Datos de interés:Lugar de partida: Teleférico de Fuente De (1834 m), cerca de Potes.
Altitud: 2621 m
Desnivel: 800 m
Desnivel acumulado: 1000 m
Dificultad: Muy alta
Duración: 8-9 horas
Fecha: 11-08-09
Longitud: 10 Kilómetros
Participantes: Rosa, Joaquín, Aroe y Antonio
Ubicados en el camping de fuente de, cerca de la localidad de Potes, nos hemos quedado a dormir en el refugio de dicho camping.
A las 9,30 nos dirigimos al teleférico que nos subirá hasta la estación superior (1834 m).
Sobre las 10,45 horas emprendemos la ruta que nos llevará al pico Torre Blanca.
Desde la estación del teleférico sale una pista que poco a poco nos va adentrando hacia el interior del macizo central, donde se encuentran las cumbres más altas de los Picos de Europa.
Ya desde aquí las vistas son espectaculares. Muchos picos parecen cuchillas afiladas mirando hacia el cielo, otros, enormes colosos de roca, y otros medio ocultos por grandes neveros.
El paisaje es fascinante. ¡Aunque no se subiera a los picos, el estar aquí, ya merece la pena¡
Seguimos por la pista que nos dirige hacia la horcadina de Covarrobres hasta alcanzar la Vueltona (1960 m).
Aquí la pista se convierte en un sendero pedregoso, en donde a nuestra derecha
nos vamos dejando Peña Vieja (el anterior techo de Cantabria).
En algunos tramos el desnivel se hace durillo, y más hoy con un sol achicharrante.
Joaquín, Rufino, Manolo S, Rosa, yo, y Aroe que nos hace de guía para ascender a esta cumbre, somos los integrantes de esta ruta.
Casi ya superado los 550 m, vemos el refugio de Cabaña Verónica a nuestra izquierda, y a nuestra derecha la torre de los horcados rojos. Desde su collado se ve el enorme pico Urriello (Naranjo de Bulnes), emergiendo como una gran mole.
Aquí hacemos una paradita de diez minutos para retomar fuerzas. Subiendo a continuación hasta Cabaña Verónica (una cúpula plateada allá en lo alto, 2335 m, son las 12,45, llevamos dos horas de camino), Rufino decide quedarse, y el resto seguimos la ruta.
A partir de aquí, el terreno se complica, y el camino se convierte en un caos de rocas. Hay que estar muy pendiente de no perder de vista los hitos de piedra que nos marcan la dirección hasta Collada Blanca. A los diez minutos de marcha debemos abandonar este camino y bajar hasta la hondonada de hoyos Sengros, unos 100 de desnivel.
Por encima de esta enorme hondonada, ya vemos nuestro objetivo: Torre blanca, todavía queda una hora y media por llegar.
El terreno es delicado y peligroso, las grandes rocas poco a poco tendremos que ir sorteando. Nos quedan 400 m de desnivel, cuando aprovechamos para mirar el reloj: las 13,30 horas.
Grandes boquetes se abren entre las rocas y los neveros. La precaución es máxima a la hora de avanzar.
En las primeras pendientes Manolo S. decide quedarse, nos esperará en la gran hondonada junto a una enorme roca redonda.
Aroe, nos guía como puede por este caos de rocas. Rosa, Joaquín y yo de cerca lo vamos siguiendo. Ya en la última parte de la subida vemos tres personas, y una pareja más, que bajan y suben respectivamente. Lo están pasando mal, se ven pegados a la roca.
Al encontrarnos con ellos, nos comentan lo mal que lo han pasado, y nos sugieren la mejor vía de acceso.
Tengo que comentar que no hay ninguna buena, hay que decidirse por la menos mala. Allá vamos, esquivamos una rimaya, y nos pegamos como lagartijas a la roca en un intento de subida. Es fácil resbalar, y el caer traería fatales consecuencias.
Rosa se queda clavada en una roca, cree resbalar, y se pone algo nerviosa. Yo, a un metro por encima, retrocedo hasta donde ella está, y medio cogido en un saliente de roca, la cojo de la mano, y la impulso hacia arriba. Han sido algunos minutillos de angustia. Ya estamos casi arriba, una última trepada y en la cumbre. Cuatro horas hasta alcanzar la cima.
Aquí arriba, las vistas son alucinantes: Torre LLambrión (antiguo techo de León) de frente, a lo lejos el Torre de Cerredo rodeado por varios picos satélites que superan los 2500 m.
Aunque estamos disfrutando de las vistas, por dentro, sin que cada uno lo mencionemos, tenemos una cierta preocupación, y todos nos hacemos la misma pregunta. ¿Por dónde bajaremos?
Está claro que por el mismo sitio de subida NO. Buscamos un pequeño canal que pensamos nos agarraremos mejor.
Por la parte alta de la rimaya (la más cercana a la cumbre) podemos pasarla pisando con mucha precaución.
Ya solo queda ir bajando poco a poco, más o menos encontrando la mejor opción (no hay camino ni senda marcada), y eso si esquivando los muchos hoyos que nos encontramos entre las rocas.
Esta ruta con nieve, niebla o lluvia no es nada recomendable, es más sería muy peligrosa.
Ya abajo nos unimos a Manolo y juntos regresamos hasta Cabaña Verónica.
Aquí unas cervezas fresquitas sirvieron para brindar por nuestra particular hazaña, y a la vez para refrescarnos de este maltrecho sol.
Ya de vuelta fuimos bajando sin prisa, disfrutando de las vistas, y de vez en cuando mirábamos hacia atrás, y sin pensarlo decíamos lo mismo “de allí arriba venimos”, que distinto se ve desde aquí.
A las 18,30 llegamos al teleférico, pero tuvimos que esperar una y media hasta poder cogerlo debido a la gran multitud de gente que allí había.