martes, 9 de enero de 2018

Tafonis del cerro Rebolo (y subida), mirador tres embalses y necrópolis de las Aguilillas (pantano del Guadalhorce-Málaga) Enero/18







Primera ruta de este año 2018. No será una ruta dura de montaña, sin dificultad, no tendremos mucho desnivel, ni pasos complicados, ni con trepes y destrepes...pero esta ruta será una ruta distinta y con una enorme belleza. Veremos curiosas formaciones geológicas, unas fantásticas vistas hacia los embalses...y una historia bajo tierra de hace miles años. Nos vamos a los embalses del Guadalteba, Guadalorce y del Chorro en las proximidades de la localidad de Ardales en la provincia de Málaga.



En esta ocasión nos damos cita diez compañeros del grupo de montaña: Carmina (la que ideó la ruta), Juan, Valme, Lorenzo, Tina, Pepe, Ana Mari (la que cada día nos sorprende con fantásticos postres) Víctor, Paco y el que escribe.

Ya a las diez de la mañana estábamos situado en el PK-2 de la carretera MA-451 Campillos-El Chorro, a unos 2 kilómetros de las escaleras que suben al mirador de los tres embalses. El coche lo dejaremos en una pequeña explanada que nos encontramos a nuestra derecha.


El recorrido total será de unos 13,5 km, el desnivel acumulado 550 metros, y el tiempo en recorrerlo con paradas incluidas, en plan tranquilo y disfrutando del paisaje, 6 horas y media.
Esta ruta la vamos a dividir en tres tramos distintos, a saber:
Tramo 1: tafonis (del 1 al 7) del cerro Rebolo, y subida: 3,5 km
Tramo 2: Mirador de los tres embalses, Oppidum ibérico del Castillón de Gobantes..tafoni 8: 4 km
Tramo 3: Necrópolis de las Aguilillas 5 km


Tramo 1: 
Tafonis (del 1 al 7) del cerro Rebolo, y subida: 3,5 km




Según dejamos el coche y justamente en frente, cogemos un sendero que de forma progresiva nos asciende a las primeras zona de tafonis.
Pero antes de nada, vamos a ver esto de tafonis ¿que son?
Tal como nos indica la wikipedia, tafonis son una forma de cavidad o hueco redondeado de un tamaño desde varios decímetros hasta varios metros, tallada por la erosión en rocas cristalinas o o areniscas, en climas secos o de costas.


Al poco, llegamos a nuestro primer tafoni (veremos 7) y todos los iremos viendo según vamos rodeando el cerro Rebolo, dejando a nuestra derecha el embalse del Guadalteba.


Un pequeño senderillo (sin marcar, pero intuitivo) nos irá llevando por los distintos tafonis.


Una vez visto nuestro primer tafoni, descendemos con dirección al embalse, dejando a nuestra izquierda un bosquete de pinos.


Y de nuevo empiezan a apacer por nuestra izquierda los siguientes tafonis...


Estos con grandes oquedades en sus paredes areniscas...


Se cree que la palabra "tafoni" es de origen mediterránea, posiblemente se deriva de la palabra griega Thapos, "tumba" o del corzo tafoni que significa "ventana". Incluso en siciliano el término tafoni significa ventana.


Seguimos rodeando el cerro Rebolo, y a nuestra izquierda más tafonis...
He de recordar, que según habíamos leído, son siete los tafonis que nos iremos encontrando.



Y tras una pronunciada subida llegamos al tafoni número 5, el de la calavera, tipo nido de avispa, quizás el más espectacular y famoso.


Una vez en él, no dejamos de inmortalizarlos con bellas imágenes.
Unos compañeros suben hasta los ventanucos, otros se adentran en su interior, otros posan, y otros simplemente contemplan el espectacular paisaje desde lo alto.


Yo, desde aquí en frente, voy inmortalizando mediante una sucesión de imágenes este bello lugar.


Son muchas las explicaciones sobre el origen de los tafonis: erosión eólica, erosión debido a sales, diferencias en la cohesión interna y la permeabilidad de las rocas, duración del periodo seco entre varios periodos húmedos, etc.


A este tafoni se la conoce como la calavera, por la forma de la roca y las grandes oquedades que tiene a la altura de los ojos...aunque hay que echar un poco de imaginación como siempre pasa en este tipo de formaciones.



