda
el último recogiendo todo el material de la tirolina.
El viento sigue azotando con fuerza, y lo notamos aún más cuando quedamos colgados en la pared.
En el siguiente tramo,
empezamos a ganar altura rápidamente. Lorenzo va primero y parece haber cogido
carrerilla, después Carmina, le sigo yo, detrás Manolo y Juan, y cerrando el
grupo Victor, allá abajo.
Cuando terminamos de subir la primera pared vertical, a la vuelta nos encontramos con un pequeño puente de monos, miro hacia detrás, y la imagen que veo es impactante; Manolo y Juan parecen estar en el vacío, medio colgados en la nada.
“Que
extraña sensación se tiene al estar aquí arriba, y que insignificante somos
ante la grandiosidad de la naturaleza. Una sensación de libertad ante tanto
silencio. Solo se oye el silbido del viento azotando nuestros rostros, aunque a
veces ese viento se convierte en un aliado que refresca nuestros cuerpos de
tanta adrenalina”
Seguimos hacia adelante, ahora toca pasar
el puente de mono, que sin demasiado largo, es importante agarrarse bien y
mantener al máximo el equilibrio.
En la última parte de esta vía, podemos
optar entre dos opciones de paso; una siguiendo por el exterior en zona
voladiza, o tirar por una estrecha grieta, que con un poco de suerte solo
pueden pasar los que tengan cuerpos muy
delgados, de hecho, por aquí pasaron Lorenzo y Juan.
Una vez arriba, para bajar, o lo hacemos mediante un rapel de unos 20 m, o por un senderillo que baja. Nosotros obviamente cogimos lo segundo.
Tramo
3
Antes de empezar con el
tercer tramo decidimos hacer una parada para comer algo; la nubes siguen
amenazando agua; nosotros aquí sentado y saboreando nuestros exquisitos bocatas
no dejamos de contemplar las paredes por las que hemos pasado y por las que
tenemos que pasar.
Este otro tramo tambien tiene un pequeño puente de mono, el cual siempre le da un poco de “vidilla” a la vía. No tiene demasiada dificultad, aunque la pared si coge bastante altura.
Antes de empezar, el trazado de la vía se ve perfectamente, con lo que dejo que mis compañeros empicen a subir y yo desde abajo los empiezo a fotografiar. Algunos pasos impactan desde aquí abajo. Se ven de forma serpenteantes a cada uno de ellos y con distintos colorines de indumentaria, con lo que resaltan mucho mejor en la misma pared.
Al poco de empezar se llega al puente de mono. Juan se coloca primero para también poder sacar algunas fotos desde esa perspectiva.
Mientras que ellos pasan el puente de mono, uno a uno, yo me apresuro y empiezo a subir rápidamente; al poco ya los alcanzo.
El siguiente tramo sigue cogiendo altura,
pudiéndose disfrutar de bellas imágenes en el perfil de la pared.
¡Cómo vamos disfrutando de estas ferratas¡
Entre bromas y risas, pero siempre de
forma segura y responsable seguimos avanzando poco a poco.
En la parte final, cuando
ya estamos casi en lo más alto, nos encontramos una posible bajada para los que
lo quieran hacer en rapel (16 m).
Nosotros avanzamos unos
metros más y decidimos bajar por un pequeño canalon en el que había un
senderillo.
En cinco minutos ya estábamos abajo, dando por finalizado este terecer tramo, y dirigiéndonos a la derecha en busca de nuestra última vía, que por cierto empieza en una cueva.
Tramo
4
Sin lugar a dudas, en este último tramo es
en donde tenemos que demostrar nuestras fuerzas (de brazos), ya que la salida
la haremos en una zona totalmente desplomada, y en la que después de pegar un
pequeño saltito para enganchar la vía, tendremos que ejercitar nuestros brazos
para no caer.
Una vez superado, en la que todos lo hicimos sin ningún tipo de
problemas (algunos tuvieron que ejercitarse más), empezamos a progresar por la
pared.
Y desde este escrito, felicitar al más
mayor de todos nosotros (bastante más mayor) que como un chaval, se lanzó con todas sus fuerzas para
conseguirlo, y tanto que lo consiguió. Algunos engancharon el disipador
directamente al peldaño, y con un impulso pegar el tirón, otros directamente
dieron el salto, pero eso sí, mejor avanzar rápidamente, porque como haya
atasco, los brazos sí que sufren.
Allá vamos, todos para arriba. El recorrido es cortito, así que en poco tiempo lo terminaremos.
Aunque las nubes seguían moviéndose rápidamente amenazando agua, parece que nos van a respetar para disfrutar de este día.
En la mitad de la pared, nos encontramos una zona más desplomada, en la que también hay que echarle fuerza a los brazos, y dar un pequeño saltito.
En poco más de media hora terminamos la vía.
A la vuelta bajamos por una oquedad que se
encuentra junto a la pared. De lejos vemos a una pareja que realiza el segundo
tramo.
Y cuatro horas después dimos por
finalizada nuestra jornada ferratera.
DICIEMBRE/17