martes, 8 de septiembre de 2015

Viaje a Nepal, via Qatar (Julio/15) parte (VI)



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Hoy dedicaríamos todo el día a Pokhara, para ello teníamos previsto levantarnos a las 4:15, y media hora después partir en nuestro coche privado hasta Baja Sarangkot (a unos 10 km de Pokhara) para disfrutar del amanecer con vistas a las montañas del Himalaya. Efectivamente esto es lo que teníamos previsto y es lo que hicimos, solo que no pudimos disfrutar de vistas alguna ya que el cielo estaba totalmente encapotado de nubes. Incluso así, hicimos el intento de trasladarnos a esas horas de la madrugada. Una vez allí, nada de nada, todo cubierto, e incluso nos empezó a llover un poco. Así que de vuelta al hotel, a descansar otro rato hasta la hora de desayunar.
Una vez desayunado dedicaríamos toda la mañana a visitar distintos lugares de Pokhara: cascada y caída de Davi, Monasterio budista Paz estupa, templo hinduista de Bindhyabasini y barrio antiguo de pokhara.
 Lo que teníamos que haber visto de desde Baja Sarangkot

Generalmente la gente que viene a Pokhara no suele venir a visitar estos lugares, ya que por una parte no tienen la importancia y belleza que los del valle de Katmandú y por otra, Pokhara es un lugar de relax y descanso en las cercanías del lago Fewa, tras finalizar algún trekking por los Anapurnas.


Templo hinduista de Bindhyabasini

La particularidad de este templo es que la imagen de Durga que se venera aquí es en realidad un fósil, de esos fósiles marinos que se encuentran por el valle, prueba de ello es que aquí hace millones de año estaba el mar.
Abandonamos este templo y partimos hacia el Monasterio budista de Paz estupa.
Ubicado sobre una colina, este monasterio hace a su vez de escuela para aprender la doctrina del budismo. De hecho, cuando nosotros estuvimos, vimos un par de aulas con muchos alumnos en su interior, todos aprendiendo sobre esta filosofía-religión. Ellos visten con la típica indumentaria budista: principalmente en un hábito holgado y rústico, generalmente de colores oscuros y apagados, como el negro, gris y marrón.


Igualmente estos alumnos tienen su residencia aquí, con lo que su convivencia es plena durante todo el día en dicho Monasterio.


Monasterio Budista


Pudimos entrar dentro del templo principal. Varios monjes estaban realizando trabajos de restauración sobre algunas paredes. Con sus pinceles y de forma muy cuidadosa retocaban aquellas zonas que estaban deterioradas.
Como en todos estos templos, nos encontramos con un Buda gigante en el altar principal, varias fotografías de los lamas tibetanos y muchos adornos dorados decorando todo el interior del templo.




Saliendo de este edificio principal, un complejo de jardines decorados con  budas y los  rodillos giratorios correspondientes, nos podemos encontrar, rodeado de un bonito entorno.


Otras tantas edificaciones, como las aulas, dormitorios, cocinas, salones…completan todo el complejo. Algunos de los chavales hacen sus faenas por los patios, otros acarrean bolsas con comida. Aquí todos colaboran con el mantenimiento del Monasterio.
Poco a poco vamos abandonando este lugar para dirigirnos ahora a la Gran cascada de Davi. Su nombre local es “Patale Chhango”, ubicado cerca del aeropuerto de Pokhara.
La leyenda cuenta que un extranjero de nombre David vagaba desnutrido por khola Pardi cuando se inundó al abrir las compuertas de la presa, cayendo en un paisaje subterráneo justo por debajo de la caída del agua y nunca más fue visto. De ahí el nombre de “cascada de David”.



