viernes, 8 de octubre de 2021

Subida a la Maroma desde Canillas del Aceituno (2069 m. Techo de Málaga) Octubre/21

 

Hoy nos vamos de ruta, si, nos iremos para ascender al techo de Málaga, a la Maroma con 2069 metros de altitud. En esta ocasión lo haremos desde la localidad de Canillas del Aceituno (649 m), en plena comarca de la Axarquía. Ya en otras ocasiones, lo había subido desde Sedella y desde el Robledal,  e incluso una invernal con mucho hielo y nieve, así que esta ruta tendría su aliciente por si la primera vez.

Quedamos cuatro compañeros: Pepe, Fernando, Javier y Antonio (el que escribe). Nos dimos cita a las 5:30 y partimos con dirección hasta Canillas del Aceituno. A las 8:50 ya teníamos el coche aparcado en el pueblo, con las botas puestas, la mochila preparada y dispuesto a disfrutar del día.


Nos dirigimos hacia la plaza del ayuntamiento, y justo a la espalda, se inicia el sendero que nos llevará hasta la cumbre de la Maroma.
Por delante tendremos un pateo total de ocho horas, 1450 metros de desnivel y unos 19,5 km.



Ubicación de la Maroma en la Axarquía

El sendero está bien marcado, con hitos y palos indicativos durante toda la subida. De todos modos llevamos el track, por si acaso.


Una indicación a la Maroma vemos en una de sus callejuela, hacia allá vamos...


Un poco de callejeo, y subiendo hasta la parte más alta del pueblo.


Allá abajo va quedando, y despertando el bonito pueblo de Canillas del Aceituno.


Y ya toca subir, subir y subir...
Los primeros metros tienen fuertes pendientes. Nuestras piernas parecen estar preparadas para estas primeras pruebas mañaneras. Llevamos un buen ritmo de subida, a este paso, antes de darnos cuenta estaremos en la cumbre.
El sendero, al principio transcurre por la lomilla del Huertez continuando por la lomilla del Albarcón.
A nuestra izquierda queda la gran mole del peñón Grande y a nuestra derecha el río Almanchares.


Llegamos a un pequeño bosquete, en el que nos adentramos y pasamos junto a una fuente. Aprovechamos para refrescarnos un poco.


Y justo al lado, en una pared rocosa encontramos una curiosa cueva en forma de abrigo.
Somos curiosos, así que a curiosear...


Y aprovechamos para divisar las primeras vistas de los pueblos de la Axarquía, el mar allá a lo lejos visto parcialmente, ya que las nubes todavía duermen en los valles a la espera de que el sol las caliente.


Y ahora ya si, a pleno sol, y con subidas permanente. Llevamos un ritmo veloz. han pasado hora y media y ya hemos subido 500 metros de desnivel, y subiendo.


De frente podemos disfrutar de enormes paredones. Por detrás de ellos, iría la ruta que sube desde Sedella. ¡Buenos y duros recuerdos!


Allá abajo vemos el embalse de la Viñuela y parte de la costa al fondo.


Entramos en una bonita zona de rocas. Inevitable acercarnos a ellas, e inmortalizar en una secuencia de imágenes, con las nubes chocando en las paredes rocosas. 



Seguimos avanzando entre las rocas, y subiendo y saltando entre ellas...


Pepe y yo nos hemos quedado un poco rezagados con tantas fotografías. Fernando y Javier siguen disparados hacia arriba...


Miramos el reloj, y vemos que ya han pasado las tres horas desde que iniciamos la ruta. El altímetro nos marca 1850 metros, ya queda menos...


Los últimos metros antes de alcanzar la cumbre se hacen duros, cada poco tenemos que descansar y resoplar, y a tomar algo de líquidos.


A lo lejos ya vemos el torreón de la Maroma con su vértice.
Varios caballos danzan por aquí en busca de parte de los bocatas que los montañeros les podemos ofrecer. Mal acostumbrados los tenemos.


Son las 12:50, eso quiere decir que hemos tardado cuatro horas en superar los 1450 metros de desnivel hasta alcanzar la cumbre de la Maroma (2069 m) 


Foto para el recuerdo, y a comer un poco.
Media hora por aquí disfrutando del paisaje que queda parcialmente cubierto por las nubes, aunque cuando se despeja podemos ver Sierra Nevada, la Sierra de las Nieves, el Arco Calizo y otras tantas.


De todas las veces que había subido a la Maroma, jamás vi a tantos caballos por aquí, al menos, seis se acercaban a nuestras mochilas en busca de comida.


Hora de bajar, son las 13:30.
Nos acercamos a la sima que hay junto a la cumbre y echar un vistazo.
¡Tiene profundidad, eh!


En esta sima de gran profundidad era donde se extraía la nieve, transportada por animales hasta el pueblo, teniendo como fecha de referencia desde 1525.
Debido a su gran profundidad, esto obligaba a los lugareños a usar una gruesa cuerda para bajar llamada "Maroma", siendo este un término marinero.


Y ahora toca bajar, en un principio por el mismo lugar de subida...


Y poco a poco nos iremos acercando al barranco en donde se encuentran los paredones de la Tejas Lisas. ¡Impresionantes las caídas!


El sendero está bien marcado, aunque en algunas zonas, las piedras invaden el camino...


Empezamos a divisar parte de la costa cuando el sendero serpentea, siempre en fuerte bajada hacia nuestro lejano destino, aún.


Nos adentramos ahora en un frondoso bosque en el que el sendero se pierde un poco entre tantas plantas pinchantes. Fernando y Javier que van con pantalones cortos van sufriendo...
Tenemos que echar mano del track para ver por donde va el sendero. Está totalmente cerrado. Nos tendremos que lanzar sin más remedio a esos matorrales...


Seguimos bajando y bajando entre la arboleda, con dirección hasta el final del barranco por donde pasaremos por un puentecillo a la otra vertiente.


Tras una pequeña subida y avanzar varios metros desembocamos en la pista que ya nos llevará directamente hasta Canillas del Aceituno, aunque todavía nos quedará unos 4 o 5 kilómetros.


En la bajada por la pista llegamos a un panorámico y extraordinario mirador natural desde donde tendremos una fantástica vista del barranco. Estamos en el mirador del Castillejo.




Acercándonos al Peñón Grande que veremos a nuestra izquierda, cogeremos un pequeño atajo que sale por la parte derecha de la pista y que nos llevará directamente a la misma, ahorrándonos parte de esta, en las curvas de bajada. 


Y allí abajo ya vemos el pueblo, solo tendremos que bajar un poco más y en quince minutos habremos llegado. La blancura del pueblo rodeado del verde del campo y de las montañas con bonitos perfiles, dan una magnífica estampa.


Y llegamos al pueblo, son las 16:50, eso quiere decir que hemos tardado ocho horas en realizar esta ruta. 
¡Hemos llevado un buen ritmo!
Todas las referencias que teníamos de otros que realizaron previamente esta misma ruta, fueron de nueve horas, con que podemos ratificar que impusimos un buen ritmo y además disfrutando durante todo su recorrido.


Y nada mejor que, unas buenas cervezas para culminar un excelente día de montaña y en buena compañía. 
¡Por cierto, al final, cayeron tres!

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