lunes, 15 de mayo de 2017

Ferrata del Morante (Calañas, Huelva) Mayo/17



Antes de que los calores azoten fuertemente a tierras andaluzas, hoy nos vamos de ferrata, concretamente a la zona del Andévalo en la provincia de  Huelva. 
Puesto que algunos de los miembros del grupo de ferrata siguen lesionados, aunque poco a poco recuperándose, en el día de hoy optamos por una vía ferrata muy facilita, y que para nosotros los lesionados, nos sirve para irnos probando.


Dicho y hecho, quedamos Pepi, Víctor, Miguel Angel, Fran y el que escribe. Así que con un buen pronóstico del tiempo, algo de nubes y sol, partimos hacia la localidad de Calañas, en la provincia de Huelva, ya cerca de los límites con Portugal.




Poco antes de entrar en Calañas, viniendo de Valverde del Camino, y en frente de la estación de trenes, nos desviamos hacia la derecha por una empinada rampa de cemento y que al poco se convierte en un carril de tierra



A unos 300 metros, en un pequeño ensanche a la izquierda del carril dejamos el coche.
Aunque el carril sigue hacia adelante y de hecho podríamos seguir hasta la misma entrada de una finca privada, nosotros aparcamos antes para pasear primero por unas pasarelas de madera que nos llevan al mirador de las ruina de la casa de la reina.


Una vez que hemos disfrutado de este excelente mirador de la zona, la pasarela de nuevo baja hacia el carril, en donde al poco tenemos la entrada al interior de la finca privada, que es en donde está instalada la vía ferrata. No olvidar dejar cerrada la verja. 


A los pocos metros y después de seguir por un senderillo, llegamos al inicio de la ferrata.
Antes de ésta, podemos encontrar otra vía, de escasa altura y catalogada como infantil.


Situados ya en la base de la ferrata y tras haber estirados las piernas, nos disponemos a empezarla.



Las características de esta ferrata son las siguientes:

Dificultad: (K1+)  Factor psicológico (1), Fuerza (1), resistencia (1)
Tiempo de acceso a la vía: 10 minutos, 20 minutos si empezamos en las pasarelas
Tiempo de realización: 40 minutos (haciéndolo en plan tranquilo)
Desnivel total ascenso: 20 metros
Recorrido total: 150 metros
Puentes: Uno de monos y uno tibetano, ambos a poca altura


En esta ferrata, si algo puede destacar, es la cantidad de vías de escape que hay durante todo su recorrido, pero a la vez, y al haber cables de vida por todas partes, en ocasiones cuesta saber cual es el camino a seguir.


Al poco, empezamos a coger altura (unos 15 metros), y a partir de ahí, en pequeñas subidas y bajadas.


Un puente tibetano salva la brecha abierta que hay entre las rocas, y allí vamos todos, a pasarla.





Primero pasó Miguel Angel, después Fran, Pepi, yo y Victor cerrando el grupo, este fue el orden de inicio de la ferrata.


Tras pasar el puente tibetano, nos espera una curiosa gruta, por la que debemos pasar...


Y bien digo, pasar, o atravesarla por un pequeño hueco que se ha quedado abierto entre las rocas.


Nos tendremos que desprender de nuestra mochila, y a base de arrastrarnos por el suelo la podremos traspasar. 



De nuevo, otro pequeño tramo vertical, por el que tranquilamente y sin problemas lo iremos subiendo


Y llegamos a un puente de monos, que con unos 5 o 6 metros de longitud, se puede pasar perfectamente, aunque manteniendo un poco el equilibrio.







Otro tramo vertical, en el que una pared nos hace a la vez de mirador hacia el pueblo del Calañas y las tierras del Andévalo.









Y tras casi una hora, en plan muy tranquilo, llegamos al final de la ferrata


Hacemos una sentada, disfrutando de las vistas, un paseo por la parte alta del cerro, e iniciamos la bajada por la misma ferrata buscando alguna pared que nos permita hacer algunos rapel.


Vamos pasando por todas las paredes, comprobando las que tienen posibilidad de rapel, con los elementos de la "reunión" para enganchar las cuerdas. 


Por fin, dimos con una, situada junto al puente tibetano.
Víctor y Fran, los más expertos, sacan todo el material y empiezan a preparar la cuerda para el rapel.


Y allá vamos, empezamos a tirarnos en esta pared que calculamos que tendrá unos 10-11 metros de altura.
¡Vamos a ver que tal lo hacemos Pepi y yo con las lesiones!



Fran y Victor
























Pepi y Antonio


Y por último Miguel Angel, en el que podemos comprobar el desnivel de la pared.


Tras un rato haciendo rapel, se recogió todo el material y pusimos rumbo hacia el coche.
Una vez allí, unos bocatas y algo de charla, en la carretera de vuelta  unos cafés y a media tarde ya estábamos en Sevilla.
¡Buen día hemos pasado compañeros!
¡Ya estamos pensando en la próxima! 

miércoles, 26 de abril de 2017

Barranco del arroyo Pajaruco (Benaocaz, Cádiz) Marzo/17



Entre ferrata y ferrata, entre montaña y montaña, hoy nos hemos decidido por hacer una de barranco; así lo pensamos y así lo hicimos. Víctor nos planteó la ruta, poco después ya teníamos preparado todo el material para rapelar por ese bello barranco del arroyo Pajaruco.