Y como es natural inmortalizo al grupo de compañeros en el día de hoy. Y que mejor sitio, que en este "avispero", ventanucos, y oquedades de la calavera.


Según vamos subiendo, allá abajo dejamos la figura de la calavera allá abajo, con sus grandes orificios.


Seguimos avanzando por el senderillo y nos desplazamos por nuestra izquierda hasta los paredones en donde se encuentran los tafonis números 6 y 7.


Ascendemos a través de una zona de pinos y de frente, estos espectaculares tafonis...


Todo el entorno está compuesto por una serie de capas de areniscas y conglomerados de color ocre, en donde se puede apreciar fácilmente dos tipos de rocas sedimentarias detríticas (formada por fragmentos grande y pequeños de otros tipos de rocas)


En estas areniscas se han encontrado resto de conchas de moluscos marinos bivalvos (ostras y almejas) que permiten datarlas en diez millones de años de antigüedad (época Mioceno de la era Terciaria). Los estratos se presentan prácticamente horizontales, ya que se depositaron con posterioridad al plegamiento ocasionado por el acercamiento de las placas ibéricas y africanas.






Una vez recorrido dichos tafonis, empezamos a ascender hasta lo alto del cerro Rebolo (555 metros de altitud). Para ello cogemos el senderillo que sale al final del último tafoni, junto a un bosquete de pinos, subiendo por un pequeño cordal.


Debajo de nosotros vamos dejando el recorrido que ya hemos hecho por los distintos tafonis. Tenemos que recordar que esta ruta la estamos realizando de forma circular.


El sendero ahora tiene una fuerte pendiente, y que poco a poco la vamos superando sin mayor dificultad. Detrás de nosotros, allá abajo el embalse del Guadalteba, y al fondo los tajos de la Canana y la sierra de Alcaparain, con el pico Grajo o pico Valdivia que tantos buenos recuerdos nos trae de cuando lo hicimos hace ahora justamente un año. Pinchar aquí para verlo


Y el grupo aquí en lo alto, el cerro Rebolo.
Unas frutitas para picar, algo de charla y risas, unas buenas vistas y para abajo, a los coches.


Y en menos de quince minutos ya estábamos en nuestro aparcamiento.


Tramo 2:  
Mirador de los tres embalses, Oppidum ibérico del Castillón de Gobantes y tafoni número 8: 4 km



En este segundo tramo, algunos compañeros llevarán el coche hasta la presa del Guadalteba-Guadalorce (a unos tres kilómetros, en donde terminaremos la ruta de este tramo) para de este modo ahorrarnos los tres kilómetros de carretera a la vuelta.


El resto de compañeros empezamos a avanzar con dirección al mirador de los tres embalses (poco después se unirían los conductores). Aunque por la carretera hubiésemos llegado tras avanzar algo más de un kilómetro, nosotros con las indicaciones del track que llevábamos, bajamos por un senderillo que nos llevó directamente al cortijo abandonado del Chopo con su antigua era.


Y de nuevo, tras ver la indicación "mirador de los tres embalses" empezamos a subir por una fuerte pendiente.


Siguiendo por este pequeño cordal, al final llegamos al mirador de los tres embalses.


Hermosas vistas tenemos desde este mirador; a nuestra izquierda el embalse del Guadalorce y a nuestra derecha el de Guadalteba y al fondo sin llegar a verse el del Chorro. Frente a nosotros el monte Huma. A nuestra derecha el inconfundible espolón ganchudo del pico Convento.


Disfrutando de estas fantásticas vistas estuvimos unos diez minutos para después empezar a bajar hacia los embalses por este pequeño cordal.


Este atractivo cordal de bajada, con algunos pinos a veces, otras con algunos roquedos y otras simplemente despejados para disfrutar de unas excelentes vistas de la zona.





Una vez que llegamos al final de nuestro cordal, tendremos una bajada algo más delicada, muy empinada y por la que hay que controlar su paso.


Y llegamos a nuestro último tafoni, el número 8, al que solo subieron Lorenzo y Paco tras alguna trepada, nosotros algunos sin ganas, y otros sin intentarlo seguimos hacia abajo en busca de la presa.


Una vez en ella y poco después de pasarla, a nuestra izquierda cogemos un carril, y tras algunos metros y un poco escondido entre las hierbas, árboles y matorrales dimos con el  Oppidum ibérico del Castillón de Gobantes.