Esta cascada es uno de los lugares más hermosos de pokhara, ya que este gran chorro de agua cae desde varios metros de altura y a gran velocidad.
Por debajo de la misma, está la cueva de Gupteswori que se prolonga por el subsuelo a lo largo de dos kilómetros. Esta cueva tiene un valor especial para los hindúes por el descubrimiento de un símbolo fálico del Dios Shiva en el interior de la misma.
Otra versión también de esta cascada, conocida como la cascada del infierno, es la del accidente sufrido por una pareja suiza que se bañaba en el arroyo “Pardhi khola”, que se encuentra justo encima de la cascada, y una riada se llevó a la señora Davi, que desapareció misteriosamente por debajo del túnel debajo de la cascada.

Por último nos trasladamos a la ciudad vieja de Pokhara, en donde se mezclan las antiguas fachadas de casas y alerones salientes con bloques de pisos destartalados. Los comercios locales aparecen por todas partes. Junto al recinto budista tibetano hay un gran bazar, aunque desierto de compradores, aprovechamos para regatear un rato y llevarnos algo de recuerdo.





Sobre el mediodía, nos trasladamos al hotel, nos aprovisionamos de bastante fruta y esa fue nuestra comida del día de hoy. Queríamos descansar el cuerpo de tantas especias. Ya por la tarde dimos un paseo por el lago y por la noche fuimos a cenar al restaurante Maya, dando así por terminado nuestra estancia en Pokhara.
 
Día 10. Pokhara-P.N Chitwan (Sauraha)
 
La salida hacia Chitwan la teníamos prevista para las 7:00 de la mañana, pero cuando fuimos a salir nos encontramos con la gran sorpresa de que había huelga general de transporte. No había taxi, ni coches particulares…no había nada en lo que transportarse. Resultaba extraño un lugar siempre atiborrado de ruido por motos, coches, camiones…y ahora reinaba un silencio sepulcral. Pero claro, cómo íbamos a la estación cargados con mochilas y maletas, pues fácil, andando. Menos mal que estaba relativamente cerca (20’).
Nuestro autobús tenía que haber salido a las 7:00, pero con esto de la huelga salimos a las 8:00, ya que tuvimos que estar esperando hasta que llegasen otros tantos viajeros que tuvieron el mismo problema que nosotros pero de lugares más lejanos.
Además teníamos la incertidumbre de si nuestro autobús saldría, ya que Nepal entera estaba paralizada. Vimos como en la estación se iban concentrando muchos policías antidisturbios, bien armados, con cascos y metralleta en sus manos. Por otra parte una gran oleada de manifestantes se estaba concentrando en las puertas de la estación para impedir la salida de algún autobús. Un gran número de piquetes se estaba dando cita en las mismas puertas. Por momento aquello se estaba caldeando y no sabíamos cómo iba a terminar todo, e incluso si llegaríamos a salir. Todos los vehículos locales estaban encerrados en sus andenes, solo dos autobuses de turistas, uno el nuestro con dirección a Chitwan y otro hacia Katmandú, y tres furgonetas cargadas con otros tantos viajeros.
Escoltado por decenas de policías antidisturbios, con un vehículo en la cabecera y otro en la parte trasera pudimos salir. En algunos tramos de la carretera los manifestantes nos cortaban el paso y la policía tenía que negociar para que nos dejaran pasar.



Algunas de estas interrupciones fueron rápida pero otras tuvieron una dura negociación (más de media hora de parada).
En cada cruce, decenas de militares y policías a la espera de que pasásemos y evitar cualquier trifulca. Resultaba extraño, ni un solo vehículo de frente.



En cada parada que se hacía, no solo se daban cita los manifestantes, sino que los habitantes locales, ajenos a la huelga, curiosos se acercaban a nosotros. Así fue sucediendo hasta las 11 de la mañana, coincidiendo con una parada intermedia para desayunar, en el que los policías ya dejaron de escoltarnos. Posiblemente la huelga terminó a esa hora ya que a partir de ese momento se empezaron a ver vehículos en las carreteras.
Desde Pokhara a Chitwan hay unos 170 km, tardando más de cinco horas en llegar. La carretera es  infernal, llena de baches, estrecha y con muchas curvas. A mitad de camino, cuando hicimos una parada de media hora para desayunar, algunos viajeros se trasladaron a otro autobús con dirección Katmandú. Shishir se quedó aquí, él también iba para la capital, así que nosotros solos seguimos hacia Chitwan.