Nos situamos en una de las más bellas localidades de la Sierra de Grazalema, Benaocaz., son muchas las rutas de montañas que hemos hecho por los alrededores, pero esta sería la primera que iríamos de barranco. Así que una vez en el pueblo, aparcamos en la parte alta del mismo, en la plaza, junto al hospedaje-bar El Parral.


Detrás de este sale un senderillo que nos llevará, después de unos veinte minutos y a media altura, al mismo cauce del arroyo Pajaruco.


Una valla con una puerta nos da paso al mismo arroyo. Y aunque un par de rapel los tenemos por encima y el resto hacia abajo, nosotros optamos por realizar estos últimos.


El recorrido total son unos 1430 metros con un desnivel de 230 metros y que el 4/5/13 fue equipado para la práctica deportiva por el grupo GIEX (grupo de investigaciones espeleológicas de Jerez) instalando 11 rápeles con pasamanos y chapas de reunión.

R=rapel
P=Pasamanos


Para nosotros fue una gran sorpresa el ver cuando llegamos allí, la gran cantidad de agua que llevaba el arroyo (pensábamos que estaría seco), las cascadas eran permanentes, el agua corría veloz, y las pozas, algunas con bastante profundidad...y nosotros no íbamos preparado con trajes neoprenos ni zapatillas de agua. 
Así que visto lo visto, tuvimos que improvisar, y del total de 11 rapels, nosotros hicimos 4+1 (ver mapa:3,8,9, 10 y uno para esquivar una poza), el número 4 y el 11 no conseguimos ver las anillas para tirarnos, los números 1 y 2 quedaron muy arriba cuando empezamos y los 5,6 y 7 caían a una poza (nos hubiéramos puesto chorreando).



¡Ea, pues allá vamos!, Pepi, Víctor y yo somos los tres participantes que estaremos casi cuatro horas rapelando, saltando de roca en roca (¡cuidadin con la verdina!), pinchándonos, mojándonos y hurgando entre las adelfas. 



En el  tramo inicial fuimos  buscando el paso para acceder al primer rapel (el 3), a veces podíamos caminar entre las rocas y otras buscando senderos alternativos que subían por encima del arroyo.


Fijándonos bien en las rocas cuando encontrábamos un desnivel, por fin tras una media hora de arroyo encontramos nuestras primeras anillas para el primer rapel.


Sacamos nuestro material y empezamos a colocar las cuerdas, yo aseguraba a Víctor mientras que el preparaba el rapel.


Y allá vamos, primero me tiré yo, después Pepi y el último Víctor recogiendo la cuerda.


Pepi con tan mala suerte que resbalo lateralmente y se metió bajo la cascada de agua.
Mojada todo el tiempo, fue bastante incómoda, aunque pudo cambiarse algo de ropa.



Seguimos avanzando por el arroyo, pudiendo disfrutar de bonitos rincones de cascadas y curiosas formaciones rocosas.



A veces es imposible seguir por el arroyo, salvo que nos pongamos de agua hasta la rodilla, y buscamos pasos alternativos...pero con mucha precaución.


Y llegamos a nuestro segundo rapel (el 8), este aunque desemboca en una poza, nosotros lo que hicimos fue rapelar hasta casi la poza y después subirlo (aunque costaba tirar de la cuerda)


Primero se lanza Víctor


después Pepi...


Y sube...


Ahora voy yo...


Y también tiro de la cuerda para subir...


Seguimos avanzando en busca del siguiente rapel (el 9)...y llegamos al poco tiempo.
De nuevo desemboca en una poza, y lo que hacemos es bajar casi a ella y de nuevo tirar de brazos para subir de nuevo.



Y ahora para arriba, aunque con mucha precaución porque al poner el pie en la roca nos resbalamos, la verdina es muy asesina.


Y ahí va Víctor, realizando la misma operación...



En esta Pepi no se tira, está helada, y se queda pendiente del tema del agarre de las cuerdas.

Y llegamos a nuestro último rapel (el 10).
Este con una buena cascada de agua, intentamos esquivarla por nuestra derecha


Me lanzo primero yo, y después Pepi, que la veo algo incómoda.



Y después Víctor que ya baja la mochila con la cuerda.



Seguimos recorriendo el arroyo, y haciendo alguna parada para disfrutar de estos bellos rincones... 


Buscando nuestro último rapel, el número 11, no llegamos a ver las anillas, con lo que seguimos avanzando por el arroyo.
PERO con tan mala suerte que en uno de los pasos, y al pasar por una roca muy resbaladiza, Pepi pega un grito. has resbalado y le ha crujido la rodilla. Por un momento pensamos que sería algo muy serio. Un poco de masaje...aunque con mucho dolor.
Le cuesta andar (menos mal que estamos en el último tramo) y cojeando un poco pudo seguir hacia adelante...


Y ya casi llegando al final del recorrido, nuestras amigas las cabras haciendo, y nunca mejor dicho "las cabras"


Y casi tocando las tres de la tarde en nuestro reloj, llegamos al puente del Pajaruco, por el que tantas veces hemos pasado para ir al puerto Don Fernando, Salto del Cabrero, Ojo del Moro y otras tantas rutas.


Y ya en Benaocaz, unos buenos bocatas con cerveza, unos cafelitos calentitos (empieza a hacer frío) y a comentar los detalles de esta bonita ruta.

Aunque Pepi va fastidiada con la rodilla, mañana al médico:
esquince de ligamiento interior


Varios días de reposo...y ya sabes a trotar de nuevo por el monte.