De origen ibérico, este gran oppidum del que se conservan solo los cimientos del recinto amurallado se encuentran en un estado de ruina total. Situado estrategicamente entre los embalses del Guadalteba y el Guadalorce, fue excavado por primera vez en el año 1993. 


Este Oppidum, según el término genérico en latín designa un lugar elevado, una colina o meseta, cuyas defensas naturales se han visto reforzadas por la intervención del hombre. Los oppida se establecían, generalmente, para el dominio de tierras aptas para el cultivo o como refugio fortificado que podía tener partes habitables. 


De hecho, aquí hicimos nosotros la parada para comer, y como unos simples oppidos, nos distribuimos por el interior de estos restos (quizás con imaginación: cocina, sala, comedor...) para degustar, como si estuviésemos en la época de los íberos, nuestro apetitoso manjar de bocatas.


Y dirigiéndonos hacia la presa del Guadalorce-Guadalteba a través de la cancela que nos accede a sus oficinas, llegamos a la misma carretera de la presa.


Ya solo tendremos que cruzarla y al final de la misma llegamos hasta donde tenemos aparcado uno de nuestros coches (el que ya acercaron los conductores, antes de iniciar este segundo tramo).


Dando por finalizada la ruta de este segundo tramo, y preparados para iniciar el tercer tramo, justamente desde este mismo punto. 


Tramo 3: 
Necrópolis de las Aguilillas: 5 km


Desde donde tenemos aparcado el coche, siguiendo unos metros carretera abajo, nos desviamos hacia nuestra derecha por una pista que nos llevaría directamente hasta la necrópolis de las Aguilillas.


Puesto que la ruta la haremos circular (ida por sendero, vuelta por la pista), al poco cogeremos el senderillo que sale a nuestra izquierda y que después de subir por unas fuertes pendientes llegamos a la necropolis.


En algunos tramos, avanzando entre este bosquete de pinos, la subida se hace dura, ya que la pendiente es bastante acentuada.



Y llegando a la parte más alta, ya empezamos a ver los distintos paneles informativos con cada una de las tumbas. La indicación que adjunto a continuación se encuentra en la parte baja del recinto, si hubiéramos venido por la pista. 


Esta necrópolis data entre 2100 y 1900 años a.c. Contiene siete tumbas que recibieron unos 50 entierros colectivos, junto a la que se encontraron diversos ajuares funerarios.


Situadas todas en un promontorio de arenisca del Mioceno, a unos 500 metros de altitud. Fueron descubiertas a finales de los años ochenta y estudiadas en 1991.


Se trata de siete estructuras funerarias  excavadas en la roca que han conservado las cámaras funerarias y numerosos nichos alrededor. Algunas de ellas conservan los corredores de acceso. 




Durante los trabajos de investigación aparecieron más de 2000 piezas arquitectónicas y una cincuentena de personas  de ambos sexos y de todas las edades, que fueron enterradas en estas sepulturas allá por el año 2000 a.c.


Según estamos recorriendo las excavaciones, el cielo ya se empezó a ennegrecer (tal como estaba previsto a partir de las 15 horas) y nos empezó a llover.


En más de una ocasión, aprovechamos estas oquedades para refugiarnos del agua.


En forma de resumen podemos decir que la tumba número 1 está compuesta por una cámara y dos nichos. La número 2 tiene un pasillo con  antecámara y dos cámaras laterales.


La número 3 pasillo y antecámara, La número 4 cámara y antecámara separada por un tabique.
La número 5 contiene un pasillo, antecámara y cámara con techos de lozas.


La número 6, cámara y tres nichos y por último la número 7 cámara y dos nichos.


Dando por finalizada nuestra ruta por la necrópolis, bajamos con dirección a la pista, y ya por ella llegamos a nuestro coche.


Eso si, la lluvia empezó a arreciar a ratos...mientras que nosotros parlanchines seguíamos empapándonos.


Una vez en el coche y mientras que los conductores iban a por el otro, nosotros cogimos senderillo abajo hasta la Casa del Administrador. Dando por finalizada aquí nuestra ruta de hoy.

Interesante ruta, distinta y con grandes atractivos: paisajístico, histórico...y curiosas formaciones geológicas. Sin lugar a dudas hemos disfrutado de esta, nuestra primera ruta del año 2018.  



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