El paisaje es espectacular, montañas verdes por todas partes y un furioso río cargado de agua que será nuestro acompañante durante muchos kilómetros. En algunos tramos del río vemos varias balsas haciendo rafting. El agua fluye muy brava.
Cuando ya quedan poco kilómetros para llegar a Chitwan, el paisaje cambia por completo. Las montañas han desaparecido y una gran llanura es ahora nuestro acompañante. La carretera  es recta y llana. Estamos cerca de la frontera con la India, en una zona protegida como Parque Nacional de Chitwan.


 El calor aquí es sofocante. Muchas bicicletas circulan por estas carreteras, viendo como sus conductores se cubren la cabeza con los paraguas, haciendo su función de sombrilla.

A las 13,30 horas llegamos a Chitwan. Allí nos estaba esperando Critma, nuestro quía. Nos montamos en el todoterreno y en cinco minutos llegamos a nuestro hotel, tras pasar varias pistas de tierra. El hotel donde nos hospedamos es el Rainforest, un buen hotel con un buen servicio. Solo estamos hospedados nosotros dos y una pareja ingleses (padre e hija) pero afincados en Rusia.

 
 Nos dan una habitación, junto a una zona ajardinada, cerca de donde se encuentran los cuidadores  de un par de elefantes, que por cierto no dejan de comer en todo el día.


Dejamos nuestros bártulos y directamente nos vamos a comer. Estamos nosotros solos en el comedor. Buena comida y un buen servicio por parte del camarero. Lo único es que hace tanto calor que cuando la luz se va (que es muy a menudo), nos quedamos sin ventiladores para refrescarnos.
A las 17:00 habíamos quedado con nuestro guía para que nos explicara todas las actividades que íbamos a desarrollar en el Parque Nacional: Ruta por la zona del río con puesta de sol y criadero de elefantes, paseo en canoa por el rio, avistamiento de pájaros, paseo en elefante por la selva, ruta a pie por el interior de la selva, baños con elefante, paseo por las zonas más locales de la aldea y asistir a un espectáculo de bailes típicos nepalíes. Este era el plan.
Volvimos a nuestra habitación, organizamos un poco el equipaje, dimos una vuelta por el recinto y a la hora pactada quedamos con Critma para dar el paseo por la zona del río.


El Parque Nacional de Chitwan se encuentra ubicado en la región de Terai, con una elevación máxima de 150 m snm. Hasta la década de los sesenta esta zona era un área endémica de malaria en la que solo habitaba la etnia Tharus, que había desarrollado una especie de inmunidad contra esta infección.
En 1973 el gobierno nepalí declaro a Chitwan como zona protegida, dándole la figura de Parque Nacional de Royal Chitwan. Esto hizo que perdurase y mantuviese el ecosistema al igual que la supervivencia de muchos animales: tigres y leopardos (muy difíciles de ver), elefantes, cocodrilos, rinocerontes de un solo cuerno (los únicos del planeta), ciervos, macacos…y una buena variedad  de aves.
Este Parque Nacional es el más popular  de Nepal, por la facilidad de contemplar algunos animales en libertad, la belleza del entorno y la amplia oferta de alojamientos de todos los precios.

Chitwan es una zona muy turística y siempre atiborrada de turistas. Nosotros hemos disfrutado del lugar a tope ya que hemos estado solos, y alguna que otra pareja que se vio por la zona. Por tal motivo hemos podido contemplar a varios tipos de animales.


Cuando nos movemos por las calles de Chitwan (estamos realmente en la aldea de Sauraha) es fácil tropezarse con algunos elefantes que vienen y van, y que junto con los coches, motos, bicicletas y carros, forman parte del tráfico habitual.
 
Actividad 1: Paseo por la zona del río Hapti




A las cinco de la tarde partimos hacia el río, la pareja de ingleses, Critma y nosotros dos.
Después de andar durante casi media hora, nos adentramos en la zona boscosa, cerca del río. Por aquí había que estar ya muy atentos por si divisábamos algún animal.



Nosotros nos preparamos para cualquier picadura extraña de mosquitos, así que nos embadurnamos bien de repelente para ahuyentarlos. Debo de recordar que según la OMS, este es un lugar todavía con riesgo de contraer la malaria, aunque para los locales hace años que ya está erradicada.
 


A lo lejos conseguimos ver algún que otro ciervo, en la otra orilla del río, y en ésta, un cocodrilo parecía descansar casi sumergido en el agua. La muchacha inglesa que va con nosotros viste una camiseta de tirantas, pantalones cortos y unas zapatillas descubiertas. ¿Perfecta indumentaria?



Junto al río pasamos por una zona en donde los elefantes son atendidos y alimentados por varios cuidadores.



Algunos de ellos aprovechan para segar algo de hierba y dárselo de comer a los elefantes. Seguimos avanzando por la orilla del río, cuando nuestro guía nos alerta de algún extraño ruido (será verdad o es un montaje). Nos detenemos los cinco bruscamente, y él, con sus prismáticos dirige la mirada hacia la otra orilla del río. Tras algunos minutos intentando dar algunas explicaciones, parece que ha sido una falsa alarma, no era nada.



Parece que hoy no vamos a disfrutar de ninguna puesta de sol. El cielo está algo nublado, pero incluso aun así el lugar es agradable. Al final de nuestro recorrido llegamos a una zona en donde varios chiringuitos sirven algo de bebida a todos los que quieran disfrutar de esos refrigerios, bajo una de las muchas sombrillas instaladas junto al río.


Volvemos de nuevo hacia nuestro hotel, pudiendo contemplar a nuestro paso algunos enormes elefantes con grandes cuernos de marfil.
A las 19.30 teníamos la cena, justo el tiempo de asearnos un poco y a comer. La noche ya ha caído, con lo que los mosquitos se ven pululando por toda la zona ajardinada del hotel. De nuevo repelente al cuerpo.
Además de nuestro primer y segundo plato, también nos han puesto un delicioso postre (raro en Nepal), con una buena cerveza nepalí (bien cobrada, 3,5 €, 650 cl) una excelente cena. Además hemos tenido suerte, en todo el tiempo no se ha ido la luz, con lo que hemos comido fresquito.
A las 21.00 quedamos con Critma para que nos llevara a un centro cultural en el que podíamos disfrutar de varias danzas típicas nepalíes. Allá vamos, a disfrutar de estos bailes.




Actividad 2: Danzas típicas de la zona de Terai




Fueron varias las actuaciones que se hicieron, algunas realmente impresionantes, sobre todo por su ritmo y sincronía.
En la que actuaron solo hombres, estos llevaban unos palos largos y al son de la música los iban chocando, a la vez que retorcían sus cuerpos de atrás hacia delante.

El propio chasquido que provocaba el choque de los palos, es el que de alguna forma seguía manteniendo el ritmo del baile. Dos de los músicos marcaban al igual el ritmo con dos tambores que tocaban a  gran velocidad.
Serían en total unas diez actuaciones las que hicieron. Otra en el que participaba de forma mixta, combinaban estos mismos palos con otros objetos de distintas formas. Y el mismo personaje del tambor. Impresionante el ritmo que mantenía. Creo recordar que en todas participó.
Después de una hora aproximadamente disfrutando de estas danzas, nos trasladamos hacia nuestro hotel llegando en poco más de cinco minutos, estaba muy cerca.




Día 11. Chitwan

Actividad 3: Paseo en elefante por la